Cuenta la
tradición popular, transmitida oralmente de generación en generación, que los habitantes
de Erla han sido, desde siempre, muy
dados a las comilonas, lifaras y el buen beber. Y es por esto que sus habitantes lucían una generosa
barriga que les sirvió para que a los erlanos los apodaran con el
pseudogentilicio de “tripudos”.
La acepción más acertada,
aceptable y razonable, es la que hace mucho tiempo, debido a las buenas cosechas y la excelente situación económica que gozaba todo el pueblo, las transacciones
comerciales, agrícolas, ganaderas, contratos, acuerdos, alianzas, convenios,
compras, ventas o permutas, eran muy numerosas en el municipio, y antiguamente
todas estas transacciones se solían cerrar con un aperitivo, merienda o convite (lifara) que
expresamente se indicaba en el propio contrato o escritura, indicando incluso el
importe a gastar en la comida; y aunque muchos otros acuerdos se pactaban de forma oral,
nunca faltaba el convite tras el cierre de la negociación. Y es debido a esta
cantidad de contratos que se realizaban por los que los erlanos estaban continuamente comiendo y bebiendo, lo que llevó, por envidia sana, a los pueblos colindantes a llamarlos "tripudos",
aunque actualmente la acepción de “tripudo”, como gentilicio, ha tomado una
connotación más socarrona.
Otro motivo, también segun la tradición popular, sería el que los erlanos fueron a cazar, y en vista que no consiguieron ninguna pieza, mataron un pollino y se lo comieron entre todos de una sentada.
También llaman "tripudos" a los habitantes de Gallegos del Campo (Zamora), Casas de Ves (Albacete), Leciñena (Zaragoza), Argamasilla de Alba (Soria)...
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