Pedro III, hijo de Jaime I, llegó al trono de Aragón
siendo ya un hombre maduro y con gran experiencia política, pues a los 17 años,
su padre le nombró procurador de Cataluña (1257) y empezó ya a dar pruebas de
su energía actuando contra varias revueltas nobiliarias.
El rey Pedro consideraba que bastaba su derecho
dinástico a la Corona para reinar y ejercer el poder. Sus acciones, dentro y
fuera del Reino, fueron fiel reflejo de esta ideología.
Fue coronado por
el obispo de Zaragoza en la Seo sin solicitar previamente la venia papal, ni
jurar los fueros y privilegios de los nobles, por lo que las reacciones de la
Santa Sede y de la nobleza contra el rey no se hicieron esperar.
Pedro III "el Grande" |
Además, Pedro
III creía firmemente en la indivisibilidad de la Corona y en la necesidad de
crear un reino fuerte, estable y territorialmente rico. De ahí que buscara
incorporar a su Corona territorios que estaban bajo la estela de su influencia,
como Mallorca o el Midi, lo que provocó la enemistad con Francia. Muchos nobles
catalanes se levantaron contra el rey, pero Pedro III los venció en la batalla
de Balaguer el 11 de julio de 1280 y, aunque fueron castigados y juraron
lealtad, este hecho no supuso la debilitación de la nobleza, quienes, reunidos
en Tarazona, presentaron al rey sus reivindicaciones: mantenimiento de los
privilegios, imposibilidad de exigir nuevos impuestos y que el rey tomara el
consejo de los nobles, como habían acostumbrado sus antecesores. Si el rey no
atendía sus demandas, los nobles se ayudarían mutuamente contra el monarca. A esto
se le llamó Unión de Fuero de Aragón. Esta Unión se constituyó como un
auténtico contrapoder contra el rey en los años siguientes.
Pedro III consiguió en las Cortes de Barcelona, en 1283,
y en las de Valencia en 1284, evitar el contagio de la rebelión al resto de los
Estados de la Corona, pero en Aragón su posición se hizo muy precaria,
existiendo, incluso en Sos, vecinos que conspiraron contra él. A pesar de ello,
el monarca pudo centrarse en su lucha contra Francia y el Papado y en la
consolidación del poder sobre el reino de Sicilia, que situaba a Aragón en una
posición preferente de cara al próspero comercio mediterráneo.
En Aragón las relaciones con el vecino reino de
Navarra se fueron tensando. La chispa entre los sangüesinos y los sosienses
saltó en 1278, talándose mutuamente los campos situados en la muga de la
Valdonsella. La disputa se solucionó tras la intervención del gobernador de
Navarra y la firma de una concordia. Pero la firma de este acuerdo fue una mera
anécdota. El infante don Alfonso emitió una orden dirigida a los vecinos de la
Valdonsella y Canal de Berdún mandándoles que fortificaran sus lugares y
retiraran los granos y ganados ante la inminente invasión de las tropas
enemigas “por la invasión que se teme de
don Juan Pérez de Lara”, dada en Ejea el 22 de julio de 1283,y con la de 3
de agosto del mismo año en la que se ordena a los vecinos de Sádaba, Sos y
Tiermas defender sus castillos contra los franceses que ya habían salido de
Estella. Fechada en Tarazona el 21 de abril de 1284 está la exención a los
vecinos de Tiermas y otras plazas fronterizas, para acudir a la concentración
del ejército aragonés en aquella ciudad, pues no podían abandonarlas, y también
lo atestigua el informe de don Artal de Luna y don Pedro Jordán de la Peña
sobre la conveniencia de reforzar las fronteras con Navarra, principalmente
Sos, Tiermas y Salvatierra, en donde había poca gente.
La rivalidad alcanzó su punto culminante en 1282-1283
y lo que aconteció nos lo cuenta Jerónimo Zurita en sus Anales de la Corona de
Aragón: “…en esta época reinaba en
Castilla don Alonso, en Aragón don Pedro III, estando Navarra bajo influencia
del poder francés. La gente de guerra del rey de Francia que estaba en Navarra
se fue acercando a las fronteras del reino de Aragón para entrar en él. El rey
de Aragón ordenó que aunque el ejército francés entrase en el reino, los pobladores
de la frontera no saliesen a combatir a campo abierto. Al contrario, deberían
defender los castillos y fortalezas donde hubiera guarniciones. En aquellos
lugares que carecían de ellas, deberían refugiarse en las principales villas de
la región que contaban con tales defensas.”
Según Zurita, los franceses tenían un gran ejército
formado por unos 4.000 jinetes. Este ejército entró por la frontera de Sangüesa
arrasando toda la comarca. Pronto alcanzaron y asediaron el castillo de la
villa de Ul, próximo a Sangüesa. Este castillo estaba custodiado por el
caballero Jimeno de Artieda, quien defendió heroicamente la plaza. Tal fue la
defensa numantina del castillo que el general francés ordenó que no se matase a
tan valiente caballero. El castillo y la villa de Ul quedaron pronto arrasados.
El invasor siguió adentrándose en tierras aragonesas saqueando y quemando las
cercanas villas de Lerda y Fillera, y destruyendo Arbe, Uyarda, Sosito, Ceñito,
Basabor, Aguilar, Noguera, Soteras, Miranda, Paruela, Assotiello y Miranmont.
Vista aérea de la Val d´Onsella |
Otros autores nombran los siguientes núcleos de la
Valdonsella que fueron asolados por la incursión gala en 1283: Ull, Filera,
Arbe, Oyarda, Sosito, Ceñito, Basabor, Aguilar, Noguera, Soteras, Miranda,
Loparuela, Asotiello, Miramont, Bernué, Sangorrín, Javierremartes, Botia,
Gurmelle, Bailés, Samitier, Navascués, Liénovas, Larrota, Larrosella, Artaso,
Albés y Lerda[2]
Durante más de una década, el señorío y jurisdicción
de Undués, Lerda, Ul y Filera permaneció en manos de los monarcas navarros,
teniéndolas bajo su poder mientras duró la guerra entre Aragón y Navarra. El
gobernador del reino de Navarra ordenó en 1298 entregarlas de nuevo a la Corona
de Aragón, recibiendo las villas Martín Aznárez de Arbe, comisario del rey don
Jaime con poder de Lope Ferrench de Luna, gobernador de Aragón[3](Continuación)
[1] Orcástegui Gros, C. Crónica de San Juan de la Peña. Edición
crítica. (Versión aragonesa) C.S.I.C., Zaragoza, 1986.
[2] VV.AA. Aragón, puerta de Europa. Los aragoneses y
el Camino de Santiago en la Edad Media, p. 145. Gobierno de Aragón, Departamento de Educación, Cultura y Deporte,
2005.
[3] Jerónimo Zurita. Anales de la Corona de Aragón.
BIBLIOGRAFIA
-CONTÍN PELLICER, SEBASTIÁN. Historia de Tiermas. I.F.C. Zaragoza, 1967.
-LÓPEZ AGUERRI, J.A.,CHAVARRI ARILLA, ÁNGEL y GARCÍA-VALDECASAS, ELENA. Undués de Lerda. Entre reyes, señores y abades. Cuadernos de Aragón, 46. I.F.C. Zaragoza, 2011.
-IRANZO MUÑÍO, Mª. T., LALIENA CORBERA, C., SESMA MUÑOZ, J.A., UTRILLA UTRILLA, J. F. Aragón, puerta de Europa. Los aragoneses y el Camino de Santiago en la Edad Media. Gobierno de Aragón; Departamento de Educación, Cultura y Deporte; p. 145. Zaragoza, 2005.
-ORCÁSTEGUI GROS, CARMEN. Crónica de San Juan de la Peña (versión aragonesa) Edición Crítica. C.S.I.C. Zaragoza, 1986.
-ZURITA, JERÓNIMO. Anales de la Corona de Aragón. Zaragoza, 1967-1977.
-Coleccionable Reyes y Reinas de Aragón. Heraldo de Aragón.
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