A partir del siglo XI la
población judía fue asentándose en diferentes localidades de las Cinco Villas
atraída por los beneficios ofrecidos en las cartas de población.
No se conservan datos
demográficos concretos de la población judía de Sos hasta el siglo XV, pero el
estudio de algunos documentos servirá, aunque de un modo aproximado, para
cuantificar la población y la evolución de esta comunidad que llegó a tener un
peso importante en la sociedad de Sos hasta su expulsión.
Se tiene conocimiento que en el
año 1294 la población judía de Sos se constituyó aljama, y que en el año 1301
Jaime II permitió a los hebreos aislar la judería[1], por lo que para este tiempo la comunidad hebrea
en la villa debía contar ya con una población importante. Puede servir de ayuda
la confección de una escala de aljamas del siglo XIV partiendo del porcentaje
de participación de cada una de ellas en los subsidios pedidos por Jaime II en
1301, siendo de 200 s.j. la contribución de la aljama de Sos (unos 5-6 fuegos).
De septiembre del año 1320, igualmente se conocen los sueldos jaqueses que la
aljama de Sos pagó como contribución a los gastos del Reino, que fueron de 426,
(unos 12-15 fuegos) por lo que se desprende claramente que en este corto
período de tiempo de 20 años de principios del siglo XIV la comunidad hebrea en
la villa aumentó en más del doble su población.
Si atendemos a los fogajes realizados en las cortes de Maellla de 1404,
la población judía en Sos se sitúa entre 60-65 habitantes (14 fuegos de los 80
totales de la villa), que se corresponde con un 22´5% de los fuegos totales
susceptibles de contribuir.
En el año 1478, las cuentas de una imposición de sisas en Sos para hacer
frente al pago de unos caballeros, muestran que 10 fuegos judíos pagaron 12
sueldos cada uno[2]; es decir, que en un intervalo de setenta
años (1404-1478) la comunidad judía vio reducida su población en cuatro fuegos.
Los motivos de este retroceso poblacional fueron las ordenanzas del Papa Luna y
del rey en 1415, en las que se condenó el Talmud, además de prohibirse la
relación entre cristianos y judíos y el clima de violencia que se vivía entre
ambas comunidades con hechos tan trágicos como el asesinato de dos hebreos en
Sos por una cuadrilla de navarros en 1427[3]. Todo
esto trajo como consecuencia la conversión al cristianismo de algunos hebreos;
en protocolos notariales de mediados de los años 20 de este siglo ya hay
menciones a conversos en la villa, como Juan Pérez de Sos o el pellicero
Eximeno Ballés.
Pero
de nuevo los hebreos aumentaron la población, esta vez por triplicado, hasta
120-135 miembros a finales de la misma centuria[4] si
nos basamos en las treinta viviendas de judíos censadas, excluyendo la
sinagoga, para la confiscación de sus bienes con motivo de su expulsión. Según
Cabezudo Astraín este incremento de población podría ampliarse hasta unas 35
familias[5].
Es
decir, que en 14 años (1478-1492) el número de hogares pasó a ser de 10 a 30.
Las causas de esta recuperación poblacional se debe, más que a una afluencia de
nuevos individuos, a la multiplicación endógena, pues en los documentos se
registran varios apellidos idénticos a lo largo de toda la centuria, como los
Orella, Escapa o Gualit. Probablemente las causas de esta procreación tengan
que ver con el auge económico y demográfico general de la villa de Sos, pues
este crecimiento poblacional cristiano hacía incrementar la demanda de
productos artesanales y textiles, en cuya confección se especializaron los
judíos, y es por ello que necesitaban más mano de obra.
Pero
¿cuántos hebreos abandonaron Sos tras el edicto de expulsión?
Ateniéndonos
al pago efectuado por los comisarios para la expulsión de los judíos a los
adelantados de la aljama el 17 de julio de 1492, y cumpliendo órdenes,
entregaron tres ducados de oro por cada judío que abandonó el reino,
ascendiendo la cifra final a 264 ducados, contabilizándose hasta 88 personas
entre chicas y grandes[6].
Otra
forma de cuantificar el número de hebreos que abandonaron Sos sería su
distribución en unidades familiares, puesto que se conoce el reparto de ropa
para dormir en la travesía del viaje a Navarra, realizado por los comisarios
nombrados a tal efecto; las órdenes de estos comisarios consistían en dar una
litera y dos linzuelos assaber es
por casalero o marido y muxer[7], o
sea, por cada titular de una casa que se equiparaba con una célula familiar de
tipo nuclear (un fuego). Los comisarios entregaron a veinte hebreos las ropas
establecidas por cada casa, lo que supone un índice de 4,4 individuos por
unidad familiar.
La proximidad
de Navarra y de una judería importante como la de Sangüesa, con la que existían
lazos de todo tipo, hace pensar que la práctica totalidad de los hebreos de Sos
optaron por el exilio, por lo que se estipula que fueron aproximadamente esos
88 los habitantes hebreos que abandonaron Sos en 1492, y la diferencia hasta
los 120-130 serían los que se convirtieron al cristianismo y se quedaron en la
villa.
Sea como
fuere, lo cierto es que Sos vió mermada su población en una sexta parte
aproximadamente, pero lo más importante fue el declive económico de la villa al
ver desaparecer una gran parte de su población activa dedicada a la agricultura
y sobre todo, al artesanado textil.
A
comienzos del año 1498 el decreto de expulsión llegó a Navarra, por el cual debían
abandonar el país o convertirse al cristianismo, dándoles de plazo hasta el mes
de marzo.
Esto
motivó una nueva oleada de conversos y un movimiento de retorno a Sos que se
vio reflejado en los protocolos notariales de la villa por el incremento de nuevos
artesanos en la localidad cuyos nombres y apellidos eran idénticos a los de los
infanzones y otras personas poderosas de la villa, lo que induce a pensar que
estos prohombres sosienses apadrinaron a los antiguos judíos, dándoles su
protección y sus sobrenombres, obteniendo a cambio un indudable prestigio
social y cierto ascendente sobre los conversos[8].
Pero
además del regreso de los judíos sosienses también llegaron a Sos hebreos
procedentes de otras localidades, como el maestre León, físico de Sangüesa,
quien formalizó con el concejo de Sos el 21 de marzo de 1498 un contrato como
médico durante tres años con su nueva identidad, la del maestre Jaime Díaz.[9]
De esta forma Sos recobró en parte la
demografía perdida tras el decreto de expulsión al igual que su aporte
artesanal, pues la mayoría de ellos continuaron desarrollando los oficios que
habían tenido como judíos. Estos conversos paulatinamente se fueron adaptando a
su nueva situación, acudiendo también a las asambleas del concejo, aunque sin
acceder a las magistraturas, puesto que ninguno de ellos fue Justicia, jurado o
consejero, por lo que no se vio totalmente integrada en la comunidad cristiana,
sufriendo una discriminación en el ámbito político en la que además de sus
condicionantes económicos originados por sus patrimonios medios, fueron vistos
con desconfianza por los cristianos viejos.
Aunque en Sos ya sólo se
practicaba la fe cristiana, la unión entre sus habitantes no fue del todo
completa, pues de manera soterrada persistían las diferencias y exclusión de
una minoría por motivos religiosos, es decir, la comunidad convivía
pacíficamente con los conversos pero siempre bajo la sombra del recelo y la
desconfianza [10]
[1] A.C.A. Cancillería, Cartas Reales, Jaime
II, Caja 12, nº 1.606.
[2] A.H.P.S., Juan Zareco, P. 420, f. 17v.
[3] Iranzo Muñío, Mª. T.(ed), Acta
Curiarum regni Aragonum, p. 235.
[4] A.H.P.S. Protocolo de Bartolomé Spanyol.
1492-7, s. fol, s.d.
[5] Cabezudo Astraín, José. La judería
de Sos del Rey Católico, p. 90.
[8] Abellá Samitier, Juan. Sos en la baja
Edad Media, p. 295.
[9] A.H.P.S., Bartolomé Español, p. 481, ff.
27v-28v.
[10]
Abellá Samitier, J. Sos..op.cit., p. 296.
BIBLIOGRAFIA
-ABELLÁ
SAMITIER, JUAN. Sos en la
Baja Edad Media. I.F.C. ,
C.S.I.C. Excma. Diputación de Zaragoza. Zaragoza, 2012.
-BAHER, YITZHAK. Historia de los judíos en la Corona de Aragón (siglos XIII-XV) Temas de historia aragonesa, 3. D.G.A., Zaragoza, 1985.
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-CABEZUDO
ASTRAIN, JOSÉ. La judería
de Sos del Rey Católico. Sefarad,
XXXII (1972).
-MOTIS
DOLADER, MIGUEL ANGEL. La sociedad
judía aragonesa en la Edad Media, Historia de
Aragón II: Economía y sociedad. I.F.C., 1996
-MOTIS
DOLADER, MIGUEL ÁNGEL. “Los judíos
de las Cinco Villas en la Edad Media. Historia de una convivencia dual”, en Asín García, Nuria (coord) Comarca de las Cinco Villas. Col.
Territorio, 25. D.G.A., 2007.
-SESMA
MUÑOZ, JOSÉ ÁNGEL, C. LALIENA CORBERA (Coord) La población de Aragón en la Edad Media (siglos XIII-XV) Estudios
de demografía histórica. Ed. Leyere.
Zaragoza, 2004.
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