Isabel I de
Castilla, la Católica, era hija de Juan II de Castilla y de Isabel de Portugal,
y hermana paterna del rey castellano Enrique IV.
En 1468 Enrique IV reconoció a la princesa Isabel como heredera al trono
en el pacto de los Toros de Guisando, por lo que privó de los derechos
sucesorios a su propia hija, la princesa Juana, llamada la Beltraneja.
Enrique IV deseaba casar a Isabel con la hija de don Juan Pacheco, un
noble castellano, hombre de confianza del monarca. Sin embargo los consejeros
de Isabel, con el fin de consolidar su posición política, acordaron su boda, en
secreto, con don Fernando, primogénito de Juan II de Aragón.
Rodrigo de Borja |
Pero había un problema canónico: los contrayentes eran primos, pues sus
abuelos eran hermanos, por lo que necesitaban una bula papal que autorizara los
esponsales. El Papa, Paulo II, temeroso de las posibles consecuencias negativas
que este acto podría traerle, no firmó el documento; sin embargo estaba de
acuerdo con este matrimonio por los beneficios que le podría traer estar a bien
con la princesa Isabel, por lo que ordenó al cardenal Rodrigo de Borja
dirigirse a España, como legado papal, para facilitar el enlace.
Fernando, Isabel y sus consejeros
recelaban de contraer matrimonio sin la autorización papal, por lo que, con la
connivencia del cardenal Borja, presentaron una bula falsa, supuestamente
emitida en junio de 1464 por el anterior Papa, Pío II, a favor de Fernando, en
la que se permitía contraer matrimonio con cualquier princesa con la que le
uniera un lazo de consanguinidad de hasta el tercer grado.
Isabel aceptó y firmaron las
capitulaciones el 5 de marzo de 1469 en Cervera (Lérida)
Ante el temor de que Enrique IV
descubriera sus planes, en el mes de mayo y con la excusa de visitar la tumba
de su hermano Alfonso, Isabel escapó de Ocaña, donde estaba custodiada por Juan
Pacheco, y Fernando atravesó Castilla disfrazado de mozo de mula de unos
comerciantes, para reunirse en Valladolid y contraer matrimonio el 19 de
octubre del mismo año.
Al año siguiente, Enrique IV, molesto por este matrimonio, decidió
desheredar a Isabel y rehabilitar en su condición de heredera a Juana la
Beltraneja, que fue desposada con Alfonso V de Portugal. El monarca Enrique
también llegó a paralizar la bula papal de dispensa por parentesco entre Isabel
y Fernando, pero finalmente, el 1 de diciembre de 1471, Sixto IV emitió la bula
que dispensaba al matrimonio de sus lazos de consanguinidad.
A la muerte del rey castellano en
1474, un sector de la nobleza proclamó a Isabel soberana de Castilla, mientras
que la otra parte reconocía a Juana, lo que supuso el inicio de una sangrienta
guerra civil en la que los partidarios de la Beltraneja sufrieron una gran
derrota en la batalla de Toro en manos del príncipe Fernando de Aragón.
Los combates se sucedieron hasta
1479, en que el tratado de Alcaçobas puso fin a los enfrentamientos
reconociendo a Isabel como reina de Castilla. Este mismo año moría el rey Juan
II, por lo que Fernando II accedió al trono de la Corona de Aragón,
consiguiendo de esta manera la unión dinástica de Castilla y Aragón.
BIBLIOGRAFÍA
-VACA DE OSMA, JOSÉ ANTONIO. Los
Reyes Católicos. Espasa (Biografías) Madrid, 2001.
-Historia de Aragón. Coleccionable
Heraldo de Aragón. Zaragoza, 1991.
En la web:
-www.arquehistoria.com. La boda clandestina de Isabel y Fernando.
-www.biografiasyvidas.com. Fernando II el Católico, Isabel la Católica.
-Wikipedia. Fernando II de Aragón.
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