El estudio de la vegetación de la zona hay que
realizarlo desde el punto de vista de las transformaciones y modificaciones
sufridas a través de los siglos de intervención humana.
En un principio esta zona era un vergel, con una
exuberante vegetación donde encinares, quejigos, pino laricio y enebros
poblaban las laderas bajas de las montañas, junto con el boj y otras variedades
de leñosas. En las zonas húmedas aparecía el haya, los chopos, sauces…; todo
estaba poblado de árboles, podría decirse que hasta los siglos X y XI resultaba más bien difícil transitar por estos lugares, donde el único paso existente era
el natural que ofrecía el paisaje.
Uno de los factores determinantes de la transformación
del paisaje es el clima. La continentalización de la zona es evidente que
influye en esta transformación, pero el factor más relevante es la acción
humana. Durante los siglos XII, XIII y XIV la zona boscosa se reducirá
considerablemente en beneficio de la agricultura; progresivamente fueron
talándose árboles para dar paso a espacios cultivables cada vez mayores y más
abundantes.
En Sos, con el paso de los siglos y el consiguiente
aumento de la población, al ser una zona eminentemente agrícola y ganadera, la
necesidad de espacio cultivable y de pastoreo hizo que se aprovechara hasta el
menor emplazamiento posible, llegando a roturar hasta las laderas de los montes,
labrando éstas por medio de franjas cultivables, llamadas bancales, de difícil acceso y la mayoría de ellos abandonados actualmente, modificando su primigenia
orografía y formando el típico paisaje de laderas escalonadas, constituyendo un importante valor paisajístico-ambiental reflejando el proceso de adaptación del hombre en el territorio.
Franjas en las laderas de los montes para cultivar. Sofuentes. |
Dicho esto, podemos hacernos una idea de la gran
transformación que ha sufrido el primigenio ecosistema de Sos a través de los
siglos. Pero el proceso continúa.
A partir de los años cuarenta de la última centuria, este proceso
de transformación se ha acelerado variando radicalmente las bases económicas de
la zona. La despoblación y la escasa cotización de los cereales ha dejado
muchos campos abandonados, dejando amplias zonas a merced de la erosión y demás
agentes climáticos, resurgiendo una vegetación estepoide; tampoco hay que olvidar el cambio sufrido por la disposición
de la red viaria en el transcurso de los siglos, sobre todo en los últimos
años.
Esta transformación del paisaje, junto a los agentes climáticos
propios de la comarca, hace que la vegetación de la zona esté adaptada a una
sequedad más o menos constante, falta de precipitaciones y a un subsuelo
empobrecido y poco evolucionado. Así se pueden observar rasgos esteparios, poco
arbolado, matas bajas de coscojo, romero, aliagas, etc. es decir, vegetación
poco influyente de matorral esclerófilo de hoja persistente y coriácea. Está
poco desarrollada, de estructura suelta y por lo tanto de fácil erosión. Se
presenta un paisaje más o menos homogéneo aunque dependiendo de la altitud de
éste se dinamiza en líneas generales y se pueden establecer diferentes espacios.
Así a los 300-400 m de altitud sería más estepario, sotobosque escaso y pobre,
mientras que hacia los 700 m comienza el pinar y la riqueza y diversidad del
manto vegetal.
Encina o carrasca (Quercus ilex) |
Tradicionalmente aprovechados como leña o para hacer carbón, los
carrascales están formados por ejemplares relativamente jóvenes que crecen
agrupados en “matas”. Se conservan ejemplares de buen porte en zonas cultivadas
o junto a corrales, gracias al esfuerzo conservador de varias generaciones de
agricultores.
Pino silvestre (Pinus sylvertris) |
El quejigo (quercus fagínea), también llamado
“chaparro” o “pollizo” es un árbol de hoja marcescente (la hoja se marchita,
pero permanece hasta el final del invierno), forma masas arboladas que se
extiende por toda la Sierra de Santo Domingo. Junto al quejigo crece el arce de
Montpellier (Hacer monspessulanum) El quejigal ocupa el piso situado entre los
encinares y pinares de carrasco de carácter mediterráneo y las comunidades con
mayor influencia eurosiberiana: el pinar silvestre y el hayedo. En las laderas
frescas de umbría encontramos el roble de hoja pubescente (Quercus humilis) En
ciertos lugares más húmedos y sombríos podemos encontrar hayas (Fagus sylvatica),
aunque sin formar densas masas, acebos (Ilex aquifolim), tilos (Tilia
platyphyllos) y repoblaciones de fresnos (Fraxinus excelsior), álamos blancos (Populus
alba) y sauces. Las zonas más bajas están dominadas por el quejigal seco,
gayuba (Arctotaphylos uva-ursi), pinares pobres, pastos secos, etc. En las zonas más soleadas nos encontramos con
arces (Arce campestre), carrascas, robles, enebros (Juniperus communis),
endrinos (Prunas spinosa), griñoleras (Amelanchier ovalis), betelainas (Viburnum
lantana) y, en algunas crestas altas de Santo Domingo, erizon (Echinospartum
horridum) Al pie de las laderas, entre relieves tabulares de arenisca, limos,
arcillas provenientes de la erosión y campos de cereal como resultado de la
eliminación de la primitiva vegetación por la intervención humana, aparece el
tomillo (Thymus vulgaris),el romero (rosmarinus offinalis), la aliaga (Ulex
parviflorus), sisallo (Salsola vermiculata), esparto (Stipa tenacisima),las bochas o “coronillas de fraile” (Globularia
alypum) y la ontina (Artemisa herba-alba)
Aliaga (Ulex parviflorus) |
Chopos blancos (Populus alba) Fuente de Calderón |
Griñolera (Amelanchier ovalis) |
Nazarenos (Muscari neglectum) |
Otras plantas que podemos encontrar por los
alrededores de Sos son las siguientes:
-Arceuthobium oxycedri |
-Atropa belladonna |
-Campanula speciosa |
-Cirsium tuberosum |
-Cotoneaster integerrimus o “griñolera” |
-Cotoneaster nebrodensis, otra variedad de “griñolera” |
-Crucianella angustifolia |
-Euphorbia minuta |
-Geranium sanguineum |
-Helianthemum nummularium |
-Inula salicina |
-Iris gramínea |
-Linum viscosum |
-Melittis melissophyllum |
-Plantago sempervirens |
-Sideritis hirsuta |
-Stachys heraclea |
-Tanacetum
corymbosum BIBLIOGRAFÍA -ASÍN GARCÍA, NURIA (Coord)Comarca de las Cinco Villas. Col. Territorio, 25. D.G.A. 2007. -SAGASTE, FERNANDO y MANUEL SERRANO. Paseos naturalísticos por las Cinco Villas. Prames. Zaragoza, 2008. -UBIETO ARTETA, AGUSTÍN (Coord)Las Cinco Villas, paso a paso. I.F.C. Ejea de los Caballeros, 2002. -Colección CAI 100, nº 44. Cinco Villas. -Colección RutasCAI por Aragón, nº 44. Cinco Villas. Zaragoza, 2006. -Revista Zaragoza La Provincia, nº 1, marzo 2009. Por la Sierra de Peña en las Altas Cinco Villas, por Eduardo Viñuales. |
No hay comentarios:
Publicar un comentario