viernes, 10 de agosto de 2018

IGLESIA DE SAN ESTEBAN: UBICACIÓN Y ORIENTACIÓN

En lo alto de una peña rocosa, con las casas a sus pies y dominando un extenso territorio se alza majestuosa la iglesia de San Esteban de Sos del Rey Católico

               

                          La iglesia de San Esteban en Sos del Rey Católico, es una monumental obra arquitectónica del período románico, visible desde la lejanía y desde cualquier punto cardinal.
                Su ubicación, en lo alto de una peña rocosa, con las casas a sus pies y dominando un extenso territorio visual, no obedece al capricho del maestro constructor, ni al de los donantes de la obra, ni al de obispos, gente del clero, autoridades concejiles o personas interesadas en su edificación, sino simple y concretamente al tradicional simbolismo cristiano.
               En la Edad Media, antes que la construcción de los templos románicos había que buscarles un lugar sobre el terreno. Para la construcción de un templo dedicado a Dios se elegía, en primer lugar, una ubicación en alto, pues la morada de Dios está en lo alto, pues Él es el Altísimo. Si Dios está en las alturas, su templo, su casa, también ha de estarlo. Así pues, se solía elegir un monte que dominara la aldea, como así lo sugerían los tratadistas de arquitectura como Vitruvio y, posteriormente, Alberti, Palladio, Simón García o Carlos Borromeo; y si la llanura del terreno no lo permitía lo solucionaban elevando sus muros hasta donde la ingeniería arquitectónica del momento podía alcanzar, y así ser visibles desde todos los contornos (Carlos Borromeo). En muchos casos hacían ambas cosas, como en la iglesia de San Esteban de Sos, levantada, en un principio, sobre una de las rocas que domina el pueblo (iglesia baja) y elevando posteriormente sus muros hasta una altura que en el caso de los ábsides supera los 30 metros de altura (iglesia alta). Toda una monumental y majestuosa obra arquitectónica que parece querer alcanzar el cielo. Además, la ubicación de los templos en lugares elevados nos recuerda la frecuencia con la que Dios se dirigió a su pueblo en las montañas.
                Tras decidir el lugar de ubicación, el siguiente trabajo era orientar el templo.
           
Cabecera del templo, con los ábsides orientados al Este
                 Desde la antigüedad, todos los edificios religiosos están orientados. Para ello determinaban los puntos cardinales en base a una de dos sencillas prácticas, una diurna y otra nocturna. Por el día la orientación se realizaba clavando una estaca en la tierra perpendicularmente, trazándose a su alrededor un gran círculo en el que la estaca iba proyectando su sombra; el trazo de sombra más corta resultante determinaba la dirección norte-sur. Otra opción para precisar la orientación era durante la noche, tomando como referencia la estrella polar. En este caso se clavaban dos estacas en el suelo, una más alejada de la otra, y la alineación de ambas con la estrella precisaba la dirección norte-sur. De este modo, tanto si la medición se hacía de día como de noche, sólo había que trazar la perpendicular a la línea obtenida para obtener el eje este-oeste.
                Ya los egipcios orientaban sus templos de este a oeste, hacia la salida del sol, por considerar sagrado el astro rey. 

              
Pórtico en el muro norte







                Los templos católicos también se orientaban de este a oeste, donde el prebisterio se situaría a oriente mientras que el pórtico se abriría a occidente. Esta orientación, a diferencia de los egipcios, viene ligada, otra vez, al citado simbolismo cristiano tradicional. Santo Tomás de Aquino resume de esta manera las razones que justifican esta orientación: "Es conveniente que adoremos con el rostro vuelto hacia el oriente. Primeramente para mostrar la majestad de Dios, que nos es manifiesta por el movimiento del cielo, que parte del oriente; en segundo lugar porque el Paraíso Terrenal existió en Oriente y nosotros tratamos de volver a él; en tercer lugar porque Cristo, que es la luz del mundo, es llamado Oriente por el profeta Zacarías, y porque según Daniel "subió al cielo del cielo, al oriente"; y en cuarto lugar, por último, es el oriente en donde aparecerá el último día el Hijo del Hombre, conforme a las palabras de Mateo:  “...como el relámpago sale de oriente y brilla hasta el occidente” (Mt. 24: 27)
            Debemos rezar hacia el oriente porque por allí sale el sol, la Luz que es Cristo, iluminando con sus rayos la vida sobre la Tierra; porque Cristo, como Dios y cabeza de la Iglesia es la Luz que ilumina el mundo, y porque allí se encuentran los lugares donde vivió, murió y resucitó Jesucristo.
                


 
Tímpano de la portada de San Esteban con la imagen de Cristo sentado en su trono.
Sos del Rey Católico
             




                En oposición, el oeste, donde se reciben los últimos rayos de luz del día, es considerado como el reino del Anticristo, de las tinieblas y de la muerte. Por eso, la portada indica la puerta del cielo, según las propias palabras de Jesús: "yo soy la puerta por la que deben entrar las ovejas…todo el que entre en el redil por esta puerta, estará a salvo, y sus esfuerzos por buscar el sustento no serán en vano” (Jn, 10: 7-9) El arco de la puerta simboliza la bóveda celeste, recordando a los fieles que van a entrar en el mundo de lo divino. Así los fieles, al entrar al templo, harán un recorrido que irá de la oscuridad hacia la luz, hacia el este, hacia el altar, la parte más importante de la iglesia. Al iniciar este recorrido los fieles de la Edad Media, en las iglesias románicas, encontrarán en la portada una variada simbología  de tipo didáctico y propagandístico invitándoles a entrar, generalmente presidida por un Cristo Pantocrátor esculpido en el tímpano de la misma, escenas del Juicio Final y otras alusivas al bien y el mal, a los diversos tipos de pecados o referentes a la propia vida de Jesús, signos zodiacales, cósmicos, bestiarios (ver las identificaciones de animales de la portada de San Esteban estudiadas por Loli Ibáñez), elementos alusivos a los trabajos del hombre en la tierra durante el año y un largo etcétera de símbolos; toda una enciclopedia que resulta ser un resumen teológico de la doctrina representada en el interior, recordando a los fieles, en todo momento, que van a entrar en el templo de Dios, que van a pasar del mundo terrenal al celestial, de lo humano a lo divino, de las tinieblas a la luz.

               
Ventanas inferiores de los ábsides, correspondientes a la iglesia baja (cripta)
                  Tras cruzar la puerta entrarán en penumbra debido a los escasos y pequeños vanos existentes en los muros de cierre del templo, originando una sensación de temor y acompañados también por más imágenes esculpidas o pintadas alusivas al mundo terrenal y divino, y recorrerán en línea recta  por el eje central del templo (oeste-este) toda la nave de la iglesia hasta el transepto, que es el punto de unión de la nave con la cabecera, la unión de lo terrenal con lo celestial. Generalmente una verja impedía el acceso al altar, el punto más importante y divino, donde convergen los rayos de luz que penetran por los vanos de los ábsides; la luz de Cristo que alumbra al mundo, que ilumina al hombre y lo saca de sus tinieblas, el lugar de comunicación con Dios donde se hará posible la "teofanía". El ábside (si sólo hay uno), el mayor en caso de haber dos o el central caso de existir tres, como ocurre en la mayoría de iglesias románicas, está decorado en la mayoría de las ocasiones por un Cristo Pantocrátor, la figura de Cristo como luz que alumbra el mundo. En la cripta de Santa María del Perdón, en Sos del Rey Católico, se encuentra pintada la figura de un Cristo Pantocrátor, pero no en el ábside central, sino en el del lado del evangelio, en el ábside izquierdo.
              
Cristo Pantocrátor inscrito en mandorla en la bóveda del ábside del evangelio en la cripta de Santa María del Perdón


Ventanas superiores de los ábsides, correspondientes a la iglesia superior.
                       Respecto a la orientación de las ventanas de los ábsides de la iglesia de San Esteban de Sos cabe decir que sólo las tres correspondientes a la cripta en el ábside izquierdo están orientadas astronómicamente hacia los puntos de salida del sol: la central coincide con los días de los equinoccios y las laterales con los del solsticio de verano e invierno, respectivamente. Pero este es un complejo tema en el que geometría y cosmografía se conjugan a la perfección y del que nos ocupamos más extensamente en otro post (ver).
                La portada de la cripta de Santa María del Perdón (iglesia baja) está orientada, como mandan los cánones, hacia el oeste. Igualmente, la primitiva portada del templo superior se ubicaba hacia occidente, como así se desprende de los restos que quedan en el muro oeste; restos del pórtico que se ven anclados en el muro original de la iglesia y que se notan disociados del resto del muro por ser muy anteriores a él, advirtiéndose estar formado por arco de medio punto y tímpano. El doctor Ángel San Vicente Pino y otros estudiosos afirman que este pórtico fue trasladado a su actual ubicación en el muro norte cuando se amplió la iglesia de San Esteban en el siglo XVI.
Restos del primitivo pórtico en el muro oeste del templo

                Hemos visto cómo la ubicación y orientación de las dos iglesias de Sos se ajustan perfectamente a los cánones establecidos para las construcciones de templos cristianos, pero aunque la descripción que hemos realizado sobre la orientación de los templos es genérica, también existen excepciones. No obstante, los fundamentos en los que se basan la ubicación y orientación de todas las iglesias románicas y de sus distintos y diversos elementos, aunque con diferentes aplicaciones, están basados en los pasajes bíblicos, en las ideas de los tratadistas de arquitectura de la época, en el tradicional simbolismo cristiano, la geometría y la cosmografía. 
              En resumen, la iglesia de San Esteban de Sos, y todas los templos románicos existentes, no son construcciones edificadas arbitrariamente por el "magíster muri", sino que responden a una simbología cristiana y divina que trata, desde antes de su construcción, como hemos visto, de transmitir lo trascendental al alma humana intentando buscar el equilibrio entre lo terrenal y lo celestial. Simbología que se extiende posteriormente a todos los demás elementos constructivos y decorativos del templo y que es capaz de llenar bibliotecas enteras con amplísimos y extensos tratados bibliográficos realizados por numerosos expertos, eruditos y estudiosos sobre el tema.
Absides de la iglesia de San Esteban, orientados hacia el Este, hacia la Luz de Dios.







BIBLIOGRAFÍA

-BORROMEO, CARLOS. Instrucciones de la fábrica y el ajuar eclesiástico. Universidad Nacional Autónoma de México. México, 2012.
-ESTEBAN LORENTE, JUAN. E. Tratado de iconografía. Istmo. Madrid,1995.
-HANI, JEAN. El simbolismo del templo cristiano. Ed. Juan J. de Olañeta. Palma de Mallorca, 2016.
-SAN VICENTE, ÁNGEL. "Iglesia de San Esteban", en: VV.AA. Arte religioso en Sos del Rey Católico, pp. 7-36. I.F.C. (C.S.I.C.) Zaragoza, 1978.
-TERÁN BONILLA, JOSÉ ANTONIO. “El simbolismo del templo cristiano novohispano” Revista Xiloca nº 16, pp. 209-230. Calamocha (Teruel), 1995.
-LA BIBLIA. Edición popular. La casa de la Biblia. Madrid, 1993.
En la web:
-https://es.scribd.com/doc/9716310/Simbolismo-Romanico. Simbolismo románico. Arteguías.com
-https://sitibiterralevis.wordpress.com/2010/08/01/la-simbologia-en-el-romanico/ La simbología en el románico.
http;//sac.csic.es/astrosecundaria/pt/astronomia_en_la_ciudad/iglesias%20romanicas%20final.pdf. Ederlina Viñuales Garín. La orientación de las iglesias románicas


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