domingo, 28 de abril de 2019

EL ARTE BARROCO. EL BARROCO EN SOS

Monasterio de Valentuñana. (Sos del Rey Católico)

                 A finales del siglo XVI, la Contrarreforma y la evolución de las formas renacentistas motivaron el nacimiento del movimiento artístico del barroco, desarrollado plenamente durante el siglo XVII y primera mitad del XVIII, prosperando un cambio del estilo intelectual del arte Manierista a un estilo más enfocado en los sentidos y la naturaleza, evolucionando hacia formas escenográficas y teatrales con tendencia a lo exagerado y la abundante decoración, buscando así el efectismo y la impresión del espectador. 
                 Entre las manifestaciones artísticas medievales, la gótica es la que recibió mayor aprecio durante el Barroco porque aún en el siglo XVI se construía según sus principios.
                La crisis económica del siglo XVII limitaba notablemente el impulso constructivo en España y ya no se realizaban obras de la envergadura de las construidas en el siglo XVI, pero existió una proliferación de fundaciones monásticas y de iglesias que atestiguan la omnipresencia de la iglesia en la vida española. 
           
Fachada de la iglesia de Ntra. Sra. de Valentuñana.
Sos del Rey Católico
                  La arquitectura religiosa de la primera mitad del siglo XVII, a diferencia de la suntuosidad con la que se edificaba en el siglo XVI, se realizó, al exterior, con una severa austeridad, siendo muy corriente la construcción de grandes fachadas que se conciben como si fueran retablos, en los que se superponen cuerpos horizontales, divididos en calles verticales, con los órdenes clásicos, y rematadas de un ático, mezclando con frecuencia diversas escalas, y rellenando hornacinas y entrecalles con abundante escultura. El modelo de iglesia adopta, mayoritariamente, la planta de cruz latina, con un mayor desarrollo transversal donde las capillas laterales se transforman en auténticas naves laterales. En el interior,  mientras que las estructuras estrictamente arquitectónicas (plantas, alzados, bóvedas…) se mantienen generalmente dentro de una sencillez y sobriedad notables, condicionadas por las limitaciones económicas y las prácticas tradicionales, la ornamentación del templo se enriquece con aspectos decorativos de singular eficacia y de profuso embellecimiento, llenando de retablos amplios espacios y capillas, produciendo una verdadera proliferación de volúmenes dorados.  Si a comienzos del XVII los retablos de severa traza arquitectónica destacaban con claridad sobre los encalados muros, a finales de siglo y principios del XVIII desbordaban sus lógicos marcos, se proyectaban hacia las bóvedas y los elementos dorados y policromados terminan por sumergir a los fieles en una especie de gruta propicia a la ensoñación y al prodigio. Sólo tenemos que ver la iglesia del monasterio de Valentuñana para ver esta nueva tendencia arquitectónica llamada de estilo “herreriano”, “escurialense” o mejor, “clasicismo”, que vaticinaba ya el puro barroco que se desarrollaría en el siglo XVIII. 
             
Iglesia de Valentuñana. Cúpula del crucero asentada sobre arcos y sus pechinas,
típico del arte barroco.
              En la escultura de la primera mitad del siglo XVII predomina el sobrio realismo y contenida expresión, para dar paso, en la segunda mitad del siglo, a un manifiesto barroquismo de corte berniniano. En el siglo XVIII, carpinteros tallistas como Gaspar Ramos, Luis Muñoz,Tomás Vicién o Francisco Menac (estos dos últimos autores del retablo mayor de Valentuñana), entre otros, enriquecieron buena parte de las iglesias de Huesca y el Alto Aragón con importantes retablos de buena mazonería ornamentada con abundantes tallas.
               En cuanto a la pintura, esta tomó un carácter casi exclusivamente religioso, vinculándose una parte muy importante de ella a la vida monástica, encontrando los pintores en la Iglesia su mejor cliente, a veces, casi único. Del carácter fuertemente realista de la pintura de la primera mitad del siglo XVII, severa en sus formas y en su colorido, se pasó en la segunda mitad del siglo a unas formas más dinámicas y coloristas, y difundiéndose el gusto por las grandes decoraciones al fresco, estilo éste muy raro en la primera mitad del siglo.
              La orfebrería barroca también fue evolucionando a lo largo del siglo XVII al tiempo que lo hacían las demás artes plásticas; mientras que a comienzos del siglo los sobrios cálices y copones presentaban una relativa desnudez con sencillas decoraciones de gallones y su simple torneado, en la segunda mitad del siglo los cálices presentan un pie escultórico,  las custodias se retuercen con esbeltas columnas salomónicas y se tallan profusamente tanto piezas de gran tamaño como objetos más pequeños  (custodias de sol, arcas, relicarios, aguamaniles, urnas,…)
            
Interior de la iglesia del monasterio de Valentuñana. Sos del Rey Católico

                             Si se ha de nombrar en Sos del Rey Católico un edificio representativo del arte barroco es, sin duda, el monasterio de Valentuñana (s. XVII).(ver)

Obras de arte barroco en Sos del Rey Católico
                Otra obra arquitectónica barroca en Sos, además del citado convento de Valentuñana, es la del colegio escolapio Isidoro Gil de Jaz, ya de mediados del siglo XVIII.

                Retablos barrocos
             
Retablos barrocos en la iglesia de Ntra. Sra. de Valentuñana
                 En Valentuñana:
                               -Retablo de San José (s. XVII)
                               -Retablo de la Vírgen del Rosario (s. XVIII)
                               -Retablo de la Virgen con el Niño (s. XVIII)
                               -Retablo Mayor de Ntra. Sra. De Valentuñana (s. XVII)
                               -Retablo de San Agustín (s. XVII)
                               -Retablo de Santa Rosa (s. XVIII)
                               -Retablo de Santa Teresa de Jesús /s. XVII)
                               -Retablo de San Antón(s. XVIII)
                               -Retablo de la Vírgen del Carmen(s. XVIII)

Detalle del retablo barroco del altar mayor con la Virgen en el centro.
Iglesia del monasterio de Valentuñana.
Sos del Rey Católico

                En la iglesia de San Esteban:
                               -Retablo de la Virgen del Pilar (s. XVIII)
                               -Retablo de San Juan Bautista (s, XVII)
                               -Retablo de San José (s. XVII)
                               -Retablo de San Francisco Javier (s. XVIII)
                En la cripta de Santa Mª del Perdón
                               -Retablo de la Virgen del Pilar (s. XVIII)
                Tallas y otros objetos litúrgicos barrocos:
                               -Talla de San Antonio de Padua (s. XVII) en la capilla del Rosario de la iglesia de San Esteban.
                               -Talla de San Lamberto (s. XVIII) en la capilla del Rosario de la iglesia de San Esteban.
                               - El órgano de la iglesia de San Esteban (s. XVIII)
                               - Un sagrario del s. XVII en el retablo de San Francisco Javier en la iglesia de San Esteban
                               -Pila de agua bendita (s. XVII) en la iglesia de Ntra. Sra. De Valentuñana
                               -Cálices, custodias, relicarios, cuadros y otros objetos litúrgicos barrocos se guardan en la sacristía de la iglesia de San Esteban (ver sala capitular y  sacristía)




BIBLIOGRAFÍA

-ASÍN GARCÍA, NURIA (Coord.) “La huella del Barroco en las Cinco Villas”, en Comarca de las Cinco Villas, pp. 221-223. Col. Territorio, 25. D.G.A. Zaragoza, 2007.
-CARDESA GARCÍA, Mª TERESA. "El arte religioso en los siglos XVI, XVII y XVIII" en Comarca de la Hoya de Huesca, pp. 183-198. Col. Territorio, 22 (Coord. Adolfo Castán Sarasa) D.G.A. Zaragoza, 2006.
-GARCÉS ABADÍA, MÁXIMO. Sos del Rey Católico. Iglesia parroquial de San Esteban. Edilesa. León, 2001.
-Historia del Arte Español. T. VII. El siglo de Oro. El sentimiento de lo barroco. Planeta. Barcelona, 1995.
              

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