(foto: eresmama.com) |
Hasta
no hace mucho tiempo, tras el parto de una mujer, la placenta, el saco
amniótico y el cordón umbilical adquirían un especial protagonismo, siendo
objeto de numerosos, variados y curiosos rituales en todas las culturas del
mundo desde la más remota antigüedad.
Aunque no es muy común, en ocasiones
suele suceder que el recién nacido viene al mundo con su cabeza “envuelta” en
el amnios o saco amniótico, dando la impresión de que el niño lleva una capucha, siendo esto, según la tradición, una señal de buenos augurios. Esta creencia está extendida por todo el mundo, siendo muy distintas las ceremonias y los rituales a aplicar dependiendo del país y la época en la que sucedan.
En Sos del Rey Católico y en su
comarca, cuando un niño nace en estas circunstancias, dicen que ha nacido con
“velo”, y hasta bien entrado el siglo XX se tenía la costumbre de vender trozos
del saco amniótico a precio muy alto que se repartían entre la gente para
ponérselos, generalmente cosidos a sus ropas, como amuletos de buena suerte y
felicidad.[1]
[1] José María Iribarren. “El folklore de Sos y la Valdonsella”, en: Historias y costumbres, p. 300.
BIBLIOGRAFÍA
-IRIBARREN, JOSÉ MARÍA. Historias y costumbres.
Diputación Foral de Navarra. I.P.V. Pamplona, 1956.
-GONZÁLEZ
CASARRUBIOS, CONSOLACIÓN;TIMÓN TIEMBLO, Mª PÍA.
“Algunos rituales vinculados al nacimiento del ser humano” Anejos a CuPAUAM, 3,
pp. 287-296, U.A.M. Madrid, 2018.
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