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El monte del Castellazo en su ladera Norte, visto desde Novellaco |
Sobre la pardina de Castillo
Barués se alza El Castellazo, un pequeño monte de las estribaciones de la sierra
de Sos, entre el barranco de Castiliscar, al Oeste, y el de Vandunchil al Este,
junto a la carretera A-127 entre Castiliscar y Sos, a 6,5 km de Castiliscar y a
11 km de Sos del Rey Católico y con una altitud de 688m sobre el nivel del mar. Coordenadas geográficas: 42º 25´12" N, 1º 14´13" W.
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Para llegar a la cima hay que sortear una frondosa vegetación |
La toponimia del lugar nos
indica claramente que allí hubo un castillo o fortificación, aunque nadie
recuerde la existencia de edificaciones fortificadas en el pasado. Igualmente
no existe documentación alguna sobre el lugar, aunque sí de Castillo Barués a
comienzos del siglo XVI
(ver), pero no se nombra el Castellazo ni su defensa fortificada, por lo que la mejor forma de salir de dudas es subir a la cima del monte y ver si queda algún vestigio, ya que la información al respecto es escasísima.
Para ascender al Castellazo
podemos hacerlo por cualquiera de sus cuatro vertientes, pues no existe ninguna
ruta definida, senda o camino despejado de vegetación. Al no estar roturada
ninguna parte del monte, ni pasar el ganado por el lugar, ni ser zona recorrida
por cazadores, la vegetación es tan salvaje y espesa que dificulta
extremadamente la ascensión, teniendo que dar en repetidas ocasiones pasos
atrás y volver a ascender hasta encontrar algún pequeño espacio entre las
abundantes y asilvestradas coscojas, sabinas, pinos, carrascas, boj, acebos,
romeros, aliagas y un sinfín de arbustos espinosos de mediana altura, por lo
que resulta imperativo en esta ruta llevar buen calzado, cubrirse bien las piernas
y brazos y un bastón de senderismo o travesía, que nos va a sacar de más de un apuro.
Como lo más normal es acceder al
lugar en coche hasta Novellaco o hasta unos metros antes de llegar a Castillo
Barués, la ascensión al Castellazo la haremos desde su parte Norte, en el
primer caso, o desde el lado Sur si optamos por dejar el coche en Castillo
Barués; pero una vez estemos en el pie del monte podemos rodearlo y empezar a
subir por el Este o el Oeste, a gusto del excursionista, aunque la dificultad
va a ser la misma desde cualquier punto.
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Varios "claros" entre la espesura con piedras desparramadas delatan la posible existencia de antiguas construcciones derruidas |
Sólo al llegar a la zona de la
cima veremos algunos "claros" por los que podremos andar sin dificultades, y es
precisamente en estos
claros donde se encuentran gran cantidad de piedras
diseminadas cubriendo su superficie, libre de vegetación arbustiva. Son varias
las zonas clareadas que se encuentran en la cima, de aspecto rectangular, de
unos 7 por 5 metros de lado unas, 5 por 5 m. otras, dando la impresión de
marcar el área del suelo de alguna antigua edificación, y todas ellas con
numerosas piedras que bien podrían haber formado parte de sus muros. Pero sin
duda, la recompensa final al esfuerzo realizado, tras lidiar con la vegetación
en el ascenso al Castellazo, la vamos a tener en la zona suroeste de la cima,
mirando a Castiliscar.
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Roca tallada con forma semicircular en el suroeste de la cima del Castellazo |
Condición indispensable en la castellología de la Edad
Media era el contacto visual entre castillos, torres de vigilancia, torreones y
fortificaciones. Desde esta zona se ve, por completo, a lo lejos, Castiliscar entero,
con su castillo, por lo que, de haber existido algún elemento fortificado en el
Castellazo sería en éste sitio, y sólo en éste, en la zona Suroeste de la cima,
pues si nos trasladamos unos pasos atrás, o en otro sentido, perdemos el
contacto visual con Castiliscar.
Y recorriendo el espacio vemos
cómo unas enormes rocas afloran desde el extremo del lado suroeste hacia la
cima, comprobando que una de ellas ha sido tallada de forma semicircular, sin
duda usada como cimentación o base para levantar sobre ella un torreón
semicircular o circular, ya derruido, una vez alcanzado el nivel del suelo si
no, no tiene sentido el darle a una roca de gran tamaño, y en este lugar, una
forma semicircular. El resto de rocas de la montaña, junto a este torreón,
servirían como muralla natural, a la que, probablemente, añadirían algún
paramento pétreo.
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Enigmático mojón en la zona cimera |
Con todos estos vestigios, y otros más de naturaleza pétrea esparcidos por la zona cimera y laderas, es
evidente que en la cima del Castellazo existió una fortificación, probablemente
medieval, con algunas casas o edificios anexos, aunque es muy probable que este
asentamiento medieval utilizara estructuras de un asentamiento anterior, quizás
romano, o incluso anterior, a tenor de las tumbas encontradas en la ladera sureste
del monte (ver)
El reducto fortificado posiblemente no tendría una envergadura importante, pero sí lo suficiente para proteger y defender a una pequeña población.
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La pardina de Castillo Barués desde la cima del Castellazo |
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Castiliscar al fondo, visto desde la cima del Castellazo |
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El caserío de Novellaco desde la cima del Castellazo |
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