El escudo de los Reyes Católicos
puede considerarse como el primer Escudo de España.
Recordando la historia, los
emblemas heráldicos nacieron a mediados del siglo XII, cuando en los campos de
batalla, caballeros y combatientes, protegidos con yelmos y mallas, apenas
reconocibles, pintaban con vivos colores y decoraban sus escudos con dibujos y
marcas personales para poder ser identificados y diferenciarse entre los
combatientes. Esta moda, pronto se extendió a todos los sectores sociales y
plasmado en todo tipo de soportes: vestidos, calzados, escudos, estandartes,
guantes…, y en muy poco tiempo se perfeccionó y desarrolló hasta conformar un
sistema emblemático heráldico personal y familiar; toda familia, prácticamente,
e independientemente de su status social, tenía su emblema personal, de
carácter fundamentalmente ornamental.
Pero estos emblemas personales
pronto adquirieron un significado de identidad propia, como imagen o
representación de su titular, que entre las clases más poderosas, autoridades y
reyes en particular, tomarían mucha más fuerza, hasta el punto de identificar
el emblema del monarca con su propia presencia y castigar con el destierro, e
incluso la muerte, a todo aquel que no honrase su emblema aun cuando él no
estuviera presente. Alfonso X, en las Siete Partidas, lo recuerda en la
ley de “Cómo el pueblo debe honrar al rey de fecho”: “…porque también la imagen del rey, como su sello en que está su
figura, et la señal que trae otrosi en sus armas et en su moneda, et en su
carta en que se emienta su nombre, que todas estas cosas deben ser mucho
honradas, porque son en su remembranza do él non esta.[…] et debe haber tal
pena que si la deshonra tañiese á la persona del rey, et el que la feciese
fuese home honrado, que debe ser echado de la tierra para siempre et perder lo
que el rey toviere, et si fuere home de menor guisa debe morir por ello”[1]
Los emblemas heráldicos, además
de señales de identificación personal,
pronto adquirieron también, entre la realeza y las altas jerarquías
sociales, sobre todo donde existían estructuras de régimen feudal, un sentido territorial y jurisdiccional,
llegando a representar un espacio geográfico-político y pasando a ser, junto a
la condición de armas de linaje, armas de dignidad, o sea, de representación de
la autoridad regia como cabeza del reino.
Con Jaime I (1213-1276), el
emblema heráldico comenzará a ser conocido como “signum regium” o “señal real”,
y así continuó con los sucesivos monarcas. Tanto es así que en 1412, tras el
cambio dinástico trastámara con Fernando I, el “signum regium”, en vez de ser
descartado por ser identificativo de otro linaje distinto, perdurará como
blasón identitario y propio del soberano aragonés[2].
El rey Pedro IV fue quien empezó
a emplear un escudo partido de Aragón y Sicilia, cuartelado en aspa,
significando de este modo su vinculación con el territorio. A partir de
entonces, “todos los monarcas aragoneses
portarán como armas ya un partido de Aragón y el cuartelado en aspa de Sicilia,
con el que indefectiblemente serán representadas las armas originales del rey
de Aragón en lo sucesivo”[3].
Escudo Reyes Católicos.1475-1492 |
El proceso evolutivo del escudo
de los Reyes Católicos, el primer escudo real, nació en Segovia. El 15 de enero
de 1475, tras el no fácil acceso al trono de la reina Isabel, se firmó el Acuerdo de Segovia, donde se arbitró la
sentencia relativa a las atribuciones de Fernando e Isabel, y en ella se estipuló
que en heráldica, las armas de Castilla y León tendrían precedencia sobre las
de Sicilia y la Corona de Aragón.
El escudo de armas de los Reyes Católicos se
utilizó desde el año 1475 hasta el 1516 (año del fallecimiento del rey
Fernando), si bien, en este período, no fue siempre igual, pues se iban
añadiendo emblemas al escudo a la vez que la monarquía iba conquistando
territorios, quedando representadas en él todas sus soberanías hasta la fecha
de su fallecimiento: la Corona Castellano-Leonesa y la Corona de Aragón.
De esta forma, en un principio,
el escudo estaba cuartelado, constituido por un contracuartelado de las Armas
de los Reinos de Castilla y León en el primer y cuarto cuartel (que en
heráldica son los más importantes, los cuarteles de honor, dando precedencia a
los territorios de Isabel, según lo pactado en Segovia, sobre los de Fernando)
y las de la Corona de Aragón y Sicilia en sendos cuartelados partidos segundo y
tercero.
1492-1504 |
A partir de la conquista de
Granada (1492), incorporan también el escudo de armas de este Reino en la parte
inferior.
En 1504, desaparece en el segundo
cuartel el de Sicilia, que se encuentra repetido en el tercer cuartel, y se
incorporan las armas del Reino de Nápoles, con los emblemas de Hungría y
Jerusalén; y finalmente, en 1513, las de Navarra, también en el segundo cuartel
que, habiendo previsto agregar Navarra a la Corona de Aragón, explica el hecho
que figure partido, en su parte inferior, con las barras del escudo del Reino
de Aragón.
1504-1513 |
1513-1516 |
Todo el conjunto está franqueado
con el águila nimbada de San Juan sosteniendo con sus garras el blasón regio,
representando a San Juan Evangelista, al que la reina Isabel profesaba gran
devoción. En la parte inferior, fuera de las armas heráldicas, a modo de
significación añadida, las dos divisas personales de Fernando e Isabel: en la
parte izquierda el de Fernando, el yugo con el nudo gordiano y con el lema
“tanto monta”, y en la derecha el de Isabel con el haz de flechas paralelas.
Las flechas y el yugo de los Reyes Católicos se mostraron siempre juntos pero
nunca unidos. Estas divisas tienen un carácter estrictamente personal y no
hereditario
Con posterioridad, el escudo de
los Reyes Católicos sufriría más cambios con Carlos I, Felipe II y los
sucesivos monarcas.
ARMAS
de los diferentes Reinos en el escudo de los Reyes Católicos
Armas
de Castilla: De gules, y un castillo de oro
almenado con tres torres de homenaje con tres almenas cada una, siendo más
grande la torre central, mamposteado de sable y aclarado de azur.
Armas
de León: de plata y un león de púrpura, coronado de oro,
lenguado y armado de lo mismo.
Armas
de Aragón: De oro y cuatro palos de gules.
Armas
de Sicilia: cuartelado en sotuer (aspa). 1ª y 4º de oro, cuatro
pàlos de gules; 2ª y 3ª de plata, un águila de sable picada, membrada y armada
de gules.
Armas de Granada:
de plata y una granada natural, rajada de gules, tallada y hojada de dos hojas
de sinople
Reino
de Nápoles:
-Armas de Jerusalén:
de plata, cruz potenzada de Jerusalem, de oro, cantonada de cuatro crucetas, de
oro.
-Armas del reino de Hungría. Partido;
1º fajado de ocho piezas de gules y plata; 2º, de gules, monte de tres peñas de
sinople moviente de la punta sumada de un coronel de oro del que sale una cruz
patriarcal de plata. Al timbre, corona del rey San Esteban.
[1] Partida
II. Tít. XIII. Ley XVIII
[2] Fatás
Cabeza, G; Redondo Veintemillas, G. Blasón
de Aragón. El escudo y la bandera, pp.40-100. Zaragoza, 1995.
[3] Riquer
M. de. Heráldica catalana des de l´any
1150 al 1550. Barcelona, 1993. Vol.1, pp. 312-314; en referencia nº 9 en
Narganes Quijano, Faustino; La
emblemática de los Reyes Isabel y Fernando: Ejemplos palentinos, p.12.
Palencia, 2008.
BIBLIOGRAFÍA
-ALFONSO
X “EL Sabio”. Las Siete Partidas del Rey don Alfonso el Sabio, cotejadas con varios
códices antiguos por la Real Academia de la Historia. T.II. Partida segunda
y tercera. Imprenta Real. Madrid, 1807. Ed. Atlas. Madrid, 1972.
-FATÁS
CABEZA, GUILLERRMO; REDONDO VEINTEMILLAS, GUILLERMO.
Blasón de Aragón. El escudo y la bandera.
D.G.A. Zaragoza, 1995
-MENÉNDEZ PIDAL, FAUSTINO. El escudo de armas de Navarra. Gobierno de Navarra. Pamplona, 2000.
-MENÉNDEZ PIDAL, FAUSTINO. El escudo de armas de Navarra. Gobierno de Navarra. Pamplona, 2000.
-NARGANES
QUIJANO, FAUSTINO. “La emblemática de los Reyes
Isabel y Fernando: ejemplos palentinos” PITTM, 79. Palencia, 2008, pp. 7-33.
En la web:
-www.heraldicahispanica.com. La evolución del escudo de España
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