El Palacio de Sada en 1925 (fotografía del ABC) |
En la sección literaria del diario "el noticiero" del domingo
día 24 de mayo de 1925, página 6, aparece un poema firmado por R. Andreu
Pascual y dedicado al médico sosiense D. Antonio Lacosta.
El poema hace
referencia al lamentable estado de abandono que en aquella época presentaba la
casa natal del rey Fernando, el palacio de Sada, con una parte del edificio, la zona oriental, ya
derruido y amenazando inminente derrumbe el resto del inmueble, y recordando también el nacimiento del
rey entre sus muros y sus gloriosas y triunfantes gestas.
AL
PASAR POR SOS
A mi querido amigo, el culto médico,
Antonio Lacosta.
¡Palacio de Sada,
mansión de nobleza y cuna dorada
del rey Don Fernando,
no llores pensando
que del viejo brillo no te queda nada!
Gloria y señorío
pasaron, como bajo el puente
pasa la corriente
sonora del río.
Y ahora estás en ruinas
y con el alero viejo y derruido,
que ya no lo quieren ni las golondrinas
para hacer su nido.
Mansión de reptiles
son hoy las paredes y los patios mudos,
antes tan sonoros y tan señoriles
y ahora de toda grandeza desnudos.
En esta morada, todo está silente
sin la vieja pompa, sin el viejo brillo;
en ella, tampoco resbalar se siente
la espuela de oro de ningún caudillo.
¡La casa de Sada
se hunde en el olvido!
¡Tesoro perdido
que evoca la gloria pasada!
En él vino al mundo, en glorioso día
aquel que, rey luego, en su cetro había
la más rica perla: ¡Granada!
y en Palos, más tarde, y junto a Isabela
hinchaba a los vientos la vela
y armaba la quilla
que marcó en los mares la estela
más grande y triunfal de Castilla;
mientras en Italia latía la llama
de hazañas tan grandes
que sus fuegos llegaron a Flandes
en nuevas hogueras de fama.
¡Reinado glorioso que labró el tesoro
de la unión ibérica;
echó para siempre de Granada al moro
y vio sus bajeles arribar a América
cargados de gloria y oro!
Esta vieja morada derruida
fue cuna de aquella grandeza perdida
y su poderío
pasó, como bajo el puente
pasa la corriente
sonora del río.
Palacio de Sada, en tu vieja entraña
se aviva el recuerdo; el llanto se expande
y en la fantasía se contempla a España…
¡cuando era tan grande!
R. Andreu Pascual
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