Cuenta
la tradición que durante la guerra de la Independencia se juntaron una
cuadrilla de vecinos de varios pueblos
cincovilleses para sorprender y atacar a los franceses que pululaban por la
zona.
En la reunión, no hacían más que hablar, preparar
los métodos de ataque y discutir sobre las diferentes maneras de actuar hasta
que, harto de tanta palabrería, un mozo de Valpalmas exclamó en voz alta: “ ¡aquí no hay quien rompa! ( inicie,
comience los ataques),… y rompieron todos. De ahí que a los vecinos de Valpalmas se les
conozca con el pseudogentilicio de “rompedores”.
Pero claro, este gentilicio no
constituye en sí ningún hecho reprobable o humillante para sus habitantes, por
lo que los vecinos de los pueblos colindantes buscaron otro gentilicio que denostara a los valpalmasinos y fuera más
vituperable para poder mofarse de ellos. No lo pensaron mucho y, como sucede en
otros muchos municipios cincovilleses, se metieron con la falta de alimentos
derivada de las malas cosechas, llamándoles “jautos”.
Jauto
es un adjetivo aragonés que se emplea tanto para alimentos como para personas,
y significa soso, insulso, sin sabor a
nada, en alusión a las comidas “sin sustancia o sabor” con las que los vecinos de Valpalmas se alimentaban por no disponer
de los suficientes ingredientes o alimentos con los que poder cocinar y, luego,
por extensión, es usado como calificativo de los propios vecinos, ya que un "jauto" es el que come "jautadas".
No hay comentarios:
Publicar un comentario