Ya
hemos visto cómo algunas veces los inventores de pseudogentilicios, cuando les falta
el ingenio, recurren a lo más sencillo, la rima fácil(ver).
De
igual falta de imaginación son los que convierten, o pretenden convertir, en un
chabacano ejercicio de ludolingüística, un gentilicio intentando, con poca
gracia, crear un parónimo[1], como sucede con los
habitantes de Farasdués.
El
gentilicio oficial de los habitantes de Farasdués es el de farasduesano, y
algún “ingenioso” vecino fronterizo optó por realizar este ejercicio paronímico
llamándolos faranduleros; pero una
cosa es cierta: los farasduesanos no tienen nada que ver con el mundo del
espectáculo.
[1] Parónimo: palabra que se parece a otra en su forma o pronunciación, que tiene relación o semejanza con otra por su etimología o solamente por su forma o sonido
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