domingo, 17 de enero de 2021

UN JARDÍN DE ACANTOS EN LA PORTADA DE SAN ESTEBAN DE SOS DEL REY CATÓLICO

 

Hojas de acantos. Portada de San Esteban (Sos del Rey Católico)


            Apenas nos fijamos en ellas, pero un sinfín de hojas de acanto decoran la portada de la iglesia de San Esteban en Sos del Rey Católico. Posiblemente, la razón por la que casi pasan desapercibidas, en contraposición a la escultura iconográfica, más visible e interpretable, sea la poca importancia que muchos estudiosos otorgan a la flora esculpida medieval por considerarla como un elemento meramente decorativo y carente de simbología, relegándola a un segundo orden. Por contra, otros investigadores no son de la misma opinión.

Acanto (acanthus mollis)

       El acanto (acanthus mollis) es una planta perenne con espectaculares hojas de forma ovada, espinosas y acabadas en punta. En el Mundo Griego formó parte de la decoración arquitectónica en los clásicos capiteles corintios, cuya creación Vitruvio atribuye a Calímaco. Cuenta la leyenda que sobre la tumba de una niña corintia, su nodriza depositó un canastillo con los objetos que más quería y tapó la cesta con una teja con el fin de preservarlos de la lluvia y de ocultarlos para evitar que fueran robados. En la primavera siguiente pasó por allí el arquitecto Calímaco buscando la inspiración para unas obras que debía realizar y, al ver la teja levantada por un armonioso manojo de hojas de acanto que nacían de la tumba, le sugirió la idea de la típica cesta decorada con estas hojas, y por eso,  pasó a denominarse capitel corintio.

Hojas de acanto en los capiteles "corintios" de las estatuas-
columna. Portada de San Esteban (Sos del Rey Católico)

              Con posterioridad, el arte románico adoptó diversas formas y elementos constructivos del mundo clásico, entre ellos, el capitel corintio.

            En la iglesia de Sos podemos ver hojas de acanto en los capiteles “corintios” de las estatuas-columna del pórtico. Igualmente, aparece también el acanto en toda la superficie de las tres arquivoltas vegetales que, alternándose con las iconográficas, completan el conjunto de arquivoltas de la portada.

            Pero, las hojas de acanto ¿tienen algún simbolismo de carácter religioso, o simplemente cumplen una función decorativa derivada de sus bellas hojas? Lamentablemente no podemos aclarar esta disyuntiva. Algunos estudiosos e investigadores afirman que tienen un simbolismo funerario porque los griegos empleaban las hojas de acanto en la decoración de estelas funerarias en tumbas y mausoleos, y este simbolismo estaría ligado a la inmortalidad, que el espíritu del hombre griego supo plasmar admirablemente de forma metafórica en la leyenda de la creación del capitel corintio[1], antes citada; por el contrario, otros sostienen la total ausencia simbólica, siendo su finalidad meramente decorativa[2], pues el temido horror vacui (miedo al vacío) generaba en los artistas el compulsivo “relleno” de superficies vacías con repetitivos dibujos y formas, bien sean vegetales o geométricas, en forma de extensas cenefas que hacen dudar de cualquier representación simbólica que pudieran llevar implícitas.

            Sin embargo, resulta extraño que en el mundo románico, donde el simbolismo aflora sistemáticamente en cualquiera de sus creaciones artísticas, los motivos vegetales o geométricos carezcan de significado. Por eso, otros autores niegan esta falta de simbolismo.

Las hojas de acanto, al nacer, presentan unas pequeñas espinas dúctiles y blandas que apenas pinchan si se tocan pero, conforme la planta va creciendo, estas espinas se van endureciendo, convirtiéndose en fuertes púas hiriendo profundamente a quien las coge sin precaución.

            Para el monje benedictino, y escritor, Ramiro de Pinedo, las carnosas hojas del acanto son la carne de pecado que con nosotros llevamos, de la que indefectiblemente nacen los vicios (espinas), débiles al principio, y fuertes después. Este simbolismo nos enseña, según Ramiro, cómo debemos desarraigar estas espinas al principio para luego, al hacerse más fuertes y agudas, no nos acucien, haciéndose más difícil el desarraigarlas, y atormenten el alma con sus fuertes púas[3]. Es decir, las hojas de acanto  nos están predicando las consecuencias del pecado, incitándonos a huir de él y a redimirnos desde un principio para no ofender al Señor antes de que sea demasiado tarde y nos pinchemos con las púas del pecado, siguiendo el consejo, como dice Ramiro, del Salmo 57: "Antes que vuestras espinas, es decir, vuestros vicios, formen una cambronera, debéis desecharlos, pues si no, sólo quedará la ira de Dios que caiga sobre vosotros y os absorba"[4]

            En las tres arquivoltas florales de la portada de San Esteban de Sos vemos reflejadas, con diferentes trazos esculpidos, las tres fases de la vida del acanto. De dentro a fuera: nacimiento  (tras la primera arquivolta figurada), crecimiento y desarrollo (a continuación de la segunda) y madurez (tras la tercera y última, cerrando el arco de la portada).

       

Primera arquivolta de acantos

            La primera de ellas (nacimiento), muestra el acanto con jóvenes hojas y débiles espinas, representadas con una fina incisión de trazo, siendo muchas y delgadas hojas agrupadas, planas y estriadas. Conforme nos alejamos de la puerta, el acanto va creciendo. La siguiente arquivolta floral muestra el crecimiento y desarrollo de la planta, representando en un roleo entrelazado el crecimiento del tallo de la planta con sus hojas y, finalmente, en la última arquivolta se muestran las hojas mucho más grandes y anchas, totalmente desarrolladas y, por lo tanto, al ocupar más espacio, en menor cantidad que en los finos trazos de la primera arquivolta, con un mayor relieve y mejor definición de la hoja.  

     

Segunda arquivolta

Tercera arquivolta (exterior)


                                Aunque posiblemente nunca lleguemos a saber el significado de este adorno floral, las hojas de acanto de la iglesia de Sos, empleadas con tanta profusión en la portada, merecen ser observadas desde una perspectiva espiritual que permita considerar el simbolismo que pudieran tener y que pudo haber influido en su incorporación al esculpido floral en el arte Románico, ya que, como antes se ha dicho, nunca llegaremos a saber con seguridad cuál fue la intencionalidad del artista al tallar estos elementos vegetales en la maravillosa portada de San Esteban, pero que el monje Pinedo supo encontrar un simbolismo que bien podría aplicarse en este caso.



[1] Quiñones Costa, Ana Mª. La decoración vegetal en el Arte Español de la Alta Edad Media: su simbolismo, pp.78-79.

[2] Ibidem. (nombrando otros autores)

[3] Ramiro de Pinedo. El simbolismo en la escultura medieval española, pp- 23-24.

[4] Ibidem.



BIBLIOGRAFÍA

-DE PINEDO MONASTERIO, RAMIRO. El simbolismo en la escultura medieval española. Espasa-Calpe. Madrid,1930.

En la web:

-QUIÑONES COSTA, ANA MARÍA. La decoración vegetal en el Arte Español de la Alta Edad Media: su simbolismo. Tesis doctoral. U.C.M. Madrid, 1992.       https://eprints.ucm.es/id/eprint/2389/1/T18298.pdf

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