La muerte de Alfonso XII(1885) obligó a su viuda, María
Cristina de Habsburgo, a hacerse cargo de la regencia de España hasta que el hijo de
ambos, aún no nacido, subiese al trono en 1902 con el nombre de Alfonso XIII,
siendo general en toda España el deseo de cambio.
Alfonso XIII |
En este turbulento clima de inestabilidad política y
social en los primeros años del siglo XX, los motines, huelgas y
manifestaciones se sucedían en España. En el ámbito rural, el rechazo del
campesinado hacia un sistema estatal de exacciones sin contrapartidas en
servicios y derechos políticos escondía un profundo descontento hacia las
manifestaciones locales del poder político. De ahí que las protestas vecinales
clamasen con frecuencia contra unos recargos que favorecían a los más pudientes
económicamente e incluyeran la exigencia de transparencia en las asignaciones
de los repartos entre los vecinos. También, entre los campesinos, la cuestión
de los recursos naturales seguía siendo clave, algo que abarcaba desde las reivindicaciones
de reparto de propiedades comunales hasta la disputa con las comunidades
vecinas por el uso de recursos colindantes como ríos o montes. A todo esto hay
que sumar el tema de la subsistencia o el nivel de vida, pretensión articulada
cada vez más a través de protestas en torno a las condiciones de trabajo y los
salarios, pero también utilizando los cauces conocidos de presión a las
autoridades, como las manifestaciones pidiendo “pan y trabajo”.
Tras la derogación del impuesto de consumos en 1911,
los ayuntamientos se toparon con la necesidad de promover otro tipo de recargos
para sanear sus arcas, lo que mantuvo las protestas durante ese mismo año y los
siguientes en forma de motines contra recaudadores y agentes estatales.
En estas protestas, la Guardia Civil fue objeto de las
iras populares, puesto que los ánimos estaban muy soliviantados. Por ejemplo,
en Sos del Rey Católico, con ocasión de las fiestas de 1916, un vecino que saltó
a la plaza de toros fue golpeado por un guardia (no queda aclarado si fortuita
o voluntariamente). Sea como fuere “el
público protestó y quiso golpear a la fuerza pública, siendo necesarias algunas
medidas para sofocar el motín”, reconcentrándose fuerzas en las horas
siguientes de los puestos cercanos e instruyéndose sumario militar nada menos
que contra 23 vecinos.[1]
En el marco agrícola de principios del siglo XX, hay que reseñar que en el año 1909 se realiza en Ejea de los Caballeros una demostración con una cosechadora, y con ella llegaron los arados de vertedera, el bravant y los nuevos abonos inorgánicos. Sin estos modernos avances y una recomposición de la producción, no hubiera sido posible el crecimiento agrario de Sos y de la comarca de las Cinco Villas en el primer tercio del siglo XX para poder hacer frente a la competencia exterior y, de este modo, salir de la crisis agraria en la que nos encontrábamos.
La
superficie cerealista en las Cinco Villas creció a costa de la supresión de los viñedos y de la
roturación de tierras hasta entonces dedicadas a pastos, con lo que la cabaña
ganadera se vio muy perjudicada. Las roturaciones afectaron tanto a los
antiguos bienes desamortizados que habían mantenido sus antiguos usos o a
tierras de propiedad particular, como en los bienes propios o en los comunales.
De esta forma se obtuvo tierra a un bajo coste, puesto que las roturaciones o
fueron ilegales o se basaron en repartos de tierras municipales. Las tierras
incautadas a la Iglesia o a los Ayuntamientos por parte del Estado fueron
vendidas en pública subasta, y no fueron los campesinos, sino la burguesía
urbana y la antigua nobleza las que
compraron las tierras, aumentando de este modo el poder de las clases
terratenientes y perjudicando a los más pequeños, que sólo mediante la
autoexplotación podrían compensar alguna de sus desventajas[2]. Pero la mala calidad de
la tierra ofrecía unos bajos rendimientos por hectárea y una alta productividad
por activo, por lo que requería de nuevos elementos de mecanización, como
segadoras y trilladoras o abonos inorgánicos.
En la década de los treinta se había avanzado
notablemente en la mecanización de la siega, mientras que las labores de trilla
era bastante inferior. La introducción de la trilladora implicó que entre 1910
y 1935 creciera de forma importante la productividad por activo, pero aunque se
salió de la depresión agraria de finales del siglo XIX y se incrementó la
productividad del cereal a principios del XX, el éxodo rural de los
trabajadores de las Cinco Villas se había iniciado ya en los años 20, atraídos
por las numerosas oportunidades de empleo en las grandes ciudades.[3]
La conciencia generalizada de crisis económica y
social que vivía la comarca se agravó durante los años de la II República.
El modelo productivo existente y la creciente demanda
de suelo agrícola hubo de satisfacerse de diversos modos. Por un lado, los
grandes propietarios ganaderos pusieron a disposición de los campesinos una
parte de sus corralizas mediante contratos de aparcería “al quinto” ( el
propietario recibía un quinto de la cosecha) por períodos de al menos 15 o 20
años, debiendo contribuir además los campesinos con semillas, abono y utillaje,
así como otro diez por ciento por trillar con la trilladora de los
propietarios; y por otro lado, la necesidad de tierras se dirigió hacia la
ocupación del comunal mediante sucesivos repartimientos. Los usufructuarios
debían abonar un canon al Ayuntamiento.
Las roturaciones ilegales y las usurpaciones de
tierras comunales siguieron protagonizando la creciente privatización del suelo
sosiense y de todas las Cinco Villas.
Así pues, crecimiento de suelo agrícola, privatización
de la tierra y concentración de la propiedad son, en definitiva, procesos
simultáneos en toda la comarca de las Cinco Villas.
Evidentemente las respuestas que dieron a la situación
de crisis los agricultores acomodados y la de los campesinos y jornaleros
diferían bastante.
Un representante de los latifundistas en la Primera
Conferencia Económica Aragonesa (Zaragoza, 1934) decía: “... Nuestras tierras son tan pobres que no permiten un cultivo
compensador sino reduciendo y abaratando los gastos hasta poder ofrecer el
producto a los precios que lleva en el mercado… y este aquilatamiento de los
gastos lo consigue perfectamente la gran propiedad con el empleo de máquinas,
con la compra en gran escala de abonos y simientes, con la contabilidad
agrícola, con la unidad de dirección, etc.., en una palabra, en la gran
explotación se cultiva mejor y más barato. El minifundio en el secano es
antieconómico, y sólo el latifundio permite la explotación en regulares condiciones”.
Tras esta exposición de las mejores posibilidades
productivas agrarias por parte de los latifundistas, continúa intentando
justificar las apropiaciones ilegales de comunal por parte de éstos:“Se suele decir en el problema de los
bienes comunales que los Ayuntamientos han sido víctimas de verdaderos despojos
y no hemos de discurrir si jurídicamente tales despojos han sido ya legitimados
por el transcurso del tiempo; pero sí he de hacer resaltar que desde el punto
de vista económico quienes se apropian del terreno comunal supieron hacer
producir aquella parte del común que podía ponerse en producción y de la cual
hasta entonces nadie se había preocupado y por ello legitimaron con su trabajo
posterior lo que en sus orígenes quizás pudo ser ilegítimo.”[4]
La respuesta campesina se vinculó a la consolidación
de la Organización de los Trabajadores de la Tierra (F.N.T.T.) dentro de la
U.G.T. desde la segunda mitad de la década de los años 20, ampliándose su
implantación con la llegada de la II República. En 1932, los trece municipios
del partido de Sos contaban con 892 afiliados.
Tres cincovilleses, Juan Sancho, de Ejea, delegado
regional de la Federación Nacional de Trabajadores de la Tierra; Antonio Plano,
de Uncastillo (suplente), y el taustano Jacinto Longás, alcaldes de sus
respectivas localidades, tras las elecciones municipales de 1931, van a
protagonizar las reinvindicaciones del campesinado cincovillés mediante
sucesivas denuncias de usurpación de tierras comunales y la petición de su
medición, deslinde y amojonamiento[5].
Una vez recuperados aquéllos por los municipios “pediremos la parcelación del monte comunal, por partes iguales para
todos los vecinos”, y continúa Juan Sancho en 1930 en unas declaraciones al
periódico socialista “Vida Nueva”: “…si
conseguimos restituir el terreno usurpado habrá sobrante para todos los vecinos
y haremos desaparecer la miseria de muchos hogares”[6]
La promulgación del Decreto de 24 de octubre de 1931
de la Ley de Reforma Agraria, según la cual las detentaciones de terrenos en
montes comunales quedaban injustificadas ante el dominio que el municipio debía
tener sobre estos bienes no sirvió de mucho, pues el proceso de restitución
será lento en su tramitación. Esta tardanza, que se convirtió en excusa para no
llevarla a efecto por parte de la Patronal Agraria, provocó violentos y
frecuentes conflictos de carácter local que acabaron siempre siendo sofocados
por la intervención de las fuerzas del orden y la resistencia, llegando los
campesinos a protagonizar una serie de conflictos que la oligarquía rural no
olvidaría y que contribuirían a que la represión desatada el 18 de julio fuera
especialmente intensa en la comarca de Sos y Ejea.
La presencia de la gran propiedad en la comarca de Sos
del Rey Católico está representada, según el Registro de la Propiedad
Expropiable (1932) del Instituto de Reforma Agraria, por ocho familias, quienes
sólo entre ellas controlan casi el 40% (8.404 Has.) de las 21.606 Has totales
que dispone el suelo agrario de la comarca de Sos, y que a continuación detallamos:
(Entre
paréntesis, municipio de origen del propietario)
-SALVO
ERASO, LUIS
(Sos del Rey Católico)................................3359 Ha
-QUERALTY
BERNALDO DE QUIRÓS, Mª DOLORES; Ex-condesa de Cifuentes.
(Madrid).....................................................................................2004
Ha
-MACHÍN PÉREZ,
VICTORIANO.
(Sos del Rey Católico)...............1452 Ha
-LEGARRE
ALMÁRCEGUI, JOANA. (Sos del Rey Católico)...........492 Ha
-ORENSANZ
FRAGO, GENEROSA. (Sos del Rey Católico)............364 Ha
-AZLOR DE
ARAGÓN, J.A., Duque de Luna. (Biarritz).....................277 Ha
-LAFITA
BONAFONTE, RICARDO. (Sos del Rey Católico)..............232 Ha
-BORGAS LÓPEZ,
CESÁREA.
(Ejea de los Caballeros)..................224 Ha(Continuación)
[1] Lucea Ayala, V.
El pueblo en movimiento. La protesta social en Aragón (1885-1917), pp.
356-360. P.U.Z. Zaragoza, 2009.
[2] Pinilla Navarro, Vicente. El crecimiento agrario contemporáneo en las Cinco Villas de Aragón,
1850-1936.
[3] En 1935 la Cámara de Comercio e Industria de
Zaragoza señala la cantidad de 2500 peones agrícolas en paro en la comarca.
Coci, 1935, p. 103.” Zonas eminentemente
agrícolas como son las de Cinco Villas (Ejea de los Caballeros, Tauste, Sádaba,
Uncastillo y Sos) y su próxima Gallur soportan un contingente de peones parados
que se aproximan a los 2500”
[4] Pelayo, Santiago (1934), vol.1.p. 192 y 201.Sobre el
tema, el presidente de la Asociación de Labradores de Zaragoza, Bernad
Partagas, Francisco: “la
individualización de los montes comunales” en La Voz de Aragón. 20-X-1931.
[5] Germán Zubero, Luis. “Cambio económico y
conflictividad social en las Cinco Villas durante el período de entreguerras
(1914-1936)” Actas V jornadas de estudio
sobre Cinco Villas. Tauste, 1989.
[6] Vida Nueva, nº 11, 13, VII, 1930.
BIBLIOGRAFÍA
-CASANOVA, JULIÁN. Anarquismo y revolución en la sociedad rural aragonesa, 1936-1938. Ed.
Crítica. Barcelona, 2006.
-CIFUENTES CHUECA, JULITA, y MALUENDA PONS,
PILAR. “Propiedad de la tierra, conflictividad social y represión en la
comarca de las Cinco Villas durante la guerra civil española (1936-1939)”. Actas V Jornadas de estudio sobre Cinco
Villas. Historia Contemporánea. I.F.C.
(C.S.I.C.) Tauste, 1989.
-GERMÁN ZUBERO, LUIS. “El socialismo en
Aragón (1923-1936)”. VV.AA. Historia del
socialismo en Aragón. PSOE-UGT (1879-1936), pp. 81-123. Facultad de
Ciencias Económicas y Empresariales. Zaragoza, 1979.
-GERMÁN ZUBERO, LUIS. “Cambio económico
y conflictividad social en las Cinco Villas durante el período de entreguerras
(1914-1936)”. Actas V Jornadas de estudio
sobre Cinco Villas. Historia Contemporánea. I.F.C.(C.S.I.C.), Tauste, 1989.
-LUCEA AYALA. VÍCTOR. El pueblo en movimiento. La protesta social
en Aragón (1885-1917) P.U.Z., Zaragoza, 2009.
-PINILLA NAVARRO, VICENTE. “El
crecimiento agrario contemporáneo en las Cinco Villas de Aragón, 1850-1936”. Actas V Jornadas de estudio sobre Cinco
Villas. Historia Contemporánea. I.F.C. (C.E.C.V.), Tauste, 1989.
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