Nació en Sos el
15 de septiembre de 1752, hijo del ilustre D. Antonio Domínguez y Sada y Doña
Jerónima Longás Clemente de Embún. En 1785 era caballero de la Real Orden de
Carlos III; fue secretario e intendente del Ejército y del Consejo Real. Años
más tarde fijó su residencia en su villa natal, y tras el primer levantamiento
del sitio de Zaragoza en la guerra de la Independencia, se trasladó a la
capital zaragozana, siendo nombrado, a sus 56 años, Corregidor de Zaragoza bajo
las órdenes del General Palafox.
El mariscal Suchet, por Paulín Guerin |
Finalizada la defensa de Zaragoza,
fue uno de los más insignes vocales de la junta nombrada por Palafox para
tratar con el mariscal Lannes las condiciones de la capitulación, quien hizo
prestar juramento de fidelidad al rey José Bonaparte a los miembros de esta
junta, figurando en primer término Mariano Domínguez, de quien dice el mariscal
Suchet en el capítulo 1º de sus memorias: “Mariano
Domínguez, anciano lleno de energía, dijo al prestar juramento: nosotros hemos cumplido nuestro deber
contra vosotros, defendiéndonos hasta el último extremo; con la misma
constancia cumpliremos nuestras nuevas obligaciones. Lenguaje leal, cuya
sinceridad demostró después con su conducta.”
Efectivamente,
tras hacerse cargo los franceses del gobierno de la ciudad de Zaragoza, le
nombraron Corregidor y también Comisario General de la Policía. Más tarde,
cuando los franceses dividen Aragón en dos Comisariados (el de la orilla
derecha del Ebro y el de la orilla izquierda) lo nombran asimismo Comisario de
la orilla izquierda, con autoridad plena sobre todos los Corregimientos de esta
orilla, cumpliendo eficazmente con sus obigaciones, como así se lo reconoce y
elogia de nuevo el mariscal Suchet en el capítulo X de sus memorias: “...conservó
el título de Corregidor de Zaragoza y estableció en la capital una excelente
policía; que en un período de diez y ocho meses no se turbó el orden ni un solo
instante, ni aún cuando las operaciones militares nos forzaron á dejar una muy
débil guarnición. En todo este tiempo no se cometió ni un solo asesinato”.
Esta actitud de afrancesamiento de
D. Mariano tal vez se impuso con el loable fin de proteger al vecindario,
evitando, como así ocurrió, persecuciones a muchos defensores (entre ellos a D.
Ignacio de Asso), aunque también es verdad que se aficionó a la vida bonapartista,
cogiendo una gran amistad con Suchet, a quien dio buenos consejos y secundó con
planes de atraerse con fiestas y diversiones las simpatías de la sociedad
zaragozana, que no siempre miraban con buenos ojos los buenos patriotas, que
eran la mayoría. Es por ello que su vida no era fácil en España, por lo que en
1813 y ante el avance de Mina tuvo que retirarse con la guarnición francesa,
evacuando la plaza y volando la última arcada del puente de Piedra para detener
la persecución de las tropas españolas.
Esta emigración, o destierro
voluntario, la hizo en compañía del Obispo Santander, pasando a Francia el
resto de su vida, pues consta que falleció en Poey (departamento de Bajos Pirineos)
el 17 de mayo de 1818. En el acta de defunción se consigna que era célibe,
Caballero de la Legión de Honor, domiciliado en Pau, y habitante hacía algún
tiempo en la mencionada localidad de Poey.
BIBLIOGRAFIA
-DE LA SALA VALDES, D. MARIO y GARCÍA SALA.
Obelisco histórico en honor de los
heróicos defensores de Zaragoza en sus dos sitios (1808-1809). Zaragoza,
1908.
-SERRANO MONTALVO, ANTONIO. La vida municipal zaragozana en el otoño de
1808. C.H.J.Z., 3. I.F.C., Zaragoza, 1954.
-SUCHET, LOUIS GABRIEL. Memorias del mariscal Suchet, duque de
Albufera. Bossange Père, imp. Gaultier-Laguionie. París, 1829.
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