domingo, 31 de octubre de 2021

COFRADES DE LA COFRADÍA DE JESUCRISTO NAZARENO (SOS DEL REY CATÓLICO)

 



La Cofradía de Jesucristo Nazareno fue fundada en la villa de Sos del Rey Católico desde tiempos inmemoriales.

Curioseando unos viejos legajos en una vetusta biblioteca particular de un vecino de Sos del Rey Católico, apareció la matriz de lo que en su día fue el talonario que sirvió para entregar el justificante o recibo de las cuotas aportadas por los cofrades de Sos a dicha Cofradía, donde aparecen anotados sus nombres y apellidos. El único talón justificante que queda, doblado entre las hojas de la matriz, figura a nombre de Gregorio Laguardia Ilarri, donde aparece la fecha de 1961.

 



Relación de cofrades

Cofradía del Smo. Jesús Nazareno (Sos del Rey Católico)

Agapito Onco

Alicia Mínguez Biel

Anselmo Espatolero Lozano

Alfonso Machín Ezquerra

María Campaña

Antonio Olleta Portal

Adrián? Hornos Meoz

Aurelio Lacosta Meoz

Antonio Serrano Longás

Natividad Laborda

Antonio Cortés Galé

Benito Portal

Hermanos Legaz Machín

Balbino Sánchez Salvo

Cándido Mínguez

Eugenia Bueno Cortés

Gregorio Laguardia Ilarri (en lugar de su hermano Eusebio)

Pablo García Portal

Anselmo Osta

Encarnación Garrido Lacosta

Lucas Ariella

Félix Remón Jáuregui

Fidela Serrano

Amador Salvo

José Videgain Gayarre

Francisco Gascón

Hermanos Almárcegui Sánchez (Sangüesa)

Eugenia Olleta (viuda de Legarre)

Lulia Berrade Lafita (viuda de Sánchez) (Sofuentes)

Julio Pérez

Luciana Villacampa

Julio Sangorrín Bueno

Tomás Salvo Bonafonte (causa baja por muerte y continua su viuda Teresa Salanova)

Amelia Almárcegui

Juan Pérez Machín

Hilario Machín Mínguez

Xerdoria Sanjuan Machín

Máxima Legaz

Máxima Portal

Máximo Legarre Suescun

Primitivo Almárcegui

Pedro Galindo

Hermanos Oloriz Baquero

Francisco Suescun Sánchez

Hermenegilda Bonafonte Berrade

Ramos Meoz, viuda de Mínguez

Tomás Bueno

Lucía Sánchez Salvo

Pascuala Sánchez (viuda de Victoriano Lacuey)

Espatolero Soteras

Victoriano Remón

Sixto Pérez Videgain

Suescun Sánchez

Balbino Compains

Ricardo Sánchez

Emeterio Landa

Melchora Almárcegui Marcos (viuda de Juan Gayarre)

Ricardo Murillo

Leonardo Salvo Bonafonte

Miguel Legarre Pérez

Teodoro Legarre Soler

Fortunato Lacosta Galé

Máximo Giménez

Viuda de Felipe Jiménez

Donato Salvo

Francisco Legarre Suescun

Videgain Pérez (viuda de José Legarre)

Máximo Oroz Bueno

Fernando Olleta Lacosta

Isidro Galindo

Pedro Ruiz

Máxima Almárcegui

Segundo Lafita Gayarre

Longinos Ortiz Lacosta

Juan Samitier Machín

Eugenio Ortiz Serrano

Delfín Arbea

Máximo Alastuey Jiménez

Máximo Espatolero Legaz

Teófilo Pérez Suescun

José Bueno

Jacinto Lacosta

Leoncio Machín Espatolero

María Baquero

Lacruz Soteras

Juan Legarre

Juan Pérez Legaz

Feliciano Bueno Lobera

José Artieda Lara

José Artieda Arangoiz

domingo, 17 de octubre de 2021

¿SE CONSTRUYÓ LA CRIPTA DE SANTA MARÍA DEL PERDÓN SOBRE UN TEMPLO ANTERIOR?(V) CONSIDERACIONES FINALES




Generalmente, la falta de vestigios antiguos en una centenaria o milenaria edificación se debe muchas veces al uso de materiales blandos o  perecederos (barro, madera…) destruidos por las posteriores reformas, restauraciones o rehabilitaciones que han sufrido estas construcciones ubicadas en el mismo emplazamiento que tuvo en origen.

Gracias al posterior uso de la piedra en estos edificios, muchos de estos vestigios todavía se conservan hoy en día, si bien, la mayoría de las veces, no en la cantidad que desearíamos, y otras veces aparecen localizados en lugares distintos a su primigenia ubicación debido, generalmente, a su reutilización en otra estructura posterior en el tiempo tras haber sido derribada, voluntaria o involuntariamente, la estructura primitiva. Pero casi siempre estos indicios pétreos, debidamente estudiados, nos suelen ofrecer una valiosísima información de tipo cultural, artístico, histórico o social, como hemos podido comprobar en la cripta de Sos del Rey Católico, y una sistematización de estos vestigios permite su adecuada valoración como indicadores cronológicos y como referente simbólico de las sociedades que los crearon y a las que sirvieron. 

Tras conocer los diversos vestigios en la cripta de Sos y que hemos expuesto en cuatro posts anteriores bajo el mismo título (Ver I, II, III y IV), se podría establecer, con mucha precaución y mesura, una secuencia cronológica constructiva aproximada de la primitiva iglesia de Sos.

Esta secuencia artística de un período tan complejo y falto de documentación permite, al menos, poder ofrecer varias opciones sistematizadoras, entre ellas la sistematización histórica y cultural, es decir, un estudio diacrónico, desde el punto de vista de la síntesis. Veamos.

 

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Sobre un primer templo pagano romano, que pudiera haber sido dedicado a S. Feliciano y que hubiera podido dar, asimismo, nombre a la Peña sobre la que se asienta la iglesia y el castillo de Sos, se edificaría posteriormente, debidamente santificado, un templo cristiano.

 Tras la llegada de los visigodos, se reconstruiría de nuevo la basílica, formada, probablemente, por dos naves (la central y la del lado de la epístola), a la que, en el siglo VIII se le añadiría la pila bautismal.

 A principios del siglo X Sancho Garcés I levantó el castillo de Sos, del que todavía quedan algunos sillares en sus muros, y el primer templo en honor a San Esteban que, probablemente, sería la capilla del castillo, pues todavía no habían llegado “pobladores” a Sos. Posiblemente este templo no sería de grandes dimensiones pues, generalmente,  los monarcas no solían manifestar ostentación o suntuosidad a través de este tipo de construcciones, siendo estas iglesias, como se ha dicho, y comenta Galtier Martí, simples “capillas castrenses”[1].

Sancho Garcés II, Ramiro Garcés y Sancho III ampliarían y mejorarían tanto el castillo como la iglesia, consolidándose todo el conjunto, iglesia y castillo, en tiempos de Ramiro I. El período de estos reinados trancurriría entre el 970 y el 1063.

En algún momento de este intervalo de 93 años, el templo fue derruido y levantado o reformado de nuevo, si no, no se entendería el hecho de colocar al pie de una columna un sillar que sabemos que estuvo ubicado en otro lugar, o rectificar e intentar convertir arcos de herradura en arcos de medio punto.

Pudiera ser que esta reforma se realizara durante el reinado de Sancho III, pues fue este monarca quien introdujo en sus dominios la regla benedictina que ya se había difundido en Cataluña, por influencia franca, desde mediados del siglo IX hasta el primer cuarto del siglo XI, sustituyendo la antigua liturgia y rito visigodo por el romano, eliminando de esta forma cualquier vestigio visigótico. No en vano, a finales del siglo XI, todos los obispos hispánicos eran cluniacenses

Reinando Ramiro I (1035-1063), y con el avance cristiano en marcha, que garantizaban ya el asentamiento poblacional en la zona, se ampliaría la fortaleza de Sos, se consagró la cripta en el 1055[2], y con las subvenciones aportadas por la reina Estefanía se consolidaría la cripta tal y como hoy la conocemos, que más tarde serviría de base para edificar sobre ella la iglesia alta, esta vez, más suntuosa y espaciosa para poder albergar a los nuevos fieles que iban poblando Sos, que según Cristina Sánchez sería a principios del siglo XII (1100) cuando comenzaron las obras[3].


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Probablemente nunca llegaremos a saber con exactitud esta secuencia cronológica-constructiva pero, como se ha comentado al principio, la sistematización de los vestigios existentes en la cripta nos aportan algo de luz sobre la misma. Sólo es cuestión de esperar que aparezcan nuevos indicios o vestigios todavía no descubiertos, que bien pudieran aparecer tras alguna reforma o excavación y que, debidamente examinados y estudiados, nos aporten más información que nos ayude a completar el proceso histórico-cultural y constructivo del primer templo cristiano en Sos del Rey Católico.

 




[1] Galtier Marti. “Las primeras iglesias de piedra de la frontera de los Arbas, el Onsella y el Gállego”. Rev, Artigrama nº 1,  p. 12.

[2]  Galindo Romeo, Pascual. Sos en los siglos XI y XII. Revista Universidad, año I, p.8.

[3] Sánchez Gómez, Cristina. “Iglesia de San Esteban. Sos del Rey Católico.”  El románico de mi pueblo. Amigosdelromanico.org (22 de septiembre de 2017)

 




BIBLIOGRAFÍA

-GALINDO ROMEO, PASCUAL. Sos en los siglos XI y XII. Revista Universidad, año I. Zaragoza, 1924.

-GALTIER MARTÍ, FERNANDO. “Las primeras iglesias de piedra de las fronteras de los Arbas, el Onsella y el Gállego”. Rev. Artigrama nº 1, pp.11-46. Universidad de Zaragoza. Zaragoza, 1984.

-TABOADA. ROGELIO. “Primer capitel de Santa María del Perdón”. Sangüesa Siempre. Apéndices históricos. Ed. RT. Sangüesa (Navarra), 2016, pp.15-32.

 

En la web:

-SÁNCHEZ GÓMEZ, CRISTINA. “Iglesia de San Esteban. Sos del Rey Católico.”  El románico de mi pueblo. Amigosdelromanico.org (22 de septiembre de 2017)

 

domingo, 3 de octubre de 2021

SENDERISMO COMARCAL. RUTA 2: FUENTE DE SAN VIRILA

 

Señal de inicio del sendero (junto a los paneles informativos)

    De todos es conocida la leyenda de San Virila. (ver leyenda en este post)

    Vamos a realizar el recorrido que nos llevará hasta la fuente donde, según  cuenta la tradición, se quedó dormido el abad Virila  acompañado y adormecido por el canto de un ruiseñor.

               La ruta es corta: 1.800m de ida y otros tantos de vuelta, con un desnivel máximo de 110m, que nos ocupará entre tres cuartos de hora ir y otros tres cuartos de hora volver, siempre que no nos entretengamos mucho en las paradas para ver el magnífico paisaje que se divisa entre los distintos claros de la espesura del monte o en admirar la espectacular naturaleza que nos ofrece el recorrido.

            El grado de dificultad es bajo, si bien existe un pequeño tramo en mitad del recorrido que nos obligará a hacer un pequeño esfuerzo, aunque sigue siendo fácil.

            La dificultad que entraña actualmente este sendero es la mala señalización del mismo. Existen señales de dirección al principio de la ruta, pero a mitad del recorrido éstas desaparecen, por lo que habrá que seguir la senda un poco “a ciegas”, aunque, si nos fijamos bien en los bordes del camino, encontraremos varios hitos que nos indicarán que vamos por la senda correcta, aunque a veces estos desaparecen arrastrados por las lluvias. No obstante, aunque nos desviemos por algún ramal equivocado, este no tiene salida y nos obligará a regresar de nuevo a la senda principal sin haber recorrido muchos metros y sin apenas perder tiempo.

              No es necesario portar bastón de senderismo, pero para las personas algo mayores o que quieran caminar con mayor comodidad y seguridad les resultará muy útil, sobre todo en el tramo intermedio del camino.

           La ruta comienza en el Monasterio de Leire (Navarra), al que habremos accedido tras dejar la carretera nacional NA-2420 o la autovía A-21 a la altura de la localidad de Yesa y tomar la N-2113 que nos adentra ya en la sierra de Leire, y tras recorrer dos kilómetros, la propia carretera “muere” en el mismo monasterio. Dejamos el coche en la zona de aparcamiento que hay junto al cenobio y nos dirigimos hacia los paneles informativos que veremos fácilmente, donde allí mismo comienza el camino que nos llevará hasta la fuente de San Virila. Una señal así nos lo indica.

           



 

Poste de señal rota. Al fondo, el refugio.



          

                   Subimos por el camino marcado y a los pocos metros llegaremos a un cruce con un camino de grava. Aquí existió hasta hace poco una señal que nos indicaba el camino a seguir por nuestra izquierda. Actualmente sólo queda el poste de la señal y una flecha, apenas visible, dibujada en el poste. No obstante, como referencia, frente a nosotros veremos un refugio cuyas paredes han sido grafiteadas con llamativos colores. Tomamos al camino a nuestra izquierda y en leve subida empezamos a ganar altura, llegando a un mirador donde podremos contemplar la belleza del monumental monasterio y, al fondo, el pantano de Yesa. 

           


Mirador con el monasterio de Leire y el pantano de Yesa al fondo.

           Continuamos por el camino unos metros más hasta llegar a una señal que nos obliga a dejar el camino, de nuevo a nuestra izquierda, y empieza la senda propiamente dicha, que nos irá sumergiendo, poco a poco, en la espesura del monte. Carrascas, encinas, pinos y algún que otro roble nos acompañarán en el paseo, al mismo tiempo que los cantos de diversas pequeñas aves deleitarán nuestros oídos.

              Al llegar a una bifurcación, de nuevo otra señal nos indica el camino a seguir.


Señales que nos indican el camino

                   

Ultima señal indicativa
de la senda.

                La senda se va haciendo cada vez más estrecha y la vegetación más salvaje y abundante, llegando a un lugar algo más ancho donde veremos la última señal que actualmente tiene el camino. A partir de aquí la senda se vuelve más abrupta, obligándonos a pasar entre grandes piedras y rocas. Son auténticas torrenteras por las que desciende el agua cuando llueve, en la que confluyen otras pequeñas torrenteras, haciéndonos dudar de si vamos por el buen camino, pues en nada se parece a una senda. Una vez salvado este pequeño tramo intermedio, aparece de nuevo el “tradicional” sendero que, en leve y contínuo ascenso, nos llevará hasta la fuente de San Virila, un pequeño ensanchamiento del camino donde, a través de la roca de la montaña, fluye el agua de la fuente que, dependiendo de la estación del año en la que nos encontremos, manará con mayor o menor cantidad de agua, e incluso la podemos encontrar seca. Sobre la fuente, una escultura de un fraile tallado en piedra representando a San Virila nos recuerda la leyenda de su largo sueño.


            El regreso se hace por el mismo camino por el que hemos subido.

Tras las señales identificativas, varios hitos nos marcan la senda