La cría de cerdos, o puercos, ha
sido, desde tiempos inmemorables, una importantísima y fundamental actividad en cualquier sociedad en muchas
partes del mundo, y a las personas encargadas de su cuidado, atención y
alimentación se les llama porqueros.
El cerdo es un animal dócil, fácil de alimentar, que proporciona
abundante carne, y ha servido desde siempre, e incluso todavía hoy, para sobrellevar
los duros y fríos meses del invierno.
En la Alta Edad Media tal era su importancia que utilizaban los cerdos
como unidad de superficie para medir los campos y bosques según los puercos
que podían criar y engordar en un determinado espacio. Así, según un censo en
Italia del siglo X, la superficie perteneciente a una determinada hacienda era la que daba cabida a 1.672 cerdos.
Igualmente los porqueros, aunque eran considerados como siervos, eran muy
respetados y apreciados, siendo muy bien reconocido su trabajo, que en muchas
ocasiones eran recompensados por el señor con una porción de tierra para la
manutención de sus familias. Tan bien considerados estaban que tanto el magister porcarius (el maestro de
porqueros) como el porquero (pastor) llegaron a ser equiparables en importancia
con la figura del maestro artesano, según las penas a pagar que establecía la
sociedad en una ley del año 653 por el homicidio de uno de sus maestros. Dicha
ley establecía que el homicida de un maestro artesano o de un maestro porquero deberá
pagar 50 monedas de oro; y la misma cantidad si el fallecido fuera el porquero. La cantidad
se rebaja a 25 monedas si el muerto fuera de menor rango, como ayudante o
aprendiz de artesano o ayudante de porquero.
En la iconografía románica también aparece la imagen del porquero. En las
iglesias medievales se usó la iconografía para advertir al creyente sus deberes
y obligaciones, tanto espirituales como terrenales. En este último aspecto, la
iglesia recordaba a los campesinos- que eran la inmensa mayoría- su papel en la
sociedad. El ser humano se vió en la obligación de “ganarse el pan” con “el
sudor de su frente”. Por este motivo muchas iglesias románicas recordaban las
tareas que debían realizar a lo largo del año a través de un “calendario
iconográfico” que representaba las diferentes faenas agrícolas y ganaderas a
realizar en el curso del tiempo (siembra, siega, recolección,…) y de esta forma
“cumplir” con sus obligaciones y así obtener una justa recompensa, tanto
material como espiritual, obteniendo la salvación de sus almas en el cielo a
través de su trabajo en la tierra.
Mes de noviembre. Calendario agrícola de la iglesia del Monasterio de Ripoll. La matanza del cerdo. (foto: nick: Oliba. elpasiego.foroactivo.com) |
En estos calendarios agrícolas el mes de octubre suele estar representado
por un porquero con una vara en la mano que utilizaría para tirar las bellotas
del árbol para que así los cerdos las coman y engorden. El mes siguiente,
noviembre, viene representado por la matanza del animal.
En España son muchas las iglesias románicas que representan este
calendario agrícola; la más cercana la tenemos en la localidad cincovillesa de
El Frago, donde podemos admirar este calendario, también llamado mensuario, en la arquivolta interior de la portada sur de la iglesia
de San Nicolás. Más representaciones en territorio donde el románico vivió su
máximo esplendor las tenemos en la segunda arquivolta de la portada de la
iglesia de San Claudio de Olivares, en Zamora, o en las jambas de la portada de
la iglesia del monasterio de Ripoll, en Gerona, entre otros, si bien la
iconografía, a veces, no es la misma en toda Europa, pues en ocasiones se
ajusta al lugar geográfico donde se ubica y se ven alteradas las
representaciones en función del clima, ritmo de las estaciones, costumbres y
producciones de cada lugar.
Portada sur de la iglesia de San Nicolás en El Frago. El "mensuario" se encuentra en la arquivolta interior. |
En Sos del Rey Católico nos queda constancia de la existencia de este
trabajador en un documento de 5 de septiembre de 1508 por el que los oficiales
de la Villa contratan como porquero a Juan de la Pedrera por un año,
estableciendo en el mismo las condiciones del contrato y la paga del porquero:
“Pedro Alfonso d´Artieda, lugarteniente de Sos,y los jurados de la villa,
contratan a Joan de la Pedrera como porquero durante un año. Deberá guardar y
estar a la continua con los puercos o con algún otro hombre a conocimiento de
los oficiales, bajo pena de V sueldos por cada día que faltare. Por cada puerco
que guarde por un año se lleve una fanega de trigo o II sueldos y VI dineros,
aquello que más quiera el dueño, y si guarda más de I puerco por casa, que se
pague por el tiempo que lo lleve; en caso que un puerco sea puesto en la
porquería desde el presente día hasta Carnestuliendas, que pague todo el año, y
si es puesto después de Carnestuliendas que pague el dueño por medio año media
fanega de trigo.
Es concordado que el mencionado Joan tendrá que dar señal de todos los
puercos que durante su custodia se hayan perdido. Asímismo tendrá que ir y
llevar la porquería de día y de noche donde manden los oficiales, bajo la dicha
pena de V sueldos. Y con esto los oficiales prometieron no tirarle la porquería
y pagarle la mitad del sueldo al principio del año y la otra mitad al final.
Con esto, el dicho Joan jura y acepta los puercos y guarda de los mismos,
siendo testigos Pedro d´Artieda menor y Eximeno Lozano de Castiliscar,
habitantes de Sos.”[1]
Atendiendo a la toponimia del municipio de Sos, es de suponer que las porqueras se debieron ubicar hacia el sureste
de la villa, al este de la vieja carretera que comunica Sos con Uncastillo,
junto a los términos de Cenera y la Chocarrina, en una partida que la toponimia
recoge, precisamente, como "Val de los Puercos".
Pero además del iconográfico calendario agrícola existen otras
manifestaciones orales, transmitidas de generación en generación, que coinciden
con el citado calendario y nos recuerdan también las tareas agrícolas
realizadas a lo largo del ciclo anual. Son los refranes. Refranes populares,
algunos de ellos de muchos años de antigüedad.
En referencia al tema que nos ocupa de todos es conocido el refrán que,
llegado el mes de noviembre, nos recuerda la fecha del Santo para la cual el
cerdo es sacrificado: “A cada cerdo le llega su San Martín” o “En el mes de los
muertos mata tus puercos”. En Galicia dicen: “polo San Martiño mata teu porco e
proba o viño” (Por San Martín mata tu cerdo y prueba el vino) o “Castañas,
noces e viño, fan a ledicia de San Martiño” (“Castañas, nueces y vino, hacen la
alegría de San Martín”)
-ABELLÁ SAMITIER, JUAN. Selección de documentos de la villa aragonesa de Sos. I.F.C. (C.S.I.C.) Excma. Diputación Provincial. Zaragoza, 2009.
-COIRA POCIÑA, JUAN. “Ver, concebir y expresar el paso del tiempo. El calendario medieval y el refranero” Revista de medievalismo nº 23, pp. 117-155. Sociedad Española de Estudios Medievales, 2013.
-CORTÉS VALENCIANO, MARCELINO. Toponimia de Sos del Rey Católico. I.F.C. Excma. Diputación de Zaragoza. Zaragoza, 2015.
En la web:
-POZA YAGÜE, MARTA.” Las labores de los meses en el románico” Revista digital de Iconografía medieval, vol. 1, nº 1, pp. 31-42. Universidad Complutense de Madrid. Dpto . Historia del Arte I (historia medieval) Madrid, 2009.
En la web:
En la web:
-LÓPEZ MORLANES, JORGE. “Importancia de la cría de cerdos en la Edad Media” www.fmvz.unam.mx/fmvz/imavet/1999_2/img99_201.pdf.
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