Altar en el ábside central de la cripta de Santa María del Perdón. Sos del Rey Católico |
Si la pintura mural en las iglesias
tenía su punto fuerte en la cuenca absidal, la realizada sobre tabla lo tenía
en el altar.
El altar (del latín altare, de altus: elevación”) es el lugar más importante en la edificación de
una iglesia. Es una mesa rectangular consagrada donde el sacerdote celebra el
sacrificio de la misa. Ocupa una posición central en la iglesia y simboliza a
Jesús, la “piedra viva” sobre la cual está construida la iglesia. “Acercándoos a Él, piedra viva rechazada por
los hombres, pero escogida y preciosa para Dios, también vosotros, como piedra
viva, vais construyendo un templo espiritual dedicado a un sacerdocio santo,
para ofrecer, por medio de Jesucristo, sacrificios espirituales agradables a
Dios. Por eso dice la Escritura:
He aquí que coloco en Sión
una piedra escogida, angular, preciosa; quien crea en ella, no quedará
defraudado” (1Pe 2: 4-6)
En
la Edad Media, el altar no era más que una simple losa rectangular de piedra
sostenida por un pilar central, o por dos o cuatro pilares laterales a modo de
mesa. En el centro de la losa, debajo del ara, solía abrirse un hueco para
depositar en él las reliquias del santo titular o el acta de consagración de la
iglesia, aunque también podían estar ubicadas en otras partes del templo.
Pero
el altar, al ser el lugar más noble de la iglesia, había que ornarlo. Por norma
general, solía cerrarse por sus caras vistas por medio de plafones figurativos
con una iconografía relacionada con la mural y escultórica que le rodeaba.
Para su construcción se usaba tanto la piedra
como el mármol u otros materiales nobles, como el oro o la plata.
En
1038, la vizcondesa Ermensida legó 300 onzas de oro a la catedral de Gerona “ad auream construendam tabulam”[1]; Aymeric Picaud, en el
Codex Calixtinus, describe con precisión el fabuloso frontal de plata que en su
momento lucía el altar de Santiago de la catedral Compostelana, que fue
sustituido con posterioridad, en el siglo XV.
Pero estas majestuosas obras de las grandes
iglesias y catedrales, realizadas con metales preciosos o mármol, eran prácticamente
inasequibles para las pequeñas comunidades rurales que querían ornar su altar,
además de tener que adaptarlos a las modestas dimensiones de la iglesia, por lo
que sustituyeron estas “tábulas ante altare” de plata y mármol por
tablas talladas o pintadas, denominadas frontales o antipendios.
La tabla de altar está dedicada a San Pedro |
Lamentablemente,
muchas de estas tablas pintadas se han perdido por diferentes causas, pero en
la zona nordeste de nuestra geografía se conservan un gran número de ellas, y
en Sos del Rey Católico podemos ver una en
la cripta de Santa María del Perdón, dedicada a San Pedro apóstol y pontífice,
que es el altar ubicado en el ábside central, cuya primitiva ubicación fue el ábside derecho hasta la restauración de la cripta el pasado siglo, que fue cuando se colocó en el emplazamiento actual y cuyas pinturas en su parte
frontal se encuentran algo deterioradas; los costados están faltos de pintura y
se reprodujeron falsos sillares,
simulando obra de cantería regular[2] ( ver cripta y antipendio aquí )
Majestuoso badalquino de bronce, de Bernini, Basílica de San Pedro (Roma) |
Dibujo de badalquino tipo "laguearia" sobre el altar. |
Desconocemos
si hubo baldaquinos en las iglesias de Sos.
Aunque menos frecuentes que los baldaquinos y de pequeñas dimensiones, el retablo en la Edad Media fue otro de los elementos ornamentales del altar,
de los que se tienen ya referencias desde finales del siglo XI.
Los retablos de altar irán evolucionando en los siglos posteriores hasta
alcanzar su máximo explendor en el siglo XVIII y convertirse en uno de los elementos más relevantes en la decoración interior de
las iglesias, llegando a hacer desaparecer, prácticamente, la construcción de baldaquinos.
[1] Cit. en Joan Sureda. “Del ornato de los altares”. Historia del Arte Español, T.IV, p.438.Planeta
BIBLIOGRAFÍA
-AYMERIC PICAUD. Codex Calixtinus
www.editorialbuencamino.com
-CASTIÑEIRAS, MANUEL. "El altar románico y su mobiliario litúrgico: frontales, vigas y baldaquinos", en Huerta Huerta, Pedro Luis (Coord) Mobiliario y ajuar litúrgico en las iglesias románicas, pp. 9-75. Fundación Santa María la Real. Centro de Estudios del Románico. Aguilar de Campoo, (Palencia), 2011.
-LACARRA DUCAY, Mª CARMEN. Pinturas murales góticas en las iglesias de
Sos del Rey Católico. I.F.C. Zaragoza, 2016.
-SUREDA, JOAN. “Del
ornato de los altares”. Historia del Arte
Español. T. IV, pp.437-440. Planeta. Barcelona, 1995.
-La Biblia. La casa de la Biblia, 3ª ed. Madrid, 1993
En la web:
-Wikipedia. Baldaquino
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