Los crismones son elementos
arquitectónicos de carácter religioso cristiano muy usados en la época románica
y que solían ubicarse principalmente en los vanos de las puertas de acceso a
los templos, aunque también los podemos encontrar en otras partes del edificio.
Su grafismo es de origen antiguo. Aunque con otro significado
distinto del actual, fue el símbolo de Crono(Κρόνος), dios griego del tiempo, y adoptado después
por el emperador romano Constantino como una composición acróstica del nombre
de Cristo.
En los primeros tiempos del
cristianismo, cuando los cristianos eran perseguidos por su fe, utilizaban
diversos símbolos para identificarse entre ellos y no ser descubiertos por los
paganos. Uno de estos símbolos fue entrecruzar las iniciales grecolatinas X e I, como forma cautelar y secreta de esconder sus creencias, pero a
la vez de representarlas sin levantar sospechas. Posteriormente este símbolo fue
evolucionando y añadiéndosele letras hasta conformar la variedad de crismones
que podemos observar en muchas iglesias románicas.
Antes de labrarse en piedra, los
crismones ya aparecen representados en
todo tipo de soportes, ámbitos y objetos, variando su incidencia en función de
las épocas. Por ejemplo, encontramos crismones en el reverso de monedas
correspondientes al emperador romano Magencio, o en documentos oficiales de
época medieval firmados por Pedro I o Alfonso I el Batallador, en broches,
estandartes, medallas… Pero fue en el arte románico donde el crismón alcanzó
todo su esplendor, si bien, como antes hemos señalado, durante los siglos XI y
XII será objeto de múltiples variantes gráficas, que podría relacionarse “con
el principio de la variatio característico
de la cultura artística románica[1]”.
El crismón más sencillo está formado
por las dos primeras letras griegas, superpuestas y en mayúscula, del nombre de
Cristo (Χριστός), X (“ji”) y P (“rho”), al que más tarde se le añadirán las letras “А” y “ω”, primera y última letra respectivamente del alfabeto griego, representando
a Cristo como principio y fin de todas las cosas (omnipotencia y eternidad), pregonadas por el Apocalipsis
de San Juan. Existen otros cristogramas, como IC o XC, primera y
última letra de los nombres ΙΗΣΟΥΣ ΧΡΙΣΤΟΣ (Jesús Cristo), o IHC o IHS, las tres primeras letras del nombre ΙΗΣΟΥΣ (Jesús). Son los
llamados crismones cristológicos, por representar la figura de Cristo, pudiendo
estar, o no, inscritos en círculo.
Crismón del castillo de Loarre (Huesca) |
Posteriormente, ya en el siglo XI, y
para combatir las controversias y herejías que suscitaba la Trinidad (tres
personas en una sola: Padre, Hijo y Espíritu Santo),se interpreta la "rho" griega (segunda letra de "Xριστός") por la "P" latina en referencia al Padre y se añade una “S” , en alusión al “Spiritus Santus, en la
parte inferior del brazo vertical del crismón, bien sea entrelazada, pisada o
montada. Serán los conocidos como crismones trinitarios, y fue Sancho III el
Mayor quien empezó a olvidarse de los crismones cristólógicos iniciando el uso
de este nuevo crismón trinitario, ampliando así el primitivo significado del
crismón que aludía tan sólo a Cristo. Pero fue en el último tercio del siglo
XI, con su hijo Ramiro I de Aragón, cuando el crismón pétreo trinitario arraiga
con más fuerza en Aragón, considerándose como el punto de origen, como el primer crismón
de este tipo, el que preside la puerta de acceso a la cripta de Santa Quiteria
en la iglesia de San Pedro del castillo de Loarre (Huesca). A partir de esta
fecha, nacerán todos los crismones que adornan los tímpanos y vanos de los
templos más significativos de Aragón y zona de influencia del románico; es por
esto que todos los crismones que se conservan en los templos de las Cinco
Villas son trinitarios, siendo el que aparece en la ermita de San Nicolás de
Ceñito, en Sos del Rey Católico, el primer crismón trinitario en la zona de las
Cinco Villas o, para ser más exactos, el templo actual más antiguo de los que
ostentan crismón. Para el investigador Matarredona este crismón resulta de lo más interesante
pues, al ser el primero en cuanto a su datación en la comarca de las Cinco
Villas se refiere, le ofrece el primer dato para conocer la fecha aproximada de
implantación de los crismones de seis brazos, básico para fijar el origen de la
convivencia entre el formato trinitario y la forma cristológica romana, así como
las variantes de transición con la incorporación de la "S".
Los crismones trinitarios, en sus
inicios, estaban formados por ocho brazos (las
ruedas) compuestos por el aspa y
la cruz (el Hijo y la Redención), la
“P” y la “S” (Padre y Espítitu Santo), “A” y “ω” (principio y fin), cerrado en
un círculo (representando al Dios único). Las variables, variantes y posteriores
modificaciones son numerosas en cuanto a contenido y forma.
La función básica de los crismones,
además de embellecer los portales, es la de ofrecer a los fieles la lección
magistral de su simbolismo acrecentando o recobrando su fe; es por eso que,
mayoritariamente, se ubican en los vanos de acceso a los templos (tímpanos o
claves de arco), en la entrada a “la casa de Dios” pero, como antes se ha
dicho, también pueden aparecer, aunque en menor medida, en otros emplazamientos
del templo, como sucede en San Nicolás de Ceñito.
Matarredona, en su estudio sobre los
crismones de las Cinco Villas, contabiliza hasta un total de 31 inscripciones
de este tipo en las iglesias de la comarca, figurando sólamente el crismón de
Ceñito como única representación en la zona de Sos del Rey Católico. Resulta
raro pensar que en este municipio, con una impresionante iglesia levantada en
pleno auge de los crismones y del románico en la zona, no figure ningún crismón
en la iglesia de San Esteban y sí en otros templos de menor envergadura. La
respuesta la tenemos precisamente ahí, en la envergadura de su iglesia, pues
los crismones son la versión abreviada y conceptual de la representación
escultórica figurada del tema apocalíptico de Cristo en majestad, tal y como
aparece en el monumental programa escultórico del tímpano de la iglesia de Sos
del Rey Católico; por eso no tiene crismón, que Olañeta lo define así: el crismón “es Cristo en griego, la forma simplificada y
abreviada de poner el nombre de Cristo y, en lugar de hacerlo de forma
figurativa, como sería el pantocrátor, se hace así”[2].
Ermita de San Nicolás. Ceñito (Sos del Rey Católico) |
Ceñito es un despoblado
perteneciente al municipio de Sos situado sobre una pequeña colina al margen de
la carretera que se dirige a Petilla de Aragón. En la zona más alta se levantó
una iglesia construida en la década de 1050 a 1060, que según Abbad Ríos data
del 1100, y reformada en los XII y XIV (ver ermita)
El crismón, de unos 30 cm de
diámetro, aparece en la parte superior del arco monolítico de la ventana del ábside por su
parte exterior. A ambos lados, la siguiente inscripción: “sancte nicolae era
MCXXXVIII” (era hispana)(Año 1100), dejando constancia de la advocación de la
iglesia y el año de su construcción.
Crismón trinitario en la ventana del ábside de la ermita de San Nicolás. |
Como variante de otros crismones
trinitarios, se observa que las letras griegas “A” y “ω” están
permutadas en cuanto a su normal posición. La explicación a esta particularidad
es motivo de discrepancias entre los investigadores. Mientras que para unos la
razón de la permuta puede deberse a la negligencia, despiste, analfabetismo o falta de interés del artesano, otros opinan
que ambas letras están colocadas así deliberadamente por encerrar un profundo
significado místico. Del mismo modo que “A y “ω” son “el principio” y “el fin”(
de la vida a la muerte), “ω” y “A” serían “el fin” y “el principio”( de la
muerte a la vida), y al estar sendas letras en los vanos de las iglesias nos
está indicando el fin de los males terrestres, la muerte de todo lo terrenal
(ω) y el paso al comienzo de los bienes eternos y de la vida verdadera (A), en clara
alusión de ser un lugar de enterramiento. Además, el hecho de no ser esta
iglesia de Ceñito la única con la particularidad de tener ambas letras permutadas, pues existen más con las
mismas características, hace pensar que difícilmente pueda deberse a una
negligencia de los autores, sino más bien que esta permuta corresponda a un premeditado
móvil con una racional explicación. Por esta razón, el segundo de los
argumentos expuestos es el que cobra más fuerza entre los investigadores, entre
ellos el propio Matarredona quien, tras estudiar otros crismones de las mismas
características, concluye con la consolidación de la hipótesis del sentido
funerario de esta variante de letras trocadas.
Además, afianza la hipótesis
comparando este crismón con el que figura en la capilla de Santa María de
Centenero (hoy San Gregorio), en la cercana comarca del Sodoruel; ambos de las
mismas características y ubicados en el mismo lugar (en la ventana del ábside,
a modo de tímpano) y siendo ambas capillas parecidas y situadas en un lugar
aislado y algo elevado y que, según él ,el templo de Centenero fue capilla
funeraria de Sancho Galíndez, que murió en 1082, por lo que no descarta la
suposición que la iglesia de Ceñito pudiera haber sido lugar de enterramiento
de gente importante[5] .
Ya en el siglo XIII, el crismón dará paso a un nuevo símbolo litúrgico de Cristo, el Agnus Dei, surgiendo con profusión en
tímpanos pétreos e incluso en la pintura mural del momento, desapareciendo
totalmente en el siglo XIV, aunque resurge de nuevo en el s.XVI, en el gótico
florido y barroco, pero haciéndolo simplemente como mero sentido ornamental,
con valor emblemático y recordatorio.
[1] García
García, Francisco de Asís. "El crismón." Revista Digital de
Iconografía Medieval. Vol.II, nº3, p.23.
[2] Diario
del Alto Aragón. 23/10/2012. “El crismón es un emblema de Aragón y de
Ribagorza”
[3]Matarredona
Sala, Francisco. Crismones románicos
trinitarios en la comarca de las Cinco Villas de Aragón, p.25.
[4] Ibidem,
p. 39.
[5] Ibidem,
pp.39-40.
BIBLIOGRAFÍA
-GARCÍA GARCÍA, FRANCISCO DE ASÍS. “El crismón”.
Revista Digital de Iconografía Medieval. V.II, nº 3, pp.21-31. U.C.M. Mdrid, 2010.
-MATARREDONA SALA, FRANCISCO. “El
crismón medieval trinitario”. Revista Románico nº 2, 2006, pp. 28-33.
-Diario del Alto Aragón. 23/10/2012. “El crismón es un emblema de Aragón y de Ribagorza”. Artículo de Elena Fortuño.
-Diario del Alto Aragón. 23/10/2012. “El crismón es un emblema de Aragón y de Ribagorza”. Artículo de Elena Fortuño.
En la web:
-https://www.academia.edu. Matarredona
Sala, Francisco. Crismones románicos
trinitarios en la comarca de las Cinco Villas. Zaragoza, 2009
-https://www.academia.edu.
Matarredona Sala, Francisco. Crismones
trinitarios medievales. Un símbolo pétreo genuino de los reinos de Aragón y
Navarra. Épocas románica y protogótica (siglos XI-XIII). 2003.
-www.claustro.com.
Olañeta
Molina, Juan Antonio. “Crismones”
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