La flor de seis
pétalos, también llamada rosácea, roseta hexapétala o hexafolia, ruedecilla
céltica o flor galana, es una figura geométrica trazada a compás. Se
confecciona sobre una circunferencia, dividiendo el perímetro de esta en seis
partes iguales, y tomando el radio de la circunferencia se trazan seis
semicircunferencias, dando como resultado una figura que recuerda a una rueda
con seis ejes, de ahí su nombre de ruedecilla.
Las primeras representaciones de
este símbolo se plasmaban de esta forma, con la circunferencia exterior;
posteriormente se omite el perímetro circular y, de este modo, parece una flor
con seis pétalos.
Es un símbolo muy
repetido en la historia del arte europeo ya desde la edad de bronce, pudiéndose
encontrar en España con mucha frecuencia por toda la zona norte y en muchas iglesias románicas del Alto Aragón.
Representada por
diferentes pueblos y civilizaciones, posee también distintos significados. Hay quienes la vinculan
a ciclos lunares, y otros la han usado como símbolo de la reencarnación, de ahí
su presencia en muchos monumentos funerarios o en estelas funerarias, pero de
lo que no hay apenas dudas es que se trata de una representación solar.
En este sentido, el
punto en el centro del círculo, sea rueda o flor, desde una época muy antigua,
se ha tomado como la figura del sol, por ser el “corazón del Mundo”, y de esta
forma ha permanecido hasta nuestros días, como un signo astrológico y
astronómico del sol, por lo que muchos arqueólogos atribuyen a la rueda o la
roseta hexapétala un significado exclusivamente solar, cuando en realidad tiene
un significado mucho más profundo, ignorando que el sol en el Centro del Mundo
es el Principio Divino.
Bien en forma de
rueda, bien en forma de flor, en ambas acepciones nos remiten al
simbolismo del centro del universo, puesto que, según René Guénon, aunque en la forma de flor no
aparece trazado el perímetro exterior hay que considerarla como inscrita en una
circunferencia que delimita su contorno. El Centro es el punto de partida de
todas las cosas, el origen, el Principio, el Ser puro. De Él, por su
irradiación, se producen todas las cosas, y el espacio producido con su
irradiación es el conjunto de todos los seres y de todos los estados de
Existencia que constituyen la manifestación universal.
Asímismo, si el
centro es el punto de partida, también lo es de llegada: todo ha salido de El y
todo debe regresar a El, puesto que sin El, todas las cosas no podrían
subsistir, debiendo tener un vínculo permanente, figurado por los radios de la
rueda o los pétalos de la flor, con un recorrido de ida y vuelta, en un ciclo constante de acción y cambio al que todos estamos sujetos.
Para muchas otras
personas, y en la aceptación popular, este tipo de representaciones tienen un fin protector, similar al
lauburu o religada, motivo por el que suelen aparecer en las fachadas de las casas con el objeto
de ahuyentar los malos espíritus, habiéndose heredado esta creencia de los
antiguos pueblos prerromanos, en concreto de los celtas, pudiéndose encontrar
en los dinteles de las puertas, ventanas y balcones, muebles, aperos de
labranza, y objetos cotidianos.
"Flor de la vida", formada por varias rosetas hexapétalas. |
Algunas civilizaciones y pueblos conquistadores representaban esta flor con cinco o con siete pétalos teniendo, metafísicamente hablando, el mismo significado que la hexapétala .Varias rosetas multipétalas, juntas y solapadas unas con otras, forman la flor de la vida, motivo empleado desde la antiguedad y en todo el mundo como patrón ornamental, y muy usado en el arte gótico, dando origen a los clásicos rosetones.
En Sos del rey Católico encontramos las tres variantes de cinco, seis y siete pétalos: una flor de cinco pétalos en uno de los balcones de casa de María Mola, en la calle Luna; una de siete pétalos en la fachada de la casa nº 10 de la calle Arquitecto Sainz de Vicuña, cerca del Parador de Turismo, protegida por una pequeña verja de forja; y varias hexapétalas solapadas, mucho más antiguas que las anteriores, localizadas en el exterior del ábside de la ermita de San Nicolás de Ceñito, bajo la ventana axial, geométricamente perfectas al haber sido trazadas con compás. Pero éstas no son las únicas, existen más repartidas por todo el casco urbano de Sos, pero están algo escondidas.
Flor de cinco pétalos.Casa María Mola. Sos del Rey Católico |
Roseta heptapétala en la calle Sainz de Vicuña. Sos del Rey Católico |
Rosetas hexapétalas en el ábside de la ermita de Ceñito. Sos del Rey Católico |
BIBLIOGRAFÍA
-DORLING
KINDERSLEY. Signos
y símbolos. Ed. Dorling Kindersley. Gran Bretaña, 2008.
-RENÉ GUÉNON. Símbolos fundamentales
de la Ciencia Sagrada. Paidos Ibérica. Barcelona, 1995.
En la web:
-terraepovo.blogia.com. Federico Traspedra. Simbolismo
y arqueología de la rosácea.
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