jueves, 10 de noviembre de 2016

LOS ROMANOS

                      
El avance romano por la Penínsulla Ibérica fue rápido y duró hasta el siglo IV. A partir del siglo I de nuestra Era y tras fundar Cesaraugusta, la provincia Tarraconensis fue dividida administrativamente en siete Conventos Jurídicos, siendo el Cesaraugustano uno de ellos. En este Convento Jurídico Cesaraugustano se encontraba incluído todo el territorio actual de Aragón y, por lo tanto, las poblaciones más notables de la comarca cincovillesa: Ejea, Sádaba, Sos y Sofuentes.


Conventos jurídicos en Hispania



Para consolidar la penetración romana era imprescindible un elemento esencial: las calzadas. La conquista y explotación de nuevos territorios exigen una infraestructura viaria trazada para acceder a todos los lugares donde estaba presente el interés político y económico. Las Cinco Villas, por su especial situación estratégica y geográfica, exige un inmediato control por los romanos para proseguir la conquista hacia el norte y oeste de la Península, dados los mediocres resultados obtenidos por el ejército frente a cántabros y astures; y es por esto que la actuación en esta zona se realiza en una fase muy temprana de la romanización. Con esta vía se aseguraba, en caso de necesidad, una rápida intervención desde el valle del Ebro.
Vías romanas principales y secundarias en el territorio de Aragón

Así, la vía romana de Zaragoza a Pompaelo (Pamplona) es trazada por orden del emperador Augusto entre los años 9 a.C. y 5 a. C., denominada desde entonces Vía Augusta, y cruzaba toda esta región, convirtiéndose en el principal acceso hacia el norte de la Península. Sobre ésta, Tiberio construye un ramal hacia Cara (Santacara). Todos estos datos lo corroboran un grupo de miliarios encontrados y varios tramos empedrados de la vía que todavía pueden verse por los alrededores de Sos.
Otra segunda comunicación de importancia que recorrió en esta época la zona fue la que puso en contacto Cesaraugusta con las Galias a través del Summus Portus (Somport) prolongándose por el canal de Berdún.

Los miliarios son unas columnas de piedra, de una sola pieza, de sección circular u ovalada, con la base cuadrada, que se hundían en la tierra al lado de las vías (el equivalente a los mojones kilométricos de nuestras carreteras actuales). En ellos se indicaba habitualmente el nombre del emperador bajo cuyo tiempo se edificó o se restauró la calzada y medidas en millas romanas (mille pasus) la distancia existente entre el punto donde se colocaban al lugar de origen o llegada de la vía: por lo general una ciudad importante. Una milla romana (1478,5 metros actuales) equivalía a mil pasos, y un paso (1,48 metros) a cinco pies. Las primeras noticias de hallazgos de miliarios aparecen en diversos trabajos realizados a partir de 1921 por el Padre Escalada, afincado en el Castillo de Javier. Posteriormente otros trabajos, estudios e investigaciones hallaron más por la zona. En total se han encontrado cinco miliarios en Sos del Rey Católico y tres en Sofuentes.
           La vía, que comunicaba directamente Cesaraugusta con Pompaelo, se establece, como antes dijimos, en época del emperador Augusto. En efecto, los primeros miliarios de la vía se fechan entre el año 9 y 4 a.de C. La vía tenía su origen en Cesaraugusta, punto a partir del cual se contaban las millas y fue construída, al menos en parte, por las legiones fundadoras de la colonia: la IV Macedónica, la VI Victrix y la X Gemina, que nos han dejado la constancia de sus nombres en los miliarios que jalonaban la vía en diversos tramos. Basándonos en los datos de las fuentes escritas, en los hallazgos arqueológicos y en los restos que quedan presentes, la Vía Augusta, según Mª. A. Magallón, tenía el siguiente recorrido:
Partiendo desde Caesaraugusta, y cruzando el Ebro, alcanzaba los límites de Castejón de Valdejasa para dirigirse por el castillo de Sora a Segua/ Sekia (Ejea), lugar donde tomaba el curso del Arba hasta la cercanía de Los Bañales, pasando junto al mausoleo de Los Atilios y la Sinagoga. Desde aquí pasaba por el Corral de Iturralde y Puy Almanar hacia el Corral de la Pardina y El Espartal, donde se encontró el miliario de Tiberio y que marca la milla 65[1]. Al llegar a este punto se bifurca: un ramal se dirigía rumbo norte a Sos y otro a Cara (Santacara) en dirección oeste, según consta en el miliario de Tiberio, con doble inscripción, para converger ambas vías en Pompaelo.
                   El tramo norte, denominado Vía de las Cinco Villas, discurre por el camino del Espartal, donde se encontró el miliario de Augusto, erigido por la legión IV Macedónica y que marca la milla 68, continúa hacia el “Corral de Pilatos”, donde se encontaron los miliarios de Caracalla y de Treboniano Gallo y Volusiano; continúa por “Malpial” a la “ermita de San Román”, donde se encontró un miliario de la época de Augusto levantado por la legión VI Victrix, y ya en término de Sos, por Valtriguera, Tamborín, la finca de La Gobernadora y Val de la Liebre, donde se localiza un miliario de Adriano que marca la milla 72, hasta el pie de Peña Orán, donde encontramos una gran necrópolis en Cabezo Ladrero, en Sofuentes, donde dicha necrópolis se emplazaría a ambos lados de la vía; en “Peña Orán” se encontró un miliario de Constantino II, y muy próximo, en “Los Bayos”, otro de época de Constantino. De Sofuentes, la vía continúa por la Mora Baja y La Mora Alta hasta un camino antiguo que pasa por la ermita de Serún, en Mamillas, donde el P. Escalada localizó un miliario perteneciente a Adriano, y de aquí se dirigía hasta Sos por el collado de Valmediana, por donde la vía superaba el alto antes de bajar a Sos posiblemente por la misma zona que actualmente ocupa la carretera, pues en el proyecto de construcción de la carretera en el siglo XIX se ve reflejado un camino antiguo que discurre por lugares próximos a ella, pasando junto a la Venta de los Mudos. Sin embargo no queda resto alguno de la vía porque el terreno de este tramo de vía ha sufrido grandes transformaciones debido a la repoblación forestal del siglo XX, además de que la orografía y naturaleza geológica de este terreno no hubiera permitido a través de los siglos la conservación de vestigio viario alguno. Con todo, si actualmente tuviéramos que trazar un camino entre Sofuentes y Sos, lo haríamos por el camino viejo que por Mamillas sube hasta Valmediana y desde aquí baja a Sos, ya que este es el de mejor trazado, como el actual, por lo que probablemente el viejo trazado romano no se alejaría mucho del actual, además, fue precisamente a un kilómetro del collado donde se encontró, al pie de este camino viejo, el yacimiento romano de los Churinos, cuya existencia sólo se justifica por el paso de la vía. 
                        Muy cerca de la carretera de nuevo la vía entraba en Sos atravesando el actual casco urbano y, descendiendo por el barranco de Arbe  en busca de la Valdonsella, se dirigía, por el lado opuesto al camino Viejo de Sangüesa, y coincidiendo casi con la carretera actual, hasta cruzar Campo Real y el río Onsella por el lugar del Regadío, en cuya margen izquierda existen restos del gran yacimiento del lugar, aunque la mayoría de los restos se encuentran en el margen derecho; el camino cruza el pequeño collado del Corral de Saturnino y continúa por la actual Cañada Real hasta el Corral de Ongaiz: Desde aquí, por el Camino de Javier llega a esta localidad, y tras pasar Bigarzo, atraviesa el cauce del río Aragón por Vadoluengo hasta Pamplona, pasando por Rocaforte, Liédena, Lumbier y Monreal.
Cabe señalar que en la ladera occidental de Sos hay un camino viejo que desciende hacia la carretera nacional, e igualmente encontramos otro, enfrente del Parador de Turismo que desciende al convento de Valentuñana, pero la infraestructura caminera, las características constructivas y el estado de conservación de ambos indican que se tratan de caminos de época moderna, probablemente de hace dos o tres siglos.
El otro ramal que desde “El Espartal” se dirigía a Pamplona se denomina Vía del Ravenate.
Además de esta vía principal que hemos visto, existían una serie de rutas secundarias, al servicio de la administración romana, que permitía la organización y explotación de la comarca. Entre estas podemos nombrar la que empalmaba la otra vía romana que unía Cesaraugusta con las Galias por el Summun Port; pasaba por Jaca, Artieda, Ruesta, Undués de Lerda y Javier para dirigirse por Liédena a Pamplona, a la que se unían una tupida red de vías terciarias o de caminos articulados en torno a las principales ciudades, que partiendo de las grandes rutas, comunican las villae y núcleos de pequeña entidad distribuidos por la zona en relación con las distintas explotaciones agrarias existentes.

Entramado viario romano en la zona de Sos
Entre estas estaría la vía Uncastillo-Sos, que venía de Ejea pasando por Uncastillo; otra que se dirigía desde Sos a Navardún para enlazar con la vía Urriés-Sangüesa, bifurcándose al poco de salir de Sos en otro ramal para llegar a Petilla, y por último otra vía que enlazaría Sos con la ruta Cáseda-Sofuentes.[2] Gracias a estas importantes comunicaciones, la Valdonsella estuvo en contacto con el resto de lo que hoy conforman las Cinco Villas, beneficiándose de forma considerable de la existencia de estas infraestructuras, surgiendo en torno a estas vías, pequeños núcleos de población, que económicamente se dedicaron sobre todo a actividades agrarias.
El principal núcleo de la Valdonsella bajo dominio romano fue Campo Real, donde debió haber una gran villa señorial, dominio de alguna importante familia romana, a tenor del gran número de restos arqueológicos encontrados, como diversos capiteles, cipos de piedra o una interesante estela sepulcral con una inscripción en la que se especifica la ciudad del difunto, Eturissa, localidad que según Ptolomeo estaría dentro del ámbito vascón. Algunas piezas de estos restos arqueológicos podemos verlas en casas particulares de Sos.
Además de esta gran villa de Campo Real, también hubo una serie de villas rústicas de menor tamaño en otros puntos de la Valdonsella, como se atestigua en la cantera de Toribio (cementerio de Gordués) con restos de ánforas, concretamente una olla de cuerpo ovoideo, base de fondo plano y borde vuelto al exterior con labio plano horizontal o levemente inclinado tanto hacia arriba como hacia abajo, fabricado entre los ss. I-IV, o en Gordún, donde se han descubierto importantes hallazgos de cerámica, entre las cuales se encuentra otra olla de cuerpo ovoideo, base de fondo plano y borde vuelto al exterior con labio plano horizontal, engrosado por su parte externa dando lugar a una sección triangular del borde[3], encontrándose también una lápida funeraria dedicada por una mujer a su marido, un tal Yunto, a su hijo y a ella misma, y una estatuilla de bronce que representa al dios Mercurio. Igualmente, se han encontrado restos de olla de idéntica factura que la anterior en Campo Real (Sos del Rey Católico)


Según David Pradales, a tenor de los restos de cerámica encontrados en los distintos yacimientos, esta zona formaría parte de una serie de núcleos alfareros orientados a la comercialización de sus productos a gran escala. La distribución de la producción de estos talleres se haría a través de la amplia infraestructura viaria que los romanos trazaron en la comarca, consiguiendo un desarrollo de una actividad comercial de gran importancia en el conjunto de la economía de la antigüedad romana en esta región[4].
También en Cabezo Ladrero (Sofuentes) se han descubierto numerosos restos arqueológicos romanos y varios e interesantes testimonios epigráficos de carácter funerario, lo que indica la existencia de una necrópolis cercana muy importante; también se han hallado restos de una prensa de líquidos, y en Sofuentes hay restos de un mausoleo romano de tipo torre, datados entre los siglos II y III d. C.,columnas romanas encontradas en las fajas de la Noguera, el miliario de Constantino en Peña Orán, sillares, capiteles, una urna para depositar cenizas, un sarcófago liso, y otros restos indeterminados en El Olivar de los Frailes, Sasico de los Frailes, era de Gayarre, Los Bayos y El Mesolío.



Restos romanos en el torreón de Sofuentes

            Más restos indeterminados se han localizado en los caseríos de Vico, La Mora Alta, La Mora Baja y Villavetre, restos de un dique romano del s. II. d. de C. en El Salado, un miliario y otros restos en Sos, y más restos a falta de prospecciones en Ceñito y Barués.
En los desmontes que se practicaron en el año 1934 para la construcción de la carretera Sangüesa-Sos, se encontraron más de 200 esqueletos pertenecientes al siglo II[5]Y en el resto de la comarca de las Cinco Villas, muy bien comunicadas por las vías romanas, como antes dijimos, existen, cerca de la población de Layana, en el término municipal de Uncastillo, el yacimiento de “los Bañales”, datado entre los siglos I y IV, con restos de un edificio termal y de un acueducto que llevaba las aguas hasta el mismo y del que quedan una treintena de pilares formados por grandes piedras que van disminuyendo en altura y sin argamasa que los una. En Sádaba también se hallan numerosos restos, destacando un edificio romano del siglo IV conocido con el nombre de “La Sinagoga”, y a su lado cimientos romanos.
Edificio de "la Sinagoga", en Sádaba
 Igualmente en Sádaba encontramos un suntuoso mausoleo, datado en el siglo II dedicado a la familia de los Atilios conocido como el “Mausoleo de los Atlilios” o, vulgarmente llamado, “Altar de los Moros” en el que más o menos podemos traducir de sus escritos grabados lo siguiente.” Atilia Festa estando viva, hizo este monumento para sí, su padre Lucio Atilio Festo y para su abuelo Cayo Atilio Genial de la tribu Quirina”, posibles dueños de la cercana villa romana. De este mausoleo se conseva la fachada principal de 9,2 m de longitud por 7,2 m de altura.
Mausoleo de los Atilios

La monumentalidad de estos restos nos dan a entender el gran poder de estas familias que formaban la oligarquía cerealista de las Cinco Villas, y sus grandes obras hidráulicas, como el acueducto de los Bañales antes descrito, junto a diques de contención en el Riguel y Arba, nos hacen pensar en el aprovechamiento de las aguas de riego dando lugar a una importante producción hortofrutícola, que junto al cereal, la vid, el olivo y el pastoreo de animales como el caballo, el cerdo, la oveja, el buey y la cabra, serían la base de la economía del poder de los grandes propietarios de los latifundios de la comarca.
Acueducto de los Bañales, en Uncastillo

Además de todos estos restos que hemos visto, se han encontrado más en el los términos de Navardún, Gordués, Gordún...lo que nos da una idea de la importante presencia romana en la zona.
La dominación romana trajo consigo la penetración del cristianismo, aprovechando las grandes vías y el trasiego de las legiones romanas. Prueba de ello es el sarcófago paleocristiano del siglo IV que se conserva en la iglesia parroquial de Castiliscar, siendo su primitiva ubicación el mausoleo de Sofuentes.
Más restos romanos en Biota, Castliscar, Ejea y otras entidades menores en la comarca nos merecen una acertada opinión de la importancia, grandeza, e intensidad de la zona en la época imperial romana, que como muchas otras regiones del Imperio romano sufrieron la crisis del siglo III. En efecto, el yacimiento de Campo Real, que tuvo su inicio en el siglo I d. C., desapareció a finales del siglo II, coincidiendo este hecho con el hallazgo en Sangüesa de un tesoro compuesto por unas dos mil monedas que se han datado entre el año 238 y 268 d. C. La desaparición del poblado y la ocultación de este ingente número de monedas denota que ya en el siglo III d. C. las poblaciones romanas ubicadas en la Valdonsella comenzaron a sufrir la inseguridad propia de la crisis general del Imperio romano, llegando a desaparecer algunos de estos núcleos de población. A este debilitamiento imperial romano hay que añadir la penetración en la Península Ibérica de nuevos pueblos, y en este entorno aparecerá en las explotaciones agrícolas la nueva figura del colono, desplazando al esclavo. 
                     El colono, un hombre libre con derecho a la explotación del suelo colonado y a transmitirlo en herencia a cambio del pago de una parte del fruto y de servicios personales en la tierra del señor, fijándose al trabajador a la tierra según “Constitutio” de Constantino en el 332. Es la aparición del futuro Siervo de la Gleba, antecedente inmediato del sistema feudal de producción.
En el siglo V, tras la caída del Imperio romano y de las invasiones de los pueblos germánicos, pasaron a dominar la mayor parte de la Península Ibérica los visigodos.(continuación)



[1] Hallado en el año 1920 al roturar una finca.
[2] Moreno Gallo, I. La carretera romana de Zaragoza al Bearn. C.E.C.V., I.F.C., D.G.A., Ejea, 2009, pp. 92-95;
[3] VV.AA.Producciones de cerámica común no torneada en el País Vasco peninsular y Aquitania meridional: grupos de producción, tipología y difusión, Instituto de Prehistoria y Arqueología “Sautuola”. Santander, 2008.
[4] Pradales Ciprés, David. El comercio romano en la zona de Aragón. Nuevas aportaciones. Turiaso, X. T. I, pp. 29-47. Centro de estudios turiasonenses. I.F.C. Diputación de Zaragoza. Tarazona, 1992. 
[5] Periódico "La Vanguardia", 6/02/1934, p.29.


BIBLIOGRAFIA
                    
-Andreu Pintado, Javier. Una ciudad de los vascones en el yacimiento de Campo Real/Fillera(Sos del Rey Católico-Sangüesa) A.E.A. 2008,81. pp. 75-100.
-Magallón Botaya, Mª Angeles. "Vías de comunicación y poblamiento romano en la comarca de las Cinco Villas". VV.AA. Los caminos en la historia de las Cinco Villas.VI Jornadas de Estudios sobre las Cinco Villas. C.E.C.V. Ejea de los Caballeros, 1990.
-Magallón Botaya, Mª Angeles. Cronología de la red viaria del convento Cesaraugustano, según los miliarios, en VV.AA.: Estudios en homenaje al Dr. Antonio Beltrán Martínez. Zaragoza, 1986, pp. 621-631.
-Moreno Gallo, Isaac. Item a Caesarea Augusta Beneharno. La carretera romana de Zaragoza al  Bearn. C.E.C.V., I.F.C. Diputación de Zaragoza. Ejea, 2009.
-Pradales Ciprés, David. Dpto. de Hª Antigua, Colegio Universitario de Burgos. Universidad de Valladolid. "El comercio cerámico de época romana en la zona de Aragón, nuevas aportaciones". Revista Turiaso, X. T.1. II encuentro nacional de estudios sobre el Moncayo. Ciencias Sociales. Centro de estudios turiasonenses. I.F.C. Diputación de Zaragoza. Tarazona, 1992.
-Zarzuelo Revilla,Mariano. Calzadas romanas en las Altas Cinco Villas. Revista "El nuevo miliario" nº 8. Fundación Juanelo Turriano. Madrid, 2009.
-Zarzuelo Revilla, Mariano. Calzadas romanas en las Altas Cinco Villas II. Revista "El nueno miliario" nº 9. Fundación Juanelo Turriano. Madrid, 2009
-VV.AA. Producciones de cerámica común no torneada en el País Vasco peninsular y Aquitania meridional: grupos de producción, tipología y difusión. Instituto de Prehistoria y Arqueología "Santuola". Santander, 2008.
En la web:
-Andreu Pintado, Javier y Jordán Lorenzo, Angel A. Epigrafía, organización del territorio y doblamiento en territorio de Vascones: los Bañales (Uncastillo, Zaragoza) Espacio, Tiempo y Forma, Serie I, Prehistoria y Arqueología, t. 16-17, pp. 419-461. U.N.E.D., 2003-2004.
-Andreu Pintado, Javier. De qvinque civitatibvs romana aetate. Oppidaimperiiromani,glogspot.com.es
-Aragón romano. Blog de la web Aragonromano. Patrimonio romano de Aragón.



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