En los primeros
siglos de nuestra Era, en el Sur de los valles del Pirineo y en las llanuras de
las Cinco Villas los hispano-romanos harán posible la implantación del
cristianismo y el nacimiento de obispados como el de Huesca, que estaba llamado
a controlar la zona del Pirineo Central, pero la extrema dificultad de las
comunicaciones y el aislamiento que vivía tanto el territorio de Sos como
toda la zona de la Valdonsella, allá por los ss. VII-VIII, provocaron que el
paganismo perviviera hasta avanzada la Edad Media.
La Valdonsella formó
parte del reino de Pamplona desde su origen en el año 824. Cuando los
musulmanes tomaron la Valdonsella, allá por el año 862, las cosas no cambiaron
mucho respecto a los siglos anteriores, pues se limitaron a establecer un dominio
político en las zonas más estratégicas y ni siquiera se adentraron por los
valles.
Huesca siguió siendo
la sede del poder y en ella residió el Obispo de estas tierras hasta que la
convivencia entre cristianos y musulmanes se rompió en el siglo IX, lo cual
obligó al obispo a buscar refugio en los valles pirenaicos, y la iglesia de
Pamplona, con la Valdonsella recuperada a los musulmanes por el rey pamplonés
Sancho Garcés en el 911, se refugió en el monasterio de Leire, convirtiéndose
este cenobio en el centro espiritual de todas las tierras cristianas de Aragón
y Navarra en un amplísimo radio desde su ubicación. Es entonces cuando se dan
cuenta que quedaban amplias zonas sin cristianizar y que era necesario acometer
una tarea de evangelización para llevar la Buena Nueva a todas esas gentes que
hasta ahora habían permanecido prácticamente incomunicadas.
Navardún, sede del primer arciprestazgo en la Valdonsella, donde la mitra de Pamplona poseía iglesia, castillo, villa y tierras colindantes |
En documentos
conservados en el archivo parroquial de Uncastillo se insinúa que la zona de la
Valdonsella, remotamente, fue un partido independiente en lo eclesiástico,
exento o “nullius diocesis”, regido por un arcipreste con autoridad “cuasi
episcopal”, hasta que suprimido su título colativo fue incorporado a la mesa
episcopal, iglesia y diócesis de Pamplona. Si consideramos que todos los
documentos religiosos que poseemos de los siglos posteriores referentes a esta
provincia eclesiástica están fechados en Navardún, no sería muy aventurado el
poder decir que este primer arciprestazgo constituyó su sede en este municipio[1].
No existe ninguna fecha que nos indique cuándo perdió el arciprestazgo su
soberanía, pero otros documentos nos orientan que fue hacia finales del siglo
X, puesto que a medida que la reconquista avanzaba, como los dominios
espirituales eran cada vez más grandes, el obispo de Pamplona, Galindo, tras
ver que la dificultad del terreno y las diferencias entre la población hacían
muy compleja su asistencia pastoral, creó necesario realizar una división
de estos dominios con el fin de poder llevar con total eficacia el gobierno de
los mismos y consagró en el año 922 tres nuevos obispos entre los que dividió
su territorio. Una de estas primeras divisiones fue el Arciprestazgo de la
Valdonsella, puesto que en el año 1027, Sancho III el Mayor señala los límites
de la diócesis de Pamplona desde la peña Punicastro y Marañón hasta el Ebro, y
siguiendo su cauce, hasta el río Gállego, comprendiendo toda la Valdonsella y
la zona cristiana de Sos y de las Cinco Villas. Así pues, la sede de Navardún
fue trasladada a Uncastillo, cuya iglesia de Santa María la Mayor la denominan
muchos documentos “Secunda sedes Pamplonensis”, “la más insigne después de la
catedral”, “cabeza y matriz del arciprestazgo de la Valdonsella”, sin que el
cambio de residencia de sus arciprestes modificase su primitivo nombre.
Ferriolo fue otro
obispo consagrado por Galindo, que recibió la denominación de “Obispo de
Sasave”, pues su sede estaba en el monasterio de este nombre en el valle de
Borau. A principios del s. XI, en tiempos del rey Sancho el Mayor, dejará de
firmar en los documentos como obispo de Sasabe y pasará a ser obispo de Aragón,
seguramente debido a que el propio rey le gusta denominarse rey de los
aragoneses y pamploneses.
Torre del castillo de Sos |
El
primer intento de unir la primera iglesia de Sos (la inferior, puesto que la
superior todavía no se había construído) y las iglesias de los pueblos de la
Valdonsella a obispos aragoneses fue llevado a cabo por Ramiro I cuando
incorpora Sos y otros lugares al reino de Aragón, lo que no le sentó nada bien
a la cátedra pamplonesa a tenor de los esfuerzos que realizó Leire por
recuperar los extensos dominios que había perdido en determinadas villas de la
zona.
Durante el último tercio del siglo XI, la sede
de Pamplona procede, no sólo a la recuperación del prestigio de su máxima
figura gubernativa, sino a la lógica reorganización de sus rentas, la
delimitación de sus dominios y a la construcción de un proyecto eclesiástico
por encima incluso de los intereses monárquicos y dinásticos, lo que produjo
contínuas tensiones con Aragón. Pero la situación se suavizó un poco cuando se
volvieron a unir los reinos de Aragón y Pamplona bajo la persona del monarca
Sancho Ramírez quien, ante la falta de una ciudad en la que, de acuerdo con el
Derecho Canónico vigente, se fijase la sede episcopal y que diera nombre al
Obispado, encontró la solución y decidió proclamar a los cuatro vientos que
“quiero constituir como ciudad a mi villa que se llama Jaca”. Eran los primeros
meses de 1077 y nacía así la ciudad de Jaca y su Obispado. Se nombraba como primer
obispo al infante García, hermano del rey, quien incorporó Sos y otros pueblos
cercanos a la diócesis de Jaca, a la vez que se iniciaba en la ciudad la
construcción de una catedral destinada a ser escenario de las ceremonias reales
y, sobre todo, cátedra del Obispo.
Conforme la reconquista iba avanzando por la
parte norte del Ebro de manos de Alfonso I, se fueron sumando a la sede de Jaca
otros muchos lugares que habían estado bajo dominio árabe, y que hasta 1118
sólo dependían nominalmente del rey, quedando bajo su autoridad las tierras
comprendidas dentro de los límites establecidos por Sancho el Mayor, antes
referidos[4].
Portada de acceso a la primitiva iglesia de Sos
(Iglesia baja) Siglo XI-XII.
|
En 1096, el obispo
de Pamplona Pedro de Rodez , que asistió al concilio de Clermont y estaba
en sintonía con los principios reformadores de la Iglesia, obtendría un
privilegio de protección para su iglesia, inaugurando las relaciones
documentales de Roma con Pamplona. El documento- Iustus votis assensum-
otorgado por Urbano II, además de otros asuntos, contenía la ratificación de
los límites de la diócesis tal y como había establecido Sancho III El Mayor,
abarcando las iglesias de Agüero, Murillo, Castellar, Luesia, Uncastillo y Sos[5], por lo que la Villa y los dominios de la
Valdonsella volvieron a depender de la diócesis de Pamplona. La bula, ampliada
por Pascual II cuatro años después (4 de marzo de1100), añadía el castillo de
San Esteban y las iglesias de Garzanzu, Tafalla, Cebrón, Obanos y Falces. El
cuerpo documental, además, sería considerado auténtico por Celestino III al
acabar la centuria (26 de abril de 1196), y más en concreto en lo referente a
las iglesias de la Valdonsella y el curso alto de los Arbas, pues al intervenir
en la concordia entre los obispos de Pamplona y Zaragoza se acentúa la
jurisdicción de tradición pamplonesa en el valle del Aragón, Pintano y
Valdonsella, con las iglesias de Sos, Luesia, Agüero y Murillo.
Volviendo de nuevo a
la iglesia de Sos, en el año 1107 la documentación de la catedral de Pamplona
cita al primer eclesiástico de nombre conocido y con responsabilidad en San
Esteban: Garsias Sossensis prior, es decir, García prior de Sos.
¿es éste el Fortuniones, antes citado? Martín Duque así lo ratifica al identificarlo en un
documento sin fecha de Uncastillo donde aparece el prior domno Garsia,
similiter archidiacono. En su testamento dejó sus propiedades de Sos a la
abadía de San Esteban, en su advocación de San Salvador; en el mismo se citan
una casa, cuatro viñas, cuatro piezas, un huerto y otro terreno, “para que San
Salvador las posea enteras y libres a través de los siglos, por su alma, para
que se le dedique una parte de las oraciones que allí fueran dichas por los
siglos de los siglos. Amén”
De sobras se conocen
las relaciones entre los obispos de Pamplona y los monarcas aragoneses, muy
estrechas, dada su participación activa en los proyectos y campañas de
reconquista y repoblación. El mitrado de Pamplona Guillermo (1115-1122), por
ejemplo, asistió al concilio de Toulouse de 1118 con los arzobispos de Arlés,
Auch y los obispos de Lescar, Bayona, Pamplona y Barbastro. También durante el
cerco de Tarazona, Alfonso I concedió a Guillermo y sus sucesores la iglesia de
Santa María Magdalena, de Tudela, en agradecimiento por los servicios
prestados. Resulta llamativa la presencia, entre los canónigos-testigos
documentales de Pamplona, de dos personajes procedentes de Sos; en concreto, Semen
de Sos y el anteriormente mencionado Garsias Fortuniones,
archidiaconus de Sos, título este último que sería sustituido por el de
arcediano de la Valdonsella[6].
La presencia por tanto de este arcediano, indica la todavía influencia
eclesiástica entre Pamplona y el valle de Onsella en el momento de las grandes
reconquistas del valle medio del Ebro[7].
La muerte de Alfonso
I supuso la separación definitiva de los reinos de Aragón y Navarra. La Valdonsella
siguió permaneciendo al reino de Pamplona hasta 1142 en que fue conquistada por
el conde de Barcelona Ramón Berenguer IV que la anexionó a sus dominios en
Aragón.
Mapa actual de las diócesis de Aragón, desde el sigloXVI. (en la web: ifc.dpz.es. Cómo se formó Aragón. Agustín Ubieto Arteta) |
El nombramiento de
Lope de Artajona (1142-1159) como obispo de Pamplona más tarde, volvió a
despertar unas disputas eclesiásticas que habían permanecido en estado latente.
Esta vez, las reclamaciones serían con las dos circunscripciones orientales,
Huesca y Zaragoza; esta última, al parecer, había recibido injustamente, con la
legación de Guillermo que era arzobispo de Arlés, las iglesias de la
Valdonsella con Ejea, Pola y el Castellar. Lope no dudó en solicitar la
intercesión de la curia pontificia con la finalidad de recuperarlas, y por
medio del cardenal Jacinto (1155) y mediante una concordia, las iglesias de
Ejea, Tauste, Luna y El Castellar fueron adjudicadas a la diócesis zaragozana,
y las iglesias de Uncastillo y Sos, entre otras, a la pamplonesa, cun
omnibus pertinentiis suis ad omne ius perpetuo possideat[8].
Más tarde la
Valdonsella estuvo temporalmente bajo el dominio de Raimundo, prelado
pro-aragonés (1162-1163); posteriormente fue amenazada de ser absorbida por el
obispo de Tarazona, a finales del s. XII, motivando una intervención arbitral
papal en 1196 para aclarar y ratificar al nuevo obispo García (1194-1205) en la
posesión de las iglesias del valle de Aragón, Pintano y Valdonsella con las
iglesias de Sos, Agüero y Murillo. Para estas fechas era prior y abad de la
iglesia de San Esteban, en Sos, Pedro de la Peza, conociéndose ya datos
concretos de la organización de la comunidad religiosa, estando integrada por
clérigos, cinco diáconos y un subdiácono. Mientras tanto las disputas por los
límites territoriales continuaban, como así lo refleja un documento de enero de
1170 en el que el obispo de Pamplona, Don Pedro de París, dicta sentencia en el
pleito que enfrentaba a los habitantes de Sos con don Bertrando, abad de la
Oliva, por causa de los límites entre dicha villa y el término de Encisa,
propiedad del monasterio, señalándose el límite entre ambos lugares[9].
La muerte del obispo de Pamplona Nicolás de
Echávarri, en 1468 dejó vacante el obispado de Pamplona durante un quinquenio,
lo que fue aprovechado por el arzobispo de Zaragoza, don Juan de Aragón, hijo
bastardo del monarca Juan II, para obtener del Papado en el año 1471 la unión
del arciprestazgo de la Valdonsella a la mesa metropolitana de Zaragoza, pese a
las protestas del cabildo iruñés.Tras la muerte del arzobispo, el obispo de
Huesca-Jaca, Antonio de Espés, reclamó rápidamente el arciprestazgo y tomó posesión
del mismo en 1486, tras un pleito con D, Alonso de Carrillo, obispo de
Pamplona, pasando el arciprestazgo de la Valdonsella a la mitra de Huesca
durante 24 años, hasta 1519, año en el que, tras el conocido “proceso de la
Valdonsella” se dictó sentencia, el 11 de julio, esta vez favorable al obispo
de Pamplona[10], pero cuyo litigio por el arciprestazgo hizo renacer, con más
fuerza que en las décadas anteriores,las dirputas episcopales, llegando incluso a tener que intervenir el
Gobernador en 1512 y detener a dos clérigos de Sos entregándolos a su juez
eclesiástico, el oficial de la Valdosella, por haver albolotado y
pronunciado aquesta villa de Sos en mucho scandalo en deservicio del rey
nuestro senyor[11].
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Respecto a la
diócesis de Jaca, esta pervivió hasta el año 1096 como entidad independiente,
pues al conquistarse Huesca se decidió trasladar la capitalidad del reino y la
sede episcopal a la ciudad recién ocupada. Se recupera entonces el obispado de
Huesca y se creaba una gran diócesis de Huesca-Jaca, que se mantendrá hasta el
s. XVI, momento en el que se volvieron a separar para poder controlar mejor el
espacio montañoso que abarcaban, máxime cuando “el de Jaca confinaba con
tierras de herejes, cuya circunstancia exigía la presencia contínua de un
pastor que velase por su rey”. Lo había pedido el rey Felipe II y lo concedía
el Papa Pío V por Bula del 18 de junio de 1571.
Tras la muerte del
último Obispo de Huesca-Jaca (Pedro Agustín, 26-2-1572), se lleva a efecto la
separación que ejecutaron los comisarios apostólicos el día 8 de marzo de 1573.
El territorio asignado a la nueva Diócesis se delimita en la misma bula y así
permaneció inalterado hasta 1785, en que el Papa Pío VI, durante el pontificado
de Estaban Antonio Aguado y Rojas, y a propuesta del rey Carlos III y en
atención a que la mesa de Jaca no gozaba de la renta correspondiente a la
dignidad episcopal y a las continuas cargas que tenía que soportar el prelado
de aquella iglesia, y «contemplando por otra parte que son muy pingües
los productos de la Mesa episcopal de Pamplona”, por Bula dada en Roma el
16 de Diciembre de 1785, ejecutada en Real Cédula de 9 de Abril de 1786, separó
de Pamplona el Arciprestazgo de la Valdonsella, hasta entonces perteneciente al
Obispado de Pamplona, y lo unión a la Mitra de Jaca[12].
Actualmente, aunque
pastoralmente Sos está unida a la diócesis de la Provincia Eclesiástica de
Jaca, integrado en el arciprestazgo de Erla-Uncasillo, pertenece jurídicamente
a la Provincia Eclesiástica de Pamplona.
Arciprestazgo de Erla-Uncastillo, en la diócesis de Jaca Mapa editado a partir de: Diócesis de Jaca (Willtron-Wikipedia)y Cinco Villas (Comarcalización de Aragón) |
Diócesis de Jaca Arciprestazgo de Jaca-Berdún (parte antigua de Jaca) Arciprestazgo de Jaca-Berdún (parte antigua de Berdún) Arciprestazgo de Biescas Arciprestazgo de Erla-Uncastillo (parte antigua de Erla) Arciprestazgo de Sabiñánigo
Arciprestazgo de Erla-Uncastillo (parte antigua de Uncastillo)
Parroquias
del arciprestazgo Erla-Uncastillo
-Agüero
-Alera
-Ardisa
-Asín
-Barués (Sos del rey
Católico)
-Biel
-Biota
-Campo Real (Sos del
rey Católico)
-Casas de Esper
-Castiliscar
-Concilio
-El Frago
-Erla
-Farasdués
-Fuencalderas
-Gordués
-Gordún
-Isuerre
-Júnez
-Lacasta
-Lacorvilla
-Layana
-Lobera de Onsella
-Longás
-Luesia
-Luna
-Malpica de Arba
-Marracos
-Morán
-Murillo de Gállego
-Navardún
-Orés
-Paúles
-Petilla de Aragón
-Piedratajada
-Pintano
-Puendeluna
-Sádaba
-San Felices
-Santa Eulalia de
Gállego
-Sierra Estronad
-Sierra de los
Blancos
-Sofuentes (Sos del
rey Católico)
-Sos del rey
Católico
-Uncastillo
-Undués de Lerda
-Undués Pintano
-Urriés
[1]
Escagües Javierre, Isidoro. “La Valdonsella”
[2] Goñi
Gaztambide, J. Historia de los obispos de
Pamplona, 2, pp. 65-66.
[3] Pavón
Benito, Julia. “Reorganización y cobertura eclesiástica en las Cinco Villas
aragonesas (siglo XII)”, pp.192-193.
[4]
Escagües Javierre, Isidoro. “La Valdonsella”
[5] Goñi
Gaztambide, J. Historia de los obispos de Pamplona, 1, pp. 272-273 y nota 81 de
la p. 273.
[6] Lema
Pueyo, José Angel. Colección Diplomática
de Alfonso I de Aragón y Pamplona (1104-1134) Eusko Ikaskuntza. Donostia,
1990.
[7] Pavón
Benito, Julia. “Reorganización y cobertura...” cit. p.194.
[8] Goñi
Gaztambide, J. Historia de los obispos de
Pamplona, 1, pp. 381-390.
[9]
A.H.N., Secc. Ord. Militares, carp. 654, nº. 8 (A)
[10] A
este respecto ver “el pleito de la Valdonsella” Juan Abellá Samitier, “Entre
Aragón y Navarra: el arciprestazgo de la Valdonsella a finales de la Edad
Media”, en Revista Príncipe de Viana, año 69, nº 243, pp. 69-98. Pamplona,
2008.
[11] A.H.P.S.,
Miguel del Sen, 1512, f. 55v.
[12]
A.P.U. Doc. VII.
BIBLIOGRAFÍA
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