domingo, 24 de marzo de 2019

UNA CRUZ PATADA EN LA JAMBA DE UNA PUERTA DE SOS


Cruz patada en la jamba de la puerta. Calle de Fernando el Católico. Sos del Rey Católico
             
              Las cruces han sido, desde la antigüedad, signos simbólicos de diferentes pueblos y culturas. Es cierto que su simbolismo  varía de unas épocas y culturas a otras, por lo que su significado adopta diferentes y diversas interpretaciones, pero es en el marco cristiano, tras la muerte de Jesucristo, cuando toma un simbolismo totalmente religioso en la cultura occidental, aunque anteriormente al cristianismo ya eran usadas entre algunos pueblos también como símbolo religioso.
                Existen varios tipos de cruz  según las diferentes comunidades cristianas, con significados variados, pero siempre bajo el ámbito religioso: cruz bizantina, bautismal, de San Pedro, de San Andrés, de Jerusalén, griega, tau, patriarcal, papal, paté…
                Estas cruces se encuentran presentes, desde siempre, en todos los lugares y en todos los ámbitos de nuestra cultura: en el campo, en los caminos, en los montes, en la arquitectura, tanto civil como religiosa, representada en pergaminos o papeles, en vestimentas, telas, estandartes o banderas, en objetos cotidianos, etc…, pudiendo adoptar diferentes significados dependiendo de numerosos y diversos aspectos, por lo que deben ser correctamente analizadas dentro de una exacta y acertada contextualización para no incurrir en errores de interpretación; disposición que resulta, a veces, difícil de discernir debido a la escasa información existente, siendo la tradición oral y la frecuencia con las que las cruces aparecen en determinados ámbitos y lugares los únicos indicios en los que se basan los estudiosos e investigadores para determinar su simbolismo.
             Uno de estos aspectos al que hacemos referencia, propio de la religiosidad popular, es la presencia de cruces en la arquitectura doméstica, adquiriendo, a su vez, distintos significados según otros y diversos aspectos, siendo el más predominante el relacionado con una función mágico-protectora. Desde la Edad Media, y durante siglos, incluso en muchos lugares actualmente,  se ha hecho uso de las cruces para, amparados en su ascética fuerza, proteger uno de los espacios más importantes e inviolables de una persona: la casa.
                Popularmente, una cruz en una casa actúa como un “detente”, símbolo mágico-protector contra todos los males externos que puedan entrar en la vivienda, como brujas, demonios, malmetimientos, maldeojos, enfermedades, epidemias o cualquier otro fenómeno destructivo de la naturaleza (tormentas, rayos, granizo, inundaciones, incendios…). Para protegerse de todos estos males se solían poner las cruces junto a los espacios o lugares de la casa abiertos al exterior, allí por donde el mal podía "entar" en la casa, como son las puertas, ventanas, balcones o chimeneas, e incluso en lugares tan pequeños como las cerraduras.
             Sin embargo, como antes hemos dicho, el significado de estas cruces puede variar dependiendo de otros aspectos, como por ejemplo su localización en el entorno urbano. No tienen el mismo significado una cruz en el muro de la iglesia que en el muro de una vivienda judía. Hay investigadores que interpretan las cruces localizadas en los espacios en los que se levantaban las juderías como símbolos protectores, pero también como de criptojudaísmo o de conversos[1]. Veamos estos términos.
              Un judío converso es aquel que se convierte del judaísmo al cristianismo. En Sos del Rey Católico, tras el decreto de expulsión de los Reyes Católicos, unos optaron por la no conversión, viéndose obligados a huir a Sangüesa (Navarra) y otros optaron por adoptar la doctrina cristiana; son los llamados judíos conversos o “cristianos nuevos”. En contraposición a estos “cristianos nuevos” se acuñó el término de “cristianos viejos” para los judíos descendientes  de cristianos nuevos, es decir, ya cristianizados de una o más generaciones atrás. Pero tanto unos como otros nunca estuvieron libres de sospecha de ser judaizantes, o sea, de practicar clandestinamente su religión aparentando ante la sociedad ser cristianos, fueran nuevos o viejos; son los llamados criptojudíos (literalmente, judaísmo secreto), popular y vulgarmente conocidos por “marranos”, lo que no implica que hubiera judíos verdaderamente convertidos al cristianismo.
                En Sos del Rey Católico tenemos varias cruces en las viviendas de la antigua aljama judía y, aunque haremos referencia a algunas de ellas, vamos a centrarnos en una que, por sus características, pudiera haber pertenecido a una vivienda en la que sus moradores, en el momento de la construcción del edificio, ya eran conversos, ora cristianos nuevos, ora viejos, o pertenecientes a un verdadero cristianismo que edificaron su casa sobre una anterior cuyos moradores fueron judíos o conversos,... o no; algo que nunca se sabrá.
                 Se trata de una cruz patada ubicada en la jamba de la puerta de la casa del nº22 de la calle Fernando el Católico (la casa siguiente al actual Hotel “El Peirón”)
Cruz sobre la hendidura de la mezuzah en la calle
Mentidero nº 3. Sos del Rey Católico.
                  Una característica de las moradas judías es la de poseer en la jamba de sus puertas una pequeña hendidura que servía para alojar un pequeño receptáculo que contiene la mezuzah, un pergamino en el que pueden leerse dos versículos (oraciones) de la Torá (ver el barrio judío de Sos) Tras la conversión al cristianismo, los “nuevos cristianos” grababan una cruz junto a la hendidura de la mezuzah, o en la fachada de la casa, por lo general bastante rústica, para indicar a la gente que esa vivienda es de un converso, como podemos observar en el nº 3 de la calle Mentidero de Sos, o en la fachada de una casa de la calle Juana Enríquez, es decir, que fueron grabadas después de la construcción de la vivienda. Hay autores que apuntan la posibilidad de entender estas cruces como señal de “sacralización de un espacio tenido por herético, transformándose la cruz en un “detente” contra la presencia de un credo religioso minoritario como el judío”[2]
         Pero las nuevas construcciones, normalmente posteriores al siglo XIV, edificadas por cristianos nuevos o viejos, carecen de receptáculo para alojar la mezuzah; sin embargo, y sobre todo en localidades pequeñas, como Sos, toda la población sabe que los habitantes de esa casa han sido o descienden de judíos conversos, o sea, que son “cristianos nuevos” o “ viejos”, por lo que para indicar públicamente  su fe cristiana, el maestro de obra graba ya premeditadamente, en el momento de edificar la casa, una cruz, generalmente en la jamba de la puerta, a la misma altura donde debería ir colocada la mezuzah, aunque en ocasiones también aparecen cruces sobre el dintel de la puerta. De esta opinión es Fonseca Moretón: “Cuando nos encontramos ante una casa de los siglos XIV, XV, XVI e incluso posteriores con estas características, muy probablemente estemos ante una vivienda de conversos o familias de cristianos nuevos” [3]

Cruz en calle Juana Enríquez. Sos del Rey Católico.


                Si observamos la referida cruz del nº22 de la calle Fernando el Católico, vemos que en ningún momento ha sido “añadida” a la fachada, ni se ha grabado con la tosquedad que reflejan las de las calles Mentidero o Juana Enríquez, sino que se esculpió conjuntamente con todas las dovelas que forman el arco de entrada. Además no es una sencilla y simple cruz latina como las otras, sino una gran cruz patada tallada a conciencia, indicando a la gente que esa vivienda está habitada por judíos ya conversos (nuevos, en el momento de su construcción, o probablemente viejos, de tercera o cuarta generación), teniendo en cuenta la datación del edificio (S. XV-XVII).  
                La cruz paté, o patada, es aquella cuyos brazos se estrechan conforme se aproximan al centro y se ensanchan en los extremos y se suele asociar a la Orden del Temple. Pudiera ser este el motivo por el que los habitantes conversos de esta casa eligieron una cruz patada, pues los templarios siempre fueron considerados como acérrimos defensores de la fe cristiana.

                De todos modos,  no todas las cruces grabadas en las jambas, dinteles o muros de viviendas judías se han de interpretar como cruces de conversos. No hay que olvidar que podría tratarse de una vivienda habitada por verdaderos cristianos, pues desde época bajomedieval era muy frecuente la representación de cruces con objeto de purificar y cristianizar espacios que se asientan sobre construcciones hebreas, por lo que deberían considerarse como cruces de sacralización o cristianización, pero no parece que sea este el caso, pues la vivienda se sitúa fuera del recinto de la aljama, aunque sí en su límite, pues ahí mismo se ubicaría la verja o puerta que cerraba la aljama para separarla del resto de la población. Además, si fuera una vivienda de verdaderos cristianos  no tendría sentido el grabar una cruz en la jamba de la puerta si no fuera por motivos protectores para alejar el mal o porque los moradores de la anterior edificación fueron conversos, en cuyo caso la cruz actuaría como sacralizadora.  
                ¿Cruz protectora, de sacralización, de judíos nuevos, viejos, criptojudíos? Como antes se ha dicho hay que analizar correctamente su contextualización para interpretar su significado exacto, y ante la falta de datos e información todo son opiniones y conjeturas aunque, aparentemente toma más fuerza la hipótesis de que podría tratarse de una vivienda de “cristianos viejos” que construyeron su casa en este lugar. Otra cosa distinta es saber si practicaban criptojudaísmo.




[1] Fonseca Moretón, Emilio. “Viviendas de judíos y conversos en Galicia y el Norte de Portugal” Anuario Brigantino nº 27, pp.431-466. Gitlitz, David, M. Secreto y engaño. La religión de los criptojudíos
[2] Balesteros y Saravia, 2007: 17; citado en Pedro Javier Cruz Sánchez. Análisis y significado de la cruz en la cultura popular del occidente salmantino: el Abadengo, p. 317. Tesis Doctoral.
[3] Fonseca Moretón, Emilio. “Viviendas de judíos y conversos en Galicia y Norte de Portugal”, en Anuario Brigantino nº 27, p.434.
                
           
                           


Otras cruces en jambas y muros de Sos del Rey Católico. Conversas, de cristianización y protectoras.








BIBLIOGRAFÍA



-BIARGE, FERNANDO Y ANA. Líbranos del mal. Ed: El patrimonio natural altoaragonés. Zaragoza, 2000.
-CRUZ SÁNCHEZ, PEDRO JAVIER. Análisis y significado de la cruz en la cultura popular del occidente salmantino: El Abadengo. Tesis Doctoral. Facultad de Filosofía y Letras. Universidad de Valladolid. 2014.
-CRUZ SÁNCHEZ, PEDRO JAVIER. "Presencia de la cruz en la arquitectura popular. Apuntes Arribeños". Revista Estudios del Patrimonio Cultural nº 5, pp.5-17. Diciembre/2010. Revista digital. www.Sercam.es
-FONSECA MORETÓN, EMILIO. “Viviendas de judíos y conversos en Galicia y el Norte de Portugal”. Anuario Brigantino nº 27, pp. 431-466. Excmo. Concejo de Betanzos. La Coruña, 2004.
-GITLITZ, DAVID.M. Secreto y engaño. La religión de los criptojudíos. Salamanca, Junta de Castilla y León, 2003.
En la web:
-Wikipedia. Cruz patada
               

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