domingo, 3 de marzo de 2019

LA BECADA, UN AVE ESPECIAL

Becada (scolopax rusticola)


          La becada (scolopax rusticola) es un ave muy particular;  también conocida como perdiz chocha, sorda, ciega, tonta, pitorra, picona, gallineta, oilagorra (en euskera), “la dama del bosque” y otros nombres que recibe en diferentes zonas de España, es la única ave limícola forestal que existe, con comportamientos distintos a los de otras aves, lo que la convierte en un ave especial y un verdadero reto para los cazadores.
            El hecho de que esta ave sea vulgarmente conocida por varios nombres despectivos (tonta, ciega, sorda, chocha…) induce a pensar en la torpeza del animal, pero la realidad es que estos adjetivos despreciativos no son más que ciertos atributos del comportamiento del animal que, aunque a reconocimiento del ser humano pueden parecer torpes, son verdaderas armas defensivas, de camuflaje, despiste y evasión ante cualquier amenaza de posibles depredadores o ante cualquier otro peligro de diversa índole.
            La becada tiene un tamaño mediano, entre 39 y 35 cm, con un peso aproximado de unos 300 gr., de pico largo y fino (68-80 mm.) donde tiene el sentido del tacto muy desarrollado, capaz de detectar cualquier mínima vibración del terreno y con el que captura sus presas horadando la tierra; un plumaje muy críptico, de tonos pardos, ocres y negros,  prácticamente mimetizada con el terreno donde habita, lo que le permite camuflarse perfectamente en el medio ante cualquier peligro que detecte. Del mismo modo que el engañapastores(ver), confía tanto en su perfecto camuflaje que puede permanecer inmóvil a un metro de nosotros sin percatarnos de su presencia (de ahí que algunos la llamen “sorda”; por pensar que no oye nuestra aproximación) Sus grandes ojos negros, situados en la zona lateral de la cabeza y desplazados hacia atrás, le otorgan un campo de visión de casi 360º para poder ver cuanto le rodea sin moverse del sitio y le proporcionan también una excelente capacidad visual nocturna, si bien es verdad que esta disposición de los ojos le impide desplazarse en línea recta, por lo que su aparentemente vacilante vuelo es lo que ha hecho que sea conocida como “ciega” o “tonta”, pero es un mecanismo de defensa ante depredadores, siendo su vuelo zigzageante muy rápido y ágil. Sus patas son cortas y cubiertas de plumas. El oído también lo tiene muy fino y, al igual que el kiwi, tienen un olfato muy desarrollado.
            Su forma de buscar comida es de lo más curiosa.  Lo que hace con su pico es una verdadera prospección del suelo en un acto parecido al que realizan los buscadores de metales con su detector. Caminando a pasos cortos realiza varias paradas tanteando con su largo pico el suelo de izquierda a derecha, girando el cuello y parte de su cuerpo unos 45º  a cada lado en relación al eje de su cuerpo, en forma de abanico, repitiendo la operación cada uno o dos pasos, sin dejar nada atrás sin inspeccionar. Cuando ve que el terreno ya no es útil, con una pequeña carrerilla se dirige a otra zona del terreno y vuelve a repetir la operación de rastreo y prospección hasta que encuentra una presa, que coge con su largo pico engulléndola con facilidad debido a la orientación hacia atrás de unas pequeñas púas córneas existentes en el interior del pico. Pero si la presa huye hacia el interior del suelo, como puede ser una lombriz, y el terreno es blando, introduce su largo pico en la tierra, y aunque no ve físicamente a su presa sí la detecta. Permanece unos segundos quieta con el pico introducido en la tierra y son las terminaciones nerviosas de su pico las que detectan el sonido, el movimiento y el olor de su presa; cambiando el ángulo de incidencia del pico o realizando nuevas perforaciones consigue finalmente sacar la deseada presa de su escondrijo.
            La becada no suele volar mucho, solamente en sus migraciones y por las noches cuando se desplaza en busca de comida; tampoco se la ve en los árboles, pues es de hábitos terrestres, y por el día anda siempre escondida, por lo que  todo ello constituye un divertido y atractivo reto para los cazadores.
            La reproducción de la becada suele realizarse entre los meses de febrero y agosto, aunque influye mucho la latitud y altitud en la que se encuentren y especialmente la temperatura ambiental. Los huevos los ponen en un nido sobre el suelo, perfectamente escondido y camuflado entre el manto vegetal, incubándolos durante 21-24 días. Los polluelos alcanzarán su desarrollo en tan sólo 15 días.
            La becada es un ave migratoria. Su hábitat son los bosques del norte de Europa y Asia, por lo que en época invernal, ante la falta de comida por la congelación del terreno, emigra a la zona de monte bajo, encinares y dehesas de la parte norte de España, aunque también la podemos encontrar más al sur.
            La migración de la becada es filopátrica, es decir, todos los años regresan siempre a los mismos lugares de nacimiento o de invernada. Estas migraciones no son masivas como las de otras especies de aves, sino que están formadas por grupos pequeños de menos de diez  ejemplares. Durante la emigración generalmente vuelan de noche y, aunque la distancia a recorrer sea relativamente corta, suelen hacer varias paradas en su recorrido, pues si las condiciones atmosféricas no son favorables (lluvia, nieve, viento fuerte, niebla…) permanecen en tierra esperando a que las condiciones climáticas sean más favorables.
           
Montes de Roita, paraíso de becadas.
          En la comarca de Sos del Rey Católico las migraciones de la becada han encontrado su paraíso en la zona de los montes de Roita; un lugar sin presencia humana, con buena temperatura, con especies arbóreas, masa forestal y matorrales bajos perfectos para camuflarse y refugiarse, con un suelo húmedo, blando, cubierto de masa orgánica en descomposición y desprovisto de hierba,  zonas abiertas y pantanosas en su alrededor, praderas, barbechos, cursos de ríos, arroyos y barrancos donde poder alimentarse…en definitiva, una zona que reúne las condiciones ideales para acoger a la becada en sus tradicionales migraciones invernales.
            Es de hábitos nocturnos, alimentándose en los humedales principalmente de lombrices, que captura con su fino y largo pico hundiéndolo en la tierra, aunque también otros invertebrados, insectos, miriápodos y caracoles forman parte de su dieta alimentaria.
            La caza de la becada está abriéndose hueco entre los cazadores de escopeta y perro más exigentes debido, en parte, al declive poblacional de otras especies sedentarias de la comarca y también por el  reto que supone para el cazador capturar esta escurridiza y peculiar ave, en un terreno de por sí difícil y hostil, donde la becada, en su afán por ocultarse en la espesura del bosque y con su perfecto camuflaje, pasa totalmente inadvertida para el cazador, lo que hace necesario que hombre y perro se conviertan en un binomio fundamental en su captura, donde ambos disfrutan.
            Quienes conocen perfectamente los hábitos y costumbres de la becada saben que el animal vacía su vientre antes de iniciar el vuelo y como está prohibido cazarla al atardecer, que es cuando abandona el bosque, resulta ser, probablemente, el único animal que se encuentra “limpio” cuando cae abatido. Es por eso que es, junto a la sardina, uno de los pocos animales que se comen sus tripas, convirtiéndose en una apreciada ave por parte de  cazadores y restauradores. En su caza cuenta más la calidad que la cantidad, por lo que un día  de pocos lances puede ser, aunque agotador, una gratísima jornada para el cazador, consiguiendo dejar en un segundo plano la que hasta ahora era la reina de la caza menor: la perdiz.
            En España la caza de la becada se realiza entre octubre y febrero, aunque este período puede variar dependiendo de la Comunidad Autónoma. Sus modalidades de caza son “en salto” (un solo cazador, a pie) o “en mano”(cuadrilla de cazadores, a pie, auxiliados o no por perros), con un cupo variable de piezas abatidas dependiendo también de la Comunidad Autónoma en la que se cace, pero por norma general no superan las tres piezas por cazador y día
            La carne de becada, considerada un exquisito manjar, un verdadero lujo para los amantes de la buena mesa, puede no ser apta para todo tipo de paladares por su aromático e intenso sabor envolvente a moho y hierba que se apodera del paladar a la hora de consumirla.         Se recomienda su consumo  pasados dos o tres días después de haber sido abatida la pieza.  La carne de becada es muy rica en proteínas, pobre en colesterol y con un alto contenido en hierro y vitaminas del grupo B.
            Se suele cocinar de muy diversas maneras: asada, en guisos, al horno, escabechadas… existiendo multitud de recetas tradicionales.
           
Montes de Roita, con el castillo al fondo
 Uno de los privilegiados lugares de la presencia de becadas en todo Aragón es, como antes se ha mencionado, la zona de los montes de Roita, donde esta ave ha buscado acomodo en el coto social de Roita-Los Landes, donde se han celebrado competiciones autonómicas y finales del campeonato nacional de becadas organizadas por la Real Federación Española de Caza.














BIBLIOGRAFÍA

-wikipedia. Scolopax rusticola.
-www.cienciaycaza.org. Becada.
-www.trofeocaza.com.” La becada, un regalo de la naturaleza” y “ Las 8 especies de la becada, su caza, biología, distribución e historia”, por Pablo Capote.
-ret007ie.resmas.net. El sentido del olfato en la becada.

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