Paloma torcaz |
Actualmente los pseudogentilicios, o motes de los habitantes de los pueblos, prácticamente
ya no se usan o, al menos, se utilizan con mucha menos frecuencia que hace unas
décadas. Los significados de estos pseudogentilicios son muy peculiares, característicos y, sobre todo, particulares, pues siempre se refieren única
y exclusivamente a un determinado colectivo de habitantes de un específico
pueblo o aldea. La mayoría de estos motes, o prácticamente podríamos decir que
todos, con un significado real lingüístico pero que apenas, o nada, tienen que
ver con la mera realidad. Además, existen cuantiosos motes que resultan ser palabras
inventadas, y es por eso que no los recoge el diccionario de la.R.A.E.
Estos
motes de los pueblos han pasado siempre de generación en generación a través de
la transmisión oral pero, actualmente, este medio de comunicación parece que ha
empezado a debilitarse; nuestros padres ya no se refieren a los vecinos
colindantes como lo hacían irónica y sarcásticamente nuestros abuelos o
bisabuelos; y es por esto que muchos de los motes de nuestros pueblos vecinos corren
el riesgo de extinguirse; y si no es el gentilicio en sí, sí corre grave
peligro el conocimiento de su origen y significado.
Gracias
a la gran labor de recopilación de lingüistas, filólogos y otros estudiosos,
podemos saber los pseudogentilicios que
se usaban en los pueblos de España y sus peculiares significados aunque,
algunas veces, también ellos se han enfrentado con la dificultad de no saber el verdadero origen de los mismos debido,
en parte, a la interrupción de la transmisión oral.
Por
otra parte, existen pseudogentilicios que, aunque no se han extinguido del
todo, sí que han sufrido importantes transformaciones tanto en su grafía como
en el significado, o en ambos a la vez, como ocurre con el mote de los
habitantes del pueblo altoaragonés de Larués.
En
Larués han “transformado” tanto el mote original como su significado; y el actual uso de esta transformación ha calado tanto en su población que va a ser muy difícil recuperar su primitivo origen por diferentes causas: muchas de
las personas que usaron o conocieron el primitivo mote ya han fallecido; muchos
de los vecinos actuales de avanzada edad no lo recuerdan, otros se han olvidado
del significado, otros ni tan siquiera recuerdan su origen…y, actualmente, la
mayoría de ellos ni lo transmiten, y quienes lo hacen lo transmiten equivocadamente por
desconocimiento, o dejándose llevar por la ya aceptada, pero errónea, concepción actual, con lo que la confusión es total.
Larués es un claro ejemplo de la mencionada
interrupción de la transmisión oral que, en un intento de recuperar su
pseudogentilicio, este se ha convertido en un retorcido galimatías gramatical,
semántico, etimológico y conceptual. Veamos.
Si nos presentamos ahora en el municipio de Larués y le preguntamos a un laruesiano cuál es el
mote con el que se les conoce, nos dirán que “turcos”. ¿Y qué tienen que ver
los turcos con Larués? Pues nada. Absolutamente nada. Más adelante volveremos
sobre los turcos.
El
pseudogentilicio “oficial” y original, de los laruesianos es el de “trucazos”
o “turcazos” (parecido semántico a turcos,
que crea ya la primera confusión). Así lo recoge el lexicógrafo, filólogo y
etnólogo aragonés Rafael Andolz, fundador del Consello d´a Fabla Aragonesa.
Igualmente, el mote de “turcazo” lo recoge el Atlas Lingüístico Etnográfico de
Aragón, Navarra y Rioja (ALEANR) y otros diccionarios aragoneses, todos ellos
con el significado de torcaz, paloma.
La palabra trucazo
es un aragonesismo,
variante de turcazo (turcasu) o
torcazo, siendo esta última, según Ana Leiva, la única palabra, de las tres,
vigente en castellano antiguo[1], añadiendo que procede “de un latín vulgar: “TORQUACEU”, del antiguo
iberorrománico “TORQUAX” (DCECH[2],
voz: torcaz)”, y cuyo significado es “palomo”[3].
El diccionario aragonés define “turcazo”
o “torcazo”, como paloma, pichón, torcaz, paloma torcaz. Y el diccionario de la
RAE no recoge la palabra torcazo, por ser aragonesismo, pero sí
su femenino, torcaza: paloma torcaz.
Queda bastante claro que el significado
de trucazo, turcazo y torcazo es el mismo: palomo o paloma
torcaz, mote con el que, originariamente, eran conocidos los
habitantes de Larués, por ser “palomos”: personas inocentes e ingenuas a las
que se puede engañar con facilidad porque, segun cuenta la tradición, en una ocasión fue engatusado un vecino en la compra-venta de unas extensas y fértiles tierras.
Posteriormente, y no se sabe cómo,
pasaron a llamarse “turcos”; probablemente por la mencionada y continuada
interrupción de la transmisión oral que, ante la falta de uso y, por
consiguiente, de la información de su verdadero origen y significado, varió con
el paso del tiempo y poco a poco se fue convirtiendo en “turco”, posiblemente
por su parecido fonético y por ser una palabra más “moderna” y reconocible que trucazo o turcazo Como bien dice Rafael Andoz, “…de allí, y sin consideración ninguna, pasaron a decirles turcos”.[4]
Actualmente el desconcierto es
total, pues hay quien cree, incluso entre los propios laruesinos, que la
palabra “turcos” deriva del país al que hace referencia este gentilicio,
ignorando el motivo (lógico, porque no existe), mientras que otros piensan que
es una mala dicción o grafía de la palabra “tercos”, pensando que son llamados
así por su tozudez. De “trucazos” a turcos y tercos, de fonéticas muy similares, pero con significados totalmente distintos y sin un origen determinado. Todo un despropósito. Y
todo…por no seguir con la tradición de la transmisión.
Sirva este ejemplo de los “trucazos”
de Larués para darnos cuenta de la importancia que tiene la difusión de nuestro
folklore a las generaciones venideras, pues la interrupción de la transmisión
de la cultura, costumbres y tradiciones de
nuestras gentes y pueblos puede llevarnos, en pocos años, como hemos visto, a
la desvirtuación, mala interpretación, confusión e incluso desaparición de palabras autóctonas,
ritos, creencias, costumbres….en resumen, a perder la idiosincrasia de nuestros
pueblos y nuestro riquísimo patrimonio cultural.
[1] Leiva Vicén, Ana.” Léxico aragonés de Antillón (Huesca)Analisis lingüístico (II)”. Alazet. Revista de filología, nº 16.Voz: trucazo, p.126.
[2] DCECH ( Diccionario Crítico Etimológico Castellano e Hispánico), de Joan Corominas y José Antonio Pascual.
[3] Gargallo Gil, José Enrique. Habla y cultura popular en el rincón de Ademuz, p. 215.
[4] Andolz, Rafael. Más humor aragonés, p. 250.
BIBLIOGRAFÍA
-ANDOLZ CANELA, RAFAEL. Más humor aragonés. Mira Editores.
Zaragoza, 1996.
-GARGALLO GIL, JOSÉ ENRIQUE. Habla y cultura popular en el rincón de
Ademuz. C.S.I.C., Madrid, 2004.
-LEIVA VICÉN, ANA.
“Léxico aragonés de Antillón (Huesca) Análisis lingüístico (II)”. Alazet.
Revista de Filología, nº 16, pp. 67-174. Instituto de Estudios Atoaragoneses.
Huesca, 2004.
-Diccionario
Crítico Etimológico Castellano e Hispánico, de Joan Corominas y José Antonio
Pascual.
-Diccionario
de la R.A.E.
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