Sancho Ramírez, hijo y sucesor de Ramiro I, tuvo como
ayo o eitán a Sancho Galíndez, señor de la Garcipollera. En los archivos
de la catedral de Huesca aparecen documentos de dos concesiones de franquicia a
Sancho Galíndez sobre las propiedades que comprara Ramiro I en Aragón y en la
Valdonsella. Estos documentos incluyen la confirmación por parte del rey de una
casa en Sos que compró a los herederos del caballero navarro Jimeno Garcés, eitán
de Ramiro I,[1] y que,
estando en Biel el 21 de abril de 1050, concedió a Sancho Galíndez. El rey,
Sancho Ramírez, agradecido por sus
servicios, en febrero de 1068 concedió privilegio de ingenuidad “a vos, mi eitán, el sénior Sancho Galíndez
por las muchas cosas optimas que me hicisteis y porque me criasteis”.
La educación de Sancho Ramírez siendo infante fue muy
esmerada tanto en el arte de la guerra como en las disciplinas letradas y,
siguiendo las costumbres de las casas soberanas europeas, su padre le asignó
algunas tareas de gobierno desde 1061 con el fin de completar la formación
adecuada que le permitiera asumir correctamente en el futuro el ejercicio del
poder. Es posible que las tenencias de Agüero y de Biel fueran sus primeras
responsabilidades. Al morir Ramiro I, heredó todas las tierras pertenecientes a
Aragón y culminaría las dos líneas políticas que heredó de su padre: expansión
y consolidación del territorio, por un lado, y modernización y apertura al exterior,
por otro.
Se casó en primeras nupcias con Isabel de Urgel, pero la repudió cuando dejó de serle útil como instrumento político; de este matrimonio nació
Pedro, el futuro monarca. Sancho se casó en segundas nupcias, hacia 1070, con
la francesa Felicia de Roucy, cuyo hermano, Eblo II, conde de Roucy, era uno de
los caudillos más afamados de la época y fiel al Papa, como Sancho Ramirez,
consiguiendo de este modo un gran aliado para la guerra. Por ello no escatimó
arras para su nueva esposa, otorgándole como dote el condado de Ribagorza y las
villas de Biel, Bailo, Astorito, Ardenes y Sos, entre otros bienes. De este
matrimonio nacieron Fernando, que murió joven y no llegó a reinar, Alfonso I y
Ramiro II. Años más tarde, en noviembre de 1086, fallecida ya Felicia, estando
el rey en el castillo de Sos con sus hijos Pedro y Fernando, éstos permutaron la dote de su madre: Biel, su castillo y otros bienes de Pedro por el condado
de Ribagorza, que era de Fernando[2].
Ramiro I nunca firmó los documentos oficiales con título
de rey, siempre lo hizo como “Yo, Ramiro,
hijo del rey Sancho”, aun cuando consiguió independizarse del rey de
Pamplona, a quien debía fidelidad. Su hijo, Sancho Ramírez, tampoco se intituló
rey en un principio, pero siempre consideró a su padre legítimamente rey y firmó
sus documentos como “Yo, Sancho, hijo del
rey Ramiro”. Cuando Sancho consiguió el beneplácito Papal añadió la expresión
“por la gracia de Dios”. Pero no fue
hasta 1076, al ser proclamado rey de Pamplona, cuando legítimamente pudo
denominarse rey, firmando a partir de entonces como “Sancho, por la gracia de Dios, rey de los aragoneses y de los
pamploneses”.
Esto ha dado mucho que pensar a los estudiosos de la
historia. Aunque algunos historiadores, y los propios reyes, han considerado
siempre que Ramiro I es el primer rey de Aragón, pues fue quien sentó las bases
para la construcción de un Estado independiente del Reino de Pamplona y quien inauguró la primera dinastía real aragonesa, jurídica y formalmente fue su
hijo Sancho Ramírez quien culminó el proceso de Condado a Reino, pues para
asentar plenamente la legitimidad regia era necesario el respaldo canónico de
la Santa Sede. Para ello, en 1068, Sancho realizó un viaje a Roma, ofreciéndose
en vasallaje al Papa Alejandro II.
Mancuso aragonés de oro de Sancho Ramírez, acuñado hacia 1089 en Jaca (Huesca) |
Sancho Ramírez fue proclamado rey de Pamplona en 1076
tras la muerte de su primo y predecesor Sancho "el de Peñalén" a manos de un hermano durante
una cacería. La unión de los dos reinos, aunque parte del territorio navarro lo
tuvo que entregar al rey castellano Alfonso VI para evitar que reclamara derechos al trono
navarro, supuso duplicar su territorio,
y junto a las parias que hubieron de pagar como tributo los territorios musulmanes,
dieron a los nobles aragoneses un esplendor económico sin precedentes que sustentó
un importante proceso de repoblaciones sistemáticas respaldadas por un programa
de urbanización e intensificación de nuevas construcciones civiles y
religiosas. Castillos, ermitas e iglesias siguieron construyéndose por todo el
territorio, continuando la línea marcada por su padre, siendo su principal obra
la construcción de la catedral de Jaca, concediendo a la ciudad el Fuero de
Jaca (1071), por el que la nombró capital del reino de Aragón y sede episcopal
que, al estar situada en el Camino de Santiago, desarrolló una fuerte economía
mercantil e industrial atrayendo a la ciudad los primeros burgueses, la mayoría
de ellos de la otra parte de los Pirineos. Es para estas fechas también cuando, probablemente, se iniciaron las obras de la construcción de la cripta de Santa María del Perdón en Sos.
Catedral de Jaca (Huesca) |
También el rey Sancho otorgó un importante papel en el
gobierno del reino a sus hermanos. Así, Sancho, el hermanastro mayor, tenía
rango de conde y era hombre de gran experiencia militar. Por ello le confió numerosas
tenencias situadas en zonas estratégicas o fronterizas, entre ellas la de Sos.
A su hermano García le había reservado las tareas de dirección eclesiástica con
el fin de respaldar su poder y para realizar en las sedes monásticas y
episcopales los cambios necesarios para aplicar la reforma eclesiástica
dispuesta por la Santa Sede. Llegó a ser obispo de Pamplona, e incorporó a la
diócesis de Jaca el territorio de las dos orillas del Onsella, que hasta ahora
pertenecían a Pamplona.
Dominio de Sancho Ramírez Expansión territorial de Sancho Ramírez y Pedro I Dominios de Sancho Ramírez en Navarra tras la muerte de Sancho IV el de Peñalén |
Sancho Ramírez llegó a conseguir para Aragón una
coyuntura política excepcional. El reino de Aragón había quedado unido cultural
y políticamente con los Estados cristianos europeos a causa de la conversión
del reino en feudatario del Papado. Esto no sólo proporcionó útiles alianzas
militares, sino que inició la plena apertura de Aragón a Europa.
Aragón se encuentra entre dos economías complementarias que al transitar por sus tierras pagan aduanas: la Europa agrícola que tiene trueques y comercio en moneda de plata se complementa con el Islam ibérico industrializado, abundante en productos de lujo y con buenas reservas de oro. Como el comercio entre ambas zonas discurre por la ruta de Jaca, Huesca y Zaragoza, en Canfranc se cobra aduana a las importaciones europeas de pieles, tejidos baratos, metal y armas, y a las exportaciones islámicas, de especias, tintes, sedas, oro y esclavos. Se cobraron a unos cuantos ricos régulos musulmanes de Huesca, Zaragoza y Barbastro cuantiosas parias a cambio de paz, normalmente mil mancusos al mes, cantidad altísima por aquel tiempo. Se potenció el paso por Aragón de las peregrinaciones a Santiago de Compostela a través del puerto del Somport, mejorando las vías de comunicación, poniendo vigilancia en los caminos para mayor seguridad de los caminantes y construyendo posadas y hospitales para atender al peregrino, poniendo a los aragoneses en contacto con nuevas gentes, nuevos productos, monedas europeas y una rica y variada combinación cultural y social.
Aragón se encuentra entre dos economías complementarias que al transitar por sus tierras pagan aduanas: la Europa agrícola que tiene trueques y comercio en moneda de plata se complementa con el Islam ibérico industrializado, abundante en productos de lujo y con buenas reservas de oro. Como el comercio entre ambas zonas discurre por la ruta de Jaca, Huesca y Zaragoza, en Canfranc se cobra aduana a las importaciones europeas de pieles, tejidos baratos, metal y armas, y a las exportaciones islámicas, de especias, tintes, sedas, oro y esclavos. Se cobraron a unos cuantos ricos régulos musulmanes de Huesca, Zaragoza y Barbastro cuantiosas parias a cambio de paz, normalmente mil mancusos al mes, cantidad altísima por aquel tiempo. Se potenció el paso por Aragón de las peregrinaciones a Santiago de Compostela a través del puerto del Somport, mejorando las vías de comunicación, poniendo vigilancia en los caminos para mayor seguridad de los caminantes y construyendo posadas y hospitales para atender al peregrino, poniendo a los aragoneses en contacto con nuevas gentes, nuevos productos, monedas europeas y una rica y variada combinación cultural y social.
El resultado de estos impactos no se hace esperar y en
Aragón se acumula oro que amoneda por primera vez Sancho Ramírez, se crea en
Jaca una ciudad mercantil donde afincan comerciantes y artesanos tolosanos y
gascones, se arbitran por el rey las primeras cartas de libertad ciudadana,
importante para el florecimiento del comercio y la industria, se establece la
libre compraventa de inmuebles mediante la prescripción de año y día, se
favorece la adquisición de propiedades y se inaugura en Jaca el primer mercado
importante del incipiente reino.
La economía aragonesa acusa de inmediato estas
novedades políticas que a su vez supuso una mejora de las infraestructuras de comunicación
aragonesas y de la ordenación territorial. Es en este siglo, también, cuando se inventan los atalajes para las caballerías, multiplicando el rendimiento de la tracción animal; desaparece el porteador humano y ello alivia la condición de muchos siervos haciendo más rentable su esfuerzo en otras faenas; se supera el tope de 500Kg como carga máxima de un carro; se multiplican las aceñas y molinos en los ríos y se difunden meticulosos reglamentos para el mejor aprovechamiento de las aguas de riego.
El desarrollo de nuevas técnicas de cultivo unido al empleo de útiles y aperos más apropiados favorecieron el aumento de la producción agrícola y, con ello, un aumento de la población. Con una mano de obra abundante y mejores útiles de trabajo se roturaron nuevas tierras y se construyeron caminos que pusieron en contacto núcleos de población hasta entonces incomunicados, y por lo tanto, con una economía cerrada y de autoconsumo. A partir de ahora cada tierra podrá ser dedicada al cultivo más apropiado sin temor a producir excedentes, porque éstos pueden hallar salida en las comarcas próximas y servir para adquirir otros productos que no eran aptos para cultivar en sus tierras y sin embargo se producen en cantidades en otras comarcas. Esto conlleva a la aparición de los profesionales del transporte de mercancías, los mercaderes locales, a los que muy pronto se les unen los internacionales, que si hasta ahora sólo utilizaban los castillos y las ciudades grandes como etapas de viaje, ahora se instalan en sus proximidades. De este modo la ciudad empieza a lanzar sus tentáculos sobre el campo y la gente de oficio artesanal se concentra en el caserío urbano, instalándose en sus cercanías y estimulando la creación de industrias que les proporcionarán nuevos productos comerciales. Esta concentración de gentes que ahora afincan en la ciudad la fue transformando en un lugar de intercambio, en mercado, en punto de economías complementarias, y en ellas, en los burgos o barrios donde se instalaron mercaderes y artesanos, fue surgiendo un nuevo grupo social: la primera burguesía aragonesa.
El desarrollo de nuevas técnicas de cultivo unido al empleo de útiles y aperos más apropiados favorecieron el aumento de la producción agrícola y, con ello, un aumento de la población. Con una mano de obra abundante y mejores útiles de trabajo se roturaron nuevas tierras y se construyeron caminos que pusieron en contacto núcleos de población hasta entonces incomunicados, y por lo tanto, con una economía cerrada y de autoconsumo. A partir de ahora cada tierra podrá ser dedicada al cultivo más apropiado sin temor a producir excedentes, porque éstos pueden hallar salida en las comarcas próximas y servir para adquirir otros productos que no eran aptos para cultivar en sus tierras y sin embargo se producen en cantidades en otras comarcas. Esto conlleva a la aparición de los profesionales del transporte de mercancías, los mercaderes locales, a los que muy pronto se les unen los internacionales, que si hasta ahora sólo utilizaban los castillos y las ciudades grandes como etapas de viaje, ahora se instalan en sus proximidades. De este modo la ciudad empieza a lanzar sus tentáculos sobre el campo y la gente de oficio artesanal se concentra en el caserío urbano, instalándose en sus cercanías y estimulando la creación de industrias que les proporcionarán nuevos productos comerciales. Esta concentración de gentes que ahora afincan en la ciudad la fue transformando en un lugar de intercambio, en mercado, en punto de economías complementarias, y en ellas, en los burgos o barrios donde se instalaron mercaderes y artesanos, fue surgiendo un nuevo grupo social: la primera burguesía aragonesa.
Además de todo ello, se introdujeron el románico
internacional y la escritura carolina, se implantó el rito romano en
sustitución del mozárabe y se introdujo en los monasterios la reforma de
inspiración cluniacense.
El rey da su fuero especial a la ciudad, una municipalidad
garantiza la paz del mercado, la planta y alzado de las casas evoluciona y
hasta el dinero que ahora corre abundante, financia la construcción-sobre todo
en Jaca-de un estupendo muestrario arquitectónico del románico europeo.[3]
Aragón quedó así alineado con la cultura europea de la época.
Sancho Ramírez muere en 1094 y le sucede su hijo Pedro I, prolongándose el gobierno conjunto de Navarra y Aragón hasta el año 1134.(Continuación)
Sancho Ramírez muere en 1094 y le sucede su hijo Pedro I, prolongándose el gobierno conjunto de Navarra y Aragón hasta el año 1134.(Continuación)
[1] Eduardo Ibarra. Documentos correspondientes al
reinado de Ramiro I, Zaragoza (C.D.H.A., I), citado en: Pascual Galindo Romeo.
Sos en los siglos XI y XII. Revista Universidad, 1924, p. 14.
[2] Briz Martínez. Archivo de San Juan de la Peña.
Lib.3, cap.1, fol.468, col.2.
[3] Canellas López, A. "Perfiles de la economía medieval aragonesa".C.H.J.Z., 25-26., pp.
39-41.
BIBLIOGRAFÍA
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-DURÁN GUDIOL, ANTONIO. Ramiro I de Aragón. Guara Editorial. Zaragoza, 1978.
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-BRIZ MARTÍNEZ. Cartulario de San Juan de la Peña.
-GALINDO ROMEO, PASCUAL. Sos en los siglos XI-XII. Revista
Universidad, año I. Zaragoza, 1924.
-GALTIER MARTÍ, FERNANDO. Ribagorza, condado independiente. Pórtico.
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-LAPEÑA PAÚL. ANA ISABEL. Sancho Ramírez, rey de Aragón (¿1064?-1094)
y rey de Navarra (1076-1094) Colección Corona de España. Ed. Trea. Gijón
(Asturias) 2004.
-ORCÁSTEGUI GROS, CARMEN. “Crónica
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pp. 419-569. I.F.C. 1985
-UBIETO ARTETA, ANTONIO. “Estudios
en torno a la división del Reino por Sancho el Mayor de Navarra”. Rev. Príncipe
de Viana, nº 80-81, año 21, pp. 163-236. I.P.V. Pamplona, 1960.
-Historia de Aragón. Coleccionable.Heraldo de Aragón. Zaragoza, 1991.
-Historia de España. Plaza&Janés Editores, vol.II. Espluges de LLobregat (Barcelona) 1991.
-Reyes y Reinas de Aragón. Coleccionable. Heraldo de Aragón.
-Historia de Aragón. Coleccionable.Heraldo de Aragón. Zaragoza, 1991.
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