domingo, 24 de febrero de 2019

MARIANO RICARDO LACOSTA REMÓN



        Mariano Ricardo Lacosta Remón nació en Sos del Rey Católico y fue licenciado en Derecho por la Universidad de Madrid. El 30 de abril de 1903 fue elegido diputado del congreso por el distrito de Ejea de los Caballeros, ostentando este cargo, según el Archivo Histórico de Diputados, desde el 25 de enero de 1904 hasta el 17 de agosto de 1905.
             Entre el 15/06/1917 y el 5/11/1917 fue gobernador civil de la provincia de Huesca.
           Ricardo Lacosta fue uno de los últimos gobernadores de Filipinas. El zaragozano ministro canovista de Ultramar Tomás Castellano Villarroya (1895-1897) “promocionó y proyectó políticamente a gente de su entorno más cercano, a menudo designándola para ocupar cargos en Cuba o en Filipinas”[1], de este modo, designó a D. Ricardo Lacosta, entre otros, como gobernador civil en Filipinas.
           
          El 23 de mayo de 1895 Lacosta marchó a Barcelona, donde embarcará rumbo a Filipinas[2] como gobernador de la región de Ambos Camarines (Norte y Sur), antigua provincia filipina situada al sureste de la isla de Luzón, en la península de Bícol, y con capital en la antigua ciudad de Nueva Cáceres, cesando en su cargo el 11 de febrero de 1898, poco antes de la derrota española en la Guerra Hispano- Estadounidense, tras la que Filipinas pasó a los Estados Unidos según lo dispuesto en el tratado de París, estableciendo los americanos en  Filipinas un gobierno militar provisional hasta 1901.  
          La excelente labor, valentía y celo con que Lacosta desempeñó sus funciones en el archipiélago filipino no pasaron desapercibidos para las autoridades civiles y militares, que en un escrito oficial enviado desde Nueva Cáceres a España exalta la valentía y el buen hacer del aragonés, publicado por el periódico madrileño “La Época”, haciéndose eco de la carta el Diario de Huesca: «…Aquí se asegura que el general Blanco no puede emprender una persecución enérgica mientras no lleguen las tropas que la patria envía para arrasar la provincia de Cavite y parte de la de Manila, y enviar guarnición á esta cabecera, á Nueva Ecija y á otras. Créese que los alzados en armas en los diversos puntos del Archipiélago, pasan de 30 á 40.000 indios, muchos armados con fusiles, los demás con armas blancas, pero juramentados. Tenemos aquí, como usted sabe, para la defensa del orden público en toda la provincia, 150 guardias civiles indígenas, con jefe, oficiales y sargentos españoles. El gobernador, Sr. Lacosta (D. Ricardo), un aragonés tan honrado como valiente, y tan recto como previsor, presta desde el primer momento su atención especialísima al mantenimiento del orden, y ha dictado las medidas más en armonía con las necesidades que impone la defensa de nuestra raza. Por de pronto ha concentrado en la cabecera la mayor parte de aquella guardia, ha mandado ejercer y ejerce una vigilancia exquisita sobre algunos indios y mestizos sospechosos y otros que no lo han sido hasta ahora. Además, ha formado entre todos los españoles que aquí residen, tres grupos de 16 á 20 personas… Cada grupo hace seis horas de guardia… Hay muchos españoles que no tienen fusil ni escopeta; pero este dignísimo gobernador ya los ha pedido á Manila y espera recibir pronto esas armas. Mientras tanto, el patriotismo de la colonia española y el celo y la energía aragonesa del Sr. Lacosta, suplirán otros medios de lucha, si estos cobardes filibusteros se atreviesen á poner á prueba el temple de nuestro corazón. Con D. Ricardo Lacosta, hijo valiente y pundonoroso de Cinco Villas, amigo particular á quien consideramos y queremos mucho, está en Nueva-Cáceres un hijo de esta provincia, en el ejercicio del cargo de Interventor de Hacienda, D. Ramón Zaidín, en cuyas últimas cartas particulares se hacen grandes y justos elogios de la gestión del señor Lacosta y protestas de ferviente patriotismo, anunciándose resoluciones enérgicas para defender el honor nacional hasta el sacrificio de la vida. Los españoles que hay en Nueva Cáceres son pocos, pero de espíritu superior y de gran fortaleza de ánimo”[3].
    En 1987 fue nombrado y galardonado con la Encomienda de Número de la Real Orden de Isabel la Católica(ver).
    D. Ricardo Lacosta regresó a su pueblo natal, para descansar, en junio de 1898[4]
    
                 

D. Mariano Ricardo Lacosta Remón




[1] Alberto Sabio Alcutén. “Un rasgo de política monetaria en tiempo de guerra: el canje de moneda en Cuba y Puerto Rico (1895-1898)” Revista Tiempos de América nº 3-4,  pp. 3-18. Revista de historia, cultura y territorio. Universidad Jaume I. Centro de Investigaciones de América Latina. Castellón,1999.
[2] Diario de Huesca, 24 de mayo de 1895.
[3] Diario de Huesca. Año XXII, nº 6145, pp. 9-10. 6 de noviembre de 1896.
[4] Heraldo de Navarra nº 358. 18 de Julio de 1898, p.1





BIBLIOGRAFÍA

-SABIO ALCUTÉN, ALBERTO. “Un rasgo de política monetaria en tiempo de guerra: el canje de moneda en Cuba y Puerto Rico (1895-1898)” Revista “Tiempos de América” nº 3-4. Universidad Jaume I. Centro de Investigaciones de América Latina. Castellón, 1999.
- Diario de Huesca, año XXI, nº 5699; 24 de mayo de 1895.
-Gaceta de Madrid nº 166; 15/06/1917
-Heraldo de Navarra nº 358. 18 de Junio de 1898
En la web:
-A.H.P.de Huesca. (Boletín oficial de la prov. de Huesca)
-www.congreso.es. Archivo Histórico de Diputados

"CALDUCHOS" LOS DE SANGÜESA


           


                    
          Según el Diccionario de la Lengua, “calducho” es una voz despectiva para nombrar el caldo mal hecho, de poca sustancia o mal sazonado.
            Generalmente, los motes gentilicios con los que los vecinos de un pueblo descalifican a los vecinos de otros pueblos suelen darse entre localidades próximas o, más bien, limítrofes. Es muy raro, por ejemplo, que los habitantes de Sos se “piquen” con los de Sigüés, o los de Tauste con los de Isuerre. Por norma general, y debido al “roce” cotidiano por el que inevitablemente se veían los habitantes de un pueblo con sus vecinos colindantes, surgían pequeñas diferencias entre ellos que derivaban en que, de un modo recíproco, cada cual quería estar por encima del otro, en un afán de demostrar que “yo soy más listo que tú” o “tú eres más tonto que yo”.
            Esto es lo que debió pasar entre los sangüesinos y los sosienses, vecinos fronterizos unos con otros. Los de Sangüesa llaman “sopicones” a los de Sos por alardear de tener muchas fuentes y aguas limpias con las que poder cocinar buenas y abundantes sopas y caldos; en contraposición, los sosienses llaman a los de Sangüesa “calduchos”, debido a los malos caldos que elaboran por carecer del líquido elemento, la mala calidad del agua o la carencia de ingredientes para elaborarlo.
            No se sabe cuál de los dos municipios empezó esta “guerra de gentilicios” entre vecinos, pero lo cierto es que no deja de ser una mera "chiquillada" entre dos pueblos que no va más allá de lo puramente anecdótico, pues lo más probable es que ambas poblaciones sufrieran la misma escasez o impureza de las aguas; pero ya se sabe: en una guerra siempre hay que hacer ver a los enemigos que estás en mejores condiciones que ellos, aunque sea falso.

domingo, 17 de febrero de 2019

COFRADIAS Y ASOCIACIONES DE LA IGLESIA DE SAN ESTEBAN

El término cofradía ha llegado hasta nuestros días como una asociación de tipo únicamente religioso, pero desde la Edad Media se han denominado Cofradías a asociaciónes de cualquier índole: colegios de profesiones liberales, gremios de artesanos, hermandades, órdenes religiosas, agrupaciones, etc…, por lo que al hablar en los sucesivo de Cofradías nos vamos a referir a todo este universo de asociaciones y agrupaciones humanas.
Las cofradías en Aragón recibieron de la administración, en un pasado, distintos embates, principalmente a las cofradías de artesanos se les hizo responsables de las alteraciones de precios y sus consecuencias en el siglo XVI. De ahí las prohibiciones de las Cortes en 1528 y 1533, con precedentes medievales y la actuación de los ilustrados en el siglo XVIII.
Es precisamente en este siglo cuando se realiza un censo de cofradías de toda España. En las Cinco Villas, el 28 de septiembre de 1770 el conde de Aranda había ordenado al corregidor del Partido, José Caballero, que “ averiguase el número de cofradías,congregaciones y demás gentes colegiadas que hubiere”. La respuesta se hizo el 16 de mayo de 1771.[1]
Este censo de cofradías, que con toda seguridad estaba incompleto, señalaba 78 cofradías en todas las Cinco Villas, nombrando en Sos las siguientes:
·      San Lamberto Mártir. (cofradía de labradores)
·      San Babil.
·      San Miguel Arcángel.
·      San Bartolomé Apóstol.
·      Nuestra Señora de Valentuñana y el Patriarca San José.

Farol del primer misterio gozoso del Rosario de Cristal
de Zaragoza, portado tradicionalmente por la Agrupación
Vírgen de Valentuñana de Sos del Rey Católico


A estas cinco cofradías, que fueron las que aparecen en el censo del conde de Aranda, hay que añadir otras que ya estaban creadas antes de la realización del censo y las que fueron agregándose con posterioridad, las cuales exponemos a continuación según orden cronológico de su fundación.

·      Cofradía de Hijosdalgo de Santa María la Mayor, fundada en 1109.
·      Cofradía de Ntra. Sra. de la Soledad. Fundada desde tiempo inmemorial.
·      Cofradía de Jesucristo Nazareno. Fundada desde tiempo inmemorial.(ver)
·      Cofradía de Nuestro Señor en el Huerto. Fundada desde tiempo inmemorial.
·      Cofradía del Santísimo. Fundada desde tiempo inmemorial.
 .    Cofradía de Nuestra Señora de los Dolores
    Cofradía de San Antonio
 .    Cofradía de Santa Catalina (desde tiempo inmemorial)
·      Cofradía de San Esteban. Capitulares de Sos. Siglo XVI.
·      1808. Cofradía de San José.
·      1855, 25 de diciembre: Asociación de Señoras de la Vela.
·      1856. Asociación de Hijas de María.
·      1860, 12 de octubre: Cofradía del Rosario.
·      1870, 23 de octubre: Cofradía de Nuestra Señora del Carmen.
·      1886, 8 de septiembre: Asociación del Apostolado de la Oración.
·      1912, 12 de octubre: Corte de Honor Virgen del Pilar.
·      1914, 26 de abril: Archiconfraternidad de la Correa de Ntra. Sra. de la Consolación.
·      1914, 22 de mayo: Asociación de Santa Rita.
·      1919,14 de junio: Asociación de la Adoración Nocturna.
·      1921, febrero: Círculo Obrero Católico.
·      1923, Visita domiciliaria de la Milagrosa.
·      1929, junio: Sindicato Obrero Católico.
·      Asociación de la Acción Católica Española.
    Cofradía Santo Cristo de Sofuentes



[1] A.H.N. Madrid. Consejos. Leg. 7105. Ms"Partido de Cinco Villas. Cofradías de los pueblos del Partido de las Cinco Villas"












BIBLIOGRAFIA


-GARCÉS ABADÍA, MÁXIMO. La Villa de Sos del Rey Católico. Parroquia de San Esteban, 1992.
-RIPALDA GABÁS, CARLOS. Los tesoros ocultos de la Valdonsella. Doce Robles. Zaragoza, 2016.
-ROMERO SAMPER, MILAGROSA. El expediente general de cofradías del archivo histórico nacional: Regesto documental. Rev. Hispania Sacra, vol. 40, nº 81, pp. 205-234. C.S.I.C., 1988.
-A.H.N. Censo de Cofradías del Conde de Aranda

LA DESAPARECIDA ERMITA DE SAN VICENTE MÁRTIR EN SOS


 
Terrenos edificados entre la Plaza del Mercado y la muralla norte de Sos. A la izquierda el edificio del Parador de Turismo.
           
                 Por la documentación existente sabemos que durante la Edad Media Sos tuvo numerosas iglesias y ermitas (ver). Una de ellas, actualmente desaparecida, era la ermita de San Vicente Mártir, en el interior del recinto amurallado.

            Tomando como referencia la documentación e información que ha llegado hasta nuestros días y basándonos exclusivamente en las menciones que de estas iglesias hacen los documentos históricos, podemos decir que la ermita de San Vicente Mártir fue construida durante la Baja Edad Media en algún momento entre los siglos XIV y XV, pues no aparece en ninguno de los documentos anteriores al siglo XIV.
              La primera mención de la que se tiene constancia y es mencionada en un documento data del siglo XV, en el que el escudero Miguel de Ruesta deja en su testamento a su hija Elvira un huerto  en el Mercado que "...confronta con la eglesia de Sant Vicent"[1]; pero el templo no permaneció mucho tiempo en pie.
            Se sabe que en el año 1628 todavía existía, pues el Obispo de Jaca, en una visita a la iglesia de Sos, hace un mandato el 9 de agosto sobre las ermitas del territorio en el que incluye la iglesia de San Vicente: “Habiéndonos informado hallamos que hay en esta Villa trece ermitas, conviene a saber: La de San Miguel, San Bartolomé, Santa Lucía, Ntra. Sra. De Valentuñana, San Cristóbal, Santa Cruz, Ntra. Sra. De Serún, Ntra. Sra. De Barués, San Martín, San Vicente, San Julián, Ntra. Sra. De Arbe y San Adrián. Y que todas están cerradas con llave y con decencia para decir misa. Mandamos que no lo estando no se diga misa ni se vaya en procesión.[2]
            Sin embargo, y lamentablemente, conocemos, por D. Isidoro Gil de Jaz, que en el año 1760 ya se encontraba derruida, probablemente debido a los constantes conflictos y guerras que sufrió el territorio en este corto período histórico.
  Respecto al emplazamiento de la ermita de San Vicente Mártir existen pocos datos, si bien, es D. Isidoro Gil de Jaz quien nos facilita su exacta ubicación al hacer mención a sus restos para intentar aprovecharlos en la construcción de la escuela que pretendía edificar en la villa, que en un principio no era en el lugar donde actualmente se ubica el colegio.
            Isidoro Gil de Jaz (ver), debido a sus deberes con la Corte de Carlos III y demás obligaciones como ministro, asesor y consejero, nombró valedores y representantes en su nombre para que le gestionaran en la villa de Sos todas las formalidades, permisos, trámites y diligencias oportunas para llevar a buen fin su proyecto de construir un colegio en el municipio, así como para solucionar todo tipo de vicisitudes, contratiempos y problemas que pudieran surgir en la villa, que no fueron pocos. La comunicación con estos valedores se hacía por correo, por lo que son sus cartas, conservadas muchas de ellas, las que nos facilitan la información.
Uno de los representantes de Gil de Jaz en Sos fue el padre Santa Susana, a quien D. Isidoro le encomendó la tarea de informarle  “…si en el Mercado hay bastante ámbito para la planta de un Colegio…” Hay que decir que el mercado, en el siglo XVIII, se realizaba en la conocida Plaza del Mercado del “barrio del Mercado”, junto al Parador de Turismo. (no confundir con la Plaza del Mercado de la Plaza del Ayuntamiento, donde se realizaba el mercado en la Edad Media)
Muralla norte de Sos en la zona del Parador de Turismo,
 tras la que se ubicaba la ermita de San Vicente Mártir.
El padre Santa Susana le comenta a D. Isidoro que sí que habría espacio suficiente si no fuera por el obstáculo que suponen unos terrenos y huertos pertenecientes a don José Marco que dan al campo y que quedan entre la derruida iglesia de San Vicente a un lado y la muralla de la villa al otro.
Aprovechando que José Marco es pariente de mosén Francisco Adot, el principal valedor y representante de D. Isidoro en Sos, le compra los terrenos a Marco y manda de nuevo ver las posibilidades de utilizar tanto los restos de la ermita como la propia muralla para abaratar costes en la construcción del colegio: que se pueda aprovechar “…el terreno que ocupa la ermita de San Vicente, y de sus materiales, afianzando dos partes del edificio sobre la muralla, de suerte que las ventanas miren al campo, la una frente a la Tenería y la otra hacia el Paco de Rey o Era de los Molinos de viento…”
Con todos estos datos, es evidente que estamos en los terrenos donde hoy se alza el Parador de Turismo. Pero finalmente el Colegio no se construyó aquí por diversos motivos y terminó levantándose en su actual emplazamiento en la Plaza del Ayuntamiento.
A principios del siglo XIX aún podían verse los restos de la iglesia, pues Mateo Suman, en sus “Apuntes para el diccionario geográfico del Reino de Aragón”(1802), nombra la ermita de San Vicente Mártir diciendo: “…cuyos vestigios se conservan…”. Madoz, en su “diccionario geográfico” de 1850 ni la menciona.
Actualmente es de lamentar que ya no quede resto alguno de la existencia de la ermita, pero podemos afirmar, sin temor a equivocarnos, que se encontraba en el espolón rocoso en la zona norte de la muralla de Sos y cuyos restos quiso aprovechar D. Isidoro Gil de Jaz para la construcción de su colegio. Como dice Amado Martínez Bel, confirmándonos más aún la ubicación del colegio y, por lo tanto, también la de la ermita de San Vicente, por si quedaba alguna duda sobre su emplazamiento: “¡ Cuántas veces no descansaría la mente de D. Isidoro, en las ajetreadas jornadas de la Corte […] discurriendo con ella por aquel huerto del familiar de mosén Francisco, cerca del Mercado[…] a mirar desde aquel alto, encima del Riguel. Desde él vería la tierra de su padre, la noble vecina Sangüesa…”[3]
Las referencias no ofrecen ninguna duda.





[1] A.H.P.S., Miguel Martínez de Sada, p. 372, ff.72v.-73.
[2] Libro de mandatos II, f. 7. Sos.
[3] Amado Martínez Bel. Don Isidoro Gil de Jaz. Apuntes para una biografía, p. 63. I.F.C. Ejea de los Caballeros (Zaragoza), 2000.






BIBLIOGRAFÍA

-ABELLÁ SAMITIER. JUAN. Selección de documentos de la villa aragonesa de Sos (1202-1533) I.F.C. (C.S.I.C.) Excma. Diputación de Zaragoza. Zaragoza, 2009.
-MARTÍNEZ BEL, AMADO. Don Isidoro Gil de Jaz. Apuntes para una biografía. I.F.C. Ejea de los Caballeros (Zaragoza), 2000.
-SUMAN, MATEO. Apuntes para el diccionario geográfico del Reino de Aragón. Partido de Cinco Villas. Según el ms. 9-5723 de la R.A.H. de 1802. Edición de Josefina Salvo Salanova y Álvaro Capalvo Liesa. I.F.C., D.P.Z. Zaragoza, 2015.
En la web:
-villadesosdelreycatolico.blogspot.com. Iglesias, capillas y ermitas. Manuel Valle, 18/septiembre/2016.


domingo, 10 de febrero de 2019

"LOBOS" LOS DE LOBERA DE ONSELLA



            Poco han tenido que pensar los vecinos de los pueblos cercanos para “bautizar” con un pseudogentilicio a los habitantes del municipio de Lobera de Onsella.
             Toponímicamente Lobera es un zootopónimo que procede de la voz latina “lupus” (lobo) más el sufijo “-aria” (era): “luparia: Lobera:“lugar o guarida de lobos”; posiblemente por ser este, antaño, un lugar donde abundaba esta especie de mamíferos.
 Así que los vecinos de los pueblos cercanos de Lobera debieron pensar que,  como es un lugar donde hubo muchos lobos y en el que el nombre del pueblo hace alusión a su guarida, por extensión, vamos a llamar también “lobos” a los loberanos.

LOS JUEGOS DE DADOS EN LA EDAD MEDIA EN SOS


               
           El origen de los dados es un tanto incierto, si bien hay quien cree que pudieron ser los egipcios quienes los inventaron. No obstante el dado más antiguo del que se tiene constancia fue descubierto  en Persia y tiene unos 5000 años de antigüedad.
            Se sabe que los utilizaron en China o en La India alrededor del 2000 a.C.; también fueron muy  aficionados a ellos los griegos, romanos y árabes, siendo los caballeros de las Cruzadas quienes importarían el juego de los dados a Europa, que supuso la introducción del primero de los juegos de azar en el Continente.
Generalmente se fabricaban de huesos de animales o marfil, aunque también se han encontrado de todo tipo de materiales (piedra, madera, vidrio, bronce…)
Los dados, conocidos en la jerga del jugador como Juan Tarafe, personificación de la anticuada palabra "tarafe" (dado), fueron muy populares en la Edad Media y practicados por hombres, mujeres, niños y por todo tipo de clases sociales, siendo reprobada esta actividad, junto con otros juegos de azar, por los moralistas de entonces. Fernando “El Católico” fue aficionadísimo a ellos; se dice que pasaba largos ratos jugando a los dados en su tienda de campaña durante el asedio a Granada.
Alfonso X el Sabio habla de ellos en su Libro de ajedrez, dados y tablas, mencionando diferentes modalidades de juegos, como la triga, el azar, el medio azar, el azar pujado, la marlota, la rifa, el panquist, la guirguiesca, el par con as…
Se jugaba en cualquier sitio o lugar: en las calles, en las plazas, en las tabernas, en las casas, en palacio… Se apostaba mucho, por lo que pronto surgió la figura del tahúr, personaje sobre el que giraba el ámbito del juego, como retrata ya Alfonso X el Sabio en el Ordenamiento de las tafurerías (1276), donde dice que el tahúr es un “hombre que tiene el vicio de jugar y que tiene especial habilidad para el juego”, así como “jugador fullero y tramposo”, que llegaba a veces hasta empeñar sus propias ropas en las jugadas, convirtiéndose así en el prototipo de persona inclinado al juego de azar.
Pero los juegos de dados dieron origen a grandes enfados por parte de los jugadores que perdían, blasfemando durante las partidas e insultando a los contrincantes, lo que originó no pocas disputas, discusiones, peleas e incluso muertes; por esto, y debido también al gran auge  que tuvieron los juegos de dados ya en la Baja Edad Media, los municipios, por delegación regia, comenzaron a ejercer el control sobre su práctica, obteniendo un suculento beneficio fiscal y reduciéndolos, para un mejor control y vigilancia, a determinados lugares específicos creados al efecto, estableciendo las salas de juegos, tafurerías, tahurerías o tablajes, para las que Alfonso X mandó que se escribieran leyes para regularlas: el conocido Ordinamiento de las tafurerías, que imponía fuertes multas o incluso el destierro para quienes lo infringieran, llegando en algunos casos  a imponer castigos corporales, como recibir azotes o incluso cortar la lengua a los blasfemos en caso de reincidencia. Además de todo ello, los juegos de dados suponían en muchos casos la ruina de las familias, fomentaban la usura de los despiadados y ocasionaban constantemente desórdenes públicos con graves y continuos enfrentamientos callejeros.
          Para entar en las tafurerías o tablajes y poder jugar era obligatorio pagar al tablajero cierta cantidad pequeña de dinero a modo de "entrada" por el uso de las instalaciones. Esta cantidad se conocía como "pagar el barato", cuya locución, posteriormente, llegó a ser un verdadero "impuesto revolucionario"(ver)
En las tafurerías o tablajes, una especie de tabernas donde se servía vino y se practicaba el juego, pronto hicieron también acto de presencia las prostitutas. Vino, juego y prostitución, un peligroso cóktel donde la clase marginal de los municipios encontró, en la picaresca, el engaño, el embuste, el hurto y las trampas, un modo de vida fácil donde el juego le era algo connatural.
Se tiene constancia de una de estas casas de juego en Sos a mediados del siglo XV, pues los jurados de la Villa, en 1453, arrendaron el tablaje del juego de la villa durante un año a Martín Moreno[1]. En dicho arrendamiento figuran las condiciones que los oficiales del municipio le imponen a Moreno, donde podemos observar la mala reputación que gozaban este tipo de establecimientos y el recelo que suscitaba en el resto de la población sólo con ver las normativas que debía cumplir el tablajero, como por ejemplo el no consentir que existiera fraude ni engaño en el conto de la moneda ny en los dados, así como que no permitiera que se jugue falssa moneda. Como precaución para evitar que no hubiera heridos, el tablajero Martín Moreno debía recoger de los jugadores al entrar en el establecimiento, antes de empezar a jugar, el puñal u otras armas que portara el jugador: “ no consentirá que ninguno jugue, sino que primero pose el punyal e otras armas si tendrá en poder del tablajero”. Igualmente, para evitar engaños, fraudes y trampas con dados trucados por los jugadores, sólo se jugará con los dados entregados por el tablajero. Con este tipo de normativas nos podemos hacer una idea del tipo de personajes que podían verse por estos establecimientos. Asímismo, las condiciones del arrendamiento reflejaban los días del año y horas en las que no está permitido jugar y el control del montante de las apuestas por parte del tablajero para evitar discusiones y fraudes.
Niños jugando a los dados. Bartolomé Murillo.

A lo largo de la Edad Media, el control del juego y la prohibición del mismo se fueron sucediendo alternativamente en varias ocasiones. Jaime II, en 1320, y después su hijo Alfonso IV prohibieron jugar a dados y naipes bajo pena de fuertes sanciones, tanto a los jugadores como a los meros espectadores. Pedro IV también lo prohibió, aunque aprobó su práctica dentro de palacio y en personas de reconocida honradez y alta condición social. Martín I el Humano también persiguió los juegos de azar. Pero el vicio del juego se imponía y la gente burlaba las leyes y se seguía jugando a escondidas en las casas,en la taberna, en el campo…
 Los clérigos tenían terminantemente prohibido jugar a juegos de azar, especialmente a los dados, porque los “sacan del sosegamiento”, como así figura en las Partidas de Alfonso X: “..los prelados…non deben jugar á las tablas, nin á los dados…nin otros juegos semejantes destos por que hayan de salir de asesegamiento, nin pararse á verlos…”[2] bajo pena de ser cesados en su oficio por tres años. Pero los prelados hacían caso omiso a estas prohibiciones. Tanto suscitaba en Sos el interés del juego entre los religiosos que el oficial de la Valdonsella, el 28 de junio de 1456, realizó un mandamiento  a los vicario, capellanes, clérigos e racioneros de la iglesia de Sant Esthevan de la villa de Sos que no jugasen juego ninguno de dados e naipes”, bajo pena de cien florines[3]

A mediados del siglo XV, con la invención de la imprenta, crece el interés por un nuevo juego adictivo que rápidamente se volverá a extender entre todo tipo de clases sociales: los naipes. La baraja será, en el Siglo de Oro, junto a los dados,”la protagonista principal de una corriente moral que condena toda inclinación hacia tal adicción”[4] 

            
Juan Ruiz, el Arcipreste de Hita, ya condenaba y anticipaba en su Libro del Buen Amor (1330-1343) esta grave adicción al juego y sus consecuencias:

Non quieras jugar dados, nin seas tablajero:
ca es mala ganancia, peor que de logrero(usurero);
el judío al año da tres por cuatro; pero
el tablag (tahur) en un dia dobla el su mal dinero.
Desque los omes están en juegos encendidos
despójanse (se desnudan) por dados, los dineros perdidos.
Al tablajero fincan dineros et vestidos,
do non les come, se rascan los tahúres amidos [5].





[1] A.H.P.S., Juan Zareco, p. 400, ff.82-82v.
[2] Partida 1, tit. V, ley LVII.
[3] A.H.P.S., Juan Zareco, p. 404, f. 29v. Juan
[4] Encarnación Podadera Solórzano. “Los juegos de azar”. Revista Arqueología e Historia nº 20, p. 51.
[5] Juan Ruiz, Arcipreste de Hita.  Libro de Buen Amor, 554-555.



BIBLIOGRAFÍA



-ABELLÁ SAMITIER, JUAN. Selección de documentos de la villa aragonesa de Sos (1202-1533) I.F.C. (C.S.I.C.) Zaragoza, 2009.
-ALFONSO X EL SABIO. Las Siete Partidas. Tomo I. Real Academia de la Historia. Imprenta Real de Madrid, 1807. Edición digital de la Biblioteca de Castilla y León.
-ALFONSO X EL SABIO. Libro de los juegos: acedrex, dados e tablas. Ordenamiento de las tafurerías. Edición de Raúl Orellana Calderón. Ediciones de la Fundación José Antonio de Castro. Madid, 2007.
-MOLINA MOLINA, ÁNGEL LUIS. “El juego de dados en la Edad Media”. Revista Murgetana, nº 100, pp. 95-104. Real Academia Alfonso X el Sabio. Murcia.
-PODADERA SOLÓRZANO, ENCARNACIÓN. “Los juegos de azar”. Revista Arqueología e Historia nº 20, pp.50-54. Desperta Ferro Ediciones. Agosto-Septiembre 2018. Madrid.

En la web:
-www.cervantesvirtual.com. El libro de Buen Amor. Juan Ruiz, Arcipreste de Hita
-www.joseguadalajara.com. Los juegos en la Edad Media, por José Guadalajara
-www.QuHist. El origen de los dados, por Sibyla. 27/09/2010

domingo, 3 de febrero de 2019

FACTORES CLIMÁTICOS DE SOS


Sos disfruta de un clima continental, alejado de la influencia marítima. Es una zona climatológica de transición, caracterizada por inviernos fríos y veranos calurosos y secos. Por su latitud, Sos se encuentra en el límite meridional del dominio templado de la circulación de vientos del Oeste, en contacto con la zona de altas presiones subtropicales. Este límite entre el cinturón templado y el tropical experimenta un movimiento pendular a lo largo del año, de tal modo que en invierno desciende hacia el Sur, avanzando hacia el interior de la región, y en verano se desplaza nuevamente hacia el Norte, alejándose de las latitudes aragonesas. Es por esto por lo que la comarca de Sos está gobernada durante buena parte del año por los mecanismos propios del área templada, como son la presencia de masas de aire polar y las típicas borrascas atlánticas con sus frentes asociados; mientras que, a medida que se acercan los meses estivales, se aprecia una disminución de esta influencia, con el progresivo dominio de las masas de aire cálido y las cédulas anticiclónicas de las regiones subtropicales, más concretamente del popular anticiclón de las Azores.


La ausencia de nubes y el buen tiempo es normal durante el verano
Dada la naturaleza cambiante del tiempo, no es posible configurar unas características generales de la circulación para todo el año; pero un modelo simplificado de las mismas, de acuerdo con las condiciones geográficas y meteorológicas de Sos, podría reducirse a dos grandes sistemas bien diferenciados: el primero es el propio de la estación fría, dominante desde octubre hasta mayo, quedando el territorio afectado por la dinámica circulatoria del área templada, con dominio de los vientos del Oeste, flujos de masas de aire húmedo a baja temperatura y familias de borrascas del frente polar portadoras de lluvias. El segundo es característico de los meses cálidos, en especial julio y agosto, cuando el dominio corresponde claramente al anticiclón de las Azores: en este período el sistema de vientos del Oeste se retira hacia el Norte, mientras las altas presiones subtropicales ocupan buena parte del suroeste europeo. Estas altas presiones impiden el desplazamiento hacia la Península Ibérica de las borrascas atlánticas, que siguen ahora trayectorias septentrionales respecto a Aragón. Así se explica la estabilidad atmosférica, el mínimo de precipitaciones y de nubosidad y el normal mantenimiento del buen tiempo durante el verano.
Los períodos de transición que constituyen la primavera y el otoño están afectados por ambos sistemas de circulación, con alternancia de uno y de otro, lo que provoca generalmente un tiempo revuelto, cambiante y complejo, por lo que resulta difícil de predecir.
Como es de suponer, este sencillo esquema sufre múltiples combinaciones que dan origen a una gran variedad estacional, de manera que de un año a otro se pueden suceder un invierno lluvioso y otro seco, un verano ardiente y tormentoso y otro más fresco y seco, etc.
Las precipitaciones caídas en Sos, como se ha comentado, suelen ser muy débiles; el promedio anual es de 580mm., y en esto juegan un papel muy importante dos factores: la continentalidad y la configuración topográfica. La situación interior de Sos, cerrado al mar y soldado a la compacta y alta Meseta castellana, es el principal obstáculo para recibir de forma directa la influencia marítima, de tal manera que ésta siempre aparece modificada por la acción continental que ejerce la Península Ibérica. Así, las masas de aire procedentes del Océano Atlántico, que son la gran mayoría, llegan a Sos después de haber atravesado la Península y haber sufrido intensos procesos de desnaturalización (progresivo enfriamiento durante el invierno y caldeamiento en el verano), lo que acentúa sus ya de por sí extremados valores térmicos.
El efecto Fohen hace que aparezcan nubes, pero sin lluvia.
De igual manera los frentes atmosféricos portadores de lluvias, se debilitan pluviométricamente al llegar hasta aquí, provocando precipitaciones menos voluminosas o incluso llegan exentos completamente de agua, limitándose tan sólo a cubrir de nubes el cielo, circunstancia muy frecuente en la Villa, pues al estar Sos encajonada entre los sistemas montañosos de los Pirineos y el Sistema Ibérico, los caracteres de la circulación atmosférica se modifican, ya que estos dos sistemas montañosos actúan como verdaderas barreras, de tal modo que, por un proceso dinámico, se incrementan en estas cordilleras las precipitaciones, sin embargo, al descender hacia las Cinco Villas, la subsidencia local del aire favorece la ruptura de los frentes y la disolución de los sistemas nubosos con el consiguiente descenso de las lluvias, a la vez que los vientos se vuelven cálidos y secos por un claro “ efecto Foehn” ( el aire dirigido contra una montaña se enfría y condensa su humedad al ascender, y se calienta y evapora el agua al descender por la ladera de sotavento) En muchas ocasiones obsevamos cómo las intensas precipitaciones del Cantábrico se debilitan ya a su paso por Navarra y al llegar a Sos se debilitan, llegando a lucir el sol o donde el cielo, como máximo, aparece cubierto de cúmulos aislados.
Amanecer estival en la Sierra de la Sarda. Sos del Rey Católico.


 Por su parte, las masas de aire mediterráneas, así como las borrascas generadoras de lluvia del golfo de León o de las Baleares, tienen, salvo en contadas ocasiones, una influencia muy débil a causa de la normal dirección de Oeste a Este de la circulación general atmosférica, incidiendo también en la baja cuantía de las precipitaciones.
Esta impronta topográfica se deja sentir, asimismo, en las temperaturas: el aire, tanto frío como cálido, en situaciones de tipo anticiclónico se estanca en el fondo de la Depresión, agravando los efectos térmicos de cada estación. En verano el calentamiento del aire se eleva considerablemente y provoca tormentas locales que pueden ocasionar fuertes chubascos cuando en altas capas de la atmósfera coinciden con el paso de una corriente fría o con situaciones de “gota fría” ( masa aislada de aire frío): en invierno, el aire frío llega a permanecer estacionado semanas enteras, hasta llegar a originar una fuerte inversión térmica, subrayada muchas veces por intensas nieblas de irradiación ( las provocadas por el enfriamiento del aire en contacto con el suelo muy frío)
Pero si el volumen de precipitaciones en Sos (580mm.) ya es, por sí sólo, muy significativo, aún es más interesante conocer el ritmo con que éste se produce, es decir, su régimen. A la escasez pluviométrica de Sos se une un régimen fundamentalmente equinacional, con dos cortos períodos de lluvias en primavera y otoño, separados por dos acentuados mínimos en verano e invierno.
Nieblas de irradiación en la Val d´Onsella, provocadas por el enfriamiento del aire al contacto con el suelo muy frío.

El verano es muy pobre en lluvias, particularmente los meses de julio y agosto, donde se recogen en torno al 10-15% del total anual. En esta época, el gobierno de las condiciones anticiclónicas supone el dominio generalizado de la baja pluviometría, interrumpida en ocasiones por la presencia de tormentas locales (a veces de fuerte intensidad). La monotonía del verano se conserva en parte de septiembre, por la frecuencia de situaciones anticiclónicas y de lluvias débiles, pero en octubre y noviembre las precipitaciones se generalizan y, con ellas, entramos en los meses propiamente otoñales, de fuertes contrastes atmosféricos. A finales de noviembre y en diciembre, las lluvias van disminuyendo y entramos en otro período seco, tan intenso como el mínimo de verano, al que se deben aportes anuales inferiores al 20%. Enero y febrero son los meses menos lluviosos. Marzo es un típico mes de transición y señala, con el incremento pluviométrico, el inicio de la formación del máximo de primavera. El momento más elevado se alcanza en mayo, pues a las lluvias frontales propias de la estación se unen las primeras debidas a la inestabilidad conceptiva, ligadas a la topografía local. Suele ser este un período de grandes contrastes: alternan de forma desordenada tiempos calmados y soleados con otros perturbados e inestables. Esto es consecuencia de la propia indefinición del tiempo primaveral, con empujes continuados del anticiclón de las Azores, por una parte, y el paso de frecuentes sistemas frontales, por otra.
En junio todavía las lluvias pueden ser elevadas, cuando se retrasa el máximo de mayo, pero rápidamente descienden para caer en el prolongado período seco estival.
Igualmente, como antes se ha comentado, las temperaturas en Sos están condicionadas por la continentalidad y su topografía. Los veranos, aunque calurosos, no llegan a las altas temperaturas del centro de la Depresión del Ebro; en el mes de julio se suelen alcanzar unos moderados valores medios de 21º C. y en el mes de enero 4.2º C. como temperatura media, siendo la media anual de 12,5º C.


GRADOS Centígrados
ENERO
4,4
FEBRERO
5,8
MARZO
9,2
ABRIL
12
MAYO
15,2
JUNIO
19,2
JULIO
22,4
AGOSTO
21,9
SEPTIEMBRE
19,6
OCTUBRE
14,7
NOVIEMBRE
9
DICIEMRE
4,9

Temperatura media histórica de Sos del Rey Católico
(Fuente: Instituto Nacional de Meteorología)

Los inviernos son muy largos. Desde noviembre hasta mediados de marzo predominan las situaciones de estabilidad atmosférica, con aire frío continental, seco y transparente, cielo despejado y soleado durante el día y fuertes heladas por las noches. Así durante más de 5 meses, la temperatura media es inferior a los 10ºC. de los cuales, en tres meses por lo menos, baja de 5ºC, llegando incluso a nevar.


En resumen, podemos decir que Sos disfruta de un clima mediterráneo continental del somontano pirenaico, de transición entre la Depresión del Ebro y los Pirineos, condicionado por la altitud, que le proporciona mayor humedad y lo aleja gradualmente del agobiante calor estival de la Depresión, de las inversiones térmicas y de las fuertes ráfagas de cierzo; sin embargo, y pese a la menor aridez, mantiene la irregularidad pluviométrica y una elevada amplitud térmica.
Las precipitaciones oscilan entre 400 y 700 mm. y son tanto más abundantes cuanto más elevación tenga el somontano. Siguen el régimen propio de las regiones mediterráneas, de lluvias equinocciales — algo más abundantes en primavera — y mínimo solsticial, particularmente acentuadas en verano. Las temperaturas también se apartan ligeramente del carácter extremo propio del eje del Ebro pero, con todo, los fuertes calores de julio y agosto todavía alcanzan los 28ºC., y el ambiente frío del invierno sufre el lógico descenso altitudinal que le lleva a registrar valores medios de 3´5- 4´5º en enero.





BIBLIOGRAFIA

-IBARRA BENLLOCH, PALOMA. Marco geográfico y rasgos geomorfologicos de la comarca de las Cinco Villas, en Nuria Asín: Comarca de las Cinco Villas. Col. Territorio, 25. D.G.A. 2007.

-Colección CAI 100, nº 44. Cinco Villas.
                        -Instituto Nacional de Meteorología. Cinco Villas