viernes, 29 de septiembre de 2023

LAS ASOCIACIONES DE JÓVENES Y LAS "CHARANGAS" EN SOS EN LA EDAD MEDIA

 

Tamborinos. Miniatura en Las Cantigas de Santa María.

            Música y danza, o baile, es un binomio inseparable cuyos orígenes se pierden en el tiempo. Desde la Prehistoria, el ser humano ha tenido siempre la necesidad de comunicarse corporalmente con movimientos que expresaran sentimientos y estados de ánimo, movimientos que iban acompañados de rítmicos sonidos que salían de cualquier objeto que los pudiera producir: desde piedras, huesos y troncos de madera utilizados por el hombre primitivo hasta los sofisticados instrumentos musicales de hoy en día. Música y  danza ha existido en todo el mundo y en todas las culturas, por lo que podemos decir que se trata de una manifestación cultural universal.

              El estudio de sus orígenes y su evolución en el tiempo  ha dado material suficiente como para escribir infinidad de libros y enciclopedias sobre el tema, pero hoy nos vamos a centrar en un determinado momento histórico que nos remite a finales de la Edad Media (ss. XIV, XV y XVI) en el Reino de Aragón, y más concretamente a la contratación de músicos para animar el baile en prácticamente todo el territorio rural aragonés. Podría decirse que es como el “origen” de las actuales charangas.

             Existe documentación que nos confirma que en la Baja Edad Media se constituyeron agrupaciones de jóvenes en muchos pueblos del Reino de Aragón. En un mapa elaborado por Conrado Torres García y que expone la catedrática de Historia Medieval de la Universidad de Zaragoza, Mª del Carmen García Herrero, en su trabajo “Asociaciones de jóvenes en el mundo rural aragonés de la Baja Edad Media”, aparecen los pueblos con asociaciones de jóvenes documentadas, hasta el momento, en el Reino de Aragón entre los siglos XIV y XVI. La propia autora refleja en su artículo su convencimiento de que este mapa verá aumentados sus municipios en un futuro[1]. En dicho mapa aparece la villa de Sos como pueblo con Asociación de Jóvenes constituida (ss.XIV-XV).

                   Estas asociaciones juveniles, amparadas y controladas por los concejos municipales, surgen en los pueblos del Reino de Aragón con la finalidad de tener ocupados a los jóvenes de la localidad y, de este modo, tenerlos más controlados, evitar en lo posible cualquier tipo de desorden que pudieran originar en el municipio y prepararlos para su integración en la sociedad.

                Recibían distintos nombres según la zona: asociaciones, compañías, mancebías, juegos, reales o condados[2], y se regían por unos estatutos o normas establecidas y supervisadas por el Concejo. Estaban formadas por jóvenes solteros(mancebos),entre los 14 y 25 años, aproximadamente, aunque podía haber de más edad si estuviera soltero, perdiendo el derecho de pertenecer a la compañía en el momento de contraer matrimonio; pero muchas veces hubo jóvenes que, estando casados, siguieron participando en distintas actividades de la asociación.

                Las asociaciones estaban estructuradas jerárquicamente, siendo “el rey” la autoridad de mayor rango al que todos debían obedecer; otros cargos subordinados al rey eran los condes, caballeros, mayorales, mayordomos…., siendo esta escala jerárquica el fiel reflejo de la sociedad medieval; no en vano, el nombramiento de los cargos de la asociación estaba supeditado a la pujanza social, económica y política de la familia a la que pertenecían los mancebos[3]. De esta forma, los jóvenes aprendían, practicaban, se entrenaban y se preparaban para los puestos dirigentes que supuestamente ocuparían en un futuro en la sociedad adulta[4].

         Entre sus muchas funciones, se encargaban de realizar las rondas nocturnas y las vigilancias en las atalayas de la villa(ver), contrataban los juglares para alegrar las fiestas del municipio, para tocar en días señalados, Resurrección, carnaval, navidades, bodas, amenizar el baile dominical o cualquier otro acto festivo que se celebrara en el pueblo. 

Tamborino del siglo XXI
          Generalmente, estos juglares eran contratados por un año, y aunque había juglares que tocaban diversos instrumentos, los más solicitados eran los conocidos con el nombre de “tamborinos” o “tamboretes” y, aunque puede parecer que hace relación a una persona que toca sólo un tambor, lo cierto es que en la Edad Media estos tamborinos se hacían acompañar siempre de una flauta o flautilla de tres o cuatro agujeros. Mientras tocan la melodía con la flauta con una mano, utilizan la otra tocando el tambor como acompañamiento rítmico; típico personaje de la Edad Media que ha perdurado hasta nuestros días, siendo muy corriente en el folklore de muchas zonas de España, como en Castilla, País Vasco o Navarra.

A los músicos les pagaban los mancebos con una recaudación hecha "a escote" o en especie, y donde no llegaban los jóvenes lo hacían sus padres o tutores. Como ocurre actualmente, si se podía contratar a más de un músico y con otros instrumentos, mejor. Igualmente, había mejores y peores músicos, por lo que se intentaba contratar a los mejores. Igual que ahora, todo dependía del presupuesto disponible.

 Solían tocar las canciones populares y tradicionales de la época, para divertimento de los jóvenes y público en general; algo parecido a las actuales charangas. (No tenemos constancia de las canciones, pero imaginemos un “Paquito chocolatero” versión Edad Media)

No existe documentación de contratos de juglares en Sos, pero sí sabemos de la contratación de un tamborino por parte de la Asociación de Jóvenes de Sos. Desconocemos si se firmó un contrato escrito o si el pacto entre los contratantes y el tamborino fue verbal, pero tenemos constancia que en 1405, las desavenencias entre las dos partes llegaron hasta el extremo de tener que resolverse ante la justicia ordinaria, levantando un acta notarial en la que Español de Sos, en nombre del juglar Peyrot, compareció ante el Justicia para denunciar a los jóvenes de la mancebía porque le debían al tamborino 8 cahíces de trigo y un sueldo jaqués por sus interpretaciones musicales. Los jóvenes admitían esta deuda, pero alegaron que el juglar había faltado nada menos que en 21 ocasiones (suponemos que en un año) con sus obligaciones de tocar,  de modo que si Peyrot les resarcía de sus deserciones no tendrían ningún inconveniente en saldar la deuda. El representante del juglar no daba crédito a las palabras de los jóvenes y sostenía que eso era una excusa para no pagar la deuda [5].

Juglares del siglo XXI


Como hemos visto, la contratación de músicos para animar festejos no ha variado mucho desde la Edad Media. Ahora, la Asociación de Jóvenes o la Comisión de fiestas, junto con el Ayuntamiento, son los que se encargan de contratar juglares de trompeta, de saxofón, de trombón, de clarinete, de bombo y de tambor, nuestra charanga.











[1] García Herrero, Mª del Carmen. "Asociaciones de jóvenes en el mundo rural aragonés en la Baja Edad Media". En la España Medieval, v. 35, p. 43.

[2] Idem. P. 41

[3] Idem,.p. 45

[4] Ibidem.

[5] A.H.P.S., Juan Zareco, 21 de abril,1405, f.2v.  Ref. en op. cit. García Herrero, Mª del Carmen. "Asociaciones..."p.69.



 BIBLIOGRAFÍA

-GARCÍA HERRERO, Mª DEL CARMEN. “Asociaciones de jóvenes en el mundo rural aragonés en la Baja Edad Media”. En la España Medieval, V. 35, pp.35-73. U.C.M. Madrid, 2012.

-GARCÍA HERRERO, Mª DEL CARMEN. Los jóvenes en la Baja Edad Media. Estudios y testimonios. I.F.C. Excma. Diputación de Zaragoza. Zaragoza, 2018.