domingo, 29 de julio de 2018

ORIENTACION DE LAS VENTANAS ABSIDALES DE SAN ESTEBAN DE SOS

Iglesia de San Esteban, Sos del Rey Católico. Ábsides

Ya hemos visto cómo los templos románicos se construían en dirección este-oeste, con los ábsides orientados hacia el oriente y la portada hacia occidente (ver) 
           Independientemente del simbolismo cristiano que conlleva esta orientación,vamos a ver a continuación cómo los maestros constructores del Medioevo aplicaban la ciencia y su sabiduría cosmográfica para hacer efectivos determinados simbolismos, aplicando con extraordinaria exactitud sus cálculos matemáticos, geométricos y astronómicos en diferentes partes o espacios del templo en construcción.
            La parte más importante de la iglesia es el altar; el lugar donde la Luz, que es Dios, ilumina al hombre y alumbra al mundo. El altar es el lugar donde Dios se comunica con el hombre y lo saca de sus tinieblas. Por eso el altar tiene que estar iluminado por la Luz de Cristo, el sol, convergiendo en su centro los rayos de luz que penetran por los vanos de su ábside. Y es aquí donde el Maestro constructor aplica sus conocimientos científicos y astronómicos.
Ya sabemos que el sol sale por el Este. Los constructores de la Edad Media también lo sabían, y es por este motivo por el que orientaban las iglesias hacia la salida del sol, pero también sabían que no todos los días eran iguales, que unos eran más largos que otros, que el sol no salía y se ocultaba siempre por el mismo sitio, que no ascendía a la misma altura en el cielo todos los días del año…, pero como conocían los solsticios y los equinoccios, el tema ya se simplificaba mucho más.
 Los solsticios (verano e invierno) son los momentos del año en los que el sol alcanza su mayor o menor altura en el cielo, haciendo que el día sea el de mayor o menor duración, respectivamente, comparado con cualquier otro día del año, debido a que el sol alcanza, en el hemisferio norte, la máxima declinación norte (+23º 27´) o sur (-23º 27´) respecto al ecuador terrestre, provocado por la inclinación del eje de la tierra sobre el plano de su órbita (eclíptica). Ocurre dos veces al año: el 20 o 21 de junio y el 21 o 22 de diciembre de cada año. En el hemisferio sur estas fechas están invertidas.

Eclíptica de la Tierra




La posición del sol en el cielo, los solsticios y equinoccios,  eran fenómenos conocidos  y utilizados sus recursos de luz y orientación en la construcción de templos y edificios ya desde primitivas y antiguas civilizaciones. En la Edad Media, como se ha dicho, era algo perfectamente conocido por los maestros constructores, que seguirán usando estos recursos naturales de luz en determinado momento del año para orientar los templos y crear efectos en el interior de los mismos para que los rayos solares incidan en el centro del altar, en un capitel, una escultura o cualquier detalle digno a destacar en la iglesia.
Cabe señalar que la mayoría de las orientaciones de los templos románicos corresponden a mediciones hechas en los meses primaverales, pues la mayoría de ellas está orientada al oriente correspondiente al equinoccio de primavera, probablemente por la garantía que ofrece el mejor tiempo, sobre todo en las primeras fases de la obra. Pero, ¿Cómo llegaron a tener los maestros constructores del medioevo tanto conocimiento astrológico? La respuesta es sencilla y simple: por observación. Sabían que eran fenómenos cíclicos que se repetían y producían con extraordinaria exactitud a lo largo del año. Los estudios científicos llegarían en el siglo XII.
El sistema geocéntrico y el aparente movimiento de las estrellas y planetas fue descrito y recogido por Ptolomeo en su Almagesto (en árabe, tratado astronómico), y fueron los árabes quienes  recogieron la herencia de Ptolomeo, por lo que en el estudio de los astros nos llevaban bastante la delantera a los cristianos de occidente. Ya el astrónomo, astrólogo y matemático árabe al-Battani, latinizado como Albategnius (850-929), en la escuela de Bagdad logró precisar el año solar de 365 días, 5 horas, 46 minutos y 24 segundos y halló un valor de 23º 35´ para la oblicuidad de la eclíptica y de 54.54”/año para la precesión de los equinoccios, valores extraordinariamente cercanos a los reales, como antes hemos visto (23º 27” de la eclíptica), nombrando Nicolás Copérnico en varias ocasiones en sus obras a este matemático árabe.
Sello de Correos con la imagen de Azarquiel
 Desde la escuela de Bagdad se extiende el interés por la astronomía por todo el mundo musulmán. El astrónomo árabe Al- Zarqali, latinizado como Azarquiel (1029-1087), nacido en Toledo, conformó  las “Tablas Toledanas”, que permitían el cálculo exacto de efemérides astronómicas presentes y futuras.Tales fueron sus logros y cálculos matemáticos que ocho siglos después Pierre Simon de Laplace (1749-1827), destacado matemático de la Ilustración, seguía utilizando las tablas toledanas de Azarquiel para realizar los cálculos de las posiciones y predicciones planetarias.

Tablas Alfonsíes.



          En el siglo XII, la escuela de Toledo destacó por sus traducciones del árabe al latín. Gerardo de Cremona tradujo del árabe al latín el Almagesto de Ptolomeo y de este modo trasladar al mundo occidental cristiano los conocimientos de la astronomía clásica. Los trabajos de Toledo constituyen la base de las Tablas Alfonsinas o Alfonsíes, elaboradas bajo los auspicios del rey castellano Alfonso X el Sabio, en el siglo XIII, por un grupo formado por 50 astrónomos. Estas tablas permiten determinar las posiciones del Sol, la Luna y los planetas  y constituyeron la referencia obligada en la materia hasta los trabajos de Copérnico.
Los maestros constructores del Medioevo conocían a la exactitud el comportamiento solar a lo largo del año desde hacía mucho tiempo, como antes se ha dicho, al igual que todas las antiguas civilizaciones, pero no fue hasta el siglo XII cuando pudieron entender científicamente el comportamiento de los astros a través de las Tablas Toledanas y Alfonsinas, lo que les facilitó mucho más su trabajo en sus futuras construcciones.
Volviendo a  las iglesias románicas y a la importancia de la luz en el altar, los maestros constructores abrieron los vanos de los ábsides de las iglesias orientados hacia los ortos (salidas) del sol el primer día de cada una de las estaciones del año y así hacer coincidir en el centro del altar la Luz de Dios en esos días del año.
Sabemos que existen iglesias románicas de uno, dos y tres ábsides; éstas últimas son las más numerosas, por lo que nos vamos a centrar en ellas, además nos servirá como ejemplo para el estudio  que hemos realizado en la iglesia de San Esteban de Sos del Rey Católico.
En los ábsides de las iglesias románicas, en las que se han abierto tres ventanas  y éstas están orientadas hacia los solsticios y equinocios, la ventana  situada hacia el noreste ( lado izquierdo)está orientada hacia el solsticio de verano, la central hacia el equinocio de primavera, la orientada hacia el sureste  (lado derecho) hacia el solsticio de invierno y el equinocio de otoño vuelve a coincidir de nuevo con la primavera, o sea, con la ventana central. Si sólo poseen una ventana, generalmente está orientada hacia el equinocio, mientras que si poseen dos, la central será la dirigida hacia los equinocios mientras que la otra hacia uno de los dos solsticios, dependiendo de la ubicación de la iglesia sobre el terreno.
Sin embargo existen iglesias en las que no se ha seguido esta orientación de las ventanas hacia los ortos del sol y se ha simplificado orientando únicamente la ventana central de los ábsides hacia los equinocios y abriendo las otras dos restantes a una distancia equidistante de la central de forma que el ábside queda dividido en tres partes iguales de 60º, abriendo en el centro de cada una de estas partes una ventana; es decir, que los vanos se abren en los ángulos 30, 90 y 150 del semicírculo absidal, coincidiendo el central, eso sí, con la orientación equinacional, y de esta forma conseguir una simetría perfecta tanto en el exterior como en el interior de los ábsides, aunque también existen iglesias que no siguen este criterio.
El motivo de estas variantes en las aberturas de los vanos de las ventanas responde, unas veces a que las características del terreno sobre el que se edificó el templo no lo permite y otras por abrir intencionadamente los vanos en ángulos distintos a la salida del sol para hacer coincidir la luz voluntariamente sobre un objeto concreto en el interior del templo o la imagen del santo a quien se dedica la iglesia.
         Más adelante veremos las ventanas de los ábsides de San Esteban de Sos y comprobaremos cómo hay ventanas orientadas hacia los ortos del sol y otras separadas por secciones simétricas.
La diferencia, a simple vista, entre las que están orientadas hacia los ortos de los solsticios y equinocios  y las divididas en tres secciones iguales, es que en las primeras las ventanas  están más juntas entre sí que las segundas. Un ejemplo lo tenemos en la iglesia de San Adrián de Sasabe, cuyos vanos absidales están perfectamente orientados hacia las salidas del sol en los solsticios y equinocios y sus ventanas se intuyen “relativamente” próximas entre ellas, desestimando la división del ábside en tres partes iguales.
Pero precisando, y siendo a la vez mucho más técnicos que una sencilla apreciación visual, vamos a ver estas orientaciones de una forma, astrológicamente hablando, más científica y lo vamos a ir viendo aplicándolo a la iglesia de San Esteban de Sos.
El ángulo que forman los ortos entre los dos solsticios, o entre un solsticio y un equinocio, varía de un lugar a otro dependiendo de dónde estemos ubicados sobre la superficie terrestre, es decir, que dicho ángulo dependerá de la latitud en la que se encuentre el templo que queremos estudiar, por lo que para conocer dicho ángulo necesitaremos saber las coordenadas geográficas del lugar.
Para hacernos una ligera idea, sin realizar precisiones matemáticas todavía, si la iglesia de San Esteban de Sos del Rey Católico estuviera levantada en el ecuador terrestre la distancia entre dos ventanas consecutivas del ábside orientadas hacia un solsticio y un equinocio sería de 23º 27´, exactamente la oblicuidad de la eclíptica; pero como Sos se encuentra a 42º de latitud, este valor correspondería aproximadamente a 32º hacia el norte en verano (NE) y unos 32º hacia el sur en invierno(SE), es decir, que la separación entre las dos ventanas de los solsticios sería más o menos de unos 64º[1]
Ahora vayamos con las matemáticas. Sabiendo que el ángulo que forman las salidas o puestas del sol entre un solsticio y un equinocio dependen de la latitud del lugar en el que nos encontramos, veamos las coordenadas del lugar de nuestro interés.
  Los ábsides de la iglesia de Sos del Rey Católico se sitúan en las siguientes coordenadas geográficas:
-Latitud: 42º 29´49” N
-Longitud: 1º 12´52” O

 Calculando el acimut de los ortos y de los ocasos del sol los días de los solsticios y equinoccios del lugar y aplicando los correspondientes cálculos resultan los siguientes ángulos para las cuatro estaciones del año( la suma de los acimuts de salida y ocaso del sol son siempre 360º y el acimut a mediodía permanece inalterado durante todo el año [180º]):

-Equinocio de primavera (20 de marzo) : Orto (salida): 90º
                                                                      Mediodía: 180º
                                                                      Ocaso: 270º

-El equinocio de otoño (23 de septiembre) Son los mismos valores que para el equinocio primaveral.

-Solsticio de verano (21 de junio): Orto: 56º 44´
                                                          Mediodía: 180º
                                                          Ocaso: 303º 16´

-Solsticio de invierno (21 de diciembre): Orto: 121º 35´
                                                                     Mediodía: 180º
                                                                     Ocaso: 238º 25´

A continuación hay que medir la diferencia de acimuts de dos ortos o dos ocasos entre un solsticio y un equinocio para saber el ángulo de diferencia entre ellos, resultando los siguientes valores:

90º (orto equinocio), menos 56º44´ (orto solsticio de verano)= 33º16´NE
90º (orto equinocio), menos 121º35´ (orto solsticio de invierno) = -31º35´SE
303º16´ (ocaso solsticio de verano) menos 270º (ocaso equinocio)= 33º16´ NE
238º25´ (ocaso solsticio de invierno), menos 270º (ocaso equinocio)= -31º35´SE

Para ajustarlo más y ser más precisos veamos la diferencia entre los ortos de los dos solsticios: 121º35´-56º44´= 64º51´. La diferencia de los ocasos será también  la misma (303º16´-238º25´= 64º 51´). Podemos comprobar que el resultado no dista mucho de la previsión estimativa realizada antes de hacer estos cálculos matemáticos(32º entre un solsticio y un equinocio, o 64º entre los dos solsticios)
Bien, sabemos que el ángulo que forman los ortos de los solsticios en la zona de los ábsides de la iglesia de San Esteban de Sos es de 64º 51´. Es decir, que el ángulo entre las ventanas laterales del ábside (izquierda y derecha, solsticio de verano e invierno, respectivamente) tendría que tener ese valor, o lo que es lo mismo, una distancia entre ventana y ventana con un ángulo de 32º 25´. Vayamos ahora a los planos de la iglesia, pero por partes.
Las ventanas de la iglesia superior dividen el ábside en tres partes iguales,
          estando ubicada la central en el centro del ábside y orientada hacia los equinocios
Existen muchos planos, o más bien dibujos, de la planta de San Esteban de Sos, mejor o peor trazados, pero ninguno me inspira tanta confianza como el plano realizado por el arquitecto Manuel Lorente Junquera ante las obras de restauración y remodelación de la iglesia en la década de los años 50 del pasado siglo, así que recurriremos a él para medir las distancias entre ventanas de los ábsides de la iglesia superior, resultando que los vanos de los ábsides superiores fueron abiertos siguiendo el criterio de división en tres partes iguales y equidistantes, en los ángulos 30, 90 y 150 del semicírculo absidal. En el ábside central de la iglesia baja, o cripta, sucede lo mismo, pero no así en el ábside del lado del evangelio, donde nos llevamos la sorpresa que las tres ventanas están orientadas hacia los ortos del sol,con una distancia angular entre ellas de exactamente 32º25´, ábside que ya comentamos en otra entrada del blog que fue construido con posterioridad a los otros dos.(ver)
Las ventanas del ábside izquierdo de la iglesia baja están orientadas hacia
los ortos del sol.
Pero aún más interesante y reconfortante resulta verificar los datos “in situ”, sobre el terreno, donde,  sin necesidad de entrar en el templo, podemos medir los ángulos aplicando sencillamente el teorema de la doble tangente, basado en el teorema de Tales, comprobando que, efectivamente, las tres ventanas del ábside del lado del evangelio de la cripta de Santa María están separadas 32º cada una de ellas,orientadas astronómicamente hacia las salidas de los primeros rayos de sol los días de los solsticios y equinocios; la ventana del noreste al solsticio de verano, la del sureste al de invierno y la central a los días de los equinocios (primavera y otoño)
Toda una lección matemática, astrológica y cosmográfica aplicada en la Edad Media en la abertura de las ventanas de los ábsides de la iglesia de Sos del Rey Católico.
Ventanas superior e inferios del ábside central,
    perfectamente alineadas, centradas y orientadas a los
equinocios.
       En resumen, podemos concretar que las ventanas de los ábsides de la iglesia superior de San Esteban, así como las del ábside central y la del lado de la epístola de la iglesia baja están orientadas al Este, coincidiendo la ventana central de los mismos con su orientación a los equinocios, sin estar los restantes vanos orientados a los solsticios, sino que están distribuidos simétricamente a lo ancho del tambor absidal, a excepción del ábside del lado del evangelio de la iglesia baja, que es el único en el que sus ventanas están orientadas hacia los ortos del sol.
        Si nos fijamos en los vanos de los ábsides por su parte exterior podemos comprobar cómo en toda la verticalidad del ábside central (iglesia inferior y superior) todas las ventanas están centradas, coincidiendo las estrechas aberturas correspondientes a las ventanas de la cripta con el centro de las ventanas superiores, mucho más grandes y amplias, lo mismo que sucede con las ventanas centrales de los ábsides menores, si bien el del lado de la epístola sólo conserva una ventana, la central, tanto en la iglesia alta como en la baja, ambas orientadas al Este.
A esta ventana ciega de la iglesia alta
no le corresponde simétricamente ninguna
en la iglesia baja
Pero en el otro ábside, el del lado del evangelio únicamente coinciden las ventanas centrales superior e inferior, las que están orientadas hacia los equinocios, pero las otras dos ventanas de la cripta se apartan descaradamente de la centralidad y uniformidad respecto a la otra ventana superior de la parte alta, y esto es debido a que éstas ventanas de la cripta sí que están orientadas hacia los ortos del sol, mientras que las superiores guardan la equidistancia simétrica, de ahí que las ventanas de la cripta, en su parte externa, parezcan descentradas respecto a las superiores. Y si nos fijamos bien en estas tres aberturas del ábside izquierdo de la cripta, aunque interiormente guardan perfectamente la simetría y la equidistancia entre ellas, en el exterior no ocurre lo mismo; existe una diferencia de 42 cm menos entre la ventana central y la del solsticio de invierno respecto a la distancia entre la central y la del solsticio de verano, pareciendo aquélla como "embutida" junto a la unión con el ábside central, es decir, totalmente descentrada y sin guardar la misma distancia que las otras dos, pero este es otro tema.



Desde el exterior, las ventanas del ábside izquierdo de la cripta no guardan la misma separación entre ellas, sin embargo, al interior, la simetría es perfecta, igual que su angulación de 32º 25´, recibiendo en el centro del altar los primeros rayos solares los días de los solsticios y equinocios.
Interior del ábside izquierdo de la cripta de Santa María, con las tres ventanas orientadas hacia los ortos del sol

Tras el período románico se va abandonando paulatinamente el interés por la orientación Este y pueden encontrarse iglesias orientadas en casi cualquier dirección[2], perdiéndose poco a poco ese sincretismo religioso y astrológico  tan característico en la orientación de los primeros templos cristianos.



[1]  Existen tablas trigonométricas al respecto y numerosas aplicaciones en la red para conocer los ángulos de los ortos del sol en cualquier latitud del mundo.
[2] Pérez Valcárcel, Juan. “La orientación de las iglesias románicas del Camino de Santiago”, Actas del Segundo Congreso Nacional de Historia de la Construcción, p. 396






BIBLIOGRAFÍA

-BAILS, BENITO. Principios de matemáticas. T.II.Imp. D. Joachin Ibarra. Madrid, 1776.
-MARTÍNEZ, VICENT, J.: MIRALLES, JOAN ANTONI; MARCO, ENRIC; GALADÍ ENRÍQUEZ, DAVID. Astronomía fundamental. Universitat de Valencia. Valencia, 2007.
-PÉREZ VALCÁRCEL, JUAN. “La orientación de las iglesias románicas del Camino de Santiago”. Actas del Segundo Congreso Nacional de Historia de la Construcción. La Coruña, 22-24 octubre de 1998, pp. 391-398. Coord. Fernando Bores. Servicio de Publicaciones de la Universidad de La Coruña.
En la web:
 http://sac.csic.es/astrosecundaria/pt/astronomia_en_la_ciudad/iglesias%20romanicas%20final.pdf. Ederlina Viñuales Gavín.  La orientación en las iglesias románicas

-Wikipedia


domingo, 22 de julio de 2018

RECETAS Y PLATOS TRADICIONALES SOSIENSES

Conejo escabechado


A continuación se exponen varias recetas de nuestros ancestros adaptadas a las actuales y modernas comodidades culinarias, como son las cocinas eléctricas, los frigoríficos, las nuevas aleaciones metálicas de las ollas, perolas, sartenes y demás utensilios culinarios; pero todas ellas poseen los mismos ingredientes y conservan las mismas formas de cocinarlas que antaño; diríamos que solamente hemos cambiado el “instrumental” para cocinar, ganando así en comodidad y rapidez.

Conejo escabechado al estilo de Sos


Plato típico de la comarca pensado para conservar los conejos tras un buen día de caza, antes de que llegaran a los hogares los frigoríficos. De esta forma se conservaban los conejos muchos días más y se podían consumir sin problemas, igual que otros productos escabechados.
Tomar un conejo, trocearlo y salarlo. Cortar en “juliana” una cebolla y dos zanahorias. Rehogar en una sartén el conejo junto con la “juliana”, unos dientes de ajo y unos granos de pimienta negra. Una vez rehogado añadir un vasito de agua, otro de vinagre blanco y otro de vino blanco, junto con dos hojas de laurel y tomillo, dejándolo cocer todo el conjunto hasta que el conejo esté tierno. Retirarlo del fuego, y tras dejarlo enfriar, se guarda en el frigorífico durante dos días, dándole vuelta de vez en cuando para que se macere bien. Transcurridos estos dos días ya podemos disfrutar de este suculento plato.

Cordero al chilindrón. (Para 6 personas)


Este es un plato muy típico de la zona. Antiguamente se hacía en casa los domingos. Igualmente, con esta misma preparación se hace el pollo, la gallina o el conejo al chilindrón.
Coger un kilo y medio de cordero de la parte que se desee, da igual pierna que paletilla o costillar, se trocea y se salpimenta; se ponen los trozos en una cazuela con aceite de oliva y se sofríen.
Anteriormente se habrán puesto en remojo durante media hora dos pimientos secos. Cortamos en dados pequeños 150 gr. de jamón serrano, tres pimientos rojos y una cebolla en “juliana” muy fina. Pelamos cinco dientes de ajo y los guardamos enteros. Igualmente rallamos y reservamos cinco tomates maduros. Majamos en un mortero uno de los dientes de ajo ya pelados, una ramita de perejil y la carne de los pimientos secos y reservamos.
A la cazuela del cordero, una vez sofrito, le añadimos cuatro dientes de ajo, la piel de medio limón, lo cubrimos de agua y lo ponemos a fuego fuerte hasta que empiece hervir.
Aparte, en una sartén hacemos un sofrito con la cebolla y los pimientos rojos; antes de que se terminen de sofreir añadimos los dados de jamón y la ralladura de tomate, dejándolo que se haga lentamente. Cuando se termine de hacer este sofrito, se añade, junto con el majado del mortero, al cordero; se rectifica de sal y se deja que se termine de hacer a fuego lento.

Migas de pastor


Las migas es un plato típico de los pastores de ganado trashumante, que las preparaban para merendar en el campo o en las chozas. En el zurrón solían llevar una “pelota” de sebo de cordero, ajos y pan duro, ingredientes que podían portar varios días sin que se echaran a perder. Estos son los originales y auténticos ingredientes de las migas de pastor.  
El pan se corta en rebanaditas muy finas, frotando de vez en cuando la corteza del mismo con el ajo. En una sartén puesta al fuego se echa un trozo de sebo, y una vez derretido se incorporan las migas y se revuelven con una cuchara de madera hasta que se empapen de la grasa, y sin dejar de revolver, se mantiene la sartén en el fuego durante unos minutos. Se comen muy calientes y directamente de la sartén con la cuchara de madera.
Actualmente hay mil formas distintas de cocinarlas para que no resulten tan rústicas, elaborándolas de distinta manera y con otros ingredientes para hacerlas más suculentas y digestivas, bautizándolas con distintos nombres dependiendo de la comarca de donde se hagan, así tenemos las “ahogadas”, las “canas”, a la pastora, de Teruel, en perolico, a la zaragozana… unas añadiendo riñonada de cordero, otras chorizo o chistorra, panceta, jamón o longaniza, acompañadas con huevos fritos, granos de uvas o incluso con chocolate.

Migas de pastor al estilo de Sos (para seis personas)


A poder ser se sustituye el sebo por un “entresijo” (o entresegal), que es el mesenterio o redaño del cordero, un repliegue membranoso del peritoneo que une el estómago y el intestino con las paredes del abdomen, y que contiene numerosos vasos sanguíneos y linfáticos, haciendo que resulte más sabroso y menos pesado que el propio sebo. El pan, de 500 grs., preferiblemente de hogaza de dos o tres días, se corta en rebanadas muy finas, se salan y se rocían con agua para que queden bien húmedas y se cubren con un paño mojado, dejándolas en reposo 10 o 12 horas.
En un caldero con un poco de aceite de oliva se fríen dos dientes de ajo aplastados hasta que se doren, retirándolos después. En el aceite se echa el entresijo muy picadito, y cuando están muy fritos se añaden las migas, que se harán a fuego lento, sin dejar de picarlas y removerlas para que se empapen bien; al mismo tiempo echaremos muy picaditos otros dos dientes de ajo crudo para que se vayan haciendo a la vez que las migas. Se sigue removiendo y picando las migas unos minutos más hasta que queden “esponjosas”, comiéndolas bien calientes con una cuchara de madera del propio caldero.      

Jarretes de ternasco con alcachofas


El jarrete es la parte de la pierna del ternasco situada detrás de la articulación de la rodilla, posee una carne muy fina y jugosa. En primavera, cuando las alcachofas de las huertas están en la máxima plenitud de su ternura, nuestras abuelas, muchas veces azuzadas por la necesidad que imponía la pobreza, se las ingeniaban para elaborar suculentos y contundentes platos para aprovechar al máximo tanto lo que daba la ganadería como lo que salía de sus huertos. Así nació este sencillo guiso, pero muy sabroso, y que forma parte de nuestra cocina tradicional.

Ingredientes para 4 personas:
·      4 jarretes
·      6 alcachofas
·      6 dientes de ajo
·      ½ l. de vino rancio
·      10 dl. De aceite de oliva
·      sal y pimienta
  

Elaboración

Se toman los jarretes y se salpimentan, friéndolos en una olla con el aceite de oliva. Cuando estén dorados se reservan aparte. En el aceite donde los hemos frito se doran los ajos pelados y cortados en láminas. Se sacan los ajos con una espumadera y se ponen sobre los jarretes. Con anterioridad habremos limpiado las alcachofas, quitando las hojas más duras, y cortadas por la mitad se salpimentan y se fríen, pero no del todo, pues terminarán de hacerse con la cocción posterior. En este punto añadimos los jarretes y los ajos que habíamos apartado y vertemos el vino rancio. Cuando arranque el hervor, se baja a fuego lento y se deja cocer con la olla tapada y a fuego lento durante 45 minutos aproximadamente, rectificando de sal si fuera necesario. Si vemos que el guiso se nos va quedando seco añadiremos un poco de caldo de carne.


Patatas a la pastora


La patata, desde su llegada a la comarca de Sos, ha sido el omnipresente tubérculo en infinidad de guisos; añadidas a la carne, al bacalao, a las aves o a las verduras, fue, y sigue siendo, un ingrediente muy socorrido para matar el hambre y “engordar” platos.
     Hay mil formas de preparar las patatas, y aquí vamos a dar la receta de otro ingenioso plato de nuestras abuelas, aprovechando todo lo que la huerta y el campo daba, siendo un guiso especialmente preparado para los cazadores, quienes le dedican una especial atención

Ingredientes para 4 personas
·      1 kg. de patatas
·      250 g. de cebolla
·      2 dientes de ajo
·      200 gr. de panceta de cerdo
·      30 gr. de almendras tostadas
·      4 huevos
·      2 tomates
·      pan frito
·      2 hojas de laurel
·      2 dl. de aceite de oliva
·      0.5 dl. de vino blanco
·      4 pimientos asados
·      3 hebras de azafrán, o un poquito de pimentón dulce, en su defecto.
·      2 ramitas de perejil
·      sal
·      agua

Elaboración
Las patatas, peladas y lavadas, se cortan en trozos de mediano tamaño, y la panceta la cortamos en dados.
En una cazuela de barro puesta al fuego freímos en el aceite la cebolla muy picada y los tomates pelados y troceados, haciendo con ello un sofrito. Cuando esté hecho incorporamos el vino blanco, dejamos que dé un hervor y seguidamente echamos las patatas y la panceta, añadiendo agua hasta cubrir las patatas. Incorporamos los pimientos, previamente asados y cortados en tiras, junto con el laurel. Cuando empiece a hervir le añadiremos una majada preparada con los ajos, las almendras, el azafrán, el perejil y el pan frito, salamos y lo dejamos cocer unos 15 minutos hasta que las patatas estén hechas. Un poquito antes de que se terminen de hacer las patatas se rectifica de sal y se cubre la cazuela con los cuatro huevos, en crudo, para que se escalden en la superficie del guiso


Pochas


Las pochas son alubias blancas de la variedad redonda cuya principal característica es que se recogen frescas, sin llegar a secarse, presentando un aspecto entreverado y de color blanquiverde. Una vez cocidas presentan un sabor mantecoso y exquisito al paladar. El cuidado principal del agricultor, para su perfecto crecimiento y cultivo, es que tiene que abonarlas con abono orgánico, es decir, de origen animal. Esas son las auténticas pochas de Sos. Transmitida esta forma de cultivo de generación tras generación, todavía podemos encontrar en la Villa las afamadas pochas cultivadas por algún agricultor que conservan estas técnicas ancestrales de cultivo. 
Es un poco difícil hacerse con unos kilos traídos directamente de la huerta, pero si damos con la persona adecuada, podremos hacernos en casa un buen puchero de las sabrosísimas pochas de Sos o de Sangüesa.
Ingredientes (para 4 personas)
·      1.5 kg. de pochas con la vaina ( 800 g. desgranada)
·      150 gr. de jamón en filetes pequeños
·      8 rodajas de longaniza
·      1 cabeza de ajos
·      1 pimiento verde
·      1 pimiento rojo
·      1 tomate maduro
·      1 cebolla
·      aceite de oliva
·      sal y agua

Preparación
Se lavan bien las pochas y se disponen en una olla cubiertas por completo de agua fría. Le añadimos los filetes de jamón, la longaniza, la cebolla, la cabeza de ajos y el tomate, todo ello entero; lo rociamos con un chorrito de aceite y le añadimos sal.
Se dejan cocer a fuego lento durante 30 minutos. Aparte, en una sartén con un poco de aceite ponemos los pimientos cortados en trozos pequeños y los freímos a fuego lento. Sacamos de la olla la cabeza de ajos y la cebolla y los pasamos por el pasapurés, añadiéndolos a los pimientos que tenemos en la sartén. Todo este sofrito se vierte en la olla de las pochas, dejamos cocer 10 minutos más y ya tenemos listo el plato para empezar a degustarlo.
Aunque de este plato hay múltiples variantes, otra de las más modernas y populares es disfrutar las pochas con almejas, dándole un distinguido toque marinero al guiso.

Ternasco al horno con patatas a lo pobre, nuestro plato emblemático


¡Quién nos iba a decir a los sosienses y a los aragoneses que lo que en un principio fue una necesidad, ahora se ha convertido en un plato estrella a nivel nacional e internacional y llegando incluso a tener la denominación de origen calificada!
 Hace décadas, el desprecio del rendimiento monetario por parte de las economías menos favorecidas por un lado, la necesidad imperiosa de alimentarse con el mínimo costo posible por otra parte o porque la situación de hambruna lo requería, obligaba a los ganaderos a sacrificar los corderos cuando aún no habían cobrado kilos, cuando todavía estaban mamando de sus madres y nuevamente sus mujeres se “inventaron” la fórmula para “engordar” el plato: Ya que es tan pequeñico… ¿ Porqué no le añadimos unas pataticas “pa que cunda más”? ¡Qué geniales eran nuestras tatarabuelas!  Lo de “a lo pobre” es un término mucho más reciente que cuesta mucho aceptar. En otras comarcas se les llama así porque sólo se las alegra con aceite y sal, pero ya me diréis qué tienen de pobres unas patatas arropadas en la rustidera con el ternasco e impregnadas de las grasas y jugos que éste desprende mientras se asa; ¡de pobres no tienen nada!





Ingredientes para 5 personas

·      1,600 kg. de ternasco (es tan bueno que da igual la parte que pongas. Dependerá de la cantidad de carne magra que quieras comer si cocinas paletilla, pierna, costillas, cuello o tajo bajo)
·      2 kg. de patatas
·      6 dientes de ajo
·      1 hoja de laurel, o perejil (al gusto). Si se usa laurel hay que tener mucho cuidado que no se apodere del gusto del asado (todo dependerá del laurel: si es verde, fresco, seco, e incluso del tipo de árbol de laurel que hemos usado. No es lo mismo un laurel mediterráneo que uno de zonas cálidas.)
·      10 dl. de aceite de oliva
·      ¼ l. de agua
·      sal

Preparación
Se pelan y cortan las patatas en rodajas y se disponen en una fuente de horno. Los ajos, laminados, el laurel, el aceite, el agua y la sal se vierten sobre las patatas. El ternasco, previamente sazonado se coloca sobre la cama de patatas y se lleva al horno durante una hora y cuarenta minutos a fuego moderado. De vez en cuando se irá remojando el ternasco con el jugo del asado. Casi al final del asado se sube la temperatura del horno para que se dore por encima, dándole la vuelta a los dos minutos para que se dore por el otro lado y se muestre dorado por igual por ambas partes.


Otros platos tradicionales


Como no se trata aquí de escribir un recetario completo sobre la cocina de Sos, detallamos a continuación una serie de platos tradicionales y populares de nuestra gastronomía, donde muchos de ellos, por no decir todos, están a la orden del día en nuestras cocinas actuales, en las de nuestras madres y en los establecimientos hosteleros de la Villa, y que a buen seguro habéis degustado más de una vez:



Ensaladas.

-Lechugas de la huerta del Ramblar
-Tomates del Ramblar

Migas

-Migas de pastor
-Migas a la pastora
-Migas zaragozanas


Verduras y hortalizas
Borrajas con patatas

-Acelgas con patatas
-Alcachofas
-Borrajas con patatas
-Cardo con salsa de almendras
-Coliflor al ajoarriero
-Firigolla
-Fritada
-Guisantes a la aragonesa
-Judías verdes estofadas
-Pencas de acelgas rellenas


Sopas, caldos y purés
-Caldo de gallina
-“Caldo de zorro”
-Puré de lentejas
-Sopas de ajo

Salsas
-Salsa aragonesa
-Salmorejo aragonés


Arroces

-Arroz a la aragonesa

Legumbres

-Cocido
-Garbanzos de ayuno
-Judías con oreja de cerdo
-Lentejas estofadas
-Pochas
-Potaje de garbanzos de vigilia

Patatas

-Calderete con carne
-Patatas a la pastora
-Patatas con arroz
-Rancho

Huevos

-Al plato con longaniza, chorizo o jamón
- Huevos al salmorejo
-Huevos tontos con longaniza
-Tortillas de chorizo o jamón

Pescados


Bacalao ajoarriero
 

-Bacalao ajoarriero
-Bacalao en escabeche
-Merluza a la baturra

Carnes, aves y caza

-Codornices estofadas
-Conejo asado con ajoaceite
-Conejo en pepitoria
-Conejo escabechado
-Conejo con caracoles
-Conejo en salmorejo
-Cordero a la pastora
-Cordero al chilindrón
-Costillas de ternasco albardadas
-Costillas de ternasco a la brasa
-Gallina en pepitoria
-Jabalí asado o guisado
-Jarretes de ternasco con alcachofas
-Liebre con chocolate
-Liebre estofada
-Magras con tomate
-Perdices escabechadas
-Pollo al chilindrón
-Pollo escabechado
-“Ropa vieja”
-Ternasco asado con patatas a lo pobre
-Ternera en salsa de almendras

Flanes

-Flan de huevo
-Natillas


Frutas

-Carne de membrillo
-Melocotón en vino
-Peras al vino tinto

Bizcochos, tartas, pastas, dulces y turrones

-Brazo de gitano
-Magdalenas
-Pastas de coco
-Tortas de anís
-Tortas de manteca
-Turrón de yema

Fritos

Pestiños

-Crespillos
-Pestiños
-Rosquillas
-Torrijas

Bebidas

-Pacharán
-Vino “embrujao”
-Vino de nueces
-Vino melau de Nochebuena


                          
Todos estos platos que acabamos de mencionar no se conocen así preparados de antiguo ni aparecen en los viejos textos o referencias. Un estusiasta gastronómada, Dionisio Perez, recorre España levantando acta de las cocinas populares que encuentra en su camino, y en la zona de Sos, cita como destacados los chilindrones y el conejo en salmorejo.

Casi todos estos platos que hemos visto pueden degustarse, con el toque personal del maestro cocinero, en nuestra encantadora Villa, ya que Sos posee una amplia y excelente oferta gastronómica. ( ver restaurantes) 






BIBLIOGRAFÍA

-ALFARO, ANGELINA. Cocina Regional; Cocina Navarra. Círculo de Lectores. Barcelona, 2000.
-BAQUÉ, AMALIA; MAINER, Mª AMALIA. Rezetas familiars aragonesas. Publicazions d´o Consello d´a Fabla Aragonesa. Huesca, 2001 (2ª edición)
-BELTRÁN, ANTONIO. Cocina Regional; Cocina Aragonesa. Círculo de Lectores. Barcelona, 2000.