Grabado del siglo XVI donde pueden verse a radiestesistas con horquillas buscando metales. ( Libro De re metallica, de Georg Agricola) |
El
agua es un bien imprescindible para la vida. Ríos, lagos, fuentes y manantiales
naturales han sido desde siempre los lugares perfectos para el asentamiento de
poblaciones, pues podían usar tan preciado elemento para poder vivir; solo
tenían que almacenarla para su uso doméstico y conducirla para cultivar las
tierras. Se podría decir que los acuíferos naturales de la superficie terrestre
condicionaban los asentamientos de las poblaciones. Pero en muchas otras ocasiones
sucedía al revés, los asentamientos se realizaban en terrenos abruptos y estratégicamente
ubicados y necesarios para poder defender territorios y fronteras, pero no
contaban con acuíferos superficiales, así que el agua, que seguía siendo
imprescindible, había que almacenarla en aljibes, bien de las lluvias caídas o acarreada desde algún acuífero cercano y, si era insuficiente, buscarla bajo tierra; y quienes mejor detectaban las
capas freáticas del subsuelo eran los zahoríes, que practicaban una actividad
pseudocientífica conocida como radiestesia, con más de 8000 años de antigüedad. Sonia San Román cuenta que en las cuevas de Tassili, en pleno
desierto del Sahara argelino, se encontraron, entre otras, unas pinturas
rupestres donde un zahorí buscaba agua con una varilla[1].
Un
zahorí (del árabe, zuharí: “el que ha sido
tocado por la mano de Venus), rabdomante(adivinador
mediante varas) o radiestesista (percepción
de la radiación por los sentidos) es la persona que practica la radiestesia,
que el diccionario lo define como una actividad
pseudocientífica basada en la afirmación de que los estímulos eléctricos,
electromagnéticos, magnetismos y radiaciones de un cuerpo emisor pueden ser
percibidos y, en ocasiones, manejados por una persona por medio de artefactos
sencillos mantenidos en suspensión inestable, como puede ser un péndulo,
varillas con forma de “L” o una horquilla, que supuestamente amplifican la
capacidad de magnetorrecepción de la persona.
Varillas de radiestesia |
Pero
los zahoríes no sólo localizan el agua del subsuelo, también tienen el “don” de
detectar metales ocultos, tesoros
enterrados e incluso localizar el paradero de personas desaparecidas.
Independientemente de la credibilidad o no de esta pseudociencia y de la efectividad o no de los resultados, no
se sabe cuál es el origen de su poder, pero lo cierto es que los zahoríes gozan de una
hipersensibilidad sensorial muy acusada y unas facultades y poderes que muy
pocas personas poseen.
Su actividad a lo largo de la historia ha sufrido diversas aceptaciones. Existe documentación que da fe de su normalizada
presencia en toda Europa entre los siglos XVI y XVII[2], pero en el siglo XVIII el
padre Feijóo condenó este oficio y fue perseguido por la Inquisición por
considerarlo como práctica de hechicería o actividad diabólica, siendo
ajusticiados muchos zahoríes en esa época.
Horquilla de radiestesia |
Sobre los zahoríes existen muchas creencias y supersticiones. Se dice que son gente
nacida el día de Nochebuena, que tienen una cruz en el paladar, que es el
séptimo de siete hermanos…, hechos y señales "divinas" que les facultan para tener esos
poderes extrasensoriales.
En Sos del Rey Católico, hasta no hace mucho
tiempo, existió la creencia popular que “el niño nacido en la noche de Navidad
será zaurín (zahorí), o sea, que
llevará una cruz en el paladar, adivinará dónde hay agua, y en el sitio donde,
al pasar, le tiemble la pierna izquierda, habrá un tesoro escondido.”[3]
También en Sos se tenía la creencia
que "si un recién nacido tenía otros hermanos que murieron de tierna edad, había
que buscar para padrino al padre de un zahorí, quien recibe al recién nacido en
la calle, tomándolo de un capazo que descuelgan desde una ventana de la casa,
pues no debe salir por la puerta ni bajar la escalera hasta después del
bautizo. Al entrar en la iglesia, el padrino llevará a la criatura en brazos y
atravesará el umbral del templo de espaldas"[4].
Sabemos que en Sos del Rey Católico
existió un zahorí en el siglo XVIII: Martín de Canaluche. Desconocemos si
Martín fue contratado alguna vez por el Concejo o por algún vecino para
encontrar agua en sus tierras, pero lo que sí sabemos con certeza es que se
dedicó a buscar un tesoro en Fillera que casi le cuesta la vida (ver).
En el siglo XX, aunque no penado ni
condenado, sí que fue desprestigiado el oficio de zahorí por el director del
Instituto Geológico de España, Luis Mariano Vidal Carreras.[5]
Actualmente, la detección de aguas subterráneas se viene realizando con modernos métodos geológicos, geofísicos y geoeléctricos, con sofisticados aparatos tecnológicos, aunque la ancestral técnica de radiestesia del zahorí continua viva en muchas zonas rurales de nuestra geografía, entre otras razones, porque resulta ser mucho más económico. Otra cosa es que encuentren, o no, el agua.
[1] San Román Olmos, Sonia. “Zahoríes. Adivinos necesarios del mundo rural”. Revista “Belezos”, nº 4, p.47.
[2] Idem. P. 48.
[3] Iribarren, José María. “El folklore de Sos y la Valdonsella”, p.300. Historias y costumbres. I.P.V. Pamplona, 1956.
[4] Prácticas semejantes podemos encontrar en el folklore de Gistain (Huesca) y en Navarri (Huesca). Cit. José María Iribarren. “El folklore de Sos …”, pp. 300-301.
[5] Sánchez Sanz, Mª Elisa. “ Las gentes y el agua. Oficios y objeto”, en La cultura del agua en Aragón. Usos tradicionales, p.87.
BIBLIOGRAFÍA
-IRIBARREN, JOSÉ MARÍA. Historias y costumbres. I.P.V.
Diputación Foral de Navarra. Pamplona, 1956.
-SAN ROMÁN OLMOS, SONIA. ”Zahoríes.
Adivinos necesarios del mundo rural”. Revista “Belezos”, nº 4, pp.46-49.
Instituto de Estudios Riojanos. Logroño, 2007.
-SÁNCHEZ SANZ, Mª ELISA. “Las
gentes y el agua. Oficios y objetos.” Pilar Bernad Esteban (Coord.) La cultura del agua en Aragón. Usos
tradicionales, pp.86-105. Rolde de Estudios Aragoneses. Zaragoza, 2008.
En la web:
-Blog de Manuel Valle. “Un tesoro en Fillera”. https://villadesosdelreycatolico.blogspot.com/2014/11/un-tesoro-en-fillera.html
-Wikipedia. Zahorí
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