El propietario agrícola siempre ha deseado
limitar y separar sus fincas de las de los vecinos o de los pastos comunes con
el fin afirmar los derechos de propiedad individual. En general, esto no fue
posible hasta el siglo XIX, puesto que la actividad ganadera de la zona
tenía prioridad y primaba la libertad de movimientos de los rebaños en todo la
comarca, cuyo paso tenía que estar libre de obstáculos y vallas que obstruyeran
sus desplazamientos.
Ya en el siglo XIX fue libre el cierre de
fincas, por lo que el agricultor limitó sus terrenos para asegurar el
aprovechamiento exclusivo de sus parcelas, lo que redundó en su propio
beneficio, pues permitía realizar todas las labores agrícolas (siembra, riego,
abono, cosecha, cuidados…) sin que la ganadería estropeara sus cultivos.
Estacas con alambre espino delimitando una propiedad. |
En un principio los vallados eran realizados
con materiales del entorno: palos, estacas, empalizadas…que posteriormente
fueron mejorados por otros más consistentes como setos, alambres, espinos,
vallas de alambre o tapiales de piedra, cuya construcción constituía en algunas
ocasiones verdaderas obras de arquitectura popular, reflejando una gran
habilidad y conocimiento constructivo por parte del agricultor, a la vez que
testimoniaba el gran esfuerzo, trabajo y horas invertidas en su construcción.
Otro tipo de separaciones podían ser árboles de cualquier tipo, que además
proporcionaban sombra, leña y alimento si éstos eran frutales.
Muretes de piedra separando terrenos.Ceñito. |
También el material reciclado forma parte de
los vallados. En una sociedad con una economía de subsistencia nada
es desechado por la gente. Cualquier objeto inservible en la casa del sosiense
era susceptible de ser reaprovechado. Sólo había que echarle un poco de
imaginación y tratar de darle otro uso a ese objeto del que nos
desprendíamos. Así, podemos encontrar en los cierres de la fincas
somieres, cabeceros de cama y otros objetos que, por sus características,
puedan resultar apropiados para reforzar el vallado de una finca.
Cierre de fincas realizado viejos somieres reciclados. Sos del Rey Católico
De este modo, en el siglo XIX el paisaje
agrícola de la comarca se fue transformando en infinidad de parcelas valladas.
Pero esta transformación fue desapareciendo poco a poco desde principios del
siglo XX.
La evolución demográfica de la zona y la
extensión de los cultivos cerealistas contribuyeron al declive de las prácticas
comunitarias, por lo que la delimitación de las fincas cada vez era menos
necesaria. La despoblación y la desaparición de modos de vida tradicionales
después, han hecho que estas prácticas caigan en desuso. No obstante,
afortunadamente, todavía perduran hoy un buen número de ejemplos a lo
largo y ancho de la comarca., formando parte del paisaje agrícola de Sos.
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