domingo, 2 de septiembre de 2018

EL CASTELLAZO, EN CASTILLO BARUÉS

                


El monte del Castellazo en su ladera Norte, visto desde Novellaco

                    Sobre la pardina de Castillo Barués se alza El Castellazo, un pequeño monte de las estribaciones de la sierra de Sos, entre el barranco de Castiliscar, al Oeste, y el de Vandunchil al Este, junto a la carretera A-127 entre Castiliscar y Sos, a 6,5 km de Castiliscar y a 11 km de Sos del Rey Católico y con una altitud de 688m sobre el nivel del mar. Coordenadas geográficas: 42º 25´12" N, 1º 14´13" W.
               
Para llegar a la cima hay que sortear una frondosa vegetación
               La toponimia del lugar nos indica claramente que allí hubo un castillo o fortificación, aunque nadie recuerde la existencia de edificaciones fortificadas en el pasado. Igualmente no existe documentación alguna sobre el lugar, aunque sí de Castillo Barués a comienzos del siglo XVI (ver), pero no se nombra el Castellazo ni su defensa fortificada, por lo que la mejor forma de salir de dudas es subir a la cima del monte y ver si queda algún vestigio, ya que la información al respecto es escasísima.
Para ascender al Castellazo podemos hacerlo por cualquiera de sus cuatro vertientes, pues no existe ninguna ruta definida, senda o camino despejado de vegetación. Al no estar roturada ninguna parte del monte, ni pasar el ganado por el lugar, ni ser zona recorrida por cazadores, la vegetación es tan salvaje y espesa que dificulta extremadamente la ascensión, teniendo que dar en repetidas ocasiones pasos atrás y volver a ascender hasta encontrar algún pequeño espacio entre las abundantes y asilvestradas coscojas, sabinas, pinos, carrascas, boj, acebos, romeros, aliagas y un sinfín de arbustos espinosos de mediana altura, por lo que resulta imperativo en esta ruta llevar buen calzado, cubrirse bien las piernas y brazos y un bastón de senderismo o travesía, que nos va a sacar de más de un apuro.
                Como lo más normal es acceder al lugar en coche hasta Novellaco o hasta unos metros antes de llegar a Castillo Barués, la ascensión al Castellazo la haremos desde su parte Norte, en el primer caso, o desde el lado Sur si optamos por dejar el coche en Castillo Barués; pero una vez estemos en el pie del monte podemos rodearlo y empezar a subir por el Este o el Oeste, a gusto del excursionista, aunque la dificultad va a ser la misma desde cualquier punto.

               

Varios "claros" entre la espesura con piedras desparramadas delatan la posible existencia de antiguas construcciones derruidas
           























         


                          Sólo al llegar a la zona de la cima veremos algunos "claros" por los que podremos andar sin dificultades, y es precisamente en estos claros donde se encuentran gran cantidad de piedras diseminadas cubriendo su superficie, libre de vegetación arbustiva. Son varias las zonas clareadas que se encuentran en la cima, de aspecto rectangular, de unos 7 por 5 metros de lado unas, 5 por 5 m. otras, dando la impresión de marcar el área del suelo de alguna antigua edificación, y todas ellas con numerosas piedras que bien podrían haber formado parte de sus muros. Pero sin duda, la recompensa final al esfuerzo realizado, tras lidiar con la vegetación en el ascenso al Castellazo, la vamos a tener en la zona suroeste de la cima, mirando a Castiliscar.
         
Roca tallada con forma semicircular en el suroeste de la cima del Castellazo
               Condición indispensable en la castellología de la Edad Media era el contacto visual entre castillos, torres de vigilancia, torreones y fortificaciones. Desde esta zona se ve, por completo, a lo lejos, Castiliscar entero, con su castillo, por lo que, de haber existido algún elemento fortificado en el Castellazo sería en éste sitio, y sólo en éste, en la zona Suroeste de la cima, pues si nos trasladamos unos pasos atrás, o en otro sentido, perdemos el contacto visual con Castiliscar.
                Y recorriendo el espacio vemos cómo unas enormes rocas afloran desde el extremo del lado suroeste hacia la cima, comprobando que una de ellas ha sido tallada de forma semicircular, sin duda usada como cimentación o base para levantar sobre ella un torreón semicircular o circular, ya derruido, una vez alcanzado el nivel del suelo si no, no tiene sentido el darle a una roca de gran tamaño, y en este lugar, una forma semicircular. El resto de rocas de la montaña, junto a este torreón, servirían como muralla natural, a la que, probablemente, añadirían algún paramento pétreo.
Enigmático mojón en la zona cimera

               Con todos estos vestigios, y otros más de naturaleza pétrea esparcidos por la zona cimera y laderas, es evidente que en la cima del Castellazo existió una fortificación, probablemente medieval, con algunas casas o edificios anexos, aunque es muy probable que este asentamiento medieval utilizara estructuras de un asentamiento anterior, quizás romano, o incluso anterior, a tenor de las tumbas encontradas en la ladera sureste del monte (ver)
               El reducto fortificado posiblemente no tendría una envergadura importante, pero sí lo suficiente para proteger y defender a una pequeña población.


La pardina de Castillo Barués desde la cima del Castellazo

Castiliscar al fondo, visto desde la cima del Castellazo

El caserío de Novellaco desde la cima del Castellazo


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