domingo, 30 de septiembre de 2018

LA POSESION DE ARMAS EN LA SOCIEDAD DE LA EDAD MEDIA EN SOS

Diversos yelmos utilizados en la Edad Media (Celadas, capacetes, bacinetes, barbutas, capelinas...) y otros utensilios armamentísticos medievales.


En la sociedad de la Edad Media, portar armas o poseer armamento era un privilegio casi exclusivo de los grupos superiores, pues la tenencia de armas no estaba al alcance de cualquiera, y mucho menos del sector más desfavorecido de la población, a quienes su uso estaba totalmente restringido para asegurar la preeminencia del estamento privilegiado sobre el resto de los habitantes. Los sectores más bajos de la sociedad, armados únicamente con palos, horcas y poco más, nada podían hacer contra el armamento de la élite de la sociedad en una supuesta sublevación contra los excesivos abusos y habituales injusticias de la alta nobleza.
En un principio, durante la Reconquista, y para asegurar las zonas fronterizas contra los continuos ataques musulmanes, los reyes concedieron una serie de privilegios a quienes poblaran los nuevos pueblos y ciudades conquistados; uno de estos privilegios fue el derecho de poder llevar armas y formar parte de las llamadas milicias concejiles, que posteriormente servirían también para mantener el orden y perseguir a los malechores que invadieran su territorio.
Aunque la élite de la sociedad medieval tenía derecho a llevar armas, únicamente los caballeros tenían la obligación de portarlas, pues tenían que estar preparados para la guerra en caso que el rey los necesitara con urgencia. En Sos sólo hubo dos caballeros en el siglo XV: Mosén Hugo de Urriés y Mosén Martín de Ampiedes.(ver)
El alcón, un arma de caballeros.
Conforme los linajes nobles fueron creciendo también lo hicieron con ellos los escudos heráldicos de armas, que indicaban que su portador descendía por línea directa de su ancestro y noble fundador que tenía derecho a llevar armas, por lo tanto los descendientes también heredaban el mismo derecho.
Así se conformó una nobleza en Sos donde muchos de sus miembros eran portadores de armas, pues en el siglo XV y principios del XVI la villa estuvo dividida en bandos, donde los frecuentes enfrentamientos entre las clases más poderosas degeneraron en verdaderas luchas armadas(ver).
Fueron los infanzones de Sos un numeroso grupo de la sociedad que disfrutó casi del total monopolio de la tenencia de armas en la villa, como así lo atestiguan algunos testamentos e inventarios de los mismos, que  demuestran que fue un grupo particularmente relacionado con ellas. Un ejemplo lo tenemos  en la última voluntad del escudero Gil de Olleta, quien indicó que poseía unas armaduras[1]
Barbuta medieval
                                En ocasiones, portar un arma podía llevar a cometer acciones no relacionadas con la guerra o con la defensa propia y ser mal utilizada por motivos más banales, como le ocurrió al escudero Rodrigo de Aso, a quien en 1441 le concedieron permiso los magistrados de Sos para llevar armas en la villa, siendo este hecho aprovechado por el noble que, tras tener un altercado con el notario Sancho Pérez de Castiliscar, le lanzó un venablo[2]( lanza corta y arrojadiza). O como lo sucedido en 1447, cuando el jurado Gil de Sos hirió mortalmente en el pecho con una espada a García del Parral por desavenencias en la redacción de unos nuevos estatutos y ordinaciones[3]  

Peto o coraza y otras protecciones para distintas partes del cuerpo usadas
 en la Edad Media

Otro infanzón, éste más armado, fue Martín de Undués, a quien en la partición de los bienes tras su muerte aparecieron dos paveses, unas corazas y una espada[4]
Pero quien disponía de un verdadero arsenal fue el escudero Eximeno Ballés, entre cuyas propiedades aparecen unas corazas, tres bacinetes, una espada, una ballesta de fusta, tres lanzas, un cuchillo largo, dos puñales, un cuchillo gastonil y dos frenos y dos espuelas de caballo[5]
Pero no sólo infanzones y escuderos en Sos poseían armas. Aunque en menor grado, también los eclesiásticos compartieron el gusto por ellas, como así lo demuestran los testamentos del racionero de Martín Despierto menor de días, Pedro de Urriés o el vicario Juan de Narbayz, quien en 1451 poseía dos corazas, dos espadas, una ballesta, un broquel y una cervellera[6].
En definitiva, que en la Edad Media en Sos no sólo portaban armas aquellos que estaban autorizados, como los caballeros o los miembros de las milicias concejiles, sino también infanzones y eclesiásticos en prevención de posibles altercados, la mayoría de las veces entre ellos, originando en repetidas ocasiones alteraciones en la convivencia vecinal, sobre todo en el siglo XV y principios del XVI.
Las restricciones sobre la tenencia de armas vendría más tarde.



[1] A.H.P.S., Martín de Ampiedes, p. 380, ff. 5-6.
[2] A.H.P.S., Miguel Martínez de Sada, p. 370, f. 16.
[3] A.H.P.S., Martín de Ampiedes, p. 380, f.70v. 
[4] A.H.P.S., Juan Zareco, p. 400, ff. 61-61v.
[5] A.H.P.S., Miguel Martínez de Sada, p. 379, ff. 21v-24.
[6] A.H.P.S., Martín de Ampiedes, p. 384, ff. 17-18v.





BIBLIOGRAFÍA

-ABELLÁ SAMITIER, JUAN. Selección de documentos de la villa aragonesa de Sos (1202-1533) Fuentes históricas aragonesas, 48. I.F.C. (C.S.I.C.) Zaragoza, 2009.
-ABELLÁ SAMITIER, JUAN. Sos en la Baja Edad Media. Una villa aragonesa de frontera. I.F.C. (C.S.I.C.) Zaragoza, 2012.
En la web:


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