sábado, 30 de enero de 2016

RUTA DE LOS CASTILLOS: CASTILLO DE BIEL.

Torreón de Biel e iglesia de San Martín.
Ubicación
La localidad de Biel se encuentra a 50 Km de Sos. Para llegar hasta este municipio debemos tomar la carretera A-127 en dirección a Sádaba hasta llegar al alto del puerto de Sos, donde giraremos a la izquierda por la CV-841 hasta Uncastillo, y aquí de nuevo a la izquierda por la A-1202, y tras pasar la localidad de Luesia, recorreremos 14 kilómetros más hasta llegar a Biel.
La fortificación está situada en la cumbre de un pequeño montículo rocoso sobre la población, en la cabecera del río Arba y junto a su orilla, donde la Sierra de Santo Domingo deja lugar a campos de cultivo.
Dada su proximidad con la frontera Navarra, Biel fue siempre un punto estratégico custodiando, junto a las fortificaciones de Uncastillo y Luesia, los caminos que desde Ejea, por el sur, penetraban a las tierras del condado de Aragón.

Lado norte del torreón.
Historia
El conjunto está formado por la torre y la iglesia románica de San Martín, algo posterior a la torre, ya que fue construida en el siglo XI y luego reconstruida en el XVI.
Aunque ya debía existir en el siglo X, la construcción del edificio actual corresponde a tiempos de Sancho el Mayor y Ramiro I, siglo XI. En el transcurso de los siglos XI y XII tuvo distintos destinatarios, siendo su primer tenente conocido Blasco Orioli, entre 1042 y 1051, con Ramiro I.
Durante todo el siglo XI, y hasta el siglo XIII, el castillo estuvo vinculado de forma muy directa a la familia real aragonesa. Se sabe que Sancho Galíndez y su mujer, Doña Urraca, lo donaron al rey Sancho Ramírez que aparece como tenente en 1062. Una vez rey Sancho Ramirez, lo entregó en dote a su esposa Felicia de Roucy, con la que contrajo matrimonio en 1071. A partir de esta fecha el castillo de Biel aparece citado algunas veces como palacio del Rey, del que serán tenentes sucesivamente sus hijos Fernando y Alfonso (el que llegaría a ser Alfonso I el Batallador) que fue tenente del castillo entre 1096 y junio de 1104. Después sería Castan de Biel, amigo del rey, quien lo gobernó desde 1110 hasta 1135, y que también fue tenente del castillo-palacio de Anzánigo, en el término municipal de Esquedas.
En estas fechas se registra la estancia de Ramiro II en el castillo, pues hizo donación de un molino a los monjes de San Juan de la Peña. Después fue custodiado por diversos tenentes durante todo el siglo XII, entre los que se conocen a don Calvet de Biel en 1166 y Ximeno de Luesia en 1197. Jaime II lo puso bajo la custodia de Lupo Sancho de Luna en 1312, luego fue gobernado por el infante don Juan, hijo de Alfonso IV, y en 1328 el rey lo vendió junto con la villa a Margarita de Luna. Cinco años más tarde tal venta se trasladó a favor del obispo de Zaragoza, Ximeno, pero la cesión se aplazó y el castillo continuó en realengo. El infante Martín, hijo de Pedro IV, donó el lugar a Enrique de Trastámara en 1380 y dos años más tarde el rey le concedía permiso para su venta, aunque no llegó a realizarse.
En 1409, el rey Martín I lo traspasó a Ramón de Mur. En 1426 Alfonso V concedió a Juan Martinez de Luna permiso para recuperar de los herederos de Ramón de Mur el castillo y lugar de Biel, que dieciocho años más tarde sus herederos Jaime Martinez de Luna y su esposa Sancha de Guzmán vendieron al arzobispo de Zaragoza Dalmau de Mur, en cuyo señorío continuaba en el siglo XVIII.

Fachada occidental con numerosos vanos; más grandes en las primeras plantas, zona más habitable del torreón.



 
De la época arzobispal hay pocas referencias, aunque se sabe que en 1551 el arzobispo de Zaragoza, Don Hernando de Aragon, mandó hacer unas reformas que afectaron, entre otras, a las ventanas de los pisos de las habitaciones, como así lo corrobora un documento de 1553 por el que Joan de Vara y Miguel de Fillera otorgan carta por 23.100 sueldos a don Hernando de Aragón en relación con las obras realizadas por éstos en el castillo de Biel: ”1553, septiembre, 10. Juan de Vara y Miguel de Fillera, obreros de la Villa de Ejea otorgan ápoca a don Hernando de Aragón, por manos de don Lupo Marco, de 23.100 sueldos. De ellos 22.000 corresponden a las obras realizadas en el castillo de Biel; 300 sueldos por pago de las “puertas, ventanas y hacer unos pedazos de paredes y unos pilares” no incluídos en la capitulación, y los 800 sueldos, a cumplimiento de los 23.100, “por los torrejones grandes y pequeños que hizimos” [1].
La construcción de la fortaleza se realizó en dos fases. La primera a principios del siglo XI, y la segunda, de ampliación, para unir su condicion militar a la de residencia palaciega, hacia las décadas de 1070-1080. En su primera fase se comenzó un castillo de planta pentagonal, pero muy pronto se abandonó éste proyecto y aprovechando la parte construída se amplió este primer núcleo tanto en anchura como longitudinalmente hacia el norte, convirtiendo la fortaleza en un auténtico castillo residencial. En el extremo sur del ángulo oeste se ve claramente cómo las nueve primeras hiladas no traban con la ampliación, además los tendeles son diferentes. Es a partir de la décima hilada cuando ambos muros empiezan a estar bien trabados con tendeles isódomos. Fue posiblemente en esta época cuando se construyó también la primitiva iglesia de Biel.
Muy poco se conserva del recinto que servía para reforzar y nivelar el terreno formando una pequeña plaza en forma aproximadamente oval, de unos treinta por veinticinco metros en sus ejes, en cuyo extremo meridional y sobre la pared más escarpada se edificó la torre del homenaje.
La fortaleza tuvo que estar terminada antes de 1086, fecha en la que se establecen castillos avanzados más al sur, como Obano y Luna, donde pudieron trabajar los mismos canteros o los lugareños que de ellos aprendieron. Quizás las torres de Luesia y Sibirana se construyeron a la vez que esta de Biel, obedeciendo a las mismas circunstancias.
Según Cristobal Guitart, la grandiosa torre del castillo pudo ser construida por artífices nórdicos, quizás normandos que vendrían con los caballeros que en 1064 asediaron Barbastro, o con la fracasada cruzada de 1073. Esta hipótesis viene avalada por la gran superficie interior de la torre, cosa inusual en el momento español, y que hace pensar que pudiera ser un palacio, aproximándose a la idealogía del donjón característico del norte de Francia.
El castillo esta bajo la protección de la Declaración Generica del Decreto de 22 de abril de 1949, y la ley 167/1985 sobre el patrimonio Histórico Español.
En 1996 el Ministerio de Cultura invirtió 25 millones de pesetas en restaurar el tejado y proteger su interior, al parecer con motivo de una serie de reportajes de televisión. Posteriormente estuvo prevista su total restauración para convertirlo en un centro de interpretación de la vida de los castillos en época medieval, con el programa europeo Terra, que puso en marcha la Mancomunidad de las Altas Cinco Villas, pero el Ministerio de Cultura desestimó esta intervención. No obstante el Ayuntamiento continuó en su idea a la espera de una respuesta positiva, que por fin llegó y en el 2008 terminaron las obras de restauración del castillo, con un presupuesto de 418.534 €, obras ejecutadas de acuerdo con el proyecto del arquitecto Manuel Manzano-Monis y López-Chicherri, conocedor del castillo por haber dirigido las obras de restauración de la cubierta de 1996. La torre, totalmente vacía en su interior, se restauró recuperando las plantas que tenía originariamente, cuyos forjados se han realizado con unas impresionantes vigas de madera de más de 400 kilos cada una, material que también se ha utilizado para el resto del forjado, además del aislante y una tarima como pavimento de cada una de las plantas. Igualmente se han colocado ventanas de forja y cristal en los más de 40 vanos existentes; se ha reparado el tejado y se han rejuntado los sillares de los muros, tanto exteriores como interiores; asimismo se puso una escalera de metal e instalación eléctrica en cada una de las plantas.


  
Lado oriental, donde puede apreciarse la letrina
sobresaliendo del muro.
Arte
La torre del castillo, aunque da la sensación de ser rectangular, su verdadera planta es pentagonal, orientada de norte a sur, si bien su extremo sur es irregular. La superficie interior es de unos 105 metros cuadrados, una altura de unos 30 m y una planta de más de 20 m en sus lados mayores y de diez metros en los menores. Esta construida en piedra sillar muy bien labrada y asentada con un fino tendero de cal. Sus muros son lisos y poseen algunas ventanas pequeñas, altas y estrechas como saeteras, salvo en el muro occidental, que son grandes, lo que confirma su indudable carácter residencial. Sus muros son completamente rectos, a excepción de una peculiar letrina que sobresale a modo de buharda en la parte alta del muro oriental. Junto a este muro aparece adosado un pasadizo cubierto en forma de rampa que lleva hasta la puerta primitiva; situada a la altura de la primera planta, se abre en arco de medio punto formado por dovelas con un gran dintel superpuesto y tímpano cegado al exterior y adintelado al interior, habiéndose practicado las dos quicialeras, una para cada batiente de madera, en el dintel. Para facilitar el recorrido de la tranca se talló un pequeño rebaje en el muro en forma de escuadra. El muro occidental, que da al patio, está ligeramente retranqueado y presenta cinco ventanas de mayor tamaño y distinta factura.
Interiormente consta de cuatro plantas superpuestas de grandes dimensiones, siendo la primera de ellas la de mayor altura, ejerciendo muy posiblemente las funciones de antesala. La siguiente altura sería la planta noble del edificio, dadas sus condiciones de acceso, habitalidad y confortabilidad, pues contaba con una chimenea para calentar los distintos salones y dormitorios La tercera planta estaría dedicada a dormitorios y otras dependencias, y la última estaría destinada también a dormitorios y como acceso a cubierta almenada.

En las dos últimas plantas los ventanales son más pequeños que los de las plantas inferiores, rectangulares y con mechinales en sus ángulos, lo que indica que estos vanos eran totalmente defensivos, pues en ellos se instalaría el entramado de madera en voladizo para la defensa vertical, procurando no estar en línea con los vanos inferiores para así hacer más efectiva la defensa.
 El castillo debía terminar en terraza, pero ha perdido su remate almenado, aunque en la actualidad se ha restaurado y se encuentra cubierta por un tejado a cuatro vertientes.
Los suelos de madera apoyaban en tres arcos de medio punto en la zona rectangular y otro más en la pentagonal, en cada planta, de los que se consevan los arranques. Debajo hay una cámara abovedada, sin puertas ni ventanas, a la que se accede por una trampilla desde la planta principal y que pudo ser bodega, almacén o cárcel.
 Iglesia de San Martín, junto a la torre.
Al lado de este majestuoso donjón se alza la iglesia románica de San Martín, del siglo XI y principios del XII, reconstruida en el siglo XVI en gótico tardío, con el muro norte adosado a la misma roca y formando parte del recinto del castillo. Es de nave única con capillas entre los contrafuertes, ábside poligonal y bóvedas estrelladas. Está rematada por una solana de ladrillo de tipo aragonés. Junto al muro oeste se encuentra la capilla del Rosario, con ábside poligonal.




[1] A.H.P.Z., protocolo de Pedro Sancho, 1553, ff. 578r.-578v. En el fol. 578v. y en la misma fecha, don Lupo Marco, abad de Veruela, cancela la capitulación que tenían con él Joan de Vara y Miguel de Fillera, obreros de la villa de Ejea.






BIBLIOGRAFÍA

-CABAÑERO SUBIZA, BERNABÉ. "Los castillos del rey Sancho Ramírez (1064-1094)", en Los orígenes de la arquitectura medieval de las Cinco Villas (891-1094): entre la tradición y la renovación. Cuadernos de las Cinco Villas, 3, pp. 109-112. I.F.C. (C.E.C.V.) Ejea de los Caballeros, 1998.
-GIMÉNEZ APERTE,MANUEL. “Las Cinco Villas, tierra de Castillos”. Zaragoza, la Provincia, nº 2. Patronato de Turismo de la provincia de Zaragoza. Zaragoza, junio de 2009.
-GUITART APARICIO, CRISTÓBAL. Castillos de Aragón, II. Librería General. Zaragoza, 1999.
-SAGREDO, IÑAQUI. Navarra. Castillos que defendieron el Reino. T. II. Los castillos de Sancho III el Mayor en Alto Aragón, Sobrarbe y Ribagorza. Pamiela. Pamplona, 2007.
En la web:
-www.romanicoaragones.com. Biel
-www.castillosnet.org. Castillo de Biel.
-www.elperiodicodearagon.com. 3 de agosto de 2007. Biel. “El castillo medieval se arregla”.

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