El fuerte grado de afiliación sindical ugetista en la
comarca hizo que la mayoría de las alcaldías de las Cinco Villas, incluída la
de Sos, estuviera en manos de dirigentes socialistas, con capacidad de
organización y movilización, llegando a tener una sección con ejecutiva en Sos,
donde en 1933 llegó a tener 115 socios[1];
la C.N.T. no llegó a tanto, pero sus afiliados se reunían en casas particulares
de la Villa; el sindicato de derechas Acción Popular Agraria, con su Acción
Femenina Aragonesa, también tenía sede en Sos.
En Sos se constituyen en poco tiempo el Círculo
Republicano de la Alianza, el partido Republicano Radical Socialista, los
partidos Izquierda Republicana, Juventudes Socialistas y la coalicción Unión de
Derechas y Agrarios.
La vuelta al gobierno de los republicanos de
izquierdas tras las elecciones de febrero de 1936 supuso la posibilidad de
llevar a cabo desde el poder, y legalmente, -no de forma revolucionaria como se
había intentado en octubre de 1934-, medidas reformistas tendentes a mejorar la
situación de las clases más desfavorecidas. Esta amenaza política y económica a
los privilegios tradicionales del bloque oligárquico, en un momento de crisis y
con una clase dominante y un Estado elitista hasta 1931 que nunca había
accedido a la concesión gradual de derechos a la clase trabajadora, hizo de una
República reformista una experiencia inaceptable, tachada de revolucionaria y
que había que eliminar de raíz. Por ello, la implantación de un régimen fascista mediante
un terror arbitrario y cruel se vislumbró como la única forma de poner fin a
las aspiraciones y sueños de las clases trabajadoras[2], apoyando no sòlo el golpe militar de 1936, sino también a recurrir con la fuerza de las armas en las tareas de represión.
La estructura de la propiedad de la tierra,
los conflictos campesinos durante la II República y la trayectoria sindical
socialista, fueron los factores que alimentaron la dureza con que se implantó el
nuevo régimen en esta comarca.
En las Cinco Villas podría decirse que las pocas posibilidades de
resistencia que podían generar núcleos de población dispersos, como es el caso de Sos, junto a la
indecisión de los primeros momentos, la falta de un número suficiente de armas,
la adhesión temprana de la Guardia Civil y de voluntarios derechistas y el
empleo desde el principio de una violencia desmesurada, explica la pronta caída
de la villa en manos de los insurgentes.
A la vez que se confirmaba el triunfo de la
insurrección, el inicio de las detenciones y ejecuciones sin juicio previo o
por juicio sumarísimo reflejaron el carácter violento del pronunciamiento
militar y la intención de eliminar para siempre el germen socialista y
republicano. El éxito de tan radical objetivo hay que buscarlo en la rápida
disposición de las fuerzas del orden y la oligarquía rural, movilizada a través
de Falange principalmente, en la realización de las labores de represión o en
el papel de informantes a fuerzas exteriores como militares o requetés de
Navarra. Esto significa que, aunque el ejército asumió muy pronto la máxima
responsabilidad en la organización de esta máquina exterminadora, en los
primeros momentos desempeñaron también un papel muy importante en la represión
los voluntarios derechistas y los grupos locales dominantes en los municipios.
A finales de
julio de 1936 los sublevados habían conseguido el control absoluto de Sos. Esta
facilidad en la que se preveía una fuerte oposición fue el resultado lógico del
ejercicio de una violenta represión física y psicológica por parte de unas fuerzas
bien preparadas que impidieron que una localidad desorganizada y aislada
pudiese oponerse eficazmente y que en las ocasiones que se crearon resistencias
éstas fueron duramente aplastadas.
Se tiene conocimiento de la existencia de columnas de
castigo para sofocar las oposiciones surgidas, formadas por militares, Guardia
Civil de Ejea y Uncastillo, y falangistas de Tauste que actuaron en Sos y otros
municipios de las Cinco Villas[3]. Sólo dos días después del golpe de estado del
18 de julio, encabezado por el general Sanjurjo, los sindicalistas de Sos,
sobre todo obreros del canal, controlaron las entradas al pueblo esperando la
llegada de compañeros de Zaragoza con la esperanza de sofocar rápidamente el
golpe y de esta forma controlar el pueblo, pero lo que llegó a Sos fue una expedición
militar de un centenar aproximadamente de soldados y Guardias de Asalto al
mando del capitán Miguel Sánchez Blánquez, quienes tomando posiciones en el
Cerro de Calderón abren fuego contra los sindicalistas que controlan la entrada
al pueblo, que apenas pueden repeler el ataque con sus rudimentarias escopetas
de caza. Al anochecer, los fascistas entran en Sos, causando heridos y una gran
desbandada de trabajadores que corrieron a refugiarse en los montes próximos de
Uncastillo y Urriés, donde se produjeron encuentros entre las fuerzas del orden
y falangistas que dieron batidas en busca de los huídos, otros[4] correrían hacia sus casas, comenzando entonces
las detenciones, entre las que se encuentran la de los vecinos Primitivo y
Máximo Palacín, a quienes mataron posteriormente en Zaragoza. A un hermano de
estos, Eugenio, lo sacaron de la cárcel de Sos, donde había sido brutalmente
maltratado, para ejecutarlo en la plaza de la villa. Esta ejecución fue tan
profusamente anunciada que incluso desde Sangüesa se organizó de propio un
viaje para asistir a su muerte. A la una de la tarde acabaron con su vida. Al
atardecer, su madre, Asunción Campaña, junto con su hermana Adela, salieron
hacia Pamplona, y al llegar a Izco fueron abordadas, encontrándose sus
cadáveres días después con claros síntomas de haber sido violadas.
Las detenciones masivas en España se produjeron desde el mismo día 19 debido a las listas que poseía el Ejército y Falange y a las informaciones que proporcionaba la derecha local. Los fusilamientos fueron numerosos en los primeros días, pero agosto y septiembre de 1936 son los meses en que se produjeron el mayor índice de asesinatos. Según datos del Registro Civil, de la comarca de Sos se tiene constancia de 144 asesinados, aunque en los registros hay gran cantidad de personas desconocidas provenientes de las Cinco Villas, al igual que otros asesinados no eran inscritos en el libro de defunciones, por lo que presumiblemente el número de muertos fuera mayor[5].
Esta rapidez en las ejecuciones, y sin juicio previo,
fue aprovechada por muchos deseosos de solventar otras situaciones que acababan en enfrentamientos de tipo individual, de clanes
familiares o de grupos de variada afinidad, de antiguos litigios y venganzas. A veces, su origen se perdía en la memoria de los tiempos,
pero se mantenía en estado latente y estallaba con ocasión de un asunto
aparentemente banal, otras veces la envidia, la codicia, herencias mal resueltas,
problemas y litigios de índole agrícola, y un largo etcétera producían brotes
de violencia que en ocasiones alcanzaban finales sangrientos.
Uno de los hechos más trágicos encontrado en las
hemerotecas es el acaecido en Sos por el enfrentamiento de un guardia
municipal, Santos Marcos Campaña, que sorprendió a un vecino llenando un saco de
paja en un corral y le disparó con su arma, matándole en el acto. Al parecer
existían viejos resentimientos entre ambos. El asesino huyó al monte.[6]
Por otra parte, la amenaza de la Reforma
Agraria suponía un peligro para los terratenientes, por lo que las Alcaldías y
sus funcionarios fueron uno de los principales objetivos de los sublevados,
aunque la represión que sufrieron fue más bien administrativa que física, ya
que muchos pudieron huir de los pueblos, y los que quedaron recibieron el
castigo en forma de “depuración”o “saneamiento”. Solo hay constancia en Sos de
la destitución y supresión de empleo y sueldo, el 20 de diciembre de 1939, del
alcalde y de un empleado sindicalista.
Respecto al lugar de las ejecuciones varía
mucho, pues se debía a la capacidad de la infraestructura penitenciaria de los
municipios y a que fueran sedes de donde partían las columnas de castigo; a
este respecto se tiene constancia que en la localidad de Sos se realizaron 34
ejecuciones. En cuanto al estatus social de las víctimas, existen datos de que
en el primer año de guerra en el partido judicial de Sos 39 personas eran
trabajadores agrícolas.
En resumen podemos decir que, si bien durante el período de la guerra civil que aconteció en España, la población de Sos no se vio directamente inmersa en una cruel contienda, como sucediera en otras zonas de Aragón, sí que sufrió, como el resto de la Península, las gravísimas consecuencias derivadas de la misma: odio, venganzas, asesinatos, fusilamientos, desaparecidos, etc., y la posterior miseria, desolación, hambre y emigración.(Continuación)
Pueblo de Belchite, tras la guerra civil. |
[1]Fuente: Censo del Jurado Mixto del Trabajo Rural
(1932) y Junta Provincial de Reforma Agraria (1933)
[2] Cifuentes Chueca, Julita, y Maluenda Pons, Pilar. "Propiedad de la tierra, conflictividad
social y represión en la comarca de las Cinco Villas durante la guerra civil
española(1936-1939)" Actas V Jornadas de estudio sobre Cinco Villas. Tauste,
1989.
[3] Diario de operaciones de la V División (Servicio
Histórico Militar)
[4] Altafaylla Kultur Taldea. De la esperanza al terror,
Navarra, 1936. Estella (Navarra) 1986, vol.2, pp. 194-196.
[5] Diario de Navarra. 22,VII,1936.
[6] Heraldo de Aragón. 1 de septiembre de 1934.
BIBLIOGRAFÍA
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Vol. 2, Estella (Navarra)1986.
-CASANOVA, JULIÁN. Anarquismo y revolución en la sociedad rural
aragonesa, 1936-1938. Ed. Crítica. Barcelona, 2006.
-CASANOVA, JULIÁN; CENARO, ÁNGELA;
CIFUENTES JULITA; MALUENDA, Mª PILAR y SALOMÓN, PILAR. El pasado oculto. Fascismo y violencia en
Aragón (1936-1939) Siglo XXI España Editores. Madrid, 1992.
-CENARRO, ÁNGELA. Cruzados y camisas azules. Los orígenes del
franquismo en Aragón, 1936-1945. Prensas Universitarias de Zaragoza.
Zaragoza, 1997.
-CIFUENTES CHUECA, JULITA Y MALUENDA
PONS, PILAR. “Propiedad de la tierra, conflictividad
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española (1936-1939)”Actas V Jornadas de
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-LAFOZ RABAZA, HERMINIO. Dirigentes y cuadros socialistas y la U.G.T.
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-MORENO BURRIEL, ELISEO. “Desorden
en el campo: Análisis de la conflictividad en la sociedad rural aragonesa durante el Bienio Negro”. Nuevas tendencias historiográficas en la historia local de España:
Actas del II Congreso de Historia local de Aragón (Huesca, 7 al 9 de julio de
1999) Miguel Angel Ruiz Carnicer (Coord), pp. 107-124. Instituto de
Estudios Altoaragoneses. Huesca, 2001.
-RIPALDA GABÁS, CARLOS. Navardún, historia de la Valdonsella. Zaragoza,2013
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