Ermita de Santa Lucía. Sos del Rey Católico |
La ermita de Santa Lucía se encuentra en el exterior
de la muralla de Sos, en el margen derecho de la carretera que conduce a
Sangüesa, frente al Portal de Levante, pero conviene recordar que antiguamente
estaba incluída dentro del recinto amurallado de la villa, que era más amplio
que el actual y que mandó destruir el Gobernador de Aragón en un plazo de
veinte años, prorrogado por el rey Martín por ocho años más en 1402. Estas
murallas “...corrían desde la Hermita de
San Bartholomé incluyendo todo el terreno despoblado que entendemos con nombre
de Huertos de Landa, hasta que se encuentra el camino que va a la Fuente del
Puente; de forma, que estaba en medio de esta parte del Pueblo, la Basílica de
San Miguel, que se dice haver sido Parroquia”[1]
Portada de Santa Lucía |
Originariamente
fue una construcción románica levantada a finales del siglo XII. Su estructura
planimétrica se conserva casi por completo, si bien en la centuria siguiente se
realizaron algunas modificaciones.
En la Edad Media estaba consagrada a San Miguel
Arcángel, y en ella tuvo asiento una cofradía de Sos dedicada a éste santo, a
San Esteban y a Santa Catalina de Alejandría, con derecho a enterramiento para
sus miembros en el cementerio anexo a la misma. La festividad era celebrada el
día 8 de mayo. La advocación de Santa Lucía es bastante reciente y data de principios
del siglo XX, sin saberse el motivo del cambio de advocación por no quedar
escrito alguno en el archivo parroquial, aunque quizás tenga algo que ver la
presencia de una reliquia de Santa Lucía que hoy se guarda en la Iglesia.
El Libro de
Mandatos y órdenes dadas y por el Ilmo. Sr. Prelado y Sr. Obispo de Jaca,
(T.IV,5-V-1862), nos dice que: “El día 12
de diciembre de 1901 mediante autorización del prelado fue bendecida y
bautizada por el párroco licenciado D. Nicomedes Rufas la campana que con el
nombre de Lucía se colocó en la ermita del mismo nombre que para conmemorar la
entrada del siglo XX se restauró a extramuros de esta misma villa, y al
siguiente día 13 fue bendecida la iglesia por el coadjuntor de esta parroquia
don Miguel Charle, mediante nueva autorización por haberse indispuesto el
propio párroco D. Nicomedes Rufas; dicho coadjuntor celebró misa cantada y
solemne y expuso la vida y martirio de Santa Lucía”. (Archivo Parroquial de
San Esteban, Sos del Rey Católico)
Interior de Santa Lucía con su retablo antes de la restauración de 1975. Foto de archivo. |
Abside de la ermita de Santa Lucía |
El resultado fue espectacular, sacando a la luz, con todo
su esplendor, las maravillosas pinturas que habían permanecido “dormidas” hasta
entonces y que actualmente podemos contemplar y admirar gracias a un fabuloso
estudio realizado por la profesora Mª Carmen Lacarra.
Actualmente el 13 de diciembre los habitantes de Sos y
de la comarca realizan una romería al lugar, siendo éste el único día del año
que se abre la ermita.
Contrafuertes de los muros a modo de pilastras adosadas |
Arquitectónicamente podemos decir que pertenece al
románico tardío, de la primera mitad del siglo XIII[3].
La ermita está orientada, edificada en buena piedra sillar, provista en el
exterior de contrafuertes a modo de pilastras adosadas que llegan hasta la cornisa.
La iglesia consta de una única planta o nave rectangular, abovedada sin
crucero, y ábside semicircular que únicamente presenta como decoración un
pequeño ventanal rehundido; unos canecillos lisos sustentan la cornisa.
Canecillos lisos en la cornisa |
La cubierta de la nave está dividida en tres tramos de
cañón apuntado mediante arcos fajones que apoyan en semicolumnas terminadas en
ménsulas figuradas colocadas a media altura del muro. Las ménsulas del lado del
Evangelio muestran unas cabezas humanas, de hombre y mujer. El hombre lleva el
cabello en forma de melena y se cubre con un pequeño bonete, y la mujer luce
una toca que le enmarca la cara y que sostiene con una cinta por debajo de la
barbilla.
Las ménsulas del lado de la Epístola representan a unos monstruos,
con las fauces amenazadoramente abiertas y sus ojos saltones fijos en los
humanos, quienes parecen corresponder a sus amenazas con un poco de ironía.
Cabría pensar que las cuatro ménsulas forman parte de un conjunto simbólico con
lo que quizás el artista haya querido exponer de forma alegórica una contraposición
entre el Bien y el Mal.
Portada de la ermita de Santa Lucía |
Los capiteles del interior están todos decorados con
motivos vegetales. La puerta de acceso se abre en el centro del muro
occidental, de carácter gótico, sin tímpano, de simple estructura abocinada,
con perfil apuntado, con cuatro arquivoltas que se apoyan en esbeltas columnas
con capitel vegetal. La hechura de esta puerta es, a buen seguro, muy posterior
al resto del templo, por lo que hace suponer que las obras comenzaron a finales
del siglo XII por la cabecera y terminaron en el s. XIII con la portada
principal. Una pequeña espadaña de un solo ojo corona el hastial de poniente,
encima de la portada.
Capiteles de la portada con decoración vegetal |
En el muro meridional hay una segunda puerta sin
moldurar a través de la cual se accedía al cementerio en el que podían
enterrarse los miembros de la cofradía medieval con advocación a San Miguel que
existió en Sos. Actualmente el cementerio no existe, pero queda constancia del
mismo en el Archivo de Protocolos Notariales de la Villa de Sos en un documento
del año 1511 en el que se recoge un testamento con la voluntad de ser enterrado
en el cementerio de la Iglesia de San Miguel, que está fuera de los muros de la
villa, junto a ella.
Puerta del muro meridional |
Espadaña sobre la portada |
La prácticamente carencia de adornos escultóricos que
amenicen el edificio y el uso masivo de la piedra, aparejada en forma de
sillería irregular, le confieren una severidad próxima a la que se advierte en
las obras de la Orden del Cister, que en aquella época desarrolló una
importante actividad en la zona.
Ménsula de una semicolumna del lado de la Epístola. Foto de archivo. |
Ménsula de una semicolumna del lado del Evangelio. Foto de archivo. |
En cuanto a la decoración pintada de sus muros destacan las pinturas de su cabecera, sacadas a la luz, como antes se dijo, tras las recientes obras de restauración del edificio. Estas pinturas cubrían toda la cabecera, desde el suelo hasta la bóveda y de un extremo al otro de la misma. Hoy sólo queda la zona central de la capilla, dividida en dos frisos por la ventana axial que la ilumina, como elocuente testimonio de su importancia artística.
La escena representada, identificada por Carmen Lacarra, trata de conmemorar el episodio más popular de la leyenda de San Miguel Arcángel, aquélla que motivara la dedicación de un santuario a su advocación en la cima del monte Gargano (Montesantángelo) por el obispo y pueblo de Siponto, en el Apulia, en el mismo lugar en el que se había aparecido el Arcángel por primera vez, según el texto latino de la Aparicio sancti Michaelis in Monte Gargano (siglo VI). Este episodio es el triunfo militar alcanzado por sipontinos y beneventinos frente a los napolitanos paganos, merced a la intervención directa del arcángel. La escena muestra dos grupos de doce caballeros cada uno, enfrentados entre sí, teniendo los del lado del Evangelio unas enseñas consistentes en una cruz de plata sobre campo de gules, lo que se identifica con los emblemas de los caballeros franceses que iban a la Cruzada; en cambio el grupo de caballeros del lado de la Epístola no llevan la cruz, con lo que se puede asociar con los guerreros a los que ayudó a derrotar el Arcángel. En el extremo izquierdo del conjunto, en el lugar ocupado en el lado de la epístola por una ancha greca con motivos geométricos, se observa a un obispo vuelto de rodillas hacia el centro del ábside, orando con las manos juntas, mirando a un pequeño ángel que desciende de lo alto señalándole, representando el momento en el que San Miguel se muestra al obispo y le dice el momento en el que los caballeros de la cruz deben atacar para alcanzar la victoria.
En los
intradoses de las ventanas y en la bóveda hay pinturas cuyo tema es el Juicio
Final. En el intradós de la ventana central aparecen dos figuras de
adolescentes tocando instrumentos musicales, el de la izquierda hace sonar un
cuerno de caza, instrumento que simboliza la llamada del espíritu para la
guerra santa, y el de la derecha una trompeta, evocadora del Juicio Final. En
el intradós de la ventana abierta del lado del Evangelio aparece un anciano, de
barba y cabellos blancos, con un libro en la mano izquierda: es el profeta
Daniel, el primero que escribió sobre San Miguel a través de la revelación
divina que recibió del arcángel San Gabriel. En el intradós del lado de la Epístola
se muestra a un ángel de carácter juvenil con actitud risueña, y cuyos brazos
señalan hacia lo alto; se muestra de cuerpo entero, vestido con túnica larga de
color blanco, con las alas dobladas para acomodarse en el poco espacio que
dispone; es el arcángel Gabriel, quien fue el mensajero celeste ante el profeta
Daniel.
En la parte del muro restante entre la terminación de
las ventanas absidales y el inicio de la bóveda quedan tres zonas en forma de
arco de medio punto con vestigios de decoración. En la zona central apenas se
identifica nada; en el lateral izquierdo sólo se ven las extremidades
inferiores de un animal carnívoro, de regular tamaño, tal vez mostrando el peso
de las almas por el Arcángel San Miguel ante la presencia de Lucifer. En el
lado derecho se representa la segunda aparición del Hijo del Hombre, apareciendo
Cristo entronizado y coronado como Rey, con un ángel de pie que lleva en las
manos un flagelo y una columna (las armas de la Pasión); en el extremo derecho
del trono y totalmente deteriorado aparece arrodillada la Virgen María, con los
brazos alzados y las manos juntas en actitud de súplica; viste túnica blanca,
bajo manto encarnado y se cubre la cabeza con un velo; y en el lado opuesto
estaría San Juan Evangelista, en una actitud similar a la de María, como
intercesores de los hombres ante Cristo el día del Juicio Final.
En los muros extremos de la capilla mayor, en los dos
espacios situados entre las ventanas laterales y el arco de ingreso a la boca
del ábside hubo también pintura, hoy prácticamente borrada. En el lado del
Evangelio se distingue una silueta femenina en pie, vestida con túnica larga,
con las manos alzadas en gesto de oración o acatamiento, pudiendo ser la Virgen
María formando parte de una Anunciación de la que el arcángel San Gabriel
hubiera desaparecido. En el lado de la Epístola permanecen los restos de lo que
parece haber sido una Epifanía o Adoración de los Reyes Magos: se reconoce,
cerca de la ventana, a la Virgen María con el Niño, recortada sobre fondo azul
y enmarcada con una fina tracería trilobulada. El manto que envuelve la figura
de María perfila una silueta graciosamente curvada, con la elegancia de una
obra tallada en marfil, a cuyo efecto plástico contribuye la ausencia total de
policromía, sustituida hoy por el tono claro de la pared. Aparece de pie,
ligeramente vuelta hacia el lado derecho del muro, donde parecen estar los
Reyes Magos, con el Hijo apoyado en el brazo izquierdo en actitud de mostrarlo
a los visitantes; en su mano derecha lleva una rama con cinco hojas recortadas,
en cuyo extremo hay posado un pájaro multicolor muy bien conservado. Madre e
Hijo lucen nimbos de santidad y ella, además, corona de reina.
Todas estas pinturas pertenecen al estilo lineal
tradicional del gótico o francogótico de comienzos del siglo XIV, conservando
todavía algunos resabios románicos, como los elementos de compartimentación
espacial y la escenografía, más simbólica que narrativa por la ausencia de paisaje.
Se utilizó la técnica del fresco, habiendo realizado los contornos de las
figuras en negro para rellenar después las superficies con los colores negro,
ocre, blanco, rojo y azul. Por su entronque con el arte de la miniatura
franco-inglesa de finales del siglo XIII y comienzos del XIV se relacionan con
el arte figurativo de la misma época y estilo desarrollado en Pamplona. No hay
que olvidar que Sos dependió eclesiásticamente del obispado de Pamplona hasta
el siglo XVIII, y que en la Edad Media el Reino de Navarra estuvo bajo dominio
francés en algunos momentos (Juana I de Navarra (1275-1316) y de su esposo
Felipe I de Francia (1285-1314), por lo que las influencias artísticas son fácilmente
explicables.
La imaginería de la iglesia está representada por una
talla barroca de Santa Lucía, la titular de la ermita desde 1301, labrada en
madera durante el siglo XVIII y policromada recientemente.
[1] Cabezudo Astrain, José. Noticias históricas de Sos, p.171.
[2] Abbad Ríos, Francisco. Catálogo monumental de España, Zaragoza. Pag. 639.
[3] En el Cantoral de la iglesia de San Esteban de Sos,
publicado por el P. Galindo Romeo, se nombran varias iglesias además de la
parroquial, sin mencionar ninguna con la advocación de San Miguel Arcángel, lo
que quiere decir que por los años en que dicho Cantoral se redactaba,
(1059-1120), no se habían iniciado las obras de su construcción. Lo que se
confirma, indiscutiblemente, con el estilo del edificio. (P. Galindo Romeo, Sos
en los siglos XI-XII, “Revista Universidad”, año I. Zaragoza, 1924, pp. 90-97)
BIBLIOGRAFÍA
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FRANCISCO. Catálogo monumental de España, Zaragoza. C.S.I.C. Madrid, 1957.
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-ABBAD RÍOS, FRANCISCO. "Las pinturas murales de San Esteban de Sos". Archivo Español de Arte,XLIV, nº 173, pp. 37-38. Madrid,1971.
-CABEZUDO
ASTRAIN, JOSÉ. “Noticias históricas
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-GALINDO
ROMEO, PASCUAL. Sos en los siglos XI y XII. Revista Universidad, año I. Zaragoza,
1924.
-GARCÉS
ABADÍA, MÁXIMO. La villa de Sos del Rey Católico. Parroquia de San Esteban.1992.
-LACARRA
DUCAY, Mª CARMEN. “Las pinturas
murales góticas de la villa de Sos del Rey Católico (Zaragoza)” VV.AA. Nuria Asín
García (Coord.) Comarca de las Cinco
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Territorio, 25. D.G.A. 2007.
-LACARRA
DUCAY, Mª CARMEN. “Pinturas murales
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-LACARRA
DUCAY, Mª CARMEN. “Pinturas murales
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-LACARRA
DUCAY, Mª CARMEN. “Una joya del arte
medieval aragonés: la iglesia de San Miguel Arcángel en Sos del Rey Católico”.
Programa oficial de Fiestas Mayores. Sos del Rey Católico, 2012, pp.56-58.
En la web:
-www.sosdelreycatolico.com.
Ermita
de Santa Lucía
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