Castillo de Roita, en Sos del rey Católico |
Situación
Coor. geográficas
-1º 11´98"
42º 47´30"
Coor.UTM ETRS89 H30
654557
4704012
El castillo de Roita
pertenece al término municipal de Sos, y aunque no se encuentra muy lejos de la
villa sí que es cierto que resulta más dífícil su localización y acceso al
mismo que otros castillos de la zona, por eso es de los menos conocidos de
Aragón; pero merece la pena visitarlo por su majestuosidad y belleza, aunque
actualmente se encuentra en total estado de abandono y dejadez, siendo la
propia naturaleza, con sus zarzas, maleza, árboles y todo tipo de vegetación
quien se está adueñando del espacio que ocupa.
Lo podemos
situar a unos ocho kilómetros en línea recta al este de Sos del Rey Católico,
en un bello entorno natural, el barranco de la Rinconera, muy cercano a la
localidad de Petilla de Aragón, a 920 m de altitud, en lo alto de un cerro en
el corazón de los montes de los cuales toma su nombre (montes de Roita) y con
un amplio dominio visual. Esta extraordinaria posición, haciendo frontera con
Navarra, dominando el valle del río Onsella y la entrada hacia las sierras
interiores de las Cinco Villas, lo convirtieron en un privilegiado y codiciado
enclave tanto para musulmanes como para cristianos.
Para llegar hasta él
podemos realizar el recorrido de diferentes maneras: a pie, en coche o combinando
ambas formas(ver).
A la derecha del corral derruido comienza el sendero de ascenso al castillo |
Es de
suponer que desde lo alto de las torres se vieran los castillos de Petilla y de
Sos, pues era condición indispensable en la construcción de los castillos de la
época el contacto visual con las fortificaciones próximas, ya fueran torres de
vigilancia o castillos. De todos modos podemos decir que actualmente desde el
castillo de Añués, en la frontera con Navarra, muy cerca de Sangüesa, que se
encuentra a varios kilómetros de distancia de éste, se ven claramente las
torres de Roita.
Antes de comenzar
hay que aclarar las constantes y desacertadas atribuciones históricas a este
castillo por parte de prestigiosos y notables estudiosos de la historia y la
castellología, que han atribuido al castillo de Roita hechos históricos
pertenecientes a otro castillo, todavía no encontrado, y aunque
no se sabe su ubicación exacta, sí que estamos en condiciones de certificar su
emplazamiento aproximado por la documentación existente y los datos que
conocemos. Pero vayamos por partes.
Primeramente separemos
los dos castillos en razón a los distintos nombres conocidos y que hasta ahora
todos ellos han sido atribuidos a Roita.
Este castillo en el
que nos encontramos es el denominado Royta, Rueyta, Ruyta, Ruieta, Cercastiel,
Cer Castiello o Cercastiello, ningún otro nombre más.
Originariamente el
castillo era conocido con el nombre de Cercastiel o Cercastiello. Cercastiello
está formado por el antropónimo, o nombre propio, “Cerco” y el apelativo
“castillo”, dando origen a un topónimo relacionado con el propietario del
terreno: “Castillo de Cerco”[1].
No se le empezaría a llamar Roita hasta finales del siglo XIII, según Mª Jesús
Berraondo, posiblemente coincidiendo con el inicio de la construcción que
actualmente observamos[2].
Y, al igual que Cercastiello, el topónimo Roita tiene su origen en el nombre
propio del propietario del terreno: “Ruetius”[3].
Posteriormente se le fue llamando Arrosta, Arroitia, Arroita, Ruita, y ahora
Rueyta o Roita.
Pero ¿Cómo sabemos
que Cercastiello y Roita son el mismo castillo? Afortunadamente la
documentación aportada por Bofarull y Mascaró sobre las rentas reales de Aragón
en los siglos XIII y XIV nos lo aclara inequívocamente: “cer Castiello que es dit Rueyta”(1294)[4].
No puede ser más explícito.
Hasta aquí todo
queda claro, pero antes de pasar a enumerar los otros nombres que se han
atribuido a Roita y que pertenecen al otro castillo, que más adelante veremos,
hay que decir que Roita también ha sido
confundido por varios historiadores con Ruesta, probablemente por su similitud
fonética y no demasiado distante en su ubicación. Así, Goñi Gaztambide indicó
que Roita era Ruesta[5]; ó Madoz, que aunque los datos aportados
en su diccionario corresponden a Roita los atribuye a Ruesta[6],
pero la distinción entre estas dos fortalezas está bastante bien definida
actualmente.
El problema y los
mayores errores se han producido con los demás nombres que identifican a otro
castillo y que sin embargo se han atribuido a Roita, junto con su historia. Nos
estamos refiriendo a Charat K´achtila, Xera Caxtila, Serracastellum,
Sercastiello, Serracastel, Serra Kastellu, Serracastiello, Sierracastiello,
Sierracastello, Serra Castellum, Sierra Castel, Serracastellu o Sierra
Castillo; todos son el mismo castillo, y aunque todavía no se conoce su exacta
ubicación, como indicamos al principio, por la documentación existente se
situaría en la zona de Salinas de Jaca. Precisamente la ausencia de restos de
esta fortificación, de la que se pensaba que no existía, sumado a esta fonética
tan similar entre los dos castillos (Cer castel y Sierracastel) y a las
erróneas transcripciones y traducciones de los textos y documentos por parte de
muchos estudiosos, es lo que ha dado lugar a continuas confusiones en la identificación,
ubicación y análisis de la historia, atribuyendo toda la información existente
al único castillo que se conocía: Roita, lugar del que no se sabía nada hasta
que Abbad Ríos lo incluyó en su catálogo monumental de España[7].
El castillo se yergue majestuoso sobre la roca caliza |
Antonio
Ubieto, en este regreso de Al-Tawil a su fortaleza, comenta que se estableció
sobre un castillo llamado Charat K´achtila, al que erróneamente adjudicó el
nombre de Cercastillo, aunque sí lo ubicó bien en la zona de Salinas de Jaca.
Además, Ubieto añade que Codera emplazó Charat K´achtila en Cercastiello, al
que confundió con Ruesta[10]. Parecida es la adjudicación de Arbeloa,
quien también atribuyó Charat K´achtila a Cercastiello, pero junto a Ruesta[11].
Ana Isabel Lapeña
sitúa bien Serracastellum en la zona de Salinas de Jaca, pero lo traduce como
Cercastiel[12]
Mª Jesús Berraondo,
en 1983, y siguiendo los datos aportados por Guitart y Lacarra, continúa con
las mismas confusiones[13];
una década más tarde, en un excelente artículo en la revista suessetania nº 12
la misma autora nos desenreda todo este embrollo, haciendo un profundo estudio,
clarificador y diferenciador de los dos castillos en cuestión, artículo que
tomo como referencia para aclarar todo este desorden[14].
Después de todo este
enjambre de confusiones y erróneas traducciones, transcripciones y atribuciones, no es de
extrañar el lógico desconcierto que generaba la identificación y ubicación de
ambos castillos, pero al menos ya han quedado bien claros los nombres con que
se identifican estas dos fortificaciones y su ubicación: Roita, Rueyta,
Cercastiello etc.. en el lugar que lo conocemos, en Sos, y Charat Kasthilla,
Serracastiello, etc...en la zona de Salinas de Jaca.
Una vez aclarado esto,
vayamos a ver qué nos dice la documentación existente sobre estos dos castillos
para separar definitivamente la historia, hasta ahora atribuida erróneamente a
Roita, y adjudicar los textos a cada
castillo.
Hay algún dato escrito
que nos clarifica algo este enredo, y es el hecho de que cuando los documentos
hablan de Serracastiello o Sierra Castillo lo hacen siempre mencionando su
dominio. Así, en un documento procedente del monasterio de Leire del año 938[15] el rey García Sánchez I confirma a
los monjes sus derecho sobre las décimas de veintidós localidades, todas ellas
situadas en las Cinco Villas y en la Jacetania:”...Uncastillo, Luesia, Biel,
Sos...Agüero, Murillo,...Serracastello cum suo dominatu,...” Hacemos
notar que ya desde esta época Sierracastiello se menciona con su dominio y que,
aunque en este documento no se detalla, por escritos posteriores sabemos que
ese dominio era sobre las localidades de Salinas, Fañanás, Villalangua, Gavás,
Mullermorta, Bayetola, Novemfontes y Biartum, todas ellas situadas entre la
sierra de Santo Domingo, Salinas y Bailo[16].
En otro documento de
1036[17],
al quedar divididos los territorios del viejo reino entre los hijos de Sancho,
Ramiro I dotó a su esposa Gisberta, hija de Bernardo de Couserans-Foix, Conde
de Bigorria y de la condesa Guarsinda o Garsinda de Bigorra, quien cambió el
nombre por Ermisenda, de los castillos, pueblos y fincas de Atarés, Senebué,
Tena, Arres, Lobera, “...et castrun qui vocatur Serracastellum cum suas
villas et cum suis terminis...”,(vuelve a aparecer Serracastellum con sus
villas y términos), citándose como tenente a Lope Sangiz, además de ser uno de
los firmantes del escrito. En 1037[18],
y en otra donación de Ramiro I, se cita a Aznar Galindonis como tenente de
Serra Kastellu, que seguirá documentalmente hasta el año 1043[19]. (A ambos tenentes, Lope Sangiz y Aznar
Galindonis, se le habían atribuído erróneamente la tenencia del castillo de
Roita, cuando en realidad lo fueron del de Sierra Castillo)
El castillo de Roita asoma entre la espesa vegetación |
Sobre el año 1076,
García, obispo de Jaca y hermano del rey, arrebató al obispo de Pamplona las
iglesias de Murillo y Agüero, siguiendo el ejemplo de sus antecesores que
habían sustraído a Pamplona las iglesias de Eliso, Castelmanco, Serracastel y
Tolosana, según Goñi Gaztambide[23].
Tras fallecer el
obispo de Pamplona, Blasco, el obispo de Jaca, García, se hizo proclamar
también obispo de Pamplona. Las disputas entre los dos obispados prosiguieron
durante muchos años más, y con la llegada del obispo navarro Pedro de Roda
(1083-1115) estas fueron más tenaces. Los obispos de Aragón,- decía el de
Pamplona- habían arrebatado injustamente a sus predecesores de Pamplona las
iglesias de Eliso, Castelmanco, Serracastel con
su dominio, Tolosana, Agüero y Murillo.
En un documento que
se cita en el cartulario de Santa Cruz de la Serós[24], Ramiro II concedió a este monasterio, en
enero de 1135, lo que le pertenecía en las salinas de Sierracastel,”...illa
salina de Serra Castello...”.
En 1205, el abad de
San Juan de la Peña, Fernando, y el rey Pedro II de Aragón permutaron unas
fincas. El abad Fernando cedió el castillo y términos de Obelba, en
Salvatierra, y el rey concedió al abad el señorío de la villa de Martes y la
honor de Serracastiello con sus
localidades[25], por lo que a partir de
entonces San Juan de la Peña dispuso de las Salinas de Jaca para su uso y
venta.
En 1274 Fernán
Sánchez, hijo ilegítimo de Jaime I, y los de su bando se despidieron como
vasallos del rey de Aragón porque estaba desheredado de Pinzano (¿Pintano?),
Lorbés, Sasa, Sierracastello y Foradada[26].
En 1276 el infante
Pedro, futuro Pedro III, efectuó otro cambio de villas y castillos con Rodrigo
Jiménez de Luna, quien entregó Las Cellas y Ponzano a cambio de Serracastiella,
entre otras villas y castillos. Jiménez de Luna tuvo Serracastiella durante 18
años, hasta que en enero de 1294, al recibir del rey Jaime II el castillo y la
villa de Bolea y la Torre de Murillo de Gállego con sus aldeas, devolvió a la
corona el castillo de Serracastel con
todas las villas pertenecientes a él y sitas en sus términos[27].
Seguidamente, Jaime
II empeñó el castillo a Alamán de Gudar por una cantidad de trigo. Pedro Boyl,
tesorero de Jaime II, lo indicaba en las deudas reales de
1302: “...item an Alamán d´Agudal per retinencia dels
castells de la Penna e de Serracastiel et de Jaz los quales li son obligats per
le senyor rey per deute que li deu III mill solidos jaqueses... [28]”. La deuda debió ser saldada porque
Alamán devolvió el castillo.
Durante un corto
período de tiempo el castillo lo tuvo Rodrigo de Biscarre[29], al que el rey mandó entregar 1.500 s.j.
en razón de la tenencia, según se indica en los libros de tesorería de la Casa
Real de Aragón que transcribió E. González y que dice así: “...XIV die dicti mensis madie, en Valencia, done 1.500 s.j. an Rodrigo
de Biscarre los quals a ell eren deguts per rahon de la retinensa del castell
de Serra Castiello, lo qual ell solia tenir e los quals lo Senyor Rey a
el habia assignats sobre el monedatge d´alguns locs d´Aragon ab carta sua qui
es data Ilerde 16 Kls. Marcii anno Domini 1301...”.
Jaime II, el cinco
de noviembre de 1301 restituyó al monasterio de San Juan de la Peña:”...castrum
de Sierracastiello et loca predicta Salinas, de Fanyanas et de Villla longa,
cum hominibus et feminis, terminis, montibus et planis, redditibus, exitibus et
proventibus et universis aliis auribus et pertenenciis ipsorum locorum,..[30]”.
En cuanto a relatos históricos tenemos la crónica del historiador árabe Aben-Adari, que nos habla de una expedición de Mohammed ben Abd el-Melik et-Tawil, señor de Huesca, y por Abd Allah den Mohammed ben Lope, señor de Tudela. La crónica, citada por Antonio Ubieto, cuenta que la expedición se apoderó, entre Huesca y Pamplona, del castillo de Hicn el-Berber o Al-Berber, otro castillo no localizado, y que Codera ubicó, dudosamente, en el término de Santa Bárbara de Monreal, y que luego la expedición renunció ir hacia Pamplona y retrocedió hasta uno de los castillos de su dominación llamado Charat-Kachtilla o Xera Caxtila (que Codera confundió con Ruesta)
Si repasamos el texto, la expedición salió de Huesca, y siguiendo el camino de La Peña-Bailo hacia Puente la Reina de Aragón, los expedicionarios dieron media vuelta antes de remontar el accidentado puerto de Santa Bárbara, donde en las cercanías de Bailo existe un monte llamado Castiel Mayor situado junto a la ermita de Santa Bárbara, donde es muy probable que se ubicara el castillo de Al-Berber (Santa Bárbara), y más atrás la zona geográfica de Salinas de Jaca, donde la expedición regresó a su castillo de Charat-Kachtilla.
En cuanto a relatos históricos tenemos la crónica del historiador árabe Aben-Adari, que nos habla de una expedición de Mohammed ben Abd el-Melik et-Tawil, señor de Huesca, y por Abd Allah den Mohammed ben Lope, señor de Tudela. La crónica, citada por Antonio Ubieto, cuenta que la expedición se apoderó, entre Huesca y Pamplona, del castillo de Hicn el-Berber o Al-Berber, otro castillo no localizado, y que Codera ubicó, dudosamente, en el término de Santa Bárbara de Monreal, y que luego la expedición renunció ir hacia Pamplona y retrocedió hasta uno de los castillos de su dominación llamado Charat-Kachtilla o Xera Caxtila (que Codera confundió con Ruesta)
Si repasamos el texto, la expedición salió de Huesca, y siguiendo el camino de La Peña-Bailo hacia Puente la Reina de Aragón, los expedicionarios dieron media vuelta antes de remontar el accidentado puerto de Santa Bárbara, donde en las cercanías de Bailo existe un monte llamado Castiel Mayor situado junto a la ermita de Santa Bárbara, donde es muy probable que se ubicara el castillo de Al-Berber (Santa Bárbara), y más atrás la zona geográfica de Salinas de Jaca, donde la expedición regresó a su castillo de Charat-Kachtilla.
Con todo esto queda
claro que Sierra Castel y los lugares de su dominio estaban en las montañas de
Jaca, cerca de Salinas de Jaca, y no en las de Sos, así como los topónimos
homónimos citados del castillo: Sierracastiello, Serra Castiello, Serracastiel,
etc...pertenecen a este mismo castillo.
Sería cuestión de
buscar por los términos de Salinas de Jaca y Villalangua los restos de este
castillo.
Una vez aclarado
esto, vamos a ver los datos históricos del castillo que nos ocupa: Roita,
Rueyta, Ruyta, Roitia, Cercastiel o Cer Castiello.
Datos históricos de Roita
Pocos datos tenemos
de este castillo hasta el siglo XIII.
El amplio y lejano campo visual llega hasta la cordillera pirenaica |
Cercastiel aparece
mencionado ya en el año 1055 en documentos referentes a la línea defensiva
realizada por Sancho el Mayor.
La división
territorial que siguió a la muerte de Sancho III impuso una nueva dimensión al
concepto de tierras limítrofes, el castillo se reforzó, siendo un importante
punto defensivo en la guerra entre Navarra y el Condado de Aragón.
En tiempos de Ramiro
I, aquella primitiva torre, tal vez rechoncha y mínima en su obra pétrea y
coronada por un voladizo ígneo de madera corrido, se encontraba en estado
completamente ruinoso, ya que durante una centuria su significado y función
defensiva no habrían tenido ningún sentido[32].
En 1254 aparecen las
primeras noticias sobre el castillo de Ruyta, al que aparece vinculado el noble
Sancho de Antillon. No se sabe con certeza cómo Roita pasó a manos de este
noble, pero parece ser que fue una donación de Jaime I, teniendo en cuenta que
Vallés de Antillón fue uno de los caballeros que le rescataron del castillo de
Monzón cuando el infante Fernando, su tío, lo tuvo secuestrado en esa
fortaleza.
Sancho de Antillón, en este año de 1254, mantuvo
un pleito con el obispo de Pamplona Ximenez de Gazolaz, hombre que ha pasado a la
historia no sólo por su condición de prelado sino por sus actividades
económicas debido a que el castillo y su heredad se encontraban dentro de la
diócesis de Pamplona, y por lo tanto debía satisfacer a ésta las deudas de los
diezmos y primicias de años pasados y los futuros, estimando los atrasos en mil
aúreos alfonsinos. Por su parte, el
de Antillón decía que los diezmos y primicias le pertenecían por privilegio
apostólico concedido a sus ascendientes y a los próceres de Aragón y que estaba
en posesión de ellos desde tiempo inmemorial.
La situación se había tornado muy tensa y
complicada, porque las gentes del obispo habían entrado violentamente en la sierra
de Ruyta y cortaron 25.000 árboles, arrasaron las cosechas, entraron con sus
rebaños, y obligaron a los hombres a refugiarse en el castillo. Por todos estos
daños Sancho de Antillón pedía una indemnización al obispo, en concepto de
daños, por la destrucción de 2.000 cahíces de trigo, y 30.000 sueldos por los
daños causados en los árboles[34].
La cuestión se resolvió nombrando hombres
buenos como representantes de ambas partes: Fray Andrés de Albalat, obispo de
Valencia, canciller del rey de Aragón y el noble don Jimeno Pérez de Arenoso.
Tanto el procurador del obispo, Martín Pérez de Zuazo, como el señor de Ruyta,
alegaron estar en posesión desde tiempo inmemorial del derecho a percibir los
diezmos y primicias, con lo que la solución se veía difícil; y aún se agravaba
más por los daños causados por los hombres del obispo en el dominio de Roita.
Los árboles dificultan a veces el camino hasta la cima |
Los miembros
de la familia de Antillón llegaron a señorear sobre Abiego, Abizanda, Antillon,
Artasona, Castiello, Cella, Clamosa, El Grado, Ponzano, Puy de Cinca, Ruyta,
Siétamo y Solanilla. Todos estos lugares, con la única excepción de Rueyta, y
algunos otros lugares adquiridos después, formaron la baronía de Antillon a
partir de 1414. Este linaje medró ya desde los tiempos de Alfonso I, cuando
Juan Galíndez de Antillon ayudó a este monarca durante el cerco de Zaragoza.
Sancho de Antillon fue uno de los caballeros que acompañaron a Pedro III a
Sicilia en 1282, e incluso defendió el reino frente a la agresión de Navarra
desde su castillo fronterizo de Rueita, en 1285, sin embargo su comportamiento
con sus señores naturales, los reyes de Aragón Pedro III y Alfonso III, fue
ambiguo en determinados momentos, y así vemos que el primero de estos monarcas
incluyó los ocho lugares que dependían del de Antillon, entre los setenta a los
que ordenó que no pagaran las caballerizas a sus señores, y sí al representante
del rey, Iñigo López de Jasa ( Gonzalez Antón)[35].
El estado de ruina
en que quedó Ruyta tras la incursión de los navarros, y tal vez el orgullo
herido de aquellos altivos señores, motivaron la retrocesión y venta posterior
del castillo y sus posesiones a los Artieda en fecha imprecisa, pero anterior a
1294, año en que lo detenta Alfonso de Artieda (Bofarull (...) tenet
castrum Rueyta alfonso de artieda ad consuetudo Ispaniae, y su hijo
Alfonso por cccc sueldos (Guitart).
De 1294 data también
un documento de las Rentas Reales de Aragón[36] donde dice que el custodio del
castillo de Ruyta, Pedro Alfonso de Artieda, recibía la nada despreciable
cantidad de 450 sueldos, a cobrar 300 sobre los derechos de cena de Castiliscar
y 150 sobre la cena del lugar de Navardún, ya que el alfoz, que era propiedad
real, era constantemente invadido por gentes que acudía a cortar leña, hacer
carbón y cazar, por lo que tuvo que impedir que nadie se apropiara de los
herbajes, ni cortaran leña, ni hicieran carbón ni cazara dentro de los términos
del castillo.
Entre los años
1318-1355, el obispo de Pamplona, Arnalt de Barbazán, seguía teniendo los
cuartos de los diezmos del monte de Royta[37].
Durante el
turbulento reinado de Pedro IV, estuvo en poder de los nobles de La Unión,
quienes pusieron de alcaide a Pedro Fernández de Saviñán en 1348 (Guitart),
quien tenía las fuerzas de Uncastillo, Monreal, Rueita y Castielfabit[38].
En 1363 se cita
como Çer Castiello y pertenecía a la Corona y fue
intercambiado en rehenes, por el acuerdo entre Carlos II de Navarra y Pedro IV
de Aragón (Lacarra, Guitart). Ya en época del rey Fernando I (1412-1416), éste
seguía teniendo derecho al herbaje del lugar[39].
A partir de esta
fecha no hay ninguna referencia más hasta que Juan Bautista Labaña al pasar por
Sos en 1610 indicó sobre el lugar: “Atalaya do Castello de Rueyta. Este
castello he del Rey, despovoado, tem hum grande monte de pasto. A 1Lg.”[40] (es del Rey, está despoblado, tiene un gran monte de
pastos y situado a una legua de distancia de Sos.) También menciona Labaña una
iglesia grande al hablar de Ruyta. Si observamos los restos sobre el terreno
vemos que se refería a una iglesia construida junto al castillo, de la que nos ocuparemos en otro momento.
Del castillo de
Roita quedan documentados unos trabajos realizados en el patio y puertas con
fecha de 26 de julio de 1641 y que fueron realizados por el fustero Ambrosio de
Burdeos y por el albañil y cantero local Domingo Sarrías, reparaciones que
costaron 760 sueldos jaqueses[41].
Al castillo se llega por la pared este del palacio gótico |
En junio de 1677
Roita, que era de la Corona Real, fue entregado a D. Pedro Coloma, marqués de
Canales, por Pedro de Aragón, Capitán General del Reino de Aragón en las cortes
de 1677 y 1678, con autoridad del rey Carlos II, tomando posesión el 20 de
septiembre del mismo año. Posteriormente Roita pasó a sus sucesores hasta que
en 1718 Dª María Teresa Coloma, marquesa de Canales, lo dejó al convento de San
Juan y Santa Ana de monjas del Císter en Valladolid. En 1725 el convento lo
vendió al doctor D. Pablo Lampérez por 22.500 reales de vellón, cuyos
ejecutores lo cedieron a D. Josef Marco, de Sádaba, con el cargo de pagar
anualmente 12 cahíces de trigo y 12 libras jaquesas para el maestro de gramática
de Salvatierra de Aragón. De D. Josef Marco y Lampérez lo heredó su hija Dª
Mónica Marco, esposa de D. Bruno Borjas, vecinos de Zaragoza, y de éstos su
heredero hijo D. Alejandro Borjas y Marco, regidor de Zaragoza, quien a
principios del siglo XIX posee en Roita una casa con dos vecinos (unas 14
personas en total) y un oratorio sito en un montecillo cercano a la casa dedicado a San
Josef. (esta podría ser la ermita que hay bajo el castillo, a la que antes hemos hecho referencia)[43]
Miñano, en su
diccionario indicó: “Coto redondo, del obispo de Pamplona. 1 vecino, 3
habitantes. A 1 legua de Sos. Produce granos, alubias, hortalizas y ganados”. No
citó el castillo[44].
Pascual Madoz indica
en su diccionario geográfico estadístico e histórico de España de 1848 que hay
un vecino y tres almas, aunque con la voz del lugar erróneamente citada de
Ruesta, como más arriba se ha mencionado, si bien los datos sí pueden
atribuirse a Royta porque incluyó otra voz idéntica en el diccionario (Ruesta)
ubicándolo correctamente[45].
No sabemos cuándo
fue abandonado el lugar, pero sí que hubo una familia a principios del siglo XX
que se dedicaba a las labores agropecuarias.
Actualmente está
totalmente deshabitado, en estado de ruina progresiva y amenazando desplome.
El castillo de Roita
se yergue sobre una gran roca caliza. No sabemos exactamente cuándo se
construyó el castillo cuyas ruinas vemos actualmente, pero su datación es del
siglo XIV aproximadamente.
El conjunto
amurallado está formado por dos largos muros en ángulo de 90 grados en cuyos
extremos se alzan sendas torres, unidas estas por otro muro perimetral de 45
metros en trayectoria semicircular, y adosado al muro sur y su torre un
precioso palacio gótico, conformando la fortaleza una planta trapezoidal en
cuyo espacio central estaría el patio de armas, hoy cubierto totalmente de
vegetación y sillares derrumbados de muros y torres.
Los muros que dan al
Norte y Este están construidos con mampostería, mientras que el resto son de
sillería.
Matacanes de la torre norte |
Lo primero que nos llama la atención al ver el castillo, a la vez que sorpresa y confusión, son los elementos góticos que podemos observar a simple vista en los matacanes voladizos y en algunos detalles de su palacio. La razón es que, pese a su larga historia, iniciada en el siglo X, pues aparecen algunos sillares típicos de la época califal, el castillo actual pertenece a una época de reconstrucción gótica, entre los siglos XIV y XV, aprovechando los restos de la vieja fortaleza para construir la actual.
También llama la
atención la cuidadosa labra y escuadra de los grandes sillares, con un acabado
perfecto, unidos con argamasa y bien colocados, lo que hace suponer que la
construcción de la fortaleza estaba destinada a durar en el tiempo y que no
sólamente su función iba a ser meramente defensiva.
Fachada y puerta de entrada al palacio gótico |
Fachada de la torre suroeste que da a la
sala del palacio
|
Exteriormente, el castillo resulta ser bastante austero, con muros cerrados, sin apenas ventanas, y que contrasta desmesuradamente con la fachada norte de la sala, donde se abren dos bellas ventanas góticas geminadas con arco trilobulado y una amplia puerta de arco apuntado de 4 metros de altura por 4,5 de ancho que conservan en sus extremos los agujeros para atrancar el cierre de la puerta. Otra puerta más pequeña al lado de esta, en el tercer tramo de la sala en su parte más occidental, de 55 cm de anchura, comunicaba, tras bajar unas escaleras donde el pequeño pasillo adintelado de 2,38 m de recorrido se ensancha hasta los 84cm, con el aljibe, de 2,6x3,9 m metros y 3 de profundidad, con cubierta de bóveda de medio cañón que arranca de una simple imposta corrida, hoy derrumbado en parte, y cuyo interior está lleno de sillares caídos de los muros. En él puede verse el orificio en forma de U por donde vertía el agua, proveniente de algún tejado exterior.
El palacio mide 19,8 metros de longitud por 5,9 de ancho y 5 de alto, aproximadamente, formando un rectángulo algo irregular. Su parte occidental es la sala propiamente dicha, con tres niveles de altura y cubriendo con armadura de vigas sobre tres fajones apuntados de 53 cm de anchura que apean sobre sencillas impostas corridas que se han perdido actualmente pero que se pueden reconstruir imaginariamente por los arranques que se conservan, conformando estos tres arcos cuatro tramos en la sala. El paso a la sala se realiza desde el patio de armas a través de la puerta con arco apuntado antes descrita que se abre al segundo de los tramos de la sala, y las ventanas geminadas lo hacen en los tramos uno y tres.
Interior de la zona este de la sala, donde en su primera
altura estaba la capilla
|
La distribución en altura de los tres niveles de la sala se deduce por el hecho de que el vano de la ventana que abre al tramo uno de la sala tiene el suelo al mismo nivel que arranca el arco de ingreso a la sala desde el patio, mientras que el vano de la ventana que abre al tramo tres está en una altura intermedia. Existía pues una especie de escalera tras la puerta, parcialmente excavada en la roca, por donde se ascendía a una estancia alta de la sala y a otra altura intermedia hacia oriente, en cuyo extremo se ubicaría la capilla. Este extremo oriental de la sala, visto desde el interior, parece una continuación de la sala, pero visto desde el exterior, en la parte sur, podemos observar una costura de separación que nos indica que no fueron construidos en el mismo tiempo, observándose también esta doble obra en el primer tramo del paramento del lado norte. Aquí, en la parte que da a la plaza de armas se ve cómo la torre tiene una esquina que sobresale 16 cm porque el muro tiene mayor grosor que el de la sala, cosa que no ocurre en el lado sur por ser de cierre. La anchura del arco fajón de separación, con 94 cm, con ensanchamiento por vuelo en la parte superior, indica que se había previsto alzar un nuevo piso. Otro arco semejante a los de la sala, y perfectamente conservado, es el que hubiera servido para apoyar el suelo de la estancia superior, que nunca se llegó a construir.
Exterior de la parte este de la sala con las aspilleras
correspondientes a sendas alturas
|
Puerta de la torre suroeste con acceso a la sala |
Los únicos vanos al
exterior de esta torre son los de las puertas adinteladas de los muros norte y
este, accesibles desde la primera planta, que daría paso al solero, y desde
allí, mediante escalera, al camino de ronda apoyado sobre el cierre sur de la
mencionada sala, que se encuentra a mayor altura y sobre el proyectado muro
oeste, que se construiría muchos años más tarde sin alcanzar la altura
prevista.
Restos de los matacanes de la torre suroeste |
La otra torre del
castillo, la del norte, es de construcción más tardía y la mejor conservada, edificada
con sillares más regulares y de mayores dimensiones. Es de planta cuadrada y se
encuentra alineada con la de la capilla; resulta ser de menores dimensiones que
la opuesta del suroeste y presenta algunas novedades constructivas, como las
aspilleras con fuerte pendiente hacia el exterior, entre otras.
De una altura
aproximada de 20 metros, su planta tiene las siguientes dimensiones: Lado
norte: 7,14 m en el exterior y 3,80 m en el interior; lado este: 6,86 m en el
exterior y 3,52 m en el interior; Lado sur: 7,09 m en el exterior y 3.75 m en
el interior; lado oeste: 6,80 m en el exterior y 3,46 m en el interior. El
grosor de las paredes alcanza los dos metros. Se divide interiormente en cuatro
pisos: los dos primeros con una altura de 6 metros cada uno y los dos
superiores, algo más bajos, de 4 m. Los muros este y oeste marcan retranqueos
con imposta corrida que los amplia, en donde se apoyaban las tablas de los
suelos de los pisos, en tanto que los otros dos cierres no tienen más que una
pequeña retrotacción a mitad de la última planta. En vez de arcos centrales,
como en la otra torre, lo que aquí se ve son mensulones para apoyo de unos
rollizos a modo de viga. Las dos plantas superiores tienen aspilleras centradas
de fuerte derrame con cierre adintelado escalonado.
En la planta
central, y hacia el sur, se abre la puerta que daba acceso a la torre y, tal
vez, al camino de ronda. La planta inferior recibe la luz de una aspillera
ascendente que se abre al exterior al mismo vano rasgado que la correspondiente
aspillera defensiva de la planta que tiene encima, lo que constituye un
precioso exponente de la evolución de la técnica constructiva en el Aragón
bajomedieval. La terraza imita en su concepción a la de la torre vieja, pero
las buhardas tienen las ménsulas laterales, de cuádruple vuelo, no
perpendiculares al paramento, sino casi paralelas con una suave divergencia[46].
El muro que cierra el patio de armas por la parte este es en principio una prolongación del muro cabecero de la torre de la capilla, midiendo 3,5 m; después se pliega a algo más de 90 º y vuelve a plegarse a unos 83º, describiendo ,en total, una Z. Todo ello con gran caída por el desnivel existente entre la parte superior de la roca en la que se encuentra la torre de la capilla y la base del camino. Al alcanzar la torre norte se producía el fenómeno contrario. El muro proyectado debía tener una gran altura, al menos en sus extremos, como parece indicar la posición en la que se encuentra la puerta de acceso al camino de ronda del mismo desde la torre norte. La puerta que se abría a la vía pública conserva la jamba sur, a 6,75 m del muro norte de la torre de la capilla, siendo su forma semejante a la de la sala gótica.
Patio de armas del castillo cubierto de vegetación y fachada del palacete |
Muro norte de cierre |
El muro norte perimetral de 45 metros de longitud y con trayectoria semicircular que une las dos altas torres tiene un grosor de 1,5 m. La muralla posee varios vanos, a modo de aspilleras, separados poco más de un metro cada uno de ellos. Estos vanos, más grandes de lo normal en una fortificación del siglo XIV, nos hacen pensar que el muro es una reconstrucción más tardía para adaptar el castillo a fuerte de fusilería en las guerras contemporáneas.
El muro norte de la torre suroeste
presenta una gran grieta que amenaza derrumbe
|
Arranque de un arco fajón en el muro norte de la sala |
Arboles, arbustos y sillares caídos se apoderan del interior de la sala |
Aljibe, donde puede verse el orificio por donde entraba el agua |
Acceso de entrada al aljibe visto
desde el interior de la sala
|
Dos preciosos ventanales góticos se ubican a ambos lados de la puerta de entrada a la sala. |
Zona este de la sala |
Dispositivo para atrancar el madero de cierre de la puerta de la sala |
En el lado opuesto de la puerta se encuentra el agujero para introducir el madero de cierre |
[1]
Cortés Valenciano, Marcelino. Toponimia
de Sos del Rey Católico. Cuadernos de Aragón, 58. Voz: Roita, pp.167-169.
[2]
Berraondo, Mª Jesús. Suessetania, 12. “Dos castillos diferentes”, pp.151-157.
[3]
Cortés Valenciano, Marcelino. Toponimia...op.
cit, p.168.
[4]
Bofarull, P. Colección de Documentos
Inéditos del Archivo de la Corona de Aragón. T. 39, p. 154. Barcelona,
1871.
[5]
Goñi Gaztambide. Historia de los Obispos
de Pamplona. Siglos IV-XIII. T.1, p. 641. Pamplona, 1979.
[6]
Madoz, Pascual. Diccionario Geográfico,
Estadístico e Histórico de España.1845-1850.Voz: Ruesta.
[7]
Abbad Ríos, F. Catálogo monumental de
España. Zaragoza, p. 647. Madrid, 1957.
[8]
Lacarra, J.Mª. “Expediciones musulmanas contra Sanco Garcés (905-925)”, en
Revista Príncipe de Viana nº 1, p. 43.
[9]
Guitart. C. Los castillos de Aragón. T.
II, p. 20.
[10]
Ubieto Arteta, Antonio. Historia de
Aragón. Orígenes de Aragón, pp. 280-281.
[11]
Arbeloa, F. Orígenes del Reino de
Navarra. T. III, p. 535.
[12]
Lapeña, A.I. “San Juan de la Peña y la posesión y explotación de salinas”, en Aragón en la Edad Media, nº 6, p. 170.
[13]
Berraondo, Mª. J. “El olvidado castillo de Roita en Sos del Rey Católico”. Rev.
Suessetania nº 4, pp.17-19.
[14]
Berraondo, Mª Jesús. “Dos castillos diferentes”. Suessetania nº 12, pp.151-156.
[15]
Martín Duque, A. Documentación medieval
de Leire (siglos IX al XII), doc. nº 7.
[16]
Berraondo, Mª.J. “Dos castillos diferentes”. Suessetania, 12, pp. 151-157.
[17]
Ibarra, E. Documentos correspondientes al
reinado de Ramiro I, p. 16, doc. nº 7.
[18]
Ibidem, p. 22.
[19]
Ubieto Arteta, A. Cartulario de San Juan
de la Peña. T. II, p. 52.
[20]
Bofarull, P. Colección de Documentos
Inéditos del Archivo de la Corona de Aragón (CODOIN) T. 39, pp. 154 y 265.
[21]
Cortés Valenciano, Marcelino. “Una peculiar serie toponímica sobre castellum,
castrum en el nordeste peninsular”. Voz “Cercastiel”, pp.17-54..Revista de
filología Alazet nº26.Instituto de Estudios Altoaragoneses. Huesca, 2014
[22]
Berraondo, Mª.J. Suessetania nº 12, pp. 152-157.
[23]
Goñi Gaztambide, J. Historia de los
obispos de Pamplona, pp. 381-381.
[24]
Ubieto Arteta, Antonio. Cartulario de
Santa Cruz de la Serós, doc. nº 27. Zaragoza, 1966.
[25]
A.H.N. San Juan de la Peña, carp. 714-721.
[26]
Zurita, J. Anales de Aragón. L. III,
cap. XCII.
[27]
Sinués Ruiz, A. El Patrimonio Real en
Aragón durante la Edad Media. Ref. 378.Zaragoza, 1986
[28]
Canellas, A. Fuentes de Zurita: “Documentos de la Alacena del Cronista,
relativos a los años 1302-1478”. C.H.J.Z., 23-24 (1970-1971) Ref. 370,p.310.
[29]
González Hurtebise, E. Datos de tesorería
de la Casa Real de Aragón. Ref. 1027. Barcelona, 1911.
[30]
A.H.N.Clero, carp.727, nº 4.Trasunto del siglo XIV
[31]
Establés Elduque, J.Mª. “El castillo de Rueyta” Rev. Castillos de Aragón, nº 16. A.R.C.A., pp.8-18.Junio, 2008.
[32] Ibidem,
p.10.
[34]
A.H.N., Clero. Catedral de Pamplona. Carp. 1425. Nº 1.
[35]
Establés Elduque, J.Mª. “El castillo de Rueyta”, op, cit., p. 9.
[36]
Vendrell Gallostra, F. Rentas Reales de
Aragón en la época de Fernando II. 1412-1416, p. 178
[37]
Goñi Gaztambide. Historia de los obispos
de Pamplona. T. 2.
[38]
Zurita, J. Anales de Aragón, Lib.
VIII. 15-24.
[39]
Vendrell Gallostra. Rentas Reales...op.
cit., p. 178.
[40]
Labaña, J. B. Itinerario del Reino de
Aragón, p. 23. Zaragoza, 1985.
[41]
San Vivente, A. “Acotaciones documentales para la historia del Arte en Cinco
Villas durante el siglo XVI”. Estudios en
homenaje al Dr. Eugenio Frutos Cortés.
[42]
Ubieto Arteta, A. Los pueblos y los
despoblados. T. III, p. 1084.
[43]
Suman, Mateo. Apuntes para el diccionario
geográfico del Reino de Aragón. Partido de Cinco Villas. Según el ms.
9-5723 de la R.A.H. de 1802, pp. 129-130. Edición de Josefina Salvo y Álvaro
Capalvo. I.F.C., D.P.Z. Zaragoza, 2015.
[44]
Miñano, S. Diccionario Geográfico y
Estadístico de España y Portugal. T. VII. Voz “Rueita”
[45]
Madoz, P. Diccionario Geográfico,
Estadístico e Histórico de España. Voz: “Ruesta”.
[46]
Establés Elduque, J. Mª. “El castillo de Rueyta” Rev. Castillos de Aragón nº 16, pp. 8-18.
BIBLIOGRAFÍA
-ABBAD RÍOS, F. Catálogo monumental de España, Zaragoza. C. S.I.C. Madrid, 1957.
-ARBELOA, JOAQUÍN. Orígenes del Reino de
Navarra. T. III. Auñamendi. San Sebastián,1969
-BOFARULL, P y MASCARÓ. Colección de Documentos Inéditos
del Archivo General de la Corona de Aragón. T.XXXIX. Barcelona, 1871.
-LAPEÑA PAÚL. ANA I. “San Juan de la peña y la posesión y explotación de
salinas”. Aragón en la Edad Media, nº
6, pp. 155-174. Universidad de Zaragoza, 1984.
-BRIZ MARTÍNEZ, JUAN. Historia de la
fundación y antigüedades de San Juan de la Peña, y de los reyes de Sobrarve,
Aragón y Navarra, que dieron principio a su real casa, y procuraron sus
acrecentamientos hasta que se unió el Principado de Cataluña, con el Reyno de
Aragón, dividido en cinco libros. Im. Iván de Lanaja y Quartenet. Zaragoza,
1620.
-COMPAIRED ARAGÜÉS, ALFREDO. Luesia, villa medieval. D.P.Z. Zaragoza, 2003.
-COMPAIRED ARAGÜÉS, ALFREDO. Luesia, villa medieval. D.P.Z. Zaragoza, 2003.
-CORTÉS VALENCIANO, MARCELINO. Toponimia de Sos del
Rey Católico. Cuadernos de Aragón, 58. I.F.C. Excma Diputación de Zaragoza.
Zaragoza, 2015.
-ESTABLÉS ELDUQUE, J.Mª. “El castillo de Rueyta”, en Rev. Castillos de Aragón, nº 16, pp. 8-18. A.R.C.A., junio, 2008.
-GONZÁLEZ HURTEBISE,
EDUARDO. Datos de tesorería de la Casa
Real de Aragón.
Tip. de Luis Beniges. Barcelona, 1911.
-GOÑI GAZTAMBIDE, JOSÉ. Historia de los
obispos de Pamplona. Siglos IV-XIII. T. 1. Universidad de Navarra.
Pamplona, 1979.
-GUITART APARICIO, CRISTÓBAL. Los castillos de
Aragón. T. II. Librería General. Zaragoza.
-IBARRA Y RODRÍGUEZ, EDUARDO. Documentos
correspondientes al reinado de Ramiro I desde1034 hasta 1063. A. Uriarte.
Zaragoza, 1904.
-LABAÑA, JUAN BAUTISTA. Itinerario del Reino
de Aragón. Estudio previo de Antonio Paulo Ubieto Artur. Anubar. Zaragoza,
1992.
-LACARRA, J.Mª. “Expediciones musulmanas contra Sancho Garcés (905-925)” Revista
Príncipe de Viana nº 1, p. 41-70. Pamplona, 1940
-MADOZ, PASCUAL. Diccionario Geográfico,
Estadístico e Histórico de España. 1845-1850. Edición facsímil. D.G.A.
Valladolid, 1985.
-MARTÍN DUQUE, ÁNGEL J. Documentación
medieval de Leire (siglos IX al XII) Pamplona, 1983.
-MIÑANO Y BEDOYA, SEBASTIÁN. Diccionario
Geográfico y Estadístico de España y Portugal (1826-1828) T. VIII. Imp. de
Pierart. Madrid, 1827.
-SAGREDO, IÑAKI. Navarra. Castillos que defendieron el reino. Los castillos de Sancho III, el Mayor en Alto Aragón, Sobrarbe y Ribagorza. Pamiela.Pamplona, 2007.
-SAGREDO, IÑAKI. Navarra. Castillos que defendieron el reino. Los castillos de Sancho III, el Mayor en Alto Aragón, Sobrarbe y Ribagorza. Pamiela.Pamplona, 2007.
-SAN VICENTE, ÁNGEL. “Acotaciones documentales para la historia del Arte en
Cinco Villas durante el siglo XVI”.
Estudios en homenaje al Dr. Eugenio Frutos Cortés. Universidad de Zaragoza.
Cometa. Zaragoza, 1977.
-SINUÉS RUIZ,A., UBIETO ARTETA, A. El patrimonio Real en Aragón durante la Edad Media. Anubar.
Zaragoza, 1986.
-SUMAN, MATEO. Apuntes para el Diccionario
Geográfico del Reino de Aragón. Partido de Cinco Villas. Según el ms.
9-5723 de la R.A.H. de 1802. Edición de Josefina Salvo Salanova y Álvaro
Capalvo Liesa. I.F.C., D.P.Z. Zaragoza, 2015.
-UBIETO ARTETA, ANTONIO. Cartulario de San
Juan de la Peña en Textos Medievales
nº 6. Anubar Ed. Valencia, 1962.
-UBIETO ARTETA, ANTONIO. Cartulario de Santa
Cruz de la Serós. Textos medievales nº 19. Anubar Ed. Valencia, 1966.
-UBIETO ARTETA, ANTONIO. Historia de Aragón.
Orígenes de Aragón. Anubar. Zaragoza, 1981.
-UBIETO ARTETA, ANTONIO. Los pueblos y los
despoblados. Anubar. Zaragoza, 1984-1986.
-VENDRELL GALLOSTRA, FRANCISCA. Rentas reales de
Aragón de la época de Fernando I (1412-1416) T. XLVII. Colección de Documentos Inéditos de la Corona de Aragón (segunda
época) I.U.E.M., U.A.B., Barcelona, 1977.
-ZURITA, JERÓNIMO. Anales de la Corona
de Aragón. Ed. A. Canellas. 1989-1996. Zaragoza.
-Cuadernos de Historia Jerónimo Zurita nº. 23-24. Ángel Canellas
López. “Fuentes de Zurita: Documentos de la alacena del cronista, relativos a
los años 1302-1478”
-Revista de filología Alazet nº 26. Marcelino Cortés Valenciano. “Una peculiar serie
toponímica sobre castellum, castrum en el nordeste peninsular”. Voz:
”Cercastiel”, pp. 17-54. Instituto de Estudios Altoaragoneses. Huesca, 2014.
-Revista Suessetania nº 4, 12, Mª Jesús Berraondo. Artículos:”El olvidado
castillo de Roita en Sos del Rey Católico” y “Dos castillos diferentes”
No hay comentarios:
Publicar un comentario