Una tradición ya desaparecida, tanto en Sos como en todos los pueblos
de la geografía española, es la “Fiesta de los Quintos”.
Hace ya unos años, cuando el servicio militar era obligatorio en
España, el segundo domingo de febrero se celebraba en Sos la “fiesta de los
Quintos”. Era toda una celebración tanto para los propios jóvenes que eran
reclutados para hacer el “servicio militar” como para su familia.
Los jóvenes reclutas se vestían con sus mejores galas y se acercaban
al Ayuntamiento para someterse a las correspondientes y sencillas pruebas de
aptitud para ingresar en el Ejército: revisión médica, tallaje y pesaje. El
acto era público y podía presenciarlo cualquier persona o vecino, donde no
faltaban las bromas hacia los reclutas en referencia a la corta estatura de fulanito
o al exceso de grasa de menganito.
Pasadas las pruebas de aptitud, los familiares y amigos de cada
Quinto lo celebraban en sus casas con una gran fiesta por todo lo alto que se
prolongaba hasta la noche. Ya por la noche, y en compañía de los demás quintos,
sus familiares y vecinos de la localidad, se acercaban todos al Vinacua, donde
una verbena prolongaba la fiesta hasta altas horas de la madrugada.
La fiesta y la juerga de los quintos, en muchas ocasiones, llegaba a dilatarse
durante varios días más, donde las comidas conjuntas, la juerga y las bromas jugaban un papel principal.
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