Mostrando entradas con la etiqueta Sociedad. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Sociedad. Mostrar todas las entradas

sábado, 23 de diciembre de 2023

LA FUNDACIÓN "MANUELA PÉREZ DE BIEL"

 

El Palacio Español de Niño albergó el colegio de niñas de Sos

            El volúmen numero XII de la Asociación de Archiveros de la Iglesia en España (Oviedo, 1998) recoge las Actas del XII Congreso de la Asociación celebrado en León entre el 10 y 15 de septiembre de 1996. En él, Agustín Hevia Ballina recopila y dirige las diferentes ponencias, actas y comunicaciones expuestas en el citado Congreso, entre ellas un resumen de la “Fundación benéfico docente de Manuela Pérez de Biel” que Carmen Vinyas Orús expuso como técnico contratada por la Diputación Provincial de Zaragoza para organizar el archivo municipal de Sos del Rey Católico y requerida, a título particular, por las Hijas de la Caridad de la villa para organizar, igualmente, su archivo.

            Por ello, y en homenaje a Doña Manuela Pérez de Biel(ver), a las Hijas de la Caridad y a la gran labor que desarrollaron en la villa de Sos, Vinyas quiso presentar y exponer todo lo relacionado con la Fundación Pérez de Biel para poner en valor y conocimiento de las personas interesadas en el tema la documentación más importante en relación con la Fundación y que a continuación resumimos.

La Fundación Manuela Pérez de Biel      

            Nos consta que a principios del siglo XIX parte de la noble familia Español de Niño dejó Sos y se marchó a vivir a Tudela (Navarra), empezando a vender sus bienes, comprándolos doña Manuela Pérez de Biel.

            Según la documentación, entre 1828 y 1836 se registran escrituras de compra-ventas de casas, campos y bienes efectuados por Manuela Pérez de Biel. El 15 de abril de 1828, ante el notario Angel de Campos, doña Manuela compra la casa(el actual palacio)(ver) y hacienda de Mariano Español de Niño.

            En 1839 el Ayuntamiento de Sos y doña Manuela solicitan a Isabel II licencia para crear una Fundación de enseñanza pública para niñas.

           

            Escrituras de la Fundación y cronología histórica[1]

            El 12 de febrero del año siguiente, 1840, se funda el Colegio de Enseñanza de las Hijas de la Caridad  y, ante el escribano D. Angel de Campos, notario real, comparecen por una parte el Ayuntamiento Constitucional de la villa representado por el alcalde Antonio Lacosta, los regidores José Legarre, Mariano San Juan, Sebastián Sauras, Blas Dehesa, Miguel Soteras y Anselmo Salvo, el síndico procurador José Ita y los vecinos Pío Arbués, cura párroco, Juan Sendoa y Emeterio López, y de la otra, Doña Manuela Pérez, viuda de Esteban Biel. Estas personas atestiguan que Isabel II había recibido la exposición presentada por el Ayuntamiento y Manuela Pérez para efectuar la fundación de una escuela gratuita y pública de niñas a expensas de dicha fundadora y que por Real Orden, con el dictamen de la Comisión Provincial de la Instrucción Primaria, había aprobado la fundación de dicha escuela con las formalidades que prescribían las leyes, no debiendo exigirse de los bienes de dotación de la misma el 25% correspondiente a la amortización.

            Doña Manuela realiza y ordena esta fundación señalando los bienes que le pertenecen libremente para que sirvan de dote y renta, siendo éstos los siguientes: una casa sita en el barrio de San Martín, calle Mayor nº8, con oratorio, bodega y demás habitaciones; setenta campos, casi todos ellos de buena tierra de regadío extendidos por varias partidas del término municipal; dos huertos; dos haciendas con corral, pajar y eras sitas en la partida de Campo Real; un pajar en la plaza Nueva; en la partida de Mamillas una casa de campo, un corral, tres lagares y tres eras; dos viñas. El valor de estos setenta y nueve bienes asciende a cien mil reales de vellón, con una renta anual de nueve mil reales.

            Según el expediente de clasificación de la obra Pía que la Junta Provincial de Beneficiencia remitió al Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes, la relación de bienes y valores donados son los siguientes: Fincas urbanas, 83.166 pesetas; fincas rústicas, 164.154,80 pesetas; mobiliario, 5.500 pesetas. Total: 252.820,80 pesetas, con una renta anual de 8.262,03 pesetas[2].

            Por Orden Ministerial de 3 de marzo de 1933 la Institución de Manuela Pérez de Biel fue clasificada como benéfico-docente.

                El 16 de mayo de 1844 las Hijas de la Caridad proponen al Ayuntamiento de Sos ser patrono de la Fundación.

            El 14 de diciembre de 1945 el Ministerio de Educación Nacional le concedió el título de Escuela Nacional a todos los efectos excepto su provisión, que seguiría estando a cargo del personal que actualmente lo desempeña.

            El 20 de diciembre de 1973 fue aprobada la transformación en Colegio de Educación Básica con ocho unidades y preescolar.

            Por Decretos 3557 y 3558 (B.O.E. 13 de enero de 1976) se autoriza la enseñanza con 320 puestos escolares, por un lado, y por otro, la creación de una escuela hogar mixta con cabida para 150 puestos escolares. Tras estas reformas legislativas, solamente pertenecerá a la Fundación la clase de párvulos, que acoge a niños de tres a seis años.

            Los bienes de la Fundación, aparte de los gastos propios de atención a las fincas, se destinan a mejorar la enseñanza, recibiendo los niños, de manera gratuita, todo el material y la enseñanza propiamente dicha. Sus clases están dotadas con las mejores instalaciones pedagógicas, disponen de calefacción y agua caliente, patio de recreo y juegos apropiados para cada edad.

            Los niños y niñas de la segunda etapa de E.G.B. después de asistir a sus horas de clase en el colegio, acuden a recibir gratuitamente clases de mecanografía. Se imparten diariamente clases de corte y confección y labores de punto.

         Condiciones de la Fundación 

            Los trece pactos y condiciones de esta Fundación, aceptados por el Ayuntamiento y la Comisión Local de Instrucción Primaria, pueden resumirse del siguiente modo:

            En primer lugar, la obligación, por parte de la fundadora, de proporcionar cinco maestras, Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl, para el sostenimiento de la escuela, consignándoles la renta de un duro diario; estas personas destinarán en su misma casa, situada en el centro de la villa, todo el espacio necesario para vivienda y escuela. Podrá aumentar el número de enseñantes y admitir alumnas de otros lugares.

            Por otra parte, la inspección del establecimiento ha de estar sujeta a las Comisiones de Instrucción Primaria, leyes y reglamentos de esta materia; ni el Ayuntamiento ni la Comisión Local de Instrucción tendrán nada que ver en el gobierno de la escuela, siendo este privativo de la fundadora y a su muerte, de las Hijas de la Caridad, las cuales no podrán enajenar, vender ni empeñar fincas ni bienes consignados a la fundación, salvo permuta y previo conocimiento y aprobación del Ayuntamiento, que ha de ser su patrono.

            El sustento de esta fundación y de sus maestras corre a cargo de su fundadora y el Ayuntamiento exonerará del pago de contribuciones a la fundación costeando el déficit que resulte de los repartimientos entre todos los vecinos. Las maestras podrán tener un horno particular en su casa para uso doméstico sin contribuir con lo mínimo a los fondos de la villa (este punto es el único que fue rechazado por Isabel II).

            Las Hijas de la Caridad y sus sirvientas, mientras dependan de la fundación, deben ser asistidas y socorridas gratuitamente por los facultativos del lugar.

         Por último, para que la fundación esté protegida, Manuel Pérez crea y nombra como patrono al Ayuntamiento confiriéndole las facultades propias de todo patronato de esta especie, indicando que en caso de disolución de la fundación todos y cada uno de los bienes especificados y consignados quedarán a disposición de dicha institución con el objeto de que esta proporcione enseñanza gratuita a las niñas del modo que estime conveniente, sin que dichos bienes puedan tener jamás otra inversión, reservándose la fundadora la facultad de administrar por sí misma todos los bienes y rentas durante su vida, sin que se vea obligada a entregar a las maestras más del duro diario consignado y a la hora de su fallecimiento las Hijas de la Caridad costearán todos los gastos necesarios de las escuelas[3].

            Escrituras de convenio y concordia

            En la misma fecha que la escritura de fundación del colegio de enseñanza (12 de febrero de 1840) y ante el mismo notario, Angel de Campos, comparecen doña Manuel Pérez de Biel, por una parte, y por otra el abad de la parroquia de Santiago de la villa de Sangüesa, Pedro Uriz, como apoderado del Director General de las Hijas de la Caridad, Miguel Gros, acompañado de cinco Hijas de la Caridad, para formalizar escrituras de convenio y concordia de la Fundación.

        Dieciseis puntos se escrituraron relacionados sobre diversos aspectos con la enseñanza en las escuelas referentes a las materias a impartir, doctrina cristiana y tipo de labores a enseñar como coser,remendar,bordar, hacer calceta, etc…, horarios y días lectivos, acondicionamiento y utilización de espacios tanto para maestras como para alumnas, educación a impartir, vestimenta de las enseñantes,… así como otros puntos que tienen menos relación con la enseñanza, como indicaciones sobre los gastos y administración de los mismos o la obligación de las Hermanas de la Caridad de asistir a los enfermos ingresados en el hospital de la villa si por un casual se declarara una epidemia general y tuvieran que cerrarse las escuelas, terminando con el nombramiento del Ayuntamiento como patrono de la Institución y la facultad de la fundadora de reservarse la administración de todos los bienes de la fundación y la percepción de sus rentas, obligándose solamente a entregar trimestralmente las asignaciones consignadas hasta que se produzca su óbito, momento en el cual, las Hermanas de la Caridad de San Vicente de Paúl serán quienes corran con todos los gastos que pagarán con las rentas de dichos bienes.[4]

                Resumiendo: Dª Manuela Pérez de Biel constituyó, con los numerosos bienes que hemos visto, la Fundación que lleva su nombre, haciendo donación pura, perfecta y perpetua de ella a las Hermanas de la Caridad de San Vicente de Paúl, con la prohibición de enajenar los bienes y con la condición de sostener una escuela pública donde recibieran enseñanza gratuita las niñas de Sos desde 1840. De este modo disfrutarían de educación en una época en la que la enseñanza no estaba al alcance de todos, siendo muy bajo, si no nulo, el índice de no escolarización en el pueblo.

            Y así fue hasta el año 2009.

          Actualmente la “Fundación Manuela Pérez de Biel”, a pesar de haber cesado en su actividad docente, continúa desarrollando y participando en actividades que fomentan la educación, el bienestar social, la cultura, el desarrollo y cualquier tipo de acción en beneficio del bieneatar de los sosienses y del interés general.



[1] Transcripción de la exposición de Carmen Vinyas Orús en “Fundación benéfico docente de Manuela Pérez de Biel”pp.527-534.

[2] Gaceta de Madrid, nº 63. 4 de marzo de 1933, pp. 1744-1746

[3] Transcripción de la exposición de Carmen Vinyas Orús en “Fundación benéfico docente de Manuela Pérez de Biel”pp.527-534.

[4] Ibidem






         BIBLIOGRAFIA 


-VINYAS ORÚS, CARMEN. “Fundación benéfico- docente de   Manuela Pérez de Biel”. Memoria Ecclesiae XII. Actas del XII Congreso de la Asociación de Archiveros de la Iglesia en España (del 10 al 15 de septiembre de 1996), pp.527-534 Ed. Asociación de Archiveros de la Iglesia en España. Oviedo, 1998. 

-Gaceta de Madrid nº 63. 4 de marzo de 1933, pp.1744-1746.

En la web:

-Manuel Valle. Blog de villadesosdelreycatolico. "Manuela Pérez de Biel"

https://villadesosdelreycatolico.blogspot.com/2015/10/manuela-perez-de-biel.html

-Manuel Valle. Blog de villadesosdelreycatolico. "El palacio Español de Niño"

https://villadesosdelreycatolico.blogspot.com/2014/11/el-palacio-espanol-de-nino.html

 

 

domingo, 20 de junio de 2021

EL "PINTORESCO" VENDEDOR DE LA O.N.C.E. EN SOS DEL REY CATOLICO

 

Julio en Sos del Rey Católico (foto: Felipe Díaz)

PINTORESCO: Escena, figura, objeto, lugar o persona “que atrae o resulta agradable o interesante por su tipismo”; “que es extravagante o chocante”.

            El 11 de marzo de 2018 ya le dediqué un post a esta persona, calificándola de “pintoresca” (ver).

De nuevo traigo al blog a Julio Ezquerra, sobre todo y principalmente por ratificar, certificar y confirmar el adjetivo de “pintoresco” de nuestro entrañable vendedor de la O.N.C.E, a quien bien se le podrían aplicar cualquiera de los demás adjetivos, o todos, que usa la R.A.E. para definir esta palabra: atrayente, agradable, interesante, extravagante y chocante.

Los vecinos de Sos del Rey Católico estamos ya acostumbrados a los trajes o vestimentas con los que Julio nos suele deleitar a lo largo del año según los acontecimientos a celebrar en el calendario (fiestas del Pilar, mercado medieval, aniversario de Fernando el Católico, Navidad…), pero esta vez nos ha sorprendido a todos con una nueva vestimenta que no le habíamos visto nunca, resultando de lo más interesante, pero también es cierto que nunca se había presentado la ocasión para lucirla.

Con motivo del centenario del nacimiento del director de cine Luis García Berlanga, quien en 1984 rodó íntegramente en Sos la famosa película de “la vaquilla”, (ver) el Ayuntamiento de la Villa y la Asociación de Empresarios Turísticos de Sos del Rey Católico le rindieron homenaje en la localidad con la celebración de diversos actos y actividades.

Nuestro agradable vendedor de la O.N.C.E., Julio, se sumó a este homenaje y desde su “despacho” callejero aportó su granito de arena en lo que se refiere a ambientación callejera. Vestido de miliciano de la guerra civil española y adornado su “carrito de la suerte” con banderas españolas, una fotografía de Luis G. Berlanga, el cartel de la película y varias fotografías del film, resultó tan atrayente que vecinos y turistas, ante tan extravagante personaje, no cesaban de preguntar la razón de su chocante vestimenta y decoración del carrito. Julio fue un verdadero adalid y guía del acontecimiento que se celebraba en la villa, informando y dispensando a los turistas todo tipo de explicaciones (seguro que vendió muchos cupones), quienes aprovechaban la ocasión para fotografiarse con nuestro querido y pintoresco personaje y llevarse un buen recuerdo, tanto de Julio como de la villa de Sos y del acontecimiento que se celebraba.

Por todo ello, ratifico lo de “personaje pintoresco” que, por si no os habíais dado cuenta, en este post he calificado a Julio con los cinco adjetivos con los que la R.A.E. define la palabra “pintoresco”. Si no os habéis fijado en este detalle es porque estos calificativos no están fuera de lugar y le van “como anillo al dedo”, reafirmándome en el post del 11 de marzo del 2018 cuando dije que Julio forma ya parte del costumbrismo local.

Gracias, Julio, por tu implicación.

domingo, 21 de marzo de 2021

LOBEROS EN LA VALDONSELLA. LA PICARESCA EN EL SIGLO DE ORO

            


          La gran cantidad de lobos que poblaban la Península Ibérica en el siglo XVI, y los continuos ataques de estos cánidos a los ganados, hizo que los ganaderos sufrieran cuantiosa pérdidas económicas pues, a la pérdida de los animales devorados por los lobos había que añadir los heridos y contagiados de rabia, además de las pérdidas de crías y los productos derivados de los animales, como leche, carne o lana, sin tener en cuenta el esfuerzo y trabajo de largas y continuas jornadas destinadas a la custodia de los rebaños y a las batidas de caza, por lo que la caza del lobo se convirtió en una auténtica “cruzada” en la que había que vencer al enemigo y en la que el uso de cualquier método era válido con tal de aniquilarlo.

Y es en esta guerra contra el lobo, acentuada por la crisis de finales del siglo XVI y XVII, donde surgen unos aprovechados personajes para beneficiarse de esta lucha que llegó a convertirse, incluso, en una "razón de Estado”.

 

                             ++++++++++++++++++++++++++++++++++++++

 

El término "lobero" está claro que deriva de “lobo”. Por ejemplo, lobero, o lobera, se llama al monte donde hacen sus guaridas los lobos. Lobera de Onsella, municipio cercano a Sos del Rey Católico, debe su nombre precisamente por ser un lugar frecuentado antiguamente por numerosos lobos. Pero lobero también es usado como adjetivo calificativo y, en el transcurso de los siglos, el término “lobero” ha tenido distintas connotaciones o matices dependiendo de las diferentes “actividades” o comportamientos  con los que se asociaba a la persona así calificada, aunque sin perder nunca su vinculación con estos animales salvajes. Así, en la Edad Media, se llamaban loberos a unos siniestros personajes que, siempre solitarios, independientes y desligados prácticamente del resto de la sociedad, convivían con las manadas de lobos convirtiéndose en una especie de “macho alfa” de la manada y cobraban a los habitantes de una población por hacer que los lobos dejaran tranquilo al ganado. La gente del pueblo los consideraba como “brujos”, a los que pagaban una cuota determinada por mantener a los lobos alejados de su poblado, si bien fueron perseguidos por la Inquisición por considerarlos como unos “endemoniados”.

En el Siglo de Oro, con la crisis de finales del siglo XVI y el progresivo empobrecimiento de los sectores más desfavorecidos de la sociedad, pueblos y ciudades se empezaron a llenar de vagabundos, mendigos, pedigüeños, pillos… y, entre ellos, unos variopintos personajes cuyo mayor exponente es el pícaro que, como dice Covarrubias: “…si no tienen de qué comer lo han de hurtar o robar[1].

            Los pícaros adaptaban su forma de actuar al lugar, población, usos y costumbres de los habitantes del lugar elegido para cometer sus fechorías. Alcahuetas, prostitutas, rufianes, tahúres, fulleros, falsos mendigos, cortabolsas, altaneros, ventosos, guzpatareros, apóstoles, maletas, juaneros, sangradores,…todo un rosario de maleantes llenaron pueblos y ciudades de la España del siglo XVI y XVII, dando origen al nacimiento del pícaro literario en manos de Mateo Alemán con su pícaro "Guzmán de Alfarache".

  En la ruta jacobea tampoco podían faltar estos bribones, sólo hay que leer el Codex Calixtinus para ver el amplio repertorio de pillos que nos presenta su autor, Aymeric Picaud, y la variedad de tretas y engaños empleados para defraudar, estafar o timar al pobre peregrino. Y en aquellas zonas rurales donde la ganadería es, prácticamente, el sustento de casi toda su población, hicieron acto de presencia otros pícaros relacionados con el ganado: los “loberos”; de nuevo estos personajes, pero con una artimaña distinta a la de sus “colegas” de la Edad Media

 El lobo ha sido una sub-especie endémica que sólo podía encontrarse en  la Península Ibérica. La cantidad de lobos repartidos por todo el territorio español fue muy abundante y su continua caza fue mermando progresivamente su población hasta casi extinguirse en la década de los años 60 del pasado siglo.

  Sin entrar en la controversia entre detractores y defensores, los motivos de su cacería han sido diversos: por deporte, por control de plagas, por su piel…pero el motivo que más ha contribuido a la casi desaparición del lobo ha sido, ya desde el Neolítico, la protección de la ganadería, sobre todo en áreas rurales. Había que proteger el ganado de los ataques de los lobos; por eso se realizaban batidas para darles caza e incluso se ofrecían recompensas a quienes lograran matar un lobo. Una ley de Cortes de Navarra de 1817 detalla la recompensa de 120 reales a quien matara un lobo adulto y 60 reales por un lobezno.

           Pero ofrecer recompensas por cazar lobos ya viene de siglos atrás. La primera ley conocida ofreciendo recompensas por la muerte de lobos data de 1542, por la que el rey Carlos I dicta la “Facultad de los pueblos para ordenar la matanza de lobos, dar premio por cada uno, y hacer sobre ello las ordenanzas convenientes” (Valladolid, 1542 pet.7):

  “Por quanto nos ha  seido fecha relacion , que los señores de ganado y otras personas han recibido y reciben mucho daño por causa de los muchos lobos que hay en estos nuestros Reynos; y porque esto cese, nos fué suplicado, que mandásemos dar licencia á todas las ciudades, villas y lugares destos nuestros Reynos, para que puedan dar órden como se maten los dichos lobos , aunque sea con yerba (veneno), y puedan señalar el premio por cada cabeza de lobo , ó por cada cama dellos que les traxeren, y puedan hacer sobre ello las ordenanzas que convinieren para la buena órden y execucion dello…" (ley 5, tit.8, lib.7. R.)[2]

  Otra ley posterior, la ley XXXIII de 1652 dice que “cada lobo grande que se matare se pague seis ducados, y dos por cada cría[3]. Esta ley se prorrogará diez años más.

  Ya hemos visto cómo la toponimia ha dejado huella de la presencia de lobos en nuestra zona (Lobera de Onsella) y prácticamente todos los pueblos que componen esta comarca vivían exclusivamente de la ganadería, por lo que los lobos disponían de abundantes presas a las que atacar en este territorio. El daño que estos animales ocasionaban a los habitantes se convirtió en una persecución y exterminio de lobos premiando económicamente a los autores de su cacería, lo que originó el nacimiento de un nuevo personaje en la zona: el “cazarrecompensas” de lobos. Y es aquí donde el pícaro “lobero” desarrolló su astucia para beneficiarse económicamente allí donde la presencia de lobos era notoria. Sos, Sangüesa, Navardún, Undués,  y todos los pueblos de la Valdonsella fueron los escenarios de estos pillos sinvergüenzas.

Estos pícaros iban de pueblo en pueblo presentando una piel de lobo diciendo que le habían dado muerte en las cercanías cuando estaba acechando a unos corderillos o cualquier otro animal doméstico. Los Justicias de los municipios les felicitaban y les daban la recompensa establecida, además de otras gratificaciones y propinas que recibían de los agradecidos pastores y ganaderos. Los “loberos” recogían el dinero y la piel del lobo y marchaban al siguiente pueblo a repetir la escena.

Lo que no sabían los inocentes aldeanos era que esa piel de lobo que les mostraban era siempre la misma en todos los pueblos. Con la piel de sólo un animal muerto se las ingeniaban para vivir meses, e incluso años. Antes de entrar en cada municipio manchaban con sangre fresca la boca y heridas del pellejo para simular que su captura era reciente, los habitantes se creían el engaño, les abonaban la recompensa y los “loberos” cargaban con la piel del lobo al hombro y…¡ a otro pueblo![4]

Pero, a la larga, el fraude fue detectado.

Como casi en todos los conflictos fronterizos entre aragoneses y navarros, los de Aragón echaban la culpa a los navarros de ser ellos quienes practicaban estos engaños por los pueblos de Aragón, mientras que los navarros culpaban a los aragoneses, aunque realmente las prácticas de estos pícaros y truhanes en tiempos de extrema necesidad no entendía de límites fronterizos.

            Pero el caso es que las Cortes de Navarra en 1743 y 1744, indignadas de la poca vergüenza de estos loberos, mandaron a los Justicias aplicar medidas:

Los Tres Estados de este Reyno de Navarra… decimos: Que algunos forasteros de este Reyno, y naturales de los confinantes, y especialmente del de Aragón, se introducen en este, y llevando un lobo muerto, o la piel de el, andan por todos los Lugares, pidiendo alguna recompensa por el beneficio que suponen resulta á los dueños de ganados mayores, y menores, en la extinción de estos animales; y los Pueblos les dan alguna cantidad, que cargan en la cuenta de los propios y rentas, y los dueños de los ganados les contribuyen también con alguna cosa, sin que esta permisión produzca ninguna utilidad…y no se consigue el fin de que se eviten los daños que ocasionan los lobos en este Reyno, no solo porque los que se traen, como se ha expresado, son muertos fuera de él, sino porque con un solo lobo, ó con su piel, andas muchos meses, y aun años, vagando por los lugares; todo lo que juzgamos digno de remedio, y para que se logre. Suplicamos á V….que en este Reyno no pueda andar ningún extranjero con lobos muertos, ni pellejos suyos, pidiendo que les contribuyan los Ganaderos, y Lugares, y que estos no les puedan dar cosa alguna… Y que todos los Alcaldes, y Regidores tengan obligación de impedir el llevar dichos lobos, ó pellejos en la forma espresada, y quitarlos á las personas que los llevaren, poniéndolas en la Carcel por veinte y quatro oras, para que se escarmienten, y no vuelvan[5].

                 Más tarde, en 1783, Carlos III, “con el fin de atajar los perjuicios que ocasionan tan crecido numero de ociosos y holgazanes” promulgó una Real Cédula persiguiéndolos: “Por lo respectivo à los que se llaman Saludadores y los Loberos, mándo asimismo sean comprehendidos en la clase de vagos, y tratados como tales…[6] Y en 1788, Carlos IV, en una Real Célula en la que expresa el reglamento para el exterminio de los lobos expone que “la piel, cabeza y manos de las fieras que se premien quedarán en poder de las Justicias sin poderlas devolver a los que las presentaron, ni a otras personas para obviar fraudes[7], medidas que serán renovadas en la Ley de Cortes de Navarra de 1817.

Con todas estas leyes y disposiciones el pícaro lobero del pellejo al hombro tenía muy difícil seguir engañando a la gente por los pueblos de la comarca; pero como la picaresca la llevan en la sangre, sólo era cuestión de abandonar el “oficio” de lobero y dedicarse a otras “actividades” igual de censurables y delictivas, deambulando por estos lugares realizando otros supuestos oficios relacionados con la ganadería que, al igual que el de lobero, sólo pretendían engañar y defraudar a la gente, como fueron los emasculadores o los afeitadores de caballerías, de los que hablaremos en otra ocasión, amén de otros pícaros que pululaban por la zona.

 

                         +++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++

 

            El lobo, que abundó extraordinariamente hasta el siglo XIX, fue exterminado en nuestra región en la década de los años 60 del siglo XX. Sus últimos reductos fueron los Pirineos, el Moncayo, las sierras de Beceite y los Montes Universales.

            Actualmente es una especie protegida, aunque continua activa la controversia de su caza entre detractores y defensores y su "caza" sigue viva, aunque sea de forma furtiva.





[1] Cobarruvias, Sebastián de. El Tesoro de la Lengua Castellana o Española. Voz: vagar.

[2] Novísima Recopilación de las Leyes de España, mandadas formar por el Señor Don Carlos IV. T.3, lib.7, ley I, pp. 651-652. Madrid, 1805

[3] Novísima Recopilación de las Leyes del Reino de Navarra. Ley XXXIII. Año 1735

[4] La actividad de estos loberos también es recogida por Iribarren en su libro “Historias y Costumbres”

[5] Ley LX. Quaderno de las Leyes y agravios reparados de los años de 1743 y 1744.

[6] Real Cédula de 25 de marzo de 1783. Imp. De D. Antonio Espinosa. Segovia, 1783.

[7] Real Cédula de 1788. Pamplona




BIBLIOGRAFÍA


-COVARRUBIAS OROZCO, SEBASTIÁN DE. El Tesoro de la Lengua Castellana o Española. Imp. Luis Sánchez. Madrid, 1611.

-IRIBARREN, JOSÉ MARÍA. Historias y costumbres. I.P.V. Diputación Foral de Navarra. Pamplona, 1956

-NAVARRO DURÁN, ROSA. “Sospechosos habituales. Los pícaros en la calle y en la literatura”. Revista Desperta Ferro. Arqueología & Historia, nº 20. Pícaros en el Siglo de Oro, pp.14-20. Desperta Ferro Ediciones. Madrid, 2018

-Novísima Recopilación de las Leyes de España. Mandadas formar por el Señor Don Carlos IV. Madrid, 1805.

-Novíssima Recopilación de las Leyes de el Reino de Navarra. T. I. Año 1735. Imp. Joseph Joachin Martínez. Pamplona, 1735.

-Quaderno de las Leyes y agravios reparados del año de los años 1743 y 1744. Imp. Pedro Joseph Ezquerro. Pamplona, 1744.

-Real Cédula de S.M. y Señores del Consejo. Imp. De D. Antonio Espinosa. Segovia, 1783.

-Real Celula de S.M. y Señores del Consejo. Año 1788. Imp. De la Viuda de Don José Miguel de Ezquerro. Pamplona.

En la web:

-revistajaraysedal.es. Israel Hernández Tabernero. “¿Por qué es erróneo culpar a los cazadores españoles de la situación de los animales en peligro de extinción?” 06/06/2020

-otsoanafarroanelloboeennavarra.home.blog. El lobo en Navarra. “Legislación histórica respecto al lobo en Navarra”


sábado, 29 de agosto de 2020

LAS "GOLONDRINAS" ALPARGATERAS




Muchas veces olvidamos la historia, no la recordamos o, simplemente, no tenemos conocimiento de ella por falta de información o por haberse cortado en algún momento  la trasmisión oral, principal y prácticamente la única via de comunicación que tanto se usaba antiguamente para recordar sucesos, costumbres, tradiciones y, en definitiva, todo lo relacionado con la vida y usos sociales de los habitantes de un pueblo o comarca.
Por eso hoy, y como homenaje, vamos a recordar y recuperar la memoria histórica de un valiente colectivo de sosienses, todas mujeres, que marchaban todos los años a Francia a trabajar. Pero no sólo eran de Sos del Rey Católico, a estas se unían cientos de mujeres más procedentes de otros pueblos de las Cinco Villas, e incluso de Zaragoza, pero la mayoría de estas emigrantes procedían de los numerosos pueblos y aldeas que conforman los valles pirenaicos del norte de Navarra y Aragón (Baztán, Salazar, Roncal, Hecho, Ansó…).
Desde 1880 hasta 1930, aproximadamente,una caravana de cientos y miles de mujeres, aunque también había matrimonios y familias enteras, pero en número muy reducido,  se ponía cada año en marcha a primeros de octubre para pasar al país vecino con destino a las fábricas de alpargatas de Mauleón, Oloron-Saint-Marie y localidades cercanas de La Soule y el Bearn; y allí pasaban seis meses trabajando hasta la primavera siguiente, que era cuando regresaban a sus respectivos pueblos. Popularmente eran conocidas como “las golondrinas”, por el hecho de ir vestidas de negro y de coincidir esta temporalidad laboral con el ciclo migratorio de estas aves.

Alpargatas se han usado desde tiempos muy remotos y generalmente se confeccionaban en las propias casas para toda la familia. Bastaba con un poco de cuerda de esparto o cáñamo trenzado y lino.
Ya en el siglo XVIII, el pueblo francés de Mauleón se convirtió en el primer productor de alpargatas. Para entonces, el 100% de la producción se confeccionaba a mano y Mauleón fue una de las primeras villas francesas a las que llegó la electricidad en 1850[1], por lo que el proceso de fabricación de alpargatas comenzó a industrializarse. Como las alpargatas están confeccionadas al cien por cien con fibras naturales, su duración no es muy longeva, por lo que la demanda era muy alta, existiendo en el año 1914 en Mauleón, al menos, 30 fábricas de alpargatas para poder cubrir la demanda existente, a lo que ayudó la también pronta llegada del ferrocarril a la zona (1886), dando empleo a más de 5000 trabajadores[2].
La escasez de mano de obra en Francia para tanta producción convirtió a la industria alpargatera francesa en un fenómeno socioeconómico casi sin precedentes para los pueblos navarros y aragoneses. A sus fábricas llegaban cada octubre miles de mujeres navarras y aragonesas con el fin de llevar un salario al hogar, en muchas ocasiones el primero y único, para ayudar a la economía doméstica en unos años en los que la escasez de todo tipo era notoria.
Eran mujeres jóvenes, solteras, con edades comprendidas entre los 15 y 25 años, y su viaje a Francia se vivía con mucha intensidad tanto en sus familias como en el pueblo en general, pues la gran mayoría de las mujeres tenían algún grado de parentesco entre ellas, ya que en un pueblo pequeño casi todas las familias tienen algún lazo familiar. Es por eso que el día de la partida era muy especial, pues se vivía, por un lado, con mucha ilusión, y con nerviosismo, incertidumbre y preocupación por otro. No en vano, algunas de estas mujeres murieron a su paso por los Pirineos en alguna ocasión que las nevadas se adelantaron al invierno; otras ya no volvieron porque conocieron y se casaron con algún lugareño del país vecino y otras porque encontraron otros trabajos que en su pueblo natal no iban a encontrar a su regreso.
En un estadillo de trabajadores inmigrantes en Mauleón de 1911 aparecen el número de trabajadoras procedentes de algunos pueblos navarros y aragoneses, apareciendo 34 mujeres procedentes de Sos del Rey Católico, 64 de Salvatierra, 105 de Fago, 77 de Isaba, 93 de Ansó, 82 de Undués Pintano, 46 de Berdún, 41 de Pintano, 57 de Sigüés, 41 de Burgui, 42 de Ustárroz, 35 de Lorbés, 26 de Petilla, 25 de Roncal, 20 de Luesia,14 de Ruesta, 22 de Jaca, 21 de Vidangoz, 15 de Garde, 21 de Aísa, 16 de Aragüés del Puerto, 21 de Zaragoza y 15 de Artieda[3]. Evidentemente faltan muchísimas “golondrinas” más y muchos pueblos más, pero con este estadillo nos podemos hacer una idea del gran éxodo de mujeres que cada año emigraban a Francia para trabajar.
El día de la partida, los parientes de cada chica, generalmente el padre o el hermano, o ambos, se disponían a cargar las acémilas para acompañarlas hasta la muga. Eso quien podía disponer de animal de carga, de lo contrario la travesía debería hacerla andando. Normalmente el equipaje era bastante ligero: ropa de abrigo, muda y algo de calzado, porque a la vuelta iban a venir muy cargadas. Una vez llegados a la frontera, “las golondrinas” debían continuar solas, pues era muy arriesgado para los acompañantes cruzar al país vecino sin un salvoconducto que justificara su presencia. El cruce a Francia solían hacerlo por las mugas de Larrau, Belagua y Somport. “Las golondrinas” de Sos, por cercanía, lo hacían por Belagua. 
Valle de Isaba (desde Belagua)

 Tomaban la Cañada Real de los Roncaleses y a lo largo del camino se les sumaban más mujeres de los sitios por los que pasaban: Sangüesa, Javier, Yesa, Burgui..., a los que se sumaban en sus cruces de caminos las provenientes de otros pueblos: Petilla, Navardún, Isuerre, Lobera, Longás, Pintano, Bagüés, Artieda, Sigüés, Salvatierra, Vidángoz, Garde, Roncal, Hecho, Ansó, Urzainqui…llegando todas a Isaba para comenzar a subir el puerto de Belagua.
 Por las noches dormían al raso, cobijadas en alguna ermita o en las ventas del camino, siendo la venta de Arrako, cerca de Belagua una de las más concurridas debido a su cercanía con la frontera. Y desde aquí enfilaban el ascenso de Belagua, aprovechando la “ruta de la lana”, hacia la venta de Juan Pito, último refugio en territorio español, para enfilar el paso por Arrakogoiti, conocida ruta de contrabandistas, donde se separarían definitivamente de sus seres queridos y de las caballerías hasta la primavera siguiente, que se volverían a encontrar en el mismo punto.
Bajando Belagua por la vertiente francesa y por la Venta Dominica hacia Santa Engracia, la caravana se dividía en dos ramales: uno a la derecha, hacia Olorón-Saint-Marie, y el otro, a la izquierda, hacia Licq, y desde aquí, con transportes mecanizados, o en carros, hasta Mauleón, donde se dirigían la gran mayoría de las “golondrinas”. Más adelante se juntarían con las compañeras navarras procedentes del valle de Salazar, que habían cruzado la frontera por Ochagavía y Larrau. También hubo quienes, tras la inauguración del Canfranero en 1928, cruzaron por Lescun y Somport, o val d´Aspe hasta Olorón.
Una vez llegado a su destino buscaban su alojamiento, apalabrado ya de antemano, que no era precisamente todo lo bueno que cabía esperar, pues los empleadores no se preocupaban mucho de ello. Vivían en situación bastante precaria, falto de comodidades y con unas condiciones higiénicas mínimas, en barriadas obreras y muy humildes como Ville en Bois y Haute Ville.
"Golondrinas" en una fábrica mecanizada de Mauleón (foto: lakukula.com)

El siguiente paso sería ir a sus puestos de trabajo y empezar a coser alpargatas. Duras jornadas de 14 y 16 horas les esperaban a todas ellas. Unas lo hacían en fábricas ya mecanizadas trabajando en serie sobre largas mesas; las menos afortunadas, en fábricas todavía no mecanizadas, lo seguían haciendo de modo artesanal, todo a mano, sobre un banco alpargatero.

Alpargateras cosiendo a mano

Seis meses de duro trabajo, sin apenas ratos de ocio, cosiendo a mano o a máquina el cáñamo, el yute y el lino.
Con la primavera llegaba el final de la temporada y el momento de cobrar. Una buena cantidad de francos que no podían traer a España ante el temor de ser requisados en la aduana, pues estaba prohibido pasar dinero de un país a otro, además de no servir los francos en España, por lo que gastaban todo el dinero comprando productos y mercancías para el hogar: telas, sedas, buena pasamanería, manteles, joyas, bisutería, relojes, chocolate, regalos para la familia… Avisaban con antelación a sus familiares el día que iban a salir de Mauleón para que les fueran a esperar en el punto de encuentro fijado a la ida. Padres y hermanos, con las mulas, pasaban la noche en la muga, evitando a los gendarmes y a los carabineros, a la espera de su llegada y cargar en los animales toda la mercancía comprada y pasarla en forma de contrabando para no tener que pagar impuestos aduaneros, dejándoles solamente un pequeño hatillo de equipaje que las “golondrinas” pasaban por la aduana al día siguiente. Los guardias aduaneros revisaban su escaso equipaje y, ante su asombro por lo poco que tenían de declarar, “las golondrinas” se excusaban diciéndoles que “había sido un mal año.”
Y al regresar a su pueblo se incorporaban de nuevo a las tareas rutinarias del hogar y del campo, ayudando a la familia, excepto las que encontraron novio u otro trabajo.
De esta forma, y durante años, estas valientes “golondrinas”, en plena juventud, cruzaron los Pirineos por sus viejos y difíciles caminos para ganarse, con mucho esfuerzo y sacrificio, un digno y justo jornal con el que contribuir a la ajustada economía familiar.
Por eso no queremos que caigan en el olvido, salvaguardando su memoria y recordando su valentía, entrega, lucha, capacidad, afán y dedicación.
En Sos del Rey Católico, como se ha dicho, hubo muchas “golondrinas.” Sólo he podido identificar a Emiliana Garde, modista de profesión. En el estadillo de trabajadoras en Mauleón  de 1911, antes referido, aparecen como trabajadoras Clemencia y Patricia Garde, de 17 y 15 años respectivamente, posiblemente hermanas, o parientas, de Emiliana.
Sirva este post para recordar a todas nuestras “golondrinas” de Sos y con la ayuda de sus descendientes intentar poner nombre y apellidos a todas aquellas valientes jóvenes que no dudaron, año tras año, en atravesar los Pirineos, haciéndose un merecido hueco en la historia de la antropología cultural, económica y social de la villa, historia que no se encuentra en los libros y que no debemos olvidar.

            La emigración de estas "golondrinas" empezó a decaer con la crisis global del capitalismo, tras el crack de 1929.

Ampliación de datos a 26/08/2024.
En una publicación del Ayuntamiento de Sos del Rey Católico del año 2024[4]  con motivo de un acto institucional para rendir reconocimiento y nombrar hijos adoptivos de Sos a descendientes de familias sosienses que emigraron a Francia a principios del siglo XX en busca de un próspero futuro, se hace alusión a estas "golondrinas", y según las investigaciones de Fanny Arthus, Catherine Echeverry, Maritxu Gauyacq, y otras personas, existen en Mauleón 84 actas matrimoniales entre los años de 1900 y 1930, de mujeres navarras y aragonesas pertenecientes a veinte municipios diferentes que se casaron en Mauleón con jóvenes franceses o con otros compatriotas emigrantes, apareciendo entre todas ellas nueve matrimonios cuyas mujeres procedían de Sos, convirtiéndose así  en las nueve primeras "golondrinas" de las que tenemos noticia documentada y son las siguientes: 

NOMBRE

APELLIDO  SOLTERA

APELLIDO  CASADA

FECHA  NACIMIENTO

María Jesús

Gallart

Labarta

06/03/1901

Ciria

Sánchez

Giménez

04/06/1901

Aurea

García

Salvat

25/08/1908

Irene

Sánchez

Gango

26/03/1894

Adoración

Borao

Gil

30/08/1890

Francisca Rosalía

Iso

Domínguez

23/07/1884

María Jesús

Lacuey

Labasta

13/10/1890

Lucía

Ladrero

Sánchez

02/03/1887

María de las Nieves

Lacuey

Masguain

05/04/1896

(En Francia, las mujeres casadas toman el apellido del marido)






[1] “Vuelven nuestras golondrinas” Año 1914. Almanaque de los Pirineos 1910-1925, pp.54-55. 
[2] Ibidem
[3] Ibidem
[4] Emigrantes de Sos a principios del siglo XX. Iriarte Machín, Mariano (Coord.).
       





BIBLIOGRAFIA

-GORRÍA IPAS, JESÚS. "Las migraciones golondrina en el sistema económico tradicional del Pirineo Occidental: el caso de la fabricación de alpargatas en Mauleón". Temas de Antropología Aragonesa, nº 25, pp. 21-52.  Prensas Universitarias de Zaragoza. Zaragoza,2019.
-IRIARTE MACHÍN, MARIANO (Coord.) Emigrantes de Sos a principios del siglo XX. Ayuntamiento de Sos del Rey Católico. 2024.
-SÁNCHEZ LANASPA, SERGIO. “Vuelven nuestras golondrinas”. Almanaque de los Pirineos 1910-1925. Año 1914. pp. 54-55. Editorial Pirineum, Jaca (Huesca), 2014.

-La Kukula. Boletín de difusión histórica y cultural de la villa de Burgui, nº 43. “Golondrinas. Del rosario a las alpargatas”  Ed. Asociación cultural La Kukula. Septiembre, 2016. Ayuntamiento de Burgui (Navarra).