lunes, 7 de septiembre de 2015

PEDRO IV "EL CEREMONIOSO". LA GUERRA DE LOS DOS PEDROS.

Pedro IV el "Ceremonioso"

                      Cuando Pedro IV accedió al trono tenía dieciséis años, siendo coronado solemnemente en la Seo de Zaragoza en 1336.
Uno de los objetivos del rey era recuperar para la Corona de Aragón el reino mallorquín que Jaime I había segregado de la Corona al entregarlo a su segundo hijo, Jaime. Sus sucesores reclamaron constantemente la adhesión de Mallorca a la Corona aragonesa mediante reconocimiento por el rey balear de su vasallaje al aragonés, pero éste no se había llevado a cabo. Es más, durante el reinado de Pedro III, los mallorquines habían apoyado a la dinastía de Anjou frente a los aragoneses y en 1275 Jaime II había renunciado a la soberanía del reino de Mallorca mediante el tratado de Anagni.

No siempre los habitantes de Sos mostraron fidelidad a la monarquía, pues además de los casos de rebeldía contra Pedro III a los que ya hemos hecho referencia, también existieron otros casos en 1348 contra Pedro IV.
En lo referente al litigio entre el abad de Leire y el alcalde de Sangüesa sobre la percepción de diezmos de El Real todavía continúa para estas fechas. Los vecinos de El Real informaron al rey Pedro que aunque se habían dictado sentencias en lo referente a estos diezmos, éstas no se habían llevado a efecto, lesionando el derecho que el rey tenía en El Real, por lo que Pedro IV, el 9 de septiembre de 1337, ordenó al abad que actuaran de tal manera que no se perjudicaran los derechos reales[1]. Bastantes años más tarde, los vecinos de Sangüesa, sin causa justa y, según se decía, por mandato del obispo de Pamplona, se negaban a pagar a los clérigos y porcioneros de El Real la mitad de los diezmos de todos los frutos, trigo y vino de las tierras que sembraban y trabajaban, por lo que el abad y el convento de Leire y los clérigos porcioneros de El Real se quejaron al Ceremonioso, quien el 4 de febrero de 1360 rogó al obispo de Pamplona  que no permitiera que se continuara perjudicando a los suplicantes y que se les devolviera lo que indebidamente se les había usurpado.[2]Con la misma fecha realizó la misma petición al rey de Navarra, Carlos II, como señor que era de Navarra[3].
Durante este siglo la villa de El Real es invadida varias veces por gente de armas de Sangüesa; pero también vecinos de El Real interceptan en varias ocasiones cabezas de ganado de gente de Sangüesa alegando que habían entrado en sus tierras. Los problemas fronterizos que Jaime II quiso solucionar al fundar El Real se van incrementando conforme va transcurriendo el siglo, hasta tal punto que Pedro IV suscribe en 1341 una tregua con el reino de Navarra sobre estos problemas fronterizos, momento que el rey utilizará para destinar parte de la primicia a la reconstrucción y reparación de los muros de Sos[4] Pero la tregua se violará en 1362 con la tala de El Real por parte de Sangüesa.
 Por referencias posteriores al año 1371 se sabe que El Real fue destruído y despoblado en la guerra, lo que motivó nuevos intentos de la monarquía por habitar el lugar, como asignar los 1000 sueldos que anteriormente se destinaban a la tenencia de la torre de El Real a sufragar las obras de los muros[5], o como enviar al baile general del reino para que pregonase que todos aquellos que tuviesen heredades y habitasen allí antes de la contienda bélica regresaran bajo pena de perder sus tierras; pasando un tiempo prudencial, el baile debería vender las heredades de aquellos que no hubiesen retornado, destinando lo obtenido a las obras de los muros o bien entregar las tierras en nombre del rey a nuevos pobladores[6]. A pesar de estas iniciativas El Real jamás volvió a ser la entidad que fuera antaño, terminando por convertirse en un núcleo poblacional de ínfimo tamaño (en el fogage de 1495 sólo se contabilizaron tres fuegos)[7]

En agosto de 1349 Pedro IV consiguió que el reino mallorquín quedara finalmente incorporado a los dominios de la Corona de Aragón, manteniendo sus leyes e instituciones propias. Igualmente consolidó el dominio sobre Cerdeña y de los ducados de Atenas y Neopatria.
La península Ibérica hacia 1350

         A mediados de este siglo llega a la península la “peste negra”. Durante estos años las pérdidas demográficas fueron cuantiosas. A los estragos de la peste se añadieron los de la guerra, concretamente la que enfrentó a Castilla y Aragón, conocida como la “guerra de los dos Pedros”. Pedro I de Castilla estaba enfrentado a un sector de la nobleza castellana dirigido por su hermanastro Enrique de Trastámara, que pretendía el trono. Pedro IV de Aragón se alió con él esperando a cambio la cesión del reino de Murcia. La guerra duró desde 1350 a 1369 y en el transcurso de los acontecimientos Pedro I se apoderó de ciudades como Tarazona, Calatayud, Cariñena o Teruel. Durante el invierno de 1362 y primavera de 1363 los ataques castellanos fueron constantes en toda la frontera aragonesa.
Ante estos hechos de guerra, la villa de Sos se alzó como plaza fuerte de todo su entorno, refugiándose en ella los habitantes de las plazas próximas.
Ante las acometidas del rey de Navarra por la frontera Nordeste de Aragón, se alarmaron los habitantes de Sos, Ejea y Tiermas, pues el rey navarro, con 2.000 hombres de armas, se acercaba a la frontera por la parte de Tiermas y Sos, localidades puestas a recibir ayuda de parte de Pedro Jordán de Urriés y Jordán de Urriés. Pero el rey navarro Carlos II, aliado de Pedro I, puso sitio a Sos y éste tuvo que rendirse a pesar de su heróica defensa; asimismo entrega los términos, heredades y casas de El Real a Sangüesa[8]

En el mes de marzo de 1362 se ordenó, que "para mayor defensa de Sos y su fortaleza, y para mayor seguridad en la Frontera, que todos los vecinos de los lugares de Isuerre, Berdún, Lobera, Longares de Bagues, Navardún y otros de la comarca que no se podían defender, se desamparasen y los vecinos con sus armas y viandas se recogiesen en el Castillo de Sos como plaza de Armas y antemural contra Navarra”[9], encomendando la custodia y defensa de la Villa de Sos a un Caballero llamado Ruiz Pérez de Abarca. En Sos, al igual que en Sádaba, se recurrió a la evacuación de parte de su población, como en otros muchos lugares de similares características. En febrero de 1363, por ejemplo, el rey ordenó al capitán de Sos sacar del castillo a las mujeres, niños y hombres incapacitados para manejar las armas, con objeto de que no consumieran las provisiones disponibles[10]. Además, en el mismo año, Pedro IV incorporó a la villa de Sos El Real y sus aldeas, junto a su jurisdicción[11], abandonando e incluso destruyendo los caseríos[12]. El Real debía ser derrocada completamente, de manera que únicamente quedara en pie su torre, rodeada por un foso, en la que deberían refugiarse todos sus habitantes[13]

Estos agitados años supusieron una reordenación de las estructuras de la población, notándose en la documentación existente cómo muchos lugares de la Valdonsella se despoblaron por esta gran crisis. Parece ser que Sos se vio favorecida de esta reorganización del espacio comarcal, puesto que muchos de los despoblados fueron anexionados y convertidos en términos municipales sosienses, como Basanoz, lugar éste que en 1369 el monarca concedió a perpetuidad para que los sosienses pudieran llevar a pacer sus ganados gruesos y menudos[14]
 Además de Basanoz se constata la desaparición de los lugares donde se percibían rentas eclesiásticas o reales de diversas entidades como Sosito, Añués, Sibirana, Villicilla, Domeino o la parroquia de Miana. En el libro de las rentas del obispo de mediados del siglo XIV se menciona que Villicilla, Domeino y la parroquia de Miana se encontraban destruidas[15].
 Todos estos lugares eran pequeños enclaves fruto de la expansión económica y demográfica que había experimentado la zona desde el siglo XI, donde se ubicaron el excedente humano de núcleos más consolidados y de mayores posibilidades, como demuestra la toponimia en el caso de Sosito con Sos. Muchos de ellos ya habían sufrido las incursiones navarras y francesas a finales del siglo XIII, o la política de los reyes aragoneses tendente a concentrar a la población en nuevos núcleos fortificados en detrimento de estos modestos enclaves, por lo cual el  azote de la peste y el retorno de la guerra, fue el puntillazo para gran parte de estas aldeas que acabaron por abandonarse, refugiándose su población, como hemos visto, en Sos, que terminó por apoderarse de estos despoblados, integrándolos en sus términos y convirtiéndolos en numerosas ocasiones en zonas de pasto, en una evidente reorganización económica y social del espacio, en el que las entidades eclesiásticas, linajes de la pequeña nobleza, y villas cabeceras de la comarca pugnaron entre sí por dominar los nuevos despoblados, generalmente para destinarlos a fines ganaderos.[16] M. Berthe señala como períodos especialmente intensos en el abandono de núcleos de población el que fue de 1347 a 1349 y el que comprendió de 1362 a 1368[17] Además, Pedro IV también situó en Sos un puesto de aduanas de las Generalidades, con lo que la monarquía aragonesa potenciaba así a la Villa como centro administrativo y fiscal de la Valdonsella, implicando más a la localidad sosiense en la defensa del reino.

En 1364 el rey navarro y el aragonés se aliaron contra el rey castellano y se reunieron en Sos para firmar su alianza y unas capitulaciones, jurando ambos cumplir lo pactado sobre el Santísimo Sacramento de la iglesia de Sos el 2 de marzo de 1364.”...se congregaron en la villa de Sos, el Rey Don Pedro de Aragón, el Rey Carlos de Navarra y el Conde de Trastámara para conferenciar sobre los negocios públicos y por mayor seguridad de las personas reales, fue puesto por Alcayde y Gobernador del Castillo y Villa Don Juan Ramírez de Arellano [18]”. Para mayor seguridad de este tratado, Pedro IV dio en rehenes a su hijo, el infante don Martín, y el navarro a un sobrino suyo, el infante don Luis y a otros jóvenes de familias principales. Tras jurar la concordia, y como viera el de Aragón que tenía dificultad en dar al de Navarra la gran suma de dinero que en tratos anteriores éste le había ofrecido, se convino ahora en que le daría al contado 50.000 florines de oro, dejando en rehenes por el resto de la deuda, la ciudad de Jaca y las villas de Sos, Uncastillo, Tiermas y Ejea.
Hacia 1366 la situación se tornó más favorable para los aragoneses y cuando, finalmente, Pedro I murió en Montiel en 1369, Enrique de Tratámara se hizo con el trono castellano. Pero el tratado de paz pactado en Almazán en 1375 no respondió a las aspiraciones de Pedro IV que, si bien pudo recuperar los territorios perdidos durante la guerra, hubo de renunciar a cualquier otro beneficio y otorgó a su hija Leonor como esposa al infante Juan de Castilla. Este enlace permitirá a los Trastámara llegar al trono de Aragón en el futuro, inaugurando una nueva etapa en la configuración política de la península.

Pedro IV concedió al concejo de la villa de Sos numerosos privilegios, entre ellos confirmó a la Villa el privilegio concedido por su padre y abuelo, los señores reyes Don Alfonso y Don Jaime, acerca de la exención de tributos, con reserva de los tres sueldos por vecino, y 300 por toda la Universidad, y lo mandó expedir en Zaragoza a 25 de febrero de 1336, siendo el secretario Ximeno Garcés de Fillera[19].
El 4 de junio de 1341 expidió un mandato al Bayle General de Aragón para que el Justicia y Jurados de Sos tuviesen la administración de la Primicia gastando principalmente el útil de sus frutos en las cosas necesarias de la Iglesia y, satisfecha ésta, en la reparación de las murallas y en otros negocios del municipio, como era costumbre en otros lugares del Reino; y le manda ”... que no los compela a dar cuentas de dicha Primicia, si no es que tenga justas rezones para hacerlo, de las cuales procure, por escrito, informar a la Corte del Rey ..”[20] 
Además de este privilegio, tendente a aumentar la autonomía del concejo, también concedió otros destinados a aumentar las tierras pertenecientes a Sos, ya que en el año 1363, como ya hemos indicado, incorporó a la villa de Sos el lugar del Real, sus términos y aldeas de Fuente Aragón y Añués, lo que provocó una guerra, de más de un siglo, entre Sangüesa y Sos por dominar estas tierras.
También el 26 de abril de 1363, Predro IV confirma a los hombres de Sos el privilegio de confirmación otorgado por Alfonso IV en el que se ratificaban mercedes concedidas anteriormente por Jaime II, la exención de lezda y peaje[21].  Igualmente en 1337 se menciona en un documento un permiso real para la construcción de dos molinos de viento en Sos.[22]
Curiosamente es la primera y única vez que aparecen molinos de viento en esta zona. Su construcción se realiza para paliar las necesidades de la villa, cuyos vecinos tenían que desplazarse hasta Navarra a moler el trigo. Para sufragar los gastos de su construcción, el monarca les concede las primicias de los frutos del lugar.
Por privilegio dado en Barcelona a 10 de diciembre de 1365 concedió a los jurados de Sos la facultad de imponer y cobrar dos sueldos por carga de vino que pasase por sus términos por espacio de tres años; y que este producto sirviese para reparos y fortificación, tanto del castillo como de la Villa[23]
El 10 de junio de 1366, expedido en Zaragoza y refrendado por el secretario Pedro de Gostemps, concedió otro Privilegio relevando a los vecinos de Sos de la imposición de tres sueldos cada uno, cuyo peculio llegase a setenta, y de los 300 sueldos y 50 medidas de trigo y otras tantas de ordio por la Universidad; y ordenó que las cuatro caballerías que sobre este derecho tenía situadas el noble Pedro de Luna, las cobrase de los derechos y emolumentos de las salidas de Remolinos y el Castellar[24]. También dispone que pueden poblar la localidad gentes de otros reinos, incluso criminales, a excepción de implicados en herejía o en sodomía[25].
Pedro IV agregó a la Villa de Sos, por privilegio dado en Lérida a 21 de marzo de 1375, el lugar despoblado de Ceñito que, sin derecho, quería ocupar el Obispo de Pamplona y manda que sean de una misma jurisdicción y una misma la contribución, tallas e impuestos[26].
El 14 de agosto de 1376 concedió a la Villa y vecinos de Sos, por Privilegio dado en Monzón y refrendado por el secretario Pedro de Gostemps, ”... que atento a que la conmutación de los tres sueldos por casa y 300 por la Universidad, con las expresadas medidas de trigo y ordio, no había sido admitida por el noble Pedro de Luna, y que después, doña Alfa de Exerica como tutora del noble Pedro de Luna su hijo y de dicho Pedro de Luna ya difunto, los había absuelto por pacto y convenio de dicho tributo; para que el primer Privilegio no aparezca en adelante interrumpido y perjudicado, lo da de nuevo y además, hace a los vecinos francos, libres y exentos de todo Hoste, Junta o Ejercito y cabalgada, menos cuando el Rey personalmente, o su Primogenito asistiesen, en cuyo caso tambien deben ir todos los Barones del Reyno”[27]   
El 17 de febrero de 1382 Pedro IV confirma a los hombres de Sos un privilegio de Pedro II por el que se les concedió sus términos y montes.[28]
 Pedro IV murió en Barcelona el 6 de enero de 1487.(Continuación)






[1] A.C.A., C, reg. 589, f. 24r.
[2] A.C.A., C, reg. 669, f. 147v-148r.
[3] A.C.A., C, reg. 699, f. 148r.v.
[4] A.C.P. Arca Episcopi VI, doc. 41, nº 233.
[5] A.C.A. R.C.reg. 1467, Castrorum Aragonum, f. 42v.
[6] A.C.A. Cancillería, reg. 1467, Castrorum Aragonum, f. 42.
[7] A. Serrano Montalvo. “La población de Aragón según el fogaje de 1495”. Dos vols, I.F.C., Zaragoza, 1995-1997, en Abellá Samitier, J. Sos en la Baja Edad Media, p. 32.
[8] Villabriga, V. Sangüesa ruta compostelana. Apuntes medievales. Sangüesa, 1962, p. 170, doc. 35.
[9] Jerónimo Zurita. Anales, T.2, Lib.9, c.43, fol.316.
[10] A.C.A., Canc., reg. 1384, f. 179v.
[11] Zurita, J. Anales de la Corona de Aragón, lib.IX, p. 452.
[12] Inciden en este sentido las instrucciones generales emitidas por el rey a diferentes delegados, especialmente durante la guerra con Navarra. Por ejemplo, al caballero Pedro Jiménez de Pomar. A.C.A., Canc., reg. 1384, f. 157v. Al baile, el gobernador, el infante Fernando y el capitán de Sos, A.C.A., Canc., reg. 1385, ff. 110v-111v.
[13] A.C.A., Canc.,reg. 1384, f. 60v.
[14] A.C.A., Cancillería., reg. 912, f. 180r.
[15] Abellá Samitier, J. Entre Aragón y Navarra; el arciprestazgo de la Valdonsella a finales de la Edad Media. Príncipe de Viana, Gobierno de Navarra, nº 243, 2008.
[16] Abellá Samitier, J. Los orígenes de una élite rural: la casa de ganaderos de Sos a finales de la Edad Media. Revista STVDIUM, nº 17, p. 70. 2001.
[17] M. Berthe. Famines et épidémies dans les campagnes navarraises à la fin du Moyen Age. S.F.I.E.D., París, 1984, en Abellá Samitier, J., Sos en la Baja Edad Media, pp. 32-33.
[18] Moret. Anales. T. 4, parte 2, lib. 2, cap. 2, fol. 107.
[19] Archivo de la villa de Sos. 1336.
[20] Archivo de la villa de Sos. 1341 A.C.P. Arca Episcopi VI, doc. 41, nº 2.
[21] A.C.A. R.C. Reg. 858, ff. 69v-70v.
[22] A.C.A. R.C. Reg. 861, fol. 216r-vº.
[23] A.C.A. R.C. Reg. 912, ff. 44v-45.
[24] Archivo de la villa de Sos, 1366. A.C.A. Cancillería, reg. 912, ff. 178-79v.
[25] A.C.A. R.C. Reg. 912, ff. 178-179v.
[26] A.V.S. 1375
[27] Noticias históricas de Sos. Ambrosio Guillén de Jasso; tomado del Archivo de la Villa de Sos, año 1376, y recogido por J. Cabezudo Astrain.
[28] A.P.Z. R.O., Reg. 810/7.



BIBLIOGRAFÍA

-ABELLÁ SAMITIER, J. Entre Aragón y Navarra; el arciprestazgo de la Valdonsella a finales de la Edad Media. Revista Príncipe de Viana. Gobierno de Navarra, nº 243. Pamplona, 2008.
-ABELLÁ SAMITIER, J. Los orígenes de una élite rural: la casa de ganaderos de Sos a finales de la Edad Media. Revista STVDIUM nº 17. Zaragoza, 2001.
-ABELLÁ SAMITIER, JUAN. Selección de documentos de la villa aragonesa de Sos (1202-1533) I.F.C. (C.S.I.C.) Excma. Diputación Provincial. Zaragoza, 2009.
-ABELLÁ SAMITIER, JUAN. Sos en la Baja Edad Media. Una villa aragonesa de frontera. I.F.C. (C.S.I.C.) Excma. Diputación de Zaragoza. Zaragoza, 2012.
-CABEZUDO ASTRAIN, JOSÉ y ANTONIO GUILLÉN DE JASSO. Noticias históricas de Sos. Cuadernos de Historia Jerónimo Zurita, nº 3. Zaragoza, 1952.
-GUTIÉRREZ DE VELASCO. Las fortalezas aragonesas ante la gran ofensiva castellana en la guerra de los dos Pedros. C.H.J.Z., 12-13. I.F.C. Zaragoza, 1961.
-MORET, JOSÉ. Anales del Reino de Navarra. Imp. Bernardo de Huarte. Pamplona, 1695.
-SESMA MUÑOZ, JOSÉ ÁNGEL, C. LALIENA CORBERA (Coordinadores). La población de Aragón en la Edad Media (siglos XIII-XV). Estudios de demografía histórica. Ed. Leyere. Zaragoza, 2004.
-VV.AA. Undués de Lerda, entre reyes, señores y abades. Cuadernos de Aragón, 46. I.F.C. (C.S.I.C.) Excma. Diputación de Zaragoza, 2011.
-ZURITA, JERÓNIMO. Anales de la Corona de Aragón. Ed. A. Canellas. Zaragoza, 1989-1996.
-Coleccionable Reyes y Reinas de Aragón. Heraldo de Aragón.
En la web:
-www.sosdelreycatolico.com. Historia de Sos del Rey Católico.

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