Se dice que Fernando
el Católico era tacaño, tanto en su casa como en el gobierno.
Gonzalo Fernández de Córdoba, el Gran Capitán. |
En este sentido la
leyenda cuenta una famosa historia en torno a las relaciones entre el monarca y
Gonzalo Fernández de Córdoba, conocida como las “Cuentas del Gran Capitán”.
En una ocasión,
cuando supuestamente el rey le pidió que justificara los gastos realizados como
virrey de Nápoles, Gonzalo, ofendido por la ingratitud del rey y
conocedor de la tacañería del monarca, haciendo gala de su característica
sorna, le enseñó una lista de las desorbitadas cantidades que había gastado,
así como de los absurdos destinatarios de las mismas y las disparatadas compras
realizadas, todo ello, por supuesto, en beneficio exclusivo del rey.
La lista reflejaba: 200.736 ducados y 9 reales para pagar a
frailes, monjas y pobres para que rezaran a Dios por sus victorias; 100
millones por picos, palas y azadones para enterrar los muertos del adversario;
100.00 ducados en pólvora y balas; 100.000 ducados en guantes perfumados para
preservar las tropas del mal olor de los cadáveres de los enemigos tendidos en
el campo de batalla, 170.000 ducados en poner y renovar campanas destruidas con
el uso continuo de repicar todos los días por nuevas victorias conseguidas
sobre el enemigo; 50.000 ducados en aguardiente para la tropa en un día de
combate; 1.500.000 ducados para mantener prisioneros y heridos; un millón en misas
de gracias y Te Deum al Todopoderoso; tres millones en misas para los muertos;
700.494 ducados en espías y escuchas, y 100.000 ducados por mi paciencia en
escuchar ayer que el rey pedía cuentas al que le ha regalado un reino.
El monarca
comprendió la “indirecta” y, avergonzado, no volvió a hablar del tema.
La historia, de cuya
veracidad no se tienen pruebas, servía para poner de manifiesto el generoso
desprendimiento del noble militar frente a la mezquindad del monarca,
reflejando la imagen negativa que se llegó a crear en torno a un rey nada
agradecido con sus vasallos, por mucho que a estos les debiera.
Actualmente la expresión de “las
cuentas del Gran Capitán” se utiliza como “frase hecha” para calificar de
exagerada una relación de gastos con el fin de ridiculizar una explicación
pedida por algo a la que no se tiene derecho.
Y a pesar de la
supuesta tacañería de Fernando, el rey murió pobre y endeudado.
BIBLIOGRAFÍA
-www.abc.es. Las cuentas del Gran
Capitán
-www.gibralfaro.uma.es. Las cuentas del Gran
Capitán, por José Antonio Molero.
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