El Padre
escolapio Liborio Portolés, escribió el pasado siglo este himno, poema de alabanza a la figura del ilustre benefactor
del colegio de Sos, D. Isidoro Gil de Jaz.
ENTRE
PIEDRAS
Piedras
con sudor de siglos
y
pátina de metal
se
traban sobre las sierras
agrestes,
formando haz
de
torres y de fachadas
de
blasón y de mural;
y en
Sos del Rey, Villa noble,
que
es de imperios manantial.
Sobre
tierras que se abren
se
diría un barandal;
sobre
fronteras extrañas
y sierras de negra faz,
centinela
es de Aragón
en
su puerto montaraz.
¡Sos
del Rey, versos de piedra,
de
un romance en pedernal!
Parecen
sus muros flechas
que
saltan de su carcaj.
de
ahí las alzó a volar.
Flechas
que de Sos partieron
no
pararon hasta dar
sobre
senos de América
rasgando
brumas de mar.
Sos
del Rey, calles que huelen
a
albahaca y a cantar;
los
siglos y las hazañas
salen
de noche a rondar,
y
las piedras lanzan jotas
bajo
la luz estelar.
Sos
del Rey, cuántas historias
por
tus piedras treparán,
lo
mismo que pasionarias
que
trepan por un tapial.
Sobre
tus miliarios pétreos
hoy
brota una piedra más;
¿Qué
de admirar, que dé rosas
en
primavera el rosal?
Muchos
muros de blasones
porfían
en blasonar;
y
hoy en Sos, romance en piedra,
se
abre una piedra triunfal,
y es
lengua que canta un nombre:
¡Isidoro
Gil de Jaz!
¡Gil
de Jaz! Su lengua fue
como
áureo borbotar,
cauce
por donde corrían
las
luces y la verdad,
enmudeció
para siempre
en
la noche funeral.
Abogacías
y orlas
se
secaron como henar,
pero
sus obras aún hablan
y en
los siglos hablarán.
Y
este Colegio Escolapio
es
un recio pedestal
que
sustenta un nombre egregio:
“Isidoro
Gil de Jaz”.
Si
enmudeció su voz firme,
ésta
no enmudecerá.
La
voz de la gratitud,
más
fuerte que tempestad,
retumbará
por los siglos
sin
extinguirse jamás.
zumbido
de colmenar,
niños
y niñas aprenden
las
letras y la piedad,
bajo
la égide noble
de
Isidoro Gil de Jaz.
Sos,
rosal florido en piedras,
ha
dado una rosa más,
Sos
del Rey, madre querida,
de
águilas fuerte nidal.
Callejas
pinas oliendo
a
albahaca y a cantar.
Portaladas
y blasones,
torreones
de mural,
sobre
tus piedras de oro
hay
una que es tu fanal.
Es
tu Colegio Escolapio,
luz
y calor, mesa y pan,
miel
dulcísima de ciencias
y
balsa de la piedad.
brilla
con luz estelar,
y tu
Colegio Escolapio
hoy
te presenta triunfal
una
piedra que es un ¡viva!
Isidoro
Gil de Jaz.
Sí,
mientras viviere Sos,
en
su mente él vivirá.
Dios
en su gloria eternal
hará
vivir por sus obras
a
Isidoro Gil de Jaz.
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