La imaginería es el arte de representar
escultóricamente imágenes, por lo general de temas religiosos, talladas
generalmente en madera policromada y con mucho realismo, con una finalidad
devocional, litúrgica, procesional o catequética.
En la imaginería románica los principales temas de la
talla en madera fueron Jesús crucificado y la Vírgen María (como trono de la
sabiduría), representados ambos con una gran solemnidad y sin ninguna alusión
al dolor o al sentimentalismo, donde el hieratismo simbólico del románico se
expresa con toda su fuerza.
Talla románica de la Vírgen y el Niño.
Catedral de Santa María. Tudela (Navarra)
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La Vírgen, en posición frontal, con su hijo sobre las
rodillas, es quizás la imagen más típica que se tiene del arte románico
occidental. Para su talla, el artista empleaba dos bloques de madera: uno para
la Vírgen y otro para el Niño. A veces, la Vírgen porta la manzana del Paraíso
en su mano derecha. El Niño, representado frontalmente, bendice con su mano
derecha mientras en la izquierda sostiene una bola (representando al Mundo) o
los Evangelios.
Talla románica del Cristo del Perdón
Sos del Rey Católico
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A mediados del siglo XII surge la escenificación y
dramatización del episodio final de la Pasión de Jesucristo a través de los
grupos escultóricos del Calvario y el Descendimiento. El grupo del Calvario
estaba constituido por las imágenes de Jesús crucificado, la Virgen y San Juan.
La inclusión de la Virgen a los pies de la cruz, compartiendo el dolor de su
hijo, no aparece en los evangelios. Su origen se halla en la iconografía
oriental, que vió en ella la imagen de la corredención. La presencia de San
Juan se justifica por ser el único discípulo de Cristo que lo acompañó hasta el
patíbulo. Los calvarios hispánicos reproducen habitualmente un mismo tipo
iconográfico con los gestos más o menos tipificados, que se remonta al siglo IX
en Oriente. Jesucristo es representado en la cruz con actitud solemne, cubierto
únicamente con el perizona y la
cabeza ligeramente ladeada hacia la derecha. La Vírgen, vestida con túnica
larga, expresa su aflicción con el rostro ligeramente inclinado hacia delante y
las manos cruzadas sobre el pecho, en actitud de resignación. San Juan, por su
parte, comunica ese mismo sentimiento apoyando su mano derecha sobre la
mejilla, mientras que con la otra aguanta el evangelio. Poco a poco se fueron
humanizando estas actitudes.
Grupo escultórico del "Calvario"
Museo de la iglesia de la Trinidad. Atienza (Guadalajara)
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Los descendimientos, por su parte, estaban conformados
por las figuras del crucificado, la Virgen, San Juan, José de Arimatea y
Nicodemo, y en algunas ocasiones, también por los dos ladrones, Dimas y Gemas.
Vírgen de Valentuñana (Sos del Rey Católico)
Conforme avanza el arte gótico, la imaginería
va perdiendo la rigidez del románico
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Estas representaciones iconográficas irán sufriendo cambios sustanciales conforme el naturismo gótico va evolucionando progresivamente. Así, entre finales del siglo XII e inicios del XIII, se pierde la férrea simetría de la Vírgen con el Niño, soliendo estar representado éste soble la rodilla izquierda de su madre; también Jesús pierde su posición frontal y podemos verlo en algunas tallas mirando hacia su derecha; la actitud de la Vírgen no es ya tan rígida y podemos verla con su mano sobre el hombro o la cadera del Niño, en señal de afecto y protección... o sea, en una actitud más natural y humana.
El Cristo crucificado también irá cambiando conforme
avanza el período gótico. La corona regia se sustituye por la de espinas, los
brazos son ligeramente doblados por los codos, al igual que las piernas,
ligeramente flexionadas por las rodillas; el perizona se acorta; desaparece el suppedaneum y el pie derecho se sitúa sobre el izquierdo, con un
sólo clavo. Aparece la sangre y las muestras de dolor.
BIBLIOGRAFÍA
-Historia del arte español. T.IV. La época de los monasterios. Planeta. Barcelona, 1995.
En la web:
-www.arteguias.com. Imaginería y eboraria
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