domingo, 13 de noviembre de 2016

ESTRUCTURA DE LA SOCIEDAD MEDIEVAL EN SOS

                           

En el transcurso del s. XV y conforme la población de Sos iba creciendo, aumentaban también los cambios experimentados en la sociedad, de tal modo que la organización social de la villa se iba jerarquizando, conformando diferentes grupos sociales en los que la riqueza económica y el prestigio social adquirido serían sus principales rasgos diferenciadores.
La adscripción de Sos al sistema jurisdiccional de realengo fue una de las principales características que influyó de forma decisiva en la configuración social de la villa. Sos ha sido siempre una villa de realengo, es decir, dependiente  directamente del rey, cuyo señor jurisdiccional es el mismo rey, pero esto no implica que el rey sea el propietario de las tierras, que tienen sus propietarios alodiales, los “señores”, libres de toda carga y derecho señorial sobre las heredades y patrimonio, sino que estos propietarios son ciudadanos libres que están obligados a pagar al rey los impuestos y cargas que en su momento correspondan; pero el rey siempre se reserva la potestad de dar en señorío el lugar a un noble o eclesiástico, como así ocurrió en Sos en algunas ocasiones, pero por muy corto espacio de tiempo.
El señor tenía derecho al uso de la tierra y la obligación de estar al servicio del rey siempre que éste lo necesitara; bajo su control estaba la gente que vivía en sus dominios, protegiéndolos a cambio de rentas o impuestos. Esta estructura social es la llamada feudalismo.
Fue precisamente este sometimiento del territorio de Sos al realengo el que dotó a la comunidad de una notable autonomía a la hora de aprovechar sus recursos naturales, de entre los que destacaron principalmente los pastos, ya que las yerbas y montes de Sos fueron de titularidad del concejo como comunales y bienes de propios, por lo que sus vecinos pudieron dedicarse a esta actividad sin obstáculos, no como sucedía en otras localidades de señorío en las que el señor se beneficiaba en exclusiva de estas posibilidades para desarrollar una ganadería comercial.
Igualmente la condición realenga favoreció que algunos sectores de la sociedad se especializaran en el abastecimiento de productos de primera necesidad, como por ejemplo el vino, a diferencia de las poblaciones de señorío donde precisamente era el señor quien gozaba del monopolio de venta de este artículo.
Es decir, que la ausencia de un "señor" que truncara las iniciativas económicas de los sectores más activos de la sociedad facilitó las posibilidades de enriquecimiento de los vecinos.
                    Otro de los factores que influyeron en la estructuración social de la villa fue la situación geográfica de ésta. Sos, al estar ubicada lejos de los grandes centros urbanos aragoneses, no se vio influenciada económicamente por éstos, que aprovechando su proximidad a aldeas y núcleos rurales próximos orientaban la producción del campo a las necesidades del abastecimiento urbano, penetrando el capital urbano en las aldeas vecinas, sino que debido al aislamiento y lejanía de la villa respecto a los grandes núcleos urbanos los campesinos podían cultivar toda clase de productos, no teniendo que orientar la producción de sus tierras hacia determinados cultivos, por lo que su variada producción y sus excedentes podían ser vendidos en el mercado de la villa.
  Por otra parte, este distanciamiento geográfico de las grandes ciudades facilitó que se crearan en Sos un conjunto de aldeas y lugares sobre los que la villa ejerció una serie de funciones semiurbanas[1], entre ellas las económicas, puesto que su mercado semanal sirvió, además de  para que los campesinos vendieran sus excedentes, comprasen alguna manufactura o consiguieran préstamos de subsistencia en dinero o en semilla con los que paliar los efectos de una mala cosecha o de una desgracia familiar. Sos significó también para estas poblaciones más próximas el lugar donde abastecerse de productos necesarios, escasos o incluso inexistentes en la zona, que se vendían en la tienda de Sos, como el aceite, el pescado o el hierro. Asímismo, acudían a Sos para visitar a los notarios y obtener una mayor seguridad en sus contratos cotidianos, negocios, compras y ventas de tierras o de ganado, formalización de matrimonios a través de capitulaciones, testamentos,etc... Además del mercado, la tienda y los notarios, Sos ofreció también los servicios de artesanos textiles y de la piel, especialistas en los oficios del hierro y de la construcción, e incluso profesionales de la medicina[2].
En resumen, que la adscripción al realengo y el aislamiento de la villa hicieron que Sos y sus vecinos disfrutaran de una notable autonomía política y de organización de sus actividades económicas, configurándose una villa que desempeñaba funciones semiurbanas para un conjunto de pequeñas aldeas de la comarca, facilitando de este modo las posibilidades de enriquecimiento de los vecinos a la vez que contribuía a una tendencia cada vez mayor a la diferenciación social de los mismos.
En este contexto se desarrolló una sociedad con un cierto nivel de complejidad, con una creciente división social del trabajo y con diferencias de diverso tipo entre sus habitantes. La primera de ellas se debió a la condición religiosa, puesto que junto a una población mayoritariamente cristiana convivía una minoría hebrea, con su propia organización política en torno a la aljama, con una separación física y espacial al construir un barrio propio dentro del conjunto del casco urbano, con una dedicación económica preferente  hacia las actividades textiles y de la piel, protegidos por el rey, pero siempre vistos con recelo, por lo que se les consideró en un lugar subordinado en la escala social.
Otro de las diferencias que contribuyó a distinguir a los habitantes de la villa fue la existencia de grupos que gozaban de privilegios jurídicos y fiscales, como los clérigos y los infanzones; otras fueron la variable situación económica derivada de las rentas, fortunas, posesiones de tierras, ganado u otros medios de producción; también el distinto grado de participación política de los habitantes de la villa, distinguiéndose los que acudían a las reuniones del concejo de los que no, o incluso los que intervenían asiduamente en la gestión económica y política de la colectividad, ocupando los principales oficios y cargos públicos dentro de un paulatino proceso de oligarquización, disfrutando del poder local y utilizándolo en función de sus propios intereses[3].
Todos las circunstancias y factores antes expuestos influyeron notablemente en la configuración de una estructurada y jerarquizada sociedad en Sos en la Edad Media que podríamos fraccionarla en tres grandes sectores claramente diferenciados:
Un primer sector, el de los privilegiados, formado por el clero, compuesto éste por el alto clero (arzobispos, obispos y abades) y el bajo clero ( curas y sacerdotes); miembros de la pequeña nobleza e infanzones; personas o familias de un nivel económico notoriamente superior a la media en cuanto a propiedad de tierras se refiere, ganado, rentas o por su participación en el comercio local y comarcal (vecinos enriquecidos); miembros que sobresalieron notablemente en el desempeño de cargos públicos por la frecuencia con la que los ejercieron, y también aquellas personas  que gozaron de un indudable prestigio social entre los vecinos de Sos.
Un segundo sector intermedio, el de los no privilegiados, en cuyo trabajo descansa el orden económico del feudalismo, compuesto por la burguesía, artesanos, comerciantes, profesionales, campesinos, y productores independientes,  que se caracterizaban por la posesión de medios de producción básicos o bien del dominio útil de los mismos que les permitió organizar una explotación agrícola o artesanal autónoma en la que la fuerza del trabajo fue aportada por los miembros del grupo y que, sin llegar a enriquecerse, consiguieron proveerse de todo lo necesario para su subsistencia  tras cumplir con las cargas que les suponían el pago de impuestos y de rentas feudales[4].
Y en un tercer orden, el sector de los grupos inferiores, en el que se englobarían los sectores más desfavorecidos económicamente, los pobres, mendigos, y las sociedades discriminadas por las diferencias religiosas, como la judía, o por razones de otra índole, como es el caso de los agotes ( ver).




[1] Aunque el ámbito territorial estaba algo restringido por la proximidad de otros núcleos de igual o mayor rango, como Uncastillo y Sádaba, su entorno estaba constituido mayoritariamente por las aldeas de Arbe, El Real, Urriés, Navardún, Pintano, Undués-Pintano, Undués de Lerda, Lobera de Onsella, Tiermas y, en menor medida, Castiliscar.
[2] Abellá Samitier, Juan. Sos en la Baja Edad Media. Una villa aragonesa de frontera; pp. 79-86.
[3] Ibidem, pp. 84-85.
[4] Ibidem, pp. 228-229.






BIBLIOGRAFÍA

-ABELLÁ SAMITIER, JUAN. Sos en la Baja Edad Media. Una villa aragonesa de frontera. I.F.C. (C.S.I.C.). Zaragoza, 2012.

-PIEDRAFITA PÉREZ, ELENA. Las Cinco Villas en la Edad Media (siglos XI al XIII) I.F.C. (C.S.I.C.) D.P.Z., 2005.
En la web:
-www. arteguias.com. El feudalismo en Europa.

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