Alfonso
III dejó como heredero del trono de la Corona de Aragón a su hermano Jaime II.
Antes de acceder al trono de Aragón, Jaime II fue rey de Sicilia, donde gobernó
primero como lugarteniente desde 1283 a 1285 y después como monarca desde que
su hermano Alfonso fue coronado rey de Aragón hasta la muerte de éste. Durante
su mandato en la isla supo encontrar una fórmula adecuada para mantener el
equilibrio de poder, convocando Cortes con frecuencia e implicando en ellas a
nobleza, Iglesia y ciudadanos. Esta misma actuación la intentará después en la
Corona de Aragón, donde se revelará muy conveniente, dados los levantamientos
de la nobleza y la aristocracia urbana demandando, precisamente, mayor
participación en el gobierno del reino. Esta relación con los “unionistas” fue
uno de los mayores éxitos de su política. Las sucesivas negociaciones
consiguieron mantener la paz entre el rey y los nobles y, fruto del buen entendimiento,
Jaime II abolió el Privilegio de la Unión
de 1287 y confirmó y elevó a la categoría de fuero el Privilegio General del Reino, que había sido establecido en 1283,
en las Cortes de Zaragoza de 1 de septiembre de 1325.
Jaime II "el Justo" |
En Aragón,
Jaime II concedió el 22 de febrero de 1292 privilegio a la villa de Sos
haciendo a sus vecinos libres, francos e inmunes de todo tributo, cenas,
pechas, caballerías, redenciones de ejércitos, cabalgadas y de otras exenciones
reales a cambio del pago de tres sueldos jaqueses al año por cada vecino que mantuviere
casa en la villa y para los que, sin residir en ella, tuvieran bienes valorados
en más de 70 sueldos jaqueses, y toda la Universidad 3oo sueldos jaqueses y
cincuenta medidas de trigo y otras tantas de ordio.[1]
Parece ser que el monarca quería gravar a quienes, para eludir impuestos,
vivían en otros lugares aun teniendo importantes propiedades y posesiones en
Sos.
El 2 de
febrero de 1295 concede a los hombres de Sos el herbaje del lugar para la
construcción y reparación de los muros de la villa[2], que
habían quedado maltrechos por los enfrentamientos con los navarros.
El 7 de
junio de 1302, Jaime II concedió otro privilegio a los vecinos de Sos
haciéndolos “...francos, libres e inmunes
en sus personas y bienes, de pagar por todas las tierras de dicho Rey los
derechos e imposiciones de lezda, peage, saca y passage de aquellas cosas que
no estuviesen prohibidas sacarse de dichas tierras, o por ley general o por
costumbre”[3].
Además cede los molinos reales, que eran varios, a cambio del pago de una
cantidad fija de cereal: 50 cahíces de trigo y otros tantos de cebada,
intuyéndose en esto un mayor interés del monarca en obtener unas rentas fijas
en vez de las rentas de tipo señorial.
Los
conflictos fronterizos de Aragón con Navarra continuaban y se extendían a otras
regiones fronterizas entre estos dos reinos, pero Jaime II y sus consejeros
consideraron que los principales y más importantes problemas tenían lugar en la
Valdonsella. Por ello, y como aún estaba muy reciente en la memoria la invasión
Navarra en la región aragonesa, decidió evitar una nueva incursión planeando
reformar y reforzar la frontera.
El rey aragonés tenía muy claro que tanto la Canal de Berdún como la zona fronteriza de la Valdonsella con Navarra eran dos puntos esenciales por los que podrían entrar fácilmente los ejércitos navarros. La invasión Navarra de finales del siglo XIII entró en Aragón por la zona llana que hay entre las villas de Sos y Sangüesa. En esta zona había pequeñas villas que no tenían el tamaño suficiente para frenar una invasión como la que se produjo (Ul, Filera, Añués) Esta zona se encuentra a la entrada del valle del río Onsella y superadas éstas pequeñas villas se deja el camino abierto al invasor para seguir ascendiendo por la Valdonsella, como así ocurrió. Para frenar estas posibles invasiones comenzaron a construir una plaza fuerte en una zona próxima a la muga, en la canal de Berdún.
El rey aragonés tenía muy claro que tanto la Canal de Berdún como la zona fronteriza de la Valdonsella con Navarra eran dos puntos esenciales por los que podrían entrar fácilmente los ejércitos navarros. La invasión Navarra de finales del siglo XIII entró en Aragón por la zona llana que hay entre las villas de Sos y Sangüesa. En esta zona había pequeñas villas que no tenían el tamaño suficiente para frenar una invasión como la que se produjo (Ul, Filera, Añués) Esta zona se encuentra a la entrada del valle del río Onsella y superadas éstas pequeñas villas se deja el camino abierto al invasor para seguir ascendiendo por la Valdonsella, como así ocurrió. Para frenar estas posibles invasiones comenzaron a construir una plaza fuerte en una zona próxima a la muga, en la canal de Berdún.
Esta nueva fortificación debía contar con una
población estable que la defendiera. La población del reino en esa época no era
muy elevada, y especialmente en la Valdonsella se encontraba dispersa en una
serie de villas muy pequeñas, y probablemente sus amurallamientos y fortalezas,
o no existían o eran extremadamente débiles, por lo que no había otra solución
que la reordenación de la población de la zona próxima a la nueva villa.
Por estos
motivos, el lugar seleccionado por Jaime II para la fundación de la nueva villa
fue un cerro situado entre las villas de Ul y Filera, en la tierra llana que se
extiende entre las villas de Sos del Rey Católico y la Navarra Sangüesa. No
lejos del río Onsella, en un lugar situado junto a un manantial se decidió
construir en 1301 la nueva población, que se bautizó con el nombre de La Real o
El Real, en el término de Sos. (Según David Romano, la primitiva villa de El
Real estuvo constituída por Ulle (Ul) y Filera, dos poblaciones que ya quedaron
totalmente arrasadas).
LLanos de El Real, entre Sos y Sangüesa |
Las villas
de Añués, Lerda, Ul, Filera y Undués, fueron las elegidas para que sus vecinos
abandonaran sus hogares y sus tierras y se trasladasen a poblar el nuevo
asentamiento en El Real. La monarquía sabía que para despoblar estas villas
había que dar ciertos privilegios a los nuevos pobladores de La Real. El rey
consideraba a La Real como una pieza clave para la defensa de la frontera
navarro-aragonesa en la región de la Valdonsella, y que tenía que conseguir retener
a una importante población para poder detener a los ejércitos que intentaran
traspasar la frontera; por eso otorgó a todos los nuevos habitantes de la villa
el rango de infanzones, exentos de pago de cualquier tipo de impuesto real.
El monarca, para incentivar la economía de la
villa, concedió también una serie de privilegios fiscales a sus moradores. Dos
actividades de primera necesidad en la sociedad de la Edad Media tenían que ver
con el trigo: una era moler el grano en los molinos que se encontraban en los ríos
cercanos y la otra la fabricación del pan.
En aquel tiempo, muchas veces las
infraestructuras de los molinos y los hornos de las villas estaban bajo dominio
del señor del lugar, quien arrendaba su uso a los habitantes que necesitaban
utilizarlos. Jaime II ordenó que los molinos y los hornos fueran francos y los
habitantes de La Real se verán así exentos de pagar tributos por su uso.
También otorgó a la villa un mercado franco y eximió a los pobladores del
impuesto de lezda y peaje que gravaban el paso de mercancías
por las villas reales[4].
Asimismo, los eximió de toda redención de ejército
o cabalgada y se les permitió
comprar sal sin pago del impuesto real en las salinas del Castellar. [5]
Aún con
todo, hubo vecinos de las villas circundantes que no se trasladaron a El Real,
por lo que Jaime II en 1305 concede un nuevo privilegio en el que insta a los
habitantes de Undués, Lerda y Añués a residir en La Real. Para ello estas
villas dejarán de tener jurisdicción municipal propia pasando a formar parte de
La Real, de tal forma que las mencionadas villas con sus montes, aguas y pastos
quedarán incluídas en la nueva villa. Esto debería llevarse a cabo dentro del
plazo de tiempo que fijara el merino de Jaca, a quien Jaime II ordenó que
obligara a los habitantes de las tres poblaciones a efectuar el traslado[6].
En 1307
Jaime II incentivó a los pobladores concediéndoles tierras y autorizándoles a
edificar casas, declarándo a las 50 personas de Undués y Avinués que se habían
instalado en La Real infanzones hermunios con todos sus privilegios. Estos privilegios
fueron refrendados por Alfonso IV en 1330 Y por Pedro IV en 1338 y 1346.
Este
proyecto del rey afectó a las considerables posesiones que el monasterio de
Leire poseía en las villas de Añués, Undués y Lerda, de las que tuvo que desprenderse,
ya que sus términos se integraron también en la recién nacida villa de El Real,
a excepción de las heredades propias que el monasterio tenía en cada uno de
dichos lugares.
A cambio
de la cesión de estos lugares, el monasterio obtendría el derecho de patronato
de la iglesia de El Real, además de otros privilegios[7] .
El 29 de
febrero de 1312 Arnalt de Puyana, obispo de Pamplona, habiendo unido a petición
de Jaime II de Aragón las iglesias de El Real, Ul y Filera al monasterio
cisterciense de Leire, salvo los derechos episcopales, los del arcediano y los
del arcipreste de la Valdonsella, ahora a petición del abad y convento de Leire
fija el número, raciones y provisión de los beneficiarios de El Real, con la
aprobación del concejo del lugar y de don Fernando, Abad de Leire[8].
En cuanto
a Añués, el 20 de diciembre de 1314, los racioneros y vecinos de esta villa,
como patronos de la iglesia de San Pedro, nombraron procuradores a Aznar de
Sada y a Jimeno Jiménez para que cedieran al abad de Leire los derechos del
patronato y presentación de vicario[9]. El
15 de enero de 1315, el citado obispo incorporó la iglesia de San Pedro de
Añués a la de El Real, perteneciente a Leire, pero retuvo las cuartas, las
procuraciones y las visitas episcopales, así como los derechos del arcediano y
del arcipreste, que Leire pagaría tanto como por El Real como por Añués.
Todos
estos esfuerzos de la Corona para que la villa de La Real prosperara, se vieron
siempre frenados por distensiones, disputas y contínuos litigios sobre la posesión
y explotación de las tierras limítrofes, en especial con la villa de La Real.
Estas frecuentes disputas se prolongaron hasta el s. XVI e influyeron en el
futuro de la villa de El Real, que lejos de solucionar las diferencias
navarro-aragonesas en la frontera de la Valdonsella, se convirtió en un
problema endémico que duró más de dos siglos llegando al extremo de causar la total desaparición de la
villa.(Continuación)
[3] Archivo de la Villa de Sos. 1302. A.C.A.
R.C. 199, ff. 90 r-vº.
[4]
Piedrafita, E. Las Cinco Villas en la
Edad Media (SS. XI-XIII). Zaragoza, 2000.
[5]
VV.AA. Undués de Lerda. Entre reyes, señores y abades. Cuadernos de Aragón nº
46. I.F.C. Zaragoza, 2011.
[6]
A.C.A., C, reg. 203, f.25r (1305, mayo, 28)
[7] A.C.A., C, reg. 203, ff.22r.-24r.
L.J.Fortún. Documentación
medieval de Leire. Nº 496. 1305, abril 22. Leire. El abad Bernardo y el convento de Leire dan poder a fray
Sancho de Gallipienzo y a fray Sancho de Corcoles para vender, enajenar o
permutar las villas que el monasterio tenía en la Valdonsella (Añués, Lerda y
Undués), pero reteniendo en cualquier caso los heredamientos que el monasterio
tenía en propiedad en estos lugares.
AGN, Leire, leg. 17, n° 347, f. 88v-90v. Inserto en docs. n° 497 y 555. Copia en proceso de 1518.
AGN, Leire, leg. 12, n° 233-24. Certificación del archivero del monasterio
de Leire, 1733. Inserta en doc. n° 497.
AGN, Leire, leg. 12, n° 233-19- Inserto en doc. n° 497 y 555. Traslado
notarial, 22 de febrero de 1787.
Nº 497, 1305, mayo 25. Barcelona.Fray Sancho de Gallipienzo y fray
Sancho de Corcoles, procuradores del monasterio de Leire, entregan al rey Jaime
II de Aragón las villas de Añués, Lerda y Undués, traspasandotodos
los derechos que el monasterio tenía en ellas, pero
reteniendo los heredamientos que eran propiedad del monasterio. A cambio de
ello, Jaime II cede a Leire el derecho de patronato sobre la iglesia de El
Real.
AGN, Leire, leg. 17, n°347, f. 87v-99v. Inserto en doc. n° 555. Copia en proceso de 1518.
AGN, Leire, leg. 12, n° 233-24. Certificación del archivero del monasterio
de Leire, 1733.
AGN, Leire, leg. 12, n° 233-19- Inserto en doc. n° 555. Traslado
notarial, 22 de febrero de 1787.
Nº 498, 1305, mayo 25, Barcelona. El rey Jaime II de Aragón pone
bajo su protección a la iglesia de El Real, la exime de cualquier impuesto y
garantiza al monasterio de Leire, dueño de la iglesia, que ninguna institución
eclesiástica pueda establecerse en El Real en perjuicio de Leire. Asimismo
otorga al monasterio el derecho de construir edificios en sus heredades de
Añués, Lerda y El Real y la libertad para sacar de Aragón trigo, vino y otros
productos de sus heredades sin ningún impedimento.
ACA, Cancillería, Reg. 203, f. 22-24. AHN, Clero,
carp. 1411, n° 1. Inserto en doc. n°
556. AHN, Clero, carp. 1411, n° 18 (original) y n° 20 (copia del s. XIV).
Insertos en doc. n°556 y 587. AHN, Leire, leg. 17, n° 347, f. 85v-86r. Inserto en doc. n° 556 y 587.
Copia en proceso de 1518. AHN, Clero, carp. 1418, n° 16. Inserto en docs. n° 556 y 587 y en
confirmación de Carlos I de España, 23 de diciembre de 1528. AGN, Leire,
leg. 3, n° 22-1. Copia simple del
anterior, s. XVIII, AHN, Cód. 216 B, f. iniciales sin numerar. Copia de los dos anteriores.
AGN, Leire, leg. 12, n°233-13. Inserto en docs. n° 556 y 587. Traslado
notarial, 2 de febrero de 1787.
AGN, Leire, leg. 14, n° 257. Inserto en docs. nºo556 y 587. Traslado notarial, 22 febrero de 1787.
AGN, Leire, leg. 12, n° 233-27. Inserto en docs. n° 555 y 587. Copia
simple s.XVIII.
[8] Goñi
Gaztambide, José. Catálogo del archivo
catedral de Pamplona. T.1
(829-1500), n. 976. V Epi. 1, fol. 367v-368 dupdo.; A.H.N., Leire, carp. 1409,
nº. 18 y 19, copias notariales coetáneas en perg.
[9]
L.J.Fortún. Documentación medieval de
Leire, núms. 527 y 528.
BIBLIOGRAFÍA
-ABELLÁ SAMITIER, JUAN. Selección de
documentos de la villa aragonesa de Sos (1202-1533) I.F.C., ( C.S.I.C.)
Excma. Diputación Provincial. Zaragoza, 2009.
-FORTÚN PÉREZ DE CIRIZA, L.J. Documentación medieval
de Leire: catálogo (s. XIII al XV)
-FORTÚN PÉREZ DE CIRIZA, L.J. Leire, un señorío
monástico en Navarra (ss. IX-XIX) Col. Hª, nº 70. Pamplona, 1994.
-GOÑI GAZTAMBIDE, JOSÉ. Catálogo del archivo
catedral de Pamplona. T.1 (829-1500) I.P.V., D.F.N. Pamplona, 1965.
-LÓPEZ AGUERRI, J.A., CHAVARRI ARILLA, ANGEL y gARCÍA-VALDECASAS, ELENA. Undués
de Lerda. Entre reyes, señores y abades. Cuadernos de Aragón, 46. I.F.C.
Zaragoza, 2001.
-PIEDRAFITA PÉREZ, ELENA. Las Cinco Villas en la
Edad Media. I.F.C., D.P.Z., 2005.
-Coleccionable. Historia de Aragón. Heraldo de Aragón, Zaragoza, 1991.
-Coleccionable. Reyes y reinas de
Aragón. Heraldo
de Aragón.
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