sábado, 24 de julio de 2021

¿SE CONSTRUYÓ LA CRIPTA DE SANTA MARÍA DEL PERDÓN SOBRE UN TEMPLO ANTERIOR? (III) RESTOS FUNERARIOS.

 


En una entrada anterior hemos visto la posible influencia visigoda en la cripta de Sos del Rey Católico (ver).

Que hubo presencia visigoda en Sos del Rey Católico no hay ninguna duda; sólo hay que ver los numerosos restos visigodos encontrados en Campo Real/Fillera (sarcófagos, pies de altares…), estudiados por Javier Andreu Pintado, y otros[1].

              **********************************************************************

En el 711 entran los musulmanes en la Península Ibérica. A partir de entonces la herencia visigoda y la propia existencia de los reinos cristianos estará al albur del poder musulmán. Los cristianos que no aceptaron la nueva situación, y no huyeron a tierras francesas o italianas, se refugiaron en las zonas montañosas del norte, pobladas de gentes defensoras, desde hacía siglos, de su independencia política y cultural (astures, cántabros y vascones). Así se fueron formando los primeros reinos y condados, que con sus luchas y alianzas, sus desavenencias y vasallajes, sus separaciones e incorporaciones, protagonizarían los episodios del devenir histórico de los primeros siglos de la Reconquista.

Sabemos que ya en el siglo IX, en los territorios del norte de las Cinco Villas existían dominios cristianos. En el siglo X, dentro de la inestable situación política del momento, se puso de manifiesto una común voluntad de repoblar territorios, asentar núcleos de población y avanzar las fronteras, lo que posibilitó la incorporación de importantes contingentes mozárabes, es decir, gentes hispánicas que, consentidas por el derecho islámico como tributarias, habían conservado en las zonas musulmanas la religión cristiana.

Durante este siglo los cristianos se fueron consolidando tras una vasta línea de fortificaciones frente a los musulmanes.  Sos, y otros núcleos de la Valdonsella, serían ocupados por cristianos que estabilizarán sus posiciones construyendo castillos pétreos para, de este modo, afianzar asentamientos poblacionales estables. Todo ello tuvo una clara repercusión en las actividades constructivas y de índole cultural de la época, dando lugar al llamado arte mozárabe, de repoblación o frontera, si bien, en los reinos de Navarra, Aragón y en los condados catalanes, a pesar de que en estos territorios se asentaron contingentes mozárabes, no se puede hablar de arte mozárabe en sentido estricto, sino de arte de la época mozárabe o, simplemente, arte prerrománico, cuyo mejor ejemplo en Navarra es el monasterio de Leire, y en Aragón el monasterio de San Juan de la Peña donde, en los primeros años del siglo IX, eremitas mozárabes se establecieron en las cuevas naturales del monte Pano.

  

    ****************************************************************************


Sepultura antropomorfa bajo los
ábsides de la iglesia de San Esteban
(Sos del Rey Católico)
                3- En el exterior de la iglesia de San Esteban, en Sos del Rey Católico, y bajo los monumentales ábsides, se halla una sepultura antropomorfa, de tipo bañera, que por su reducido tamaño albergaría el cadáver de un niño. A sus pies, parece intuirse una segunda sepultura de la que apenas queda, semi cortada, la oquedad de la parte de la cabeza. Probablemente fuera destruida al picar la piedra en alguna obra de restauración de la iglesia al acondicionar la zona que rodea los ábsides. Es más que probable que si se excavara bajo el pavimento y en los alrededores aparecerían más tumbas y otras sorpresas.

Las sepulturas antropomorfas fueron una modalidad de inhumación que los investigadores suelen asociar a las comunidades cristianas altomedievales, aunque su uso está demostrado que fue empleado por diferentes culturas antes de la llegada del cristianismo.

Estas tumbas son sepulcros excavados en piedra y con forma humana que suelen aparecer alrededor o junto a iglesias, templos, ermitas, castros o incluso en pequeños cerros aislados, como en Castillo Barués(ver), siempre ligadas, según algunos investigadores, a contextos arqueológicos tardorromanos, constituyendo las primeras necrópolis asociadas al culto cristiano y siendo muy numerosas en Aragón, Cataluña, Castilla-León y Galicia.

Respecto a su cronología, actualmente los investigadores no se ponen de acuerdo y las sitúan entre los siglos V-VI hasta incluso el XV, por lo que no es posible determinar con exactitud la datación de estas tumbas antropomorfas de Sos, si bien es conocida la costumbre visigoda de usar este tipo de sepultura en los alrededores y cercanías de las iglesias.

Pero tampoco hay que desestimar que estas sepulturas fueran de la época altomedieval carolingia (siglos IX-X), que es cuando las iglesias y ermitas empezaron a proliferar en los asentamientos rurales de forma generalizada. 

El profesor Alberto del Castillo, prestigioso investigador de las sepulturas excavadas en roca, comenta que este tipo de tumbas antropomorfas, más evolucionadas que otras existentes, pertenecen a los siglos IX-X, coincidiendo con la repoblación cristiana del norte peninsular[2]

En este contexto, la arqueología nos confirma una amplia edificación de iglesias y capillas, construidas de piedra y mortero, repartidas por los antiguos Condados disponiendo de tumbas antropomorfas a su alrededor, constituyendo un modelo de enterramiento característico de este periodo[3].

Pero si estas tumbas antropomorfas excavadas en piedra presentan dudas a los investigadores sobre su datación, existen en Sos del Rey Católico otro tipo de tumbas de piedra, también antropomorfas, que los expertos sí nos ofrecen una precisa datación de las mismas: los sarcófagos.

En las obras de restauración de Sos del Rey Católico, llevadas a cabo el pasado siglo, aparecieron en la cripta varios sarcófagos antropomorfos de piedra (hoy conservados todavía en la iglesia) cuya datación, según los investigadores, no ofrece ninguna duda que se mueve entre la pequeña horquilla temporal del siglo VI al IX, como muy tarde. O sea, que ya hubo enterramientos en Feliciana antes de, al menos, el siglo IX. Además, sabemos que en el siglo IX, aunque todavía no habían llegado pobladores a Sos, sí que había habitantes [ Recordar a Blasco Dacones de Feliçana (año 880)[4]]

A diferencia de las tumbas excavadas en la roca, que se localizan en el exterior de los templos, los sarcófagos de piedra se ubicaban en el interior de los mismos. Entonces, ¿a qué templo, anterior al siglo XI, pertenecen estos sarcófagos de piedra?(continuación)




[1] Javier Andreu Pintado et alii. “Una ciudad de los vascones en el yacimiento de Campo Real/Fillera (Sos del Rey Católico-Sangüesa)” Archivo Español de Arqueología, 81, pp. 75-100; Mª Victoria Escribano y Guillermo Fatás. La antigüedad tardía en Aragón (284-714), C.A.I., Zaragoza, 2001.

[2] Castillo Yurrita, Alberto del. "Cronología de las tumbas llamadas Olerdolanas" Actas del XI Congreso Nacional de Arqueología. Mérida, 1969, pp- 835-845.

[3] Roig y Buxó, Jordi. “Prácticas funerarias de época visigoda y altomedieval (siglos VI al X): el ejemplo arqueológico del noreste peninsular (Cataluña)”. Anejos de Nailos, 5, p. 432.

[4] Martín Duque, Ángel. Documentación medieval de Leire (siglos IX al XII), doc. 30. Referenciado en la parte I (paganos y cristianos) de este post.







BIBLIOGRAFÍA


-ANDREU PINTADO, JAVIER, et alii. “Una ciudad de los vascones en el yacimiento de Campo Real/Fillera (Sos del Rey Católico-Sangüesa)”. Archivo Español de Arqueología, 81, pp.75-100.C.S.I.C. Instituto de Historia. 2008.

-CABAÑERO SUBIZA, BERNABÉ. "Precedentes musulmanes y primer arte cristiano", en: Esteban Sarasa Sánchez (Coord,) Las Cinco Villas aragonesas en la Europa de los siglos XII y XIII,  pp. 207-247. I.F.C., Zaragoza, 2007.

-CASTILLO YURRITA, ALBERTO DEL. “Cronología de las tumbas llamadas Oleordanas”. Actas del XI Congreso Nacional de Arqueología. Mérida. 1969. Zaragoza, 1970: Secretaría de los Congresos Arqueológicos Nacionales, pp. 835.845.

-ESCRIBANO PAÑO, Mª. VICTORIA; FATÁS CABEZA, GUILLERMO. La antigüedad tardía en Aragón (284-714). C.A.I- Zaragoza, 2001.

-MARTIN VISO, IÑAKI. “Elementos para el análisis de las necrópolis de tumbas excavadas en la roca: el caso de Riba Côa”. Formas de ocupación rural en la "Gallaecia" y en la "Lusitania" durante la antigüedad tardía y la Alta Edad Media. CuPAUAM  31-32, pp. 83-102. U.A.M., 2005-2006.

-ROIG Y BUXÓ, JORDI. “Prácticas funerarias de época visigoda y altomedieval (siglos VI al X): el ejemplo arqueológico del noreste peninsular (Cataluña)”Anejos de Nailos, nº 5, pp. 431-481. APIAA (Asociación de Profesionales Independientes de la Arquelogía de Asturias). Asturias, 2019.

-TABOADA, ROGELIO. "Capitel de Santa María del Perdón". Sangüesa Siempre. Apéndices históricos, pp.15-32. Ediciones RT. Sangüesa (Navarra), 2016.



sábado, 17 de julio de 2021

¿SE CONSTRUYÓ LA CRIPTA DE SANTA MARÍA DEL PERDÓN SOBRE UN TEMPLO ANTERIOR? (II) LOS VISIGIDOS

 

En un post anterior vimos cómo la cripta de Santa María del Perdón podría estar asentada sobre un terreno donde inicialmente se levantó un templo pagano, cristianizado poco tiempo después (ver). Evidentemente no existen restos arqueológicos que lo confirmen, tan sólo disponemos de la certeza histórica de la romanización del lugar, el hallazgo de unos restos óseos incinerados procedentes de un enterramiento romano y el recuerdo toponímico sobre Feliciana, datos insuficientes para aseverar fehacientemente este hecho, pero no por ello disparatado si tenemos en cuenta otros vestigios que van apareciendo y que nos inducen a dar cada vez más credibilidad al hecho que la iglesia baja de Sos fue edificada sobre templos anteriores en el tiempo, circunstancia, por otra parte, muy común en muchas iglesias actuales. Sin ir más lejos, la catedral de La Seo de Zaragoza fue en sus orígenes, también, un templo romano, cristianizado desde el siglo III; con la llegada de los visigodos fue sede episcopal con una catedral dedicada a San Vicente; mezquita mayor en el siglo VIII con la llegada de los musulmanes y finalmente, tras la reconquista de la ciudad en el siglo XII, se convertiría en la iglesia cristiana más importante de la ciudad.


 Los pueblos germánicos empezaron a establecerse en Hispania a principios del siglo V, pero fue a inicios del siglo VI cuando se produjo el asentamiento masivo de la población visigoda. Con los germanos puede decirse que la cultura y civilización romanas no fueron interrumpidas, y que el mundo visigodo es una continuidad del tardorromano.

En los dos siglos de presencia visigoda en la Península el arte siguió los vaivenes de la situación política y religiosa, pudiendo dividirse en dos períodos bien diferenciados: el arriano (507-586) y el católico, desde la conversión al catolicismo de Recaredo hasta la llegada de los musulmanes (586-711). Durante el primero, los visigodos, sin tradición arquitectónica propia y muy tolerantes, permitieron a los hispanorromanos construir sus iglesias y fundar sus monasterios, pues su actividad artística se concentró en los objetos de uso y adorno personal.

Por otra parte, sabemos que ya existían obispados. El obispado de Pamplona se documenta por primera vez entre las  sedes  católicas  asistentes  al  III  concilio  de  Toledo  (589)  y tres años más tarde en el II de Zaragoza (592), que prosigue en el marco provincial la tarea de  erradicación  del  arrianismo.

La unidad política y religiosa en el 589 (III Concilio de Toledo) supuso el desarrollo de un arte con un lenguaje propio, apreciable en muchos monumentos del siglo VII y principios del VIII, si bien todavía estuvo marcado por la influencia paleocristiana y en algunos aspectos por la bizantina, siendo el empleo del arco de herradura una de sus aportaciones más notables (aunque éste ya era patente en época arriana). Generalmente este arco de herradura exhibía un peralte aproximado de un tercio del radio. En cuanto al aspecto decorativo, la ornamentación geométrica fue muy utilizada para decorar muros, frisos, cornisas o cimacios.

Precisamente, estas dos características (arco de herradura y ornamentación geométrica) son las que vamos a encontrar en la cripta de Sos del Rey Católico y ambas, como veremos, no ofrecen duda alguna de ser anteriores al  siglo XI.

Los historiadores dicen que el arco de herradura lo trajeron a Hispania los bizantinos cuando éstos se asentaron en el Levante a su llegada a la Península en el año 552, aunque ya lo conocían los romanos debido a sus incursiones y asentamientos en Oriente. Los visigodos lo copiaron y fueron quienes le dieron un fuerte impulso. De los visigodos pasó al arte hispanomusulmán, al prerrománico, al mozárabe y al románico.

El arco de herradura visigodo se caracteriza por tener rectos los salmeres en el trasdós y con vuelo en el intradós; la prolongación de la curva del arco no suele sobrepasar el tercio del radio; arranca del ábaco y ensancha progresivamente su luz hasta la mitad de su altura, rebasando el intercolumnio; a partir de aquí es igual que al arco de medio punto. (ver en el glosario los términos arquitectónicos)



 ++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++

 

2.- A ambos lados de la embocadura del ábside central de la cripta de Santa María del Perdón, en Sos del Rey Católico, encontramos dos columnas de fuste corto que, por medio de sendos capiteles extraordinariamente tallados y atribuidos al maestro Esteban, dan apeo a unos arcos formeros peraltados. Si observamos detenidamente el salmer del arco del lado del evangelio (el que apoya sobre el capitel de las “aves picándose las patas”), veremos que la curvatura del arco y su prolongación no guarda su trayectoria natural, sino que hace un efecto “antinatural”, dando la impresión de que “algo” no está bien colocado, de estar como "desviado" ligeramente. La respuesta es que este salmer está invertido, viéndose con claridad que en un principio, y en su original posición, daba forma a un arco de herradura. Con posterioridad a su inicial colocación el arco se desmontó y, al montarlo de nuevo, se puso esta piedra al revés para eliminar el arco de herradura y convertirlo en arco de medio punto. No se puso el salmer al revés por error, se colocó así a propósito. Sin duda, el maestro constructor se quiso ahorrar el tallar una nueva dovela, así que…invirtió la que había. Una pequeña “chapucilla” que apenas se nota, donde el efecto óptico del medio punto está casi logrado, pasando inadvertido a primera vista; sin embargo, el maestro no consiguió ocultar el "apaño" ante los avezados ojos de observadores e investigadores postreros.

                  Desconocemos si, originariamente, este salmer formó parte del mismo arco en el que ahora se encuentra pero, independientemente de esta circunstancia, lo que demuestra es que antes de la construcción del templo tal y como hoy lo vemos, o bien se desmontó y reconstruyó el arco ya existente o bien existió otra estructura que usó el arco de herradura en alguno de sus elementos constructivos y posteriormente, tras una reconstrucción, se utilizó la piedra para incluirla en este arco, invirtiéndola e intentando “eliminar” así cualquier vestigio arquitectónico anterior, bien sea visigótico o mozárabe, adaptándolo a la nueva corriente  prerrománica, caracterizada, además, por la reutilización de edificios anteriores, así como sus sillares y otros elementos arquitectónicos o estructurales.

Pero aún hay más. Al pie de uno de los robustos pilares cilíndricos que separan las naves, concretamente en el situado al lado del evangelio y en su parte frontal (frente a los ábsides)  y justo en el primer sillar que arranca del suelo, haciendo de base, hay tallado un dibujo representando una flor de seis pétalos seguida de una clásica cenefa entrelazada que se corta en la junta con el siguiente sillar, sugiriendo claramente que el dibujo está incompleto.

 Estos elementos ornamentales de decoración geométrica, roleos, trenzados, etc… como antes se ha dicho, son muy usados en la decoración tardorromana. Ejemplos muy similares al de la cripta de Sos del Rey Católico los podemos encontrar en el parque arqueológico de Segóbriga, ubicado en el cerro de Cabeza del Griego en la localidad de Saelices (Cuenca).

El hecho de que parezca que este adorno esté incompleto es porque, evidentemente, faltan uno o más sillares que darían continuidad a la cenefa, lo que nos hace pensar que este sillar fue reutilizado y reubicado en este pedestal procedente de alguna otra estructura anterior. Pero hay un detalle que nos ratifica rotundamente este hecho.          

 Si nos fijamos bien, bajo la cenefa, y prácticamente a ras del suelo, en la esquina inferior derecha del sillar, aparece una inscripción latina, también incompleta por la falta del sillar o sillares contiguos antes referidos, casi ilegible, pero que en sus últimas letras puede leerse perfectamente la declinación “…DEI” (a Dios). Se podría pensar que esta inscripción pudiera ser un graffiti, inscrito tras la construcción del pilar, pero un curioso detalle no deja lugar a dudas que es original y coetáneo con el resto del dibujo y, lo más importante, que el sillar fue reutilizado de una anterior ubicación, pues se instaló invertido, y el lugar que ocupa la inscripción, exactamente junto al suelo, hace que sea totalmente imposible poder grabar nada tras la colocación de la piedra, con la dificultad añadida, al estar invertido el sillar, de estar también invertida su grafía, por lo que no hay lugar a dudas que fue recolocado allí. 

Si lo giramos y lo ponemos en su correcta posición leeríamos bien la grafía (terminada en “DEI”) y la roseta de seis pétalos sería el adorno que figuraría como remate final de la cenefa, pues se aprecia claramente que tras ella no existe continuidad alguna de dibujo; sin embargo, donde sí le faltaría continuidad  ahora, por su lado izquierdo, sería a la cenefa que, por lógica ornamental y simetría, seguiría uno o más sillares hasta finalizar, probablemente, en otra roseta hexapétala igual a la vemos ahora. 


            Por otra parte, las características de la talla del sillar, en bajo relieve, casi plano, con la técnica de bisel, muy extendida en el arte visigodo, lo excluye claramente del mundo romano, cuyos relieves esculpidos son mucho más volumétricos.

Todo esto nos sugiere inequívocamente que dicho sillar, junto a otros que darían continuidad tanto a la cenefa como a la inscripción, formaría parte de algún dintel, cornisa, parte de muro o de otro elemento estructural de una edificación anterior, dedicada a Dios, y reubicado con posterioridad en este pilar cilíndrico como base del mismo y que daría sustento, posteriormente, a la edificación de un nuevo templo.

Estos pequeños indicios arquitectónicos que hemos visto nos remiten, sin duda alguna, a una cronología y técnicas tardorromanas que se han tratado sin la mayor atención o, simplemente, nunca se han tratado o no han sido contextualizados, probablemente por la generalizada idea de la escasa o nula presencia visigoda en la zona debido a la falta de documentación, restando valor a estos indicios.

 Pero todavía hay más.(Continuación)

 

 

 

BIBLIOGRAFÍA

-DE PALOL, PEDRO.  Arte hispánico de la época visigoda. Ed. Polígrafa. Barcelona, 1968.

-GALTIER MARTÍ, FERNANDO. “Las grandes líneas del arte prerrománico aragonés”, Rev. Artigrama, nº 8-9, pp. 259-280. Dpto. de Historia del Arte. Universidad de Zaragoza, 1991-1992.

-LÓPEZ QUIROGA, JORGE. Arqueología del hábitat rural en la Península Ibérica ( Siglos V - X). La Ergastula Ediciones. Madrid, 2011.

-TABOADA, ROGELIO. “Capitel de Santa María del Perdón”. Sangüesa siempre. Apéndices históricos, pp-15-32. . Ediciones RT. Sangüesa (Navarra), 2016.

-Historia del Arte Español. Tomo II. Imperio y religión. Del mundo romano al prerrománico. Planeta. Barcelona, 1997.

En la web:

-www.charlarte.com. Escultura visigoda

-www.glosarioarquitectonico.com. Arco de herradura romanovisigodo


 

 


domingo, 11 de julio de 2021

NUEVO LIBRO: "BESTIARIO ROMÁNICO EN LA PORTADA DE LA IGLESIA DE SAN ESTEBAN(SOS DEL REY CATÓLICO)"

 


El 6 de Junio tuvo lugar en la biblioteca de Sos del Rey Católico la presentación del libro “Bestiario románico en la portada de la iglesia de San Esteban (Sos del Rey Católico)”, de  Loli Ibáñez San Millán.

De todos es sabido que la portada de las iglesias románicas es, de los elementos arquitectónicos exteriores del templo, el más importante para los creyentes de la Edad Media. A través de la puerta, los fieles pasaban del mundo terrenal al espiritual, por lo que la ornamentación de la portada, además de cumplir una función decorativa, responde también a una función didáctica y pedagógica, convirtiendo la portada en una auténtica Biblia ilustrada para transmitir los fundamentos del cristianismo a las clases populares. Pero la escultura decorativa utilizada en las portadas no sólo sintetizaban la doctrina cristiana, sino también la forma de cómo ésta entendía el mundo reflejando, a través de numerosas figuras y animales, los principios teológicos, la vida de Cristo, los pecados capitales, los vicios, las virtudes, lo que está bien hecho y lo que no…., percibiendo los fieles la existencia de unos seres y un espacio sobrenatural, invitándoles a realizar un acto de contrición y penitencia antes de entrar en “la casa de Dios”.

 Entre las numerosas figuras que pueden formar parte de una portada románica profusamente esculpida, como es la de San Esteban de Sos,  cabe señalar la frecuencia con la que aparece la fauna animal, la mayoría de las veces con intencionalidad simbólica.

Este es el cuerpo del nuevo libro de Loli Ibáñez: una profunda identificación, descripción, análisis y simbología de los animales que aparecen en las dovelas de las arquivoltas de la portada de San Esteban de Sos del Rey Católico; un amplísimo bestiario.

Lamentablemente, como podemos ver al observar la portada, el paso del tiempo ha hecho que ésta se encuentre bastante deteriorada, erosionada y estropeada, siendo, en algunas ocasiones, muy difícil identificar el animal o la escena esculpida, y en otros muchos casos, difícil. Esta enorme dificultad para identificar las deterioradas figuras en las dovelas es lo que ha hecho desistir a muchos investigadores e historiadores de realizar un profundo estudio sobre la portada, limitándose simplemente a describir lo más identificable y mejor conservado, como son las estatuas-columna o el tímpano.

Pero Loli Ibáñez se armó de paciencia y ha ido mucho más lejos. Durante varios años, cientos de visitas a la portada, miles de fotografías (desde diversos ángulos), miles de búsquedas y miles de horas de investigación fueron dando forma a esas “desfiguradas” dovelas, una a una, hasta conseguir la identificación de muchas de ellas, cuyo resultado nos ofrece en este maravilloso libro que acaba de publicar; un libro que contiene una variada fauna, tanto de animales terrenales reales como criaturas fabulosas fruto de la imaginación; un libro que contiene parte de la historia de la Edad Media, del arte románico y de su simbología; un libro, en definitiva, que contribuye a “descifrar” y entender mejor parte del  legado histórico-artístico de la Villa de Sos, que estaba ahí, a la vista de todos, pero que nadie supo interpretar o no quiso perder el tiempo en su estudio.

Enhorabuena, Loli, por este magnífico trabajo. Sé que te faltan más dovelas y figuras por identificar, pero conociendo tu paciencia, tesón y esfuerzo seguro conseguirás completarlas y nos deleitarás con una segunda parte del libro. Felicidades de nuevo.

domingo, 4 de julio de 2021

EL CEMENTERIO DE SOFUENTES (II) "Cuando el río suena..."

 

Cuando el río suena, agua lleva”. Este es un dicho popular que se suele aplicar cuando lo que se dice o se rumorea, aunque no sea del todo real,   algo tiene de verdadero.

            Husmeando en las hemerotecas localicé una noticia del año 1897 que nos puede aclarar que lo que se comenta como leyenda, aunque ya tenía cierta dosis de credibilidad, referente al cementerio de Sofuentes, (ver) tiene un origen verdadero que ahora podemos afirmar, según se desprende de esta noticia en cuanto a algunos problemas que parece ser que hubo tras la construcción del camposanto de la localidad.

            En cuanto a la intervención de la mula en la narración de la leyenda sí que parece ser una invención de la transmisión oral, pero no así el resto del relato, donde coinciden con la noticia del periódico las circunstancias, e incluso el nombre del padre del niño fallecido que, además, nos facilita su apellido.

            La noticia dice así:

            “Hoy se ha presentado en el gobierno civil el vecino de Sofuentes, barrio rural de Sos, Zacarías Zabala, reclamando del gobernador diera sus órdenes para que en el Cementerio del mencionado poblado se diera sepultura al cadáver de un hijo del reclamante, que falleció hace cuatro días.

        El gobernador, en vista de no hallarse acordado el que se verifiquen enterramientos en dicho Cementerio, ha telegrafiado al alcalde de Sos, pidiéndole datos y ordenando que el cadáver sea enterrado inmediatamente en el Cementerio que corresponda.”[1]

           De la noticia se desprende que en el año 1897 ya existía el cementerio en Sofuentes; o sea, que éste no se construyó después, o a raíz del suceso narrado, como dijimos en el primer post. No hay duda alguna que estos hechos dieron mucho que hablar en el pueblo y fueron los que dieron origen a la leyenda, aunque desconocemos el motivo por el que no se quería, o no se podía, dar sepultura al niño en el cementerio. 

           Consultada la relación de “vecinos de Sos del siglo XIX” del blog(ver), aparece un vecino llamado Zacarías Zabala y su segundo apellido: Bueno; agricultor. Sin duda se trata de la misma persona.

          



[1] La Voz de la Provincia, nº 405, año II. 29 de mayo de 1897, página 2.