jueves, 10 de noviembre de 2016

JAIME II. LA VILLA DE "EL REAL"

Alfonso III dejó como heredero del trono de la Corona de Aragón a su hermano Jaime II. Antes de acceder al trono de Aragón, Jaime II fue rey de Sicilia, donde gobernó primero como lugarteniente desde 1283 a 1285 y después como monarca desde que su hermano Alfonso fue coronado rey de Aragón hasta la muerte de éste. Durante su mandato en la isla supo encontrar una fórmula adecuada para mantener el equilibrio de poder, convocando Cortes con frecuencia e implicando en ellas a nobleza, Iglesia y ciudadanos. Esta misma actuación la intentará después en la Corona de Aragón, donde se revelará muy conveniente, dados los levantamientos de la nobleza y la aristocracia urbana demandando, precisamente, mayor participación en el gobierno del reino. Esta relación con los “unionistas” fue uno de los mayores éxitos de su política. Las sucesivas negociaciones consiguieron mantener la paz entre el rey y los nobles y, fruto del buen entendimiento, Jaime II abolió el Privilegio de la Unión de 1287 y confirmó y elevó a la categoría de fuero el Privilegio General del Reino, que había sido establecido en 1283, en las Cortes de Zaragoza de 1 de septiembre de 1325.
Jaime II "el Justo"
El apoyo del Papado tuvo importantes consecuencias para la Corona de Aragón; algunas condujeron a tibias guerras, como el enfrentamiento con Federico, hermano de Jaime II, en Sicilia, pero otras favorecieron a determinados territorios, como el ascenso de Zaragoza a sede arzobispal (1318), desligada así de la jurisdicción territorial de Tarragona.
En Aragón, Jaime II concedió el 22 de febrero de 1292 privilegio a la villa de Sos haciendo a sus vecinos libres, francos e inmunes de todo tributo, cenas, pechas, caballerías, redenciones de ejércitos, cabalgadas y de otras exenciones reales a cambio del pago de tres sueldos jaqueses al año por cada vecino que mantuviere casa en la villa y para los que, sin residir en ella, tuvieran bienes valorados en más de 70 sueldos jaqueses, y toda la Universidad 3oo sueldos jaqueses y cincuenta medidas de trigo y otras tantas de ordio.[1] Parece ser que el monarca quería gravar a quienes, para eludir impuestos, vivían en otros lugares aun teniendo importantes propiedades y posesiones en Sos.
El 2 de febrero de 1295 concede a los hombres de Sos el herbaje del lugar para la construcción y reparación de los muros de la villa[2], que habían quedado maltrechos por los enfrentamientos con los navarros.
El 7 de junio de 1302, Jaime II concedió otro privilegio a los vecinos de Sos haciéndolos “...francos, libres e inmunes en sus personas y bienes, de pagar por todas las tierras de dicho Rey los derechos e imposiciones de lezda, peage, saca y passage de aquellas cosas que no estuviesen prohibidas sacarse de dichas tierras, o por ley general o por costumbre”[3]. Además cede los molinos reales, que eran varios, a cambio del pago de una cantidad fija de cereal: 50 cahíces de trigo y otros tantos de cebada, intuyéndose en esto un mayor interés del monarca en obtener unas rentas fijas en vez de las rentas de tipo señorial.
Los conflictos fronterizos de Aragón con Navarra continuaban y se extendían a otras regiones fronterizas entre estos dos reinos, pero Jaime II y sus consejeros consideraron que los principales y más importantes problemas tenían lugar en la Valdonsella. Por ello, y como aún estaba muy reciente en la memoria la invasión Navarra en la región aragonesa, decidió evitar una nueva incursión planeando reformar y reforzar la frontera.
                      El rey aragonés tenía muy claro que tanto la Canal de Berdún como la zona fronteriza de la Valdonsella con Navarra eran dos puntos esenciales por los que podrían entrar fácilmente los ejércitos navarros. La invasión Navarra de finales del siglo XIII entró en Aragón por la zona llana que hay entre las villas de Sos y Sangüesa. En esta zona había pequeñas villas que no tenían el tamaño suficiente para frenar una invasión como la que se produjo (Ul, Filera, Añués) Esta zona se encuentra a la entrada del valle del río Onsella y superadas éstas pequeñas villas se deja el camino abierto al invasor para seguir ascendiendo por la Valdonsella, como así ocurrió.  Para frenar estas posibles invasiones comenzaron a construir una plaza fuerte en una zona próxima a la muga, en la canal de Berdún.
Esta nueva fortificación debía contar con una población estable que la defendiera. La población del reino en esa época no era muy elevada, y especialmente en la Valdonsella se encontraba dispersa en una serie de villas muy pequeñas, y probablemente sus amurallamientos y fortalezas, o no existían o eran extremadamente débiles, por lo que no había otra solución que la reordenación de la población de la zona próxima a la nueva villa.
Por estos motivos, el lugar seleccionado por Jaime II para la fundación de la nueva villa fue un cerro situado entre las villas de Ul y Filera, en la tierra llana que se extiende entre las villas de Sos del Rey Católico y la Navarra Sangüesa. No lejos del río Onsella, en un lugar situado junto a un manantial se decidió construir en 1301 la nueva población, que se bautizó con el nombre de La Real o El Real, en el término de Sos. (Según David Romano, la primitiva villa de El Real estuvo constituída por Ulle (Ul) y Filera, dos poblaciones que ya quedaron totalmente arrasadas).
LLanos de El Real, entre Sos y Sangüesa
Actualmente no quedan restos de El Real y no se conoce exactamente su ubicación, pues tampoco queda resto alguno, aunque algunos estudiosos dicen que se ubicaría en los terrenos del actual término de Campo Real próximos al río Onsella.
Las villas de Añués, Lerda, Ul, Filera y Undués, fueron las elegidas para que sus vecinos abandonaran sus hogares y sus tierras y se trasladasen a poblar el nuevo asentamiento en El Real. La monarquía sabía que para despoblar estas villas había que dar ciertos privilegios a los nuevos pobladores de La Real. El rey consideraba a La Real como una pieza clave para la defensa de la frontera navarro-aragonesa en la región de la Valdonsella, y que tenía que conseguir retener a una importante población para poder detener a los ejércitos que intentaran traspasar la frontera; por eso otorgó a todos los nuevos habitantes de la villa el rango de infanzones, exentos de pago de cualquier tipo de impuesto real.
 El monarca, para incentivar la economía de la villa, concedió también una serie de privilegios fiscales a sus moradores. Dos actividades de primera necesidad en la sociedad de la Edad Media tenían que ver con el trigo: una era moler el grano en los molinos que se encontraban en los ríos cercanos y la otra la fabricación del pan.
 En aquel tiempo, muchas veces las infraestructuras de los molinos y los hornos de las villas estaban bajo dominio del señor del lugar, quien arrendaba su uso a los habitantes que necesitaban utilizarlos. Jaime II ordenó que los molinos y los hornos fueran francos y los habitantes de La Real se verán así exentos de pagar tributos por su uso. También otorgó a la villa un mercado franco y eximió a los pobladores del impuesto de lezda y peaje que gravaban el paso de mercancías por las villas reales[4]. Asimismo, los eximió de toda redención de ejército o cabalgada y se les permitió comprar sal sin pago del impuesto real en las salinas del Castellar. [5]
Aún con todo, hubo vecinos de las villas circundantes que no se trasladaron a El Real, por lo que Jaime II en 1305 concede un nuevo privilegio en el que insta a los habitantes de Undués, Lerda y Añués a residir en La Real. Para ello estas villas dejarán de tener jurisdicción municipal propia pasando a formar parte de La Real, de tal forma que las mencionadas villas con sus montes, aguas y pastos quedarán incluídas en la nueva villa. Esto debería llevarse a cabo dentro del plazo de tiempo que fijara el merino de Jaca, a quien Jaime II ordenó que obligara a los habitantes de las tres poblaciones a efectuar el traslado[6].
En 1307 Jaime II incentivó a los pobladores concediéndoles tierras y autorizándoles a edificar casas, declarándo a las 50 personas de Undués y Avinués que se habían instalado en La Real infanzones hermunios con todos sus privilegios. Estos privilegios fueron refrendados por Alfonso IV en 1330 Y por Pedro IV en 1338 y 1346.
Este proyecto del rey afectó a las considerables posesiones que el monasterio de Leire poseía en las villas de Añués, Undués y Lerda, de las que tuvo que desprenderse, ya que sus términos se integraron también en la recién nacida villa de El Real, a excepción de las heredades propias que el monasterio tenía en cada uno de dichos lugares.               
A cambio de la cesión de estos lugares, el monasterio obtendría el derecho de patronato de la iglesia de El Real, además de otros privilegios[7] .
El 29 de febrero de 1312 Arnalt de Puyana, obispo de Pamplona, habiendo unido a petición de Jaime II de Aragón las iglesias de El Real, Ul y Filera al monasterio cisterciense de Leire, salvo los derechos episcopales, los del arcediano y los del arcipreste de la Valdonsella, ahora a petición del abad y convento de Leire fija el número, raciones y provisión de los beneficiarios de El Real, con la aprobación del concejo del lugar y de don Fernando, Abad de Leire[8].
En cuanto a Añués, el 20 de diciembre de 1314, los racioneros y vecinos de esta villa, como patronos de la iglesia de San Pedro, nombraron procuradores a Aznar de Sada y a Jimeno Jiménez para que cedieran al abad de Leire los derechos del patronato y presentación de vicario[9]. El 15 de enero de 1315, el citado obispo incorporó la iglesia de San Pedro de Añués a la de El Real, perteneciente a Leire, pero retuvo las cuartas, las procuraciones y las visitas episcopales, así como los derechos del arcediano y del arcipreste, que Leire pagaría tanto como por El Real como por Añués.
Todos estos esfuerzos de la Corona para que la villa de La Real prosperara, se vieron siempre frenados por distensiones, disputas y contínuos litigios sobre la posesión y explotación de las tierras limítrofes, en especial con la villa de La Real. Estas frecuentes disputas se prolongaron hasta el s. XVI e influyeron en el futuro de la villa de El Real, que lejos de solucionar las diferencias navarro-aragonesas en la frontera de la Valdonsella, se convirtió en un problema endémico que duró más de dos siglos llegando al  extremo de causar la total desaparición de la villa.(Continuación)





[1] Archivo de la villa de Sos año 1293. A.C.A., R.C., reg. 858, ff. 69v-70v.
[2] A.C.A., R.C., reg.194, f. 194v.
[3] Archivo de la Villa de Sos. 1302. A.C.A. R.C. 199, ff. 90 r-vº.
[4] Piedrafita, E. Las Cinco Villas en la Edad Media (SS. XI-XIII). Zaragoza, 2000.
[5] VV.AA. Undués de Lerda. Entre reyes, señores y abades. Cuadernos de Aragón nº 46. I.F.C. Zaragoza, 2011.
[6] A.C.A., C, reg. 203, f.25r (1305, mayo, 28)
[7] A.C.A., C, reg. 203, ff.22r.-24r.
 L.J.Fortún. Documentación medieval de Leire. Nº 496.  1305, abril 22. Leire. El abad Bernardo y el convento de Leire dan poder a fray Sancho de Gallipienzo y a fray Sancho de Corcoles para vender, enajenar o permutar las villas que el monasterio tenía en la Valdonsella (Añués, Lerda y Undués), pero reteniendo en cualquier caso los heredamientos que el monasterio tenía en propiedad en estos lugares.
AGN, Leire, leg. 17, n° 347, f. 88v-90v. Inserto en docs. n° 497 y 555. Copia en proceso de 1518.
AGN, Leire, leg. 12, n° 233-24. Certificación del archivero del monasterio de Leire, 1733. Inserta en doc. n° 497.
AGN, Leire, leg. 12, n° 233-19- Inserto en doc. n° 497 y 555. Traslado notarial, 22 de febrero de 1787.
Nº 497, 1305, mayo 25. Barcelona.Fray Sancho de Gallipienzo y fray Sancho de Corcoles, procuradores del monasterio de Leire, entregan al rey Jaime II de Aragón las villas de Añués, Lerda y Undués, traspasandotodos
los derechos que el monasterio tenía en ellas, pero reteniendo los heredamientos que eran propiedad del monasterio. A cambio de ello, Jaime II cede a Leire el derecho de patronato sobre la iglesia de El Real.
AGN, Leire, leg. 17, n°347, f. 87v-99v. Inserto en doc. n° 555. Copia en proceso de 1518.
AGN, Leire, leg. 12, n° 233-24. Certificación del archivero del monasterio de Leire, 1733.
AGN, Leire, leg. 12, n° 233-19- Inserto en doc. n° 555. Traslado notarial, 22 de febrero de 1787.
Nº 498, 1305, mayo 25, Barcelona. El rey Jaime II de Aragón pone bajo su protección a la iglesia de El Real, la exime de cualquier impuesto y garantiza al monasterio de Leire, dueño de la iglesia, que ninguna institución eclesiástica pueda establecerse en El Real en perjuicio de Leire. Asimismo otorga al monasterio el derecho de construir edificios en sus heredades de Añués, Lerda y El Real y la libertad para sacar de Aragón trigo, vino y otros productos de sus heredades sin ningún impedimento.
ACA, Cancillería, Reg. 203, f. 22-24. AHN, Clero, carp. 1411, n° 1. Inserto en doc. n° 556. AHN, Clero, carp. 1411, n° 18 (original) y n° 20 (copia del s. XIV). Insertos en doc. n°556 y 587. AHN, Leire, leg. 17, n° 347, f. 85v-86r. Inserto en doc. n° 556 y 587. Copia en proceso de 1518. AHN, Clero, carp. 1418, n° 16. Inserto en docs. n° 556 y 587 y en confirmación de Carlos I de España, 23 de diciembre de 1528. AGN, Leire, leg. 3, n° 22-1. Copia simple del anterior, s. XVIII, AHN, Cód. 216 B, f. iniciales sin numerar. Copia de los dos anteriores.
AGN, Leire, leg. 12, n°233-13. Inserto en docs. n° 556 y 587. Traslado notarial, 2 de febrero de 1787.
AGN, Leire, leg. 14, n° 257. Inserto en docs. nºo556 y 587. Traslado notarial, 22 febrero de 1787.
AGN, Leire, leg. 12, n° 233-27. Inserto en docs. n° 555 y 587. Copia simple s.XVIII.
[8] Goñi Gaztambide, José. Catálogo del archivo catedral de Pamplona. T.1 (829-1500), n. 976. V Epi. 1, fol. 367v-368 dupdo.; A.H.N., Leire, carp. 1409, nº. 18 y 19, copias notariales coetáneas en perg.
[9] L.J.Fortún. Documentación medieval de Leire, núms. 527 y 528.






BIBLIOGRAFÍA

-ABELLÁ SAMITIER, JUAN. Selección de documentos de la villa aragonesa de Sos (1202-1533) I.F.C., ( C.S.I.C.) Excma. Diputación Provincial. Zaragoza, 2009.
-FORTÚN PÉREZ DE CIRIZA, L.J. Documentación medieval de Leire: catálogo (s. XIII al XV)
-FORTÚN PÉREZ DE CIRIZA, L.J. Leire, un señorío monástico en Navarra (ss. IX-XIX) Col. Hª, nº 70. Pamplona, 1994.
-GOÑI GAZTAMBIDE, JOSÉ. Catálogo del archivo catedral de Pamplona. T.1 (829-1500) I.P.V., D.F.N. Pamplona, 1965.
-LÓPEZ AGUERRI, J.A., CHAVARRI ARILLA, ANGEL y gARCÍA-VALDECASAS, ELENA. Undués de Lerda. Entre reyes, señores y abades. Cuadernos de Aragón, 46. I.F.C. Zaragoza, 2001.
-PIEDRAFITA PÉREZ, ELENA. Las Cinco Villas en la Edad Media. I.F.C., D.P.Z., 2005.
-Coleccionable. Historia de Aragón. Heraldo de Aragón, Zaragoza, 1991.
-Coleccionable. Reyes y reinas de Aragón. Heraldo de Aragón.

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