A Pedro IV le sucede su hijo Juan I, proclamado rey en
1387.
Juan I, aficionado a la caza y a la astrología, fue
muy débil en los negocios públicos durante su corto reinado (1387-1396), siendo
su esposa quien manejaba los hilos administrativos y económicos.
Juan I "el Cazador" |
Por un lado, los festejos y ferias cortesanas que
surcaban el territorio de punta a punta redundó en beneficio de la vida
cultural del reino, pero por otra parte el gasto que ello conllevaba era
imposible de asumir para las arcas reales.
Además creció la corrupción de los cortesanos y la
política de asignación de bienes a expensas del patrimonio real, por lo cual
todo este desorden fiscal ocasionó que las finanzas reales comenzasen a acumular
deudas, hasta tal extremo que tuvieron que vender sus castillos del Rosellón, y
enajenar o hipotecar otras propiedades de la Corona que fueron compradas por
grandes nobles, es decir, por los mismos que estaban sangrando el tesoro real. Y por si esto fuera poco, frecuentemente
tuvieron que recurrir a la solicitud de préstamos usurarios con los banqueros
de Florencia, dejando arruinada la economía del Reino.
Otro importante problema interno que tuvo que afrontar
Juan I fue el movimiento antijudío de 1391 que comenzó en Sevilla y se extendió
por todos los territorios cristianos peninsulares. Se destruyeron sinagogas, se
saquearon las juderías y se llevaron a cabo numerosas matanzas. Aunque en el
reino de Aragón no se llegó a tales extremos, el clima general que existía
causó tensiones y tuvo algunas repercusiones. Juan I y su esposa
Violante de Bar tomaron diversas medidas para lograr atajar esta situación,
principalmente de carácter económico, que pudieran resarcir a los judíos de las
pérdidas sufridas en los saqueos. Sin embargo, según valora la medievalista Ana
Isabel Lapeña, “las aljamas judías quedaron heridas de muerte con un declive
constante”.
Juan I concedió Privilegio a los vecinos de Sos, dado
en la Aljafería de Zaragoza a 3 de octubre de 1391, por el que les aplica,
confirma y ratifica la administración de la primicia, para que como hasta
entonces gasten sus frutos y los conviertan en las necesidades de la Iglesia y
dispongan de ellos según su voluntad, sin condición ni impedimento alguno y
jura Su Majestad a Dios y a los Cuatro Santos Evangelios, de no entrometerse
jamás en la dicha administración y fruto; y que si algunas gracias hechas por
la Sede Apostólica o que se le haran, se contradijere la dicha cesión, la
renuncia de esta parte.[1]
En 1396 muere Juan I en una jornada de caza al caerse
del caballo. No dejó descendientes varones, por lo que le sucedió en el trono
su hermano Martín, que reinaría como Martín I, quien desde 1380 ya era rey de
Sicilia.(Continuación)
BIBLIOGRAFÍA
-ABELLÁ SAMITIER, J. Selección de documentos de la villa aragonesa de Sos (1202-1533) I.F.C.(C.S.I.C.) Excma. Diputación Provinzial. Zaragoza, 2009.
-LEDESMA, Mª. L. “El patrimonio real en
Aragón a finales del siglo XIV: los dominios y rentas de Violante de Bar”, en Aragón en la Edad Media, II,pp. 135-169. Zaragoza,
1979.
-ESPARZA, JOSÉ JAVIER. ¡Santiago y cierra, España! El nacimiento de
una nación. Ed. La esfera de los libros. Madrid, 2013.
-Reyes y Reinas de Aragón. Coleccionable
Heraldo de Aragón.
-En la web:
-Gran Enciclopedia Aragonesa. Juan I “el Cazador”
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