En el transcurso del
s. XV y conforme la población de Sos iba creciendo, aumentaban también los
cambios experimentados en la sociedad, de tal modo que la organización social
de la villa se iba jerarquizando, conformando diferentes grupos sociales en los
que la riqueza económica y el prestigio social adquirido serían sus principales
rasgos diferenciadores.
La adscripción de
Sos al sistema jurisdiccional de realengo fue una de las principales
características que influyó de forma decisiva en la configuración social
de la villa. Sos ha sido siempre una villa de realengo, es decir,
dependiente directamente del rey, cuyo señor jurisdiccional es el mismo
rey, pero esto no implica que el rey sea el propietario de las tierras, que
tienen sus propietarios alodiales, los “señores”, libres de toda carga y
derecho señorial sobre las heredades y patrimonio, sino que estos propietarios
son ciudadanos libres que están obligados a pagar al rey los impuestos y cargas
que en su momento correspondan; pero el rey siempre se reserva la potestad de
dar en señorío el lugar a un noble o eclesiástico, como así ocurrió en Sos en
algunas ocasiones, pero por muy corto espacio de tiempo.
El señor tenía
derecho al uso de la tierra y la obligación de estar al servicio del rey
siempre que éste lo necesitara; bajo su control estaba la gente que vivía en
sus dominios, protegiéndolos a cambio de rentas o impuestos. Esta estructura
social es la llamada feudalismo.
Fue precisamente
este sometimiento del territorio de Sos al realengo el que dotó a la
comunidad de una notable autonomía a la hora de aprovechar sus recursos
naturales, de entre los que destacaron principalmente los pastos, ya que las
yerbas y montes de Sos fueron de titularidad del concejo como comunales y
bienes de propios, por lo que sus vecinos pudieron dedicarse a esta actividad
sin obstáculos, no como sucedía en otras localidades de señorío en las que el
señor se beneficiaba en exclusiva de estas posibilidades para desarrollar una ganadería
comercial.
Igualmente la
condición realenga favoreció que algunos sectores de la sociedad se
especializaran en el abastecimiento de productos de primera necesidad, como por
ejemplo el vino, a diferencia de las poblaciones de señorío donde precisamente
era el señor quien gozaba del monopolio de venta de este artículo.
Es decir, que la
ausencia de un "señor" que truncara las iniciativas económicas de los
sectores más activos de la sociedad facilitó las posibilidades de
enriquecimiento de los vecinos.
Otro de los factores que influyeron en la estructuración social de la villa fue la situación geográfica de ésta. Sos, al estar ubicada lejos de los grandes centros urbanos aragoneses, no se vio influenciada económicamente por éstos, que aprovechando su proximidad a aldeas y núcleos rurales próximos orientaban la producción del campo a las necesidades del abastecimiento urbano, penetrando el capital urbano en las aldeas vecinas, sino que debido al aislamiento y lejanía de la villa respecto a los grandes núcleos urbanos los campesinos podían cultivar toda clase de productos, no teniendo que orientar la producción de sus tierras hacia determinados cultivos, por lo que su variada producción y sus excedentes podían ser vendidos en el mercado de la villa.
Otro de los factores que influyeron en la estructuración social de la villa fue la situación geográfica de ésta. Sos, al estar ubicada lejos de los grandes centros urbanos aragoneses, no se vio influenciada económicamente por éstos, que aprovechando su proximidad a aldeas y núcleos rurales próximos orientaban la producción del campo a las necesidades del abastecimiento urbano, penetrando el capital urbano en las aldeas vecinas, sino que debido al aislamiento y lejanía de la villa respecto a los grandes núcleos urbanos los campesinos podían cultivar toda clase de productos, no teniendo que orientar la producción de sus tierras hacia determinados cultivos, por lo que su variada producción y sus excedentes podían ser vendidos en el mercado de la villa.
Por otra
parte, este distanciamiento geográfico de las grandes ciudades facilitó que se
crearan en Sos un conjunto de aldeas y lugares sobre los que la villa ejerció
una serie de funciones semiurbanas[1],
entre ellas las económicas, puesto que su mercado semanal sirvió, además de
para que los campesinos vendieran sus excedentes, comprasen alguna
manufactura o consiguieran préstamos de subsistencia en dinero o en semilla con
los que paliar los efectos de una mala cosecha o de una desgracia familiar. Sos
significó también para estas poblaciones más próximas el lugar donde
abastecerse de productos necesarios, escasos o incluso inexistentes en la zona,
que se vendían en la tienda de Sos, como el aceite, el pescado o el hierro.
Asímismo, acudían a Sos para visitar a los notarios y obtener una mayor
seguridad en sus contratos cotidianos, negocios, compras y ventas de tierras o
de ganado, formalización de matrimonios a través de capitulaciones, testamentos,etc...
Además del mercado, la tienda y los notarios, Sos ofreció también los servicios
de artesanos textiles y de la piel, especialistas en los oficios del hierro y
de la construcción, e incluso profesionales de la medicina[2].
En resumen, que la
adscripción al realengo y el aislamiento de la villa hicieron que Sos y sus vecinos disfrutaran de una notable
autonomía política y de organización de sus actividades económicas,
configurándose una villa que desempeñaba funciones semiurbanas para un conjunto
de pequeñas aldeas de la comarca, facilitando de este modo las posibilidades de
enriquecimiento de los vecinos a la vez que contribuía a una tendencia cada vez
mayor a la diferenciación social de los mismos.
En este contexto se
desarrolló una sociedad con un cierto nivel de complejidad, con una creciente
división social del trabajo y con diferencias de diverso tipo entre sus
habitantes. La primera de ellas se debió a la condición religiosa, puesto que
junto a una población mayoritariamente cristiana convivía una minoría hebrea,
con su propia organización política en torno a la aljama, con una separación
física y espacial al construir un barrio propio dentro del conjunto del casco
urbano, con una dedicación económica preferente hacia las actividades
textiles y de la piel, protegidos por el rey, pero siempre vistos con recelo,
por lo que se les consideró en un lugar subordinado en la escala social.
Otro de las
diferencias que contribuyó a distinguir a los habitantes de la villa fue la
existencia de grupos que gozaban de privilegios jurídicos y fiscales, como los
clérigos y los infanzones; otras fueron la variable situación económica
derivada de las rentas, fortunas, posesiones de tierras, ganado u otros medios
de producción; también el distinto grado de participación política de los
habitantes de la villa, distinguiéndose los que acudían a las reuniones del
concejo de los que no, o incluso los que intervenían asiduamente en la gestión
económica y política de la colectividad, ocupando los principales oficios y
cargos públicos dentro de un paulatino proceso de oligarquización, disfrutando
del poder local y utilizándolo en función de sus propios intereses[3].
Todos las
circunstancias y factores antes expuestos influyeron notablemente en la
configuración de una estructurada y jerarquizada sociedad en Sos en la Edad
Media que podríamos fraccionarla en tres grandes sectores claramente
diferenciados:
Un primer sector, el
de los privilegiados, formado por el clero, compuesto éste por
el alto clero (arzobispos, obispos y abades) y el bajo clero ( curas y
sacerdotes); miembros de la pequeña nobleza e infanzones; personas o familias
de un nivel económico notoriamente superior a la media en cuanto a propiedad de
tierras se refiere, ganado, rentas o por su participación en el comercio local
y comarcal (vecinos enriquecidos); miembros que sobresalieron notablemente en
el desempeño de cargos públicos por la frecuencia con la que los ejercieron, y
también aquellas personas que gozaron de un indudable prestigio social
entre los vecinos de Sos.
Un segundo sector
intermedio, el de los no privilegiados, en cuyo trabajo
descansa el orden económico del feudalismo, compuesto por la burguesía,
artesanos, comerciantes, profesionales, campesinos, y productores
independientes, que se caracterizaban por la posesión de medios de
producción básicos o bien del dominio útil de los mismos que les permitió
organizar una explotación agrícola o artesanal autónoma en la que la fuerza del
trabajo fue aportada por los miembros del grupo y que, sin llegar a
enriquecerse, consiguieron proveerse de todo lo necesario para su
subsistencia tras cumplir con las cargas que les suponían el pago de
impuestos y de rentas feudales[4].
Y en un tercer
orden, el sector de los grupos inferiores, en el que se englobarían
los sectores más desfavorecidos económicamente, los pobres, mendigos, y las
sociedades discriminadas por las diferencias religiosas, como la judía, o por
razones de otra índole, como es el caso de los agotes ( ver).
[1]
Aunque el ámbito territorial estaba algo restringido por la proximidad de otros
núcleos de igual o mayor rango, como Uncastillo y Sádaba, su entorno estaba
constituido mayoritariamente por las aldeas de Arbe, El Real, Urriés, Navardún,
Pintano, Undués-Pintano, Undués de Lerda, Lobera de Onsella, Tiermas y, en
menor medida, Castiliscar.
[2] Abellá
Samitier, Juan. Sos en la Baja Edad Media. Una villa aragonesa de frontera; pp.
79-86.
[3] Ibidem,
pp. 84-85.
[4] Ibidem,
pp. 228-229.
BIBLIOGRAFÍA
-ABELLÁ SAMITIER, JUAN. Sos en la Baja Edad Media. Una villa
aragonesa de frontera. I.F.C. (C.S.I.C.). Zaragoza, 2012.
-PIEDRAFITA PÉREZ, ELENA. Las Cinco Villas en la Edad Media (siglos XI
al XIII) I.F.C. (C.S.I.C.) D.P.Z., 2005.
En la web:
-www. arteguias.com. El feudalismo en Europa.
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