Mariano Ricardo Lacosta Remón nació en Sos del Rey Católico y fue licenciado en Derecho por la Universidad de Madrid. El
30 de abril de 1903 fue elegido diputado del congreso por el distrito de Ejea
de los Caballeros, ostentando este cargo, según el Archivo Histórico de
Diputados, desde el 25 de enero de 1904 hasta el 17 de agosto de 1905.
Entre
el 15/06/1917 y el 5/11/1917 fue gobernador civil de la provincia de Huesca.
Ricardo Lacosta fue uno de los últimos gobernadores de Filipinas. El
zaragozano ministro canovista de Ultramar Tomás Castellano Villarroya
(1895-1897) “promocionó y proyectó políticamente a gente de su entorno más
cercano, a menudo designándola para ocupar cargos en Cuba o en Filipinas”[1],
de este modo, designó a D. Ricardo Lacosta, entre otros, como gobernador civil
en Filipinas.
El 23 de mayo de 1895 Lacosta marchó a Barcelona, donde embarcará rumbo a Filipinas[2] como gobernador de la región de Ambos Camarines (Norte y Sur), antigua provincia filipina situada al sureste de la isla de Luzón, en la península de Bícol, y con capital en la antigua ciudad de Nueva Cáceres, cesando en su cargo el 11 de febrero de 1898, poco antes de la derrota española en la Guerra Hispano- Estadounidense, tras la que Filipinas pasó a los Estados Unidos según lo dispuesto en el tratado de París, estableciendo los americanos en Filipinas un gobierno militar provisional hasta 1901.
La excelente labor, valentía y celo con que Lacosta desempeñó sus funciones en el
archipiélago filipino no pasaron desapercibidos para las autoridades civiles y
militares, que en un escrito oficial enviado desde Nueva Cáceres a España
exalta la valentía y el buen hacer del aragonés, publicado por el periódico
madrileño “La Época”, haciéndose eco de la carta el Diario de Huesca: «…Aquí se asegura que el general Blanco no
puede emprender una persecución enérgica mientras no lleguen las tropas que la
patria envía para arrasar la provincia de Cavite y parte de la de Manila, y
enviar guarnición á esta cabecera, á Nueva Ecija y á otras. Créese que los
alzados en armas en los diversos puntos del Archipiélago, pasan de 30 á 40.000
indios, muchos armados con fusiles, los demás con armas blancas, pero
juramentados. Tenemos aquí, como usted sabe, para la defensa del orden público
en toda la provincia, 150 guardias civiles indígenas, con jefe, oficiales y
sargentos españoles. El gobernador, Sr. Lacosta (D. Ricardo), un aragonés tan
honrado como valiente, y tan recto como previsor, presta desde el primer
momento su atención especialísima al mantenimiento del orden, y ha dictado las
medidas más en armonía con las necesidades que impone la defensa de nuestra
raza. Por de pronto ha concentrado en la cabecera la mayor parte de aquella
guardia, ha mandado ejercer y ejerce una vigilancia exquisita sobre algunos
indios y mestizos sospechosos y otros que no lo han sido hasta ahora. Además,
ha formado entre todos los españoles que aquí residen, tres grupos de 16 á 20
personas… Cada grupo hace seis horas de guardia… Hay muchos españoles que no
tienen fusil ni escopeta; pero este dignísimo gobernador ya los ha pedido á
Manila y espera recibir pronto esas armas. Mientras tanto, el patriotismo de la
colonia española y el celo y la energía aragonesa del Sr. Lacosta, suplirán
otros medios de lucha, si estos cobardes filibusteros se atreviesen á poner á
prueba el temple de nuestro corazón. Con D. Ricardo Lacosta, hijo valiente y
pundonoroso de Cinco Villas, amigo particular á quien consideramos y queremos
mucho, está en Nueva-Cáceres un hijo de esta provincia, en el ejercicio del
cargo de Interventor de Hacienda, D. Ramón Zaidín, en cuyas últimas cartas
particulares se hacen grandes y justos elogios de la gestión del señor Lacosta
y protestas de ferviente patriotismo, anunciándose resoluciones enérgicas para
defender el honor nacional hasta el sacrificio de la vida. Los españoles que
hay en Nueva Cáceres son pocos, pero de espíritu superior y de gran fortaleza
de ánimo”[3].
En 1987 fue nombrado y galardonado con la Encomienda de Número de la Real Orden de Isabel la Católica(ver).
D. Mariano Ricardo Lacosta Remón |
[1] Alberto
Sabio Alcutén. “Un rasgo de política monetaria en tiempo de guerra: el canje de
moneda en Cuba y Puerto Rico (1895-1898)” Revista Tiempos de América nº 3-4, pp. 3-18. Revista de historia, cultura y
territorio. Universidad Jaume I. Centro de Investigaciones de América Latina.
Castellón,1999.
[2] Diario
de Huesca, 24 de mayo de 1895.
[3] Diario
de Huesca. Año XXII, nº 6145, pp. 9-10. 6 de noviembre de 1896.
BIBLIOGRAFÍA
-SABIO ALCUTÉN, ALBERTO. “Un rasgo de política monetaria en tiempo de guerra: el canje de moneda en Cuba y Puerto Rico (1895-1898)” Revista “Tiempos de América” nº 3-4. Universidad Jaume I. Centro de Investigaciones de América Latina. Castellón, 1999.
- Diario de Huesca, año XXI, nº 5699; 24 de mayo de 1895.
-Gaceta de Madrid nº 166; 15/06/1917
-Heraldo de Navarra nº 358. 18 de Junio de 1898
En la web:
-A.H.P.de Huesca. (Boletín oficial de la prov. de Huesca)
-www.congreso.es. Archivo Histórico de Diputados
No hay comentarios:
Publicar un comentario