Prácticamente ningún monarca de la historia española está limpio en cuanto a infidelidades conyugales e hijos bastardos se refiere( Juan II, Fernando el Católico, Carlos V, Felipe IV...)
Hay que reconocer que muchos de los matrimonios reales de entonces se concertaban para perpetuar un linaje o por cuestiones de Estado, casi nunca los cónyuges se casaban por amor, por lo que las infidelidades eran de lo más normal entre los consortes, y Fernando II de Aragón no fue una excepción.
La historia reconoce que el rey Fernando tenía más de pecador
adúltero que de buen católico, siendo numerosas las mujeres que gozaron en sus
aposentos, por lo que a la reina Isabel no le quedó más remedio que sufrir
con dignidad su poblada cornamenta, aunque también tomaba represalias contra su marido.
La actriz Blanca Espino representando a Aldonza Roig en la serie de RTVE. "Isabel" |
Parece ser que Fernando era un mozo de buen ver, elegante y simpático, él lo sabía y sacó partido de ello.Ya los cronistas de la época apuntaban su buen parecer y sus dotes conquistadoras. Hernando de Pulgar decía sobre él:“...era home de mediana estatura, bien proporcionado en sus miembros, en las facciones de su rostro bien compuesto, los ojos rientes, los cabellos prietos é llanos, é hombre bien complisionado...e como quiera que amaba mucho à la Reyna su muger, pero dábase á otras mujeres...”[1], y en la anónima “crónica incompleta de los Reyes Católicos” se describe a Don Fernando como un hombre elegante, galán y seductor: “El príncipe tenía los ojos a maravilla bellos, grandes, rasgados y reyentes; las çejas delgadas, la nariz muy afilada, en el tamaño y fechura que en rostro para mejor pareçer es demandada; la boca y los labios un poco creçidos...rostro todo era blanco, las mexillas coloradas, las barbas,en aquel tiempo, por la tierna juventud, pocas y muy bien puestas en los lugares donde mejor convenian...la estatura era mediana, non alta nin pequeña, sinode aquel tamaño donde los galanes trajes y polido vestir mejor se pone...su presencia toda, rostro y cuerpo, era de un muy dispuesto galán, y a quien las ropas Reales o las galanas honestas mejor que a ningund ombre de su corte se ponian...”[2] . O sea, todo un apuesto y bello galán seductor y cautivador.
Según Antonio Balduque, el rey Fernando era un mozé atractivo, simpático, afable, y de ojos
cautivadores que desde su más temprana juventud derrochó un “admirable vigor
corporal” que no dudó en apagar en variadas camas juveniles. Testigo de
ello puede ser la catalana doña Aldonza Roig de Ivorra, con quien se desfogó
poco antes de su boda con Isabel, y de cuyos encuentros amorosos nacieron Dn.
Alfonso de Aragón, arzobispo de Zaragoza, y Juana. Otro de sus aventuras
amorosas la tuvo con la también ardorosa catalana Joana Nicolau, con quien tuvo
a Juana de Aragón, casada con el condestable Fernández de Velasco, primer duque
de Frías. Toda de Larrea o la portuguesa Pereira, son las otras dos amantes
conocidas de Fernando, con quienes tuvo una hija de cada una de ellas, ambas
llamadas María, nacidas entre 1478-1483, y las dos se dedicaron a la profesión
religiosa.
Las discusiones matrimoniales entre Fernando e Isabel eran frecuentes
por los celos que afloraban en la Reina cada vez que se enteraba de las
infidelidades de Fernando o de que había tenido un hijo con “otra”. Los ataques
de celos de Isabel llegaron hasta tal extremo que llegó a ordenar que cualquier
mujer de la corte que mirara de una forma provocativa a su marido fuera
inmediatamente despedida de palacio. Y la reina Isabel, para “castigar” de
alguna manera a su infiel marido, lo que hacía era negarse a cohabitar con él
una temporadita. Craso error, pues Fernando, ante la imposiblidad de descargar
su inagotable vigor sexual con su mujer, lo que hacía era buscar otras damas
fuera de palacio para apaciguar sus ardientes impulsos.
Con toda seguridad Fernando tuvo más escarceos
amorosos además de las cuatro mujeres antes nombradas, pero la extremada
reserva con que el monarca llevó estos devaneos hace que no se disponga
documentación alguna al respecto y que las “otras” mujeres, que a buen seguro
disfrutaron de la compañía de Fernando, permanezcan para siempre en el
anonimato.
[1]
Hernando de Pulgar. Crónica de los
Señores Reyes Católicos Fernando y Isabel deCastilla y de Aragón. 2ª parte,
cap. III, p. 36.
[2]
Anónimo. Crónica incompleta de los Reyes
Católicos. Título IV, pp. 87-88.
BIBLIOGRAFIA
-ANONIMO. Crónica
incompleta de los Reyes Católicos. Prólogo de Julio Puyol.
Tipografía de Archivos. Madrid, 1934.
-HERNANDO DE
PULGAR. Crónica de los Señores Reyes Católicos Fernando y Ysabel de Castilla y
de Aragón. Ed. Imp. de Benito Monfort. Valencia, 1780.
-VIZCAÍNO CASAS,
FERNANDO. Las mujeres del Rey Católico. Col. Memorias de la Historia.
Planeta. Barcelona, 1988.
-En la web:
-www.antoniobalduque.blogspot.com.es. Fernando "El Católico"; blog de Antonio
Balduque Alvarez. Escritores en red. Asociación Marqués de Bradomín.
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